¿Qué paciencia se le puede pedir a una madre cuyo hijito muere a causa de una bala perdida, disparada entre mareros?
Hoy leo que Cristian Medrano, de seis años murió luego de que fue alcanzado por una bala perdida. La madre del menor informó que dos pandilleros que se transportabanen bicicletas se enfentaron a balazos y como consecuencia del intercambio de plomo el chiquillo resultó herido.
Me dió mucha rabia esta noticia, porque, una de las cosas más espantosas que puede ocurrirle a alguien es que se le muera un hijo. Cuenta mi amigo, Fred Kofman, la siguiente historia:
Una vez, un emperador chino quiso celebrar el cumpleaños de su nieto favorito; y para ello mandó a traer a un sabio muy famoso y reconocido, y le pidió que escribiera un poema en honor al cumpleañero.
El día de la celebración, el sabio subió al escenario que había sido preparado para el efecto, y frente a los invitados recitó:
El abuelo muere,
el padre muere,
el nieto muere.
Y se retiró. Acto seguido, el emperador montó en furia incontrolada y mandó a llamar al sabio para reclamarle: “¿Cómo se te ocurre semejante cosa en el día del cumpleaños de mi nieto?”. Y el sabio le respondió: “Divina Majestad. Eso es lo mejor que podría ocurrir…¿o preferirías otro orden?”. El emperador entendió y despidió al sabio poeta.
Otro orden es espantosamente doloroso y altera, precisamente el orden natural de las cosas. Y si el orden natural de las cosas es alterado por la impunidad, por la delincuencia, y por la incapacidad, ¿cómo no va a ser diez veces más doloroso?
Y saben de qué me acordé, también. De cuando Alvaro San Nicolás Colom pidió paciencia frente a la criminalidad. ¿Qué paciencia se le puede pedir a una madre que ve que su hijo se muere a causa de una disputa entre pandilleros?