27
Mar 09

¡ProReforma está en el Congreso!

ProReforma ya está en el Congreso de la República.  Hoy, a las 11:30 a.m. Manuel F. Ayau y otros promotores del proyecto lo entregaron formalmente al presidente del Legislativo; y a los diputados Rosa María de Frade y Mario Taracena.
Es importante que la propuesta sea discutida y aprobada como un todo; precisamente porque ProReforma es un paquete integral.  Esa es una de sus virtudes.  No es un camello, ni es una frazada de parches.  De modo que la misión ciudadana, ahora que la propuesta está en manos de los políticos, es velar porque se respete aquella integridad.
ProReforma es una propuesta que vale la pena leer y entender, y seguramente no llena las expectativas de todos.  Empero, no existe sobre la mesa propuesta más integral, ni más coherente con la filosofía de la libertad; y esta se basa en dos premisas con las que quién puede estar en desacuerdo: Igualdad de todos ante la ley, y respeto a los derechos individuales de todos.
Si no ha leído el proyecto, esta es una invitación a hacerlo; y si como las más de 73 mil personas que han firmado hasta ahora, usted está de acuerdo, por favor hágaselo saber a los diputados.  
En la foto, por Alfonso Abril, los periodistas hacen tomas de los legajos de firmas.  Prensa Libre reportó que Asociación cívica pide reforma constitucional; el diario Siglo Veintiuno imformó que ProReforma entregó propuestas al Congreso; y El Periódico publicó que Más de 73 mil firmas lleva ProReforma al Congreso.

Digg!


30
Ene 09

Wachik’aj, las ideologías y ProReforma

Sigo comentando las criticas que el blog Wachik’aj le hace a ProReforma; y otro tema que abordó Martín es el de las ideologías.

Curiosamente, Martín se queja de que los chapines no estamos acostumbrados a debatir los argumentos; pero su exploración sobre el tema de las ideologías se pierde en distracciones y ofensas. Por ejemplo, cuando acusa a los promotores de ProReforma de mentir y de engañar, y hasta de algo tan absurdo como de querer ocultar que muchos de nosotros somos libertarios. ¡Esto es el colmo!, porque aunque yo no voy hablar por los demás promotores de ProReforma, ¿quién ignora que soy libertario? ¡Yo presumo de ser libertario! De hecho, hace ratos le tuve que explicar, a Martín, las diferencias entre los neoliberales y nosotros los libertarios.

Martín abusa, porque ¿por qué es que gente como Manuel F. Ayau iba a no aceptar que es libertario? ¡Hasta las piedras saben que Ayau, y docenas de promotores de ProReforma somos libertarios, paleoliberales, liberales clásicos, objetivistas, austriacos, u otras cosas parecidas! Martín abusa cuando clama: “Mentira. Acepten que todos son libertarios. No engañen”. Abusa porque trata de cuentearse a sus lectores, haciéndoles creer que los promotores de ProReforma hacen y dicen, lo que sólo él dice que hacen y dicen.

W se queja de que los chapines no estamos acostumbrados a debatir argumentos; pero, ¡Chispas!, si eso no le gusta (y yo comparto su disgusto), ¡que no lo haga él! ¡Que discuta argumentos, y que se deje de falacias ad hominem! Usted perdonará que le dedique tantas líneas al tema; pero aunque este tipo de recursos ofenden a la inteligencia y arrastran el nivel de las discusiones, vale la pena ocuparse de ellos para ponerlos en evidencia.

Ahora entremos en materia.

Es totalmente cierto que los libertarios, liberales clásicos y afines defendemos la vida, la libertad y la propiedad; es cierto que sostenemos que el poder del estado debe ser restringido; es cierto que no aprobamos que leyes concretas y específicas violenten aquellos derechos y la esfera de acción privada de las personas. ¿Con qué está, usted de acuerdo?

Pregunto, porque ¿cómo sería una sociedad en la que la vida, la libertad y la propiedad de las personas no fueran respetadas? ¿Le gustaría, a usted, vivir en una sociedad así? ¿Le gusta, a usted, vivir en una sociedad así?

Pregunto, porque lo de las leyes tiene que ver con algo que usted tiene que decidir. ¿En dónde prefiere vivir, en una sociedad en la que usted pueda hacer todo lo que desee, excepto aquellas cosas que por ser violatorias de los derechos individuales estén prohibidas por la ley; o en una en la que usted sólo pueda hacer lo que está permitido por la ley, aunque lo que vaya a hacer no viole los derechos de nadie? De esto se trata la distinción entre normas generales y abstractas, frente a las que son específicas y concretas. ¿Prefiere vivir en una sociedad en la que las leyes prohíban y castiguen las conductas criminales y el fraude; o en una en las que las leyes controlen, dirijan, especifiquen, y ordenen? ¿Prefiere vivir en una sociedad de personas libres, o en un hormiguero?

Yo quisiera saber qué prefiere W; porque, al parecer, su autor cree que aquellas aspiraciones libertarias son ideología. Y, ¡ay Martín!, ¿dónde están tus argumentos que tanto extrañas en otros?

Si uno va a un diccionario corriente, ideología es “la manera de pensar de cada uno[1]”; pero una simpleza así no es digna de Wachik´aj. ¿Por qué no exploramos mejor, y con profundidad, lo que es una ideología? Según Walter Scott, Napoleón despreciaba las ideologías porque, “sólo podían ejercer influencia sobre jovenzuelos de cerebro inflamado[2]”.

Dicho lo anterior, veamos dos visiones encontradas acerca de las ideologías, que sí vale la pena explorar en este contexto:

Ayn Rand explica que “una ideología política es un conjunto de principios apuntados a establecer o mantener un cierto sistema social; es un programa de acción de largo alcance, con los principios sirviendo para unificar e integrar pasos particulares en un curso coherente [3]”. En este sentido, como ProReforma es un proyecto de largo plazo que busca establecer normas que faciliten un sistema social más justo, y como se basa en principios unificadores como el respeto absoluto a los derechos individuales y a la igualdad de todos ante la ley, pues…bien podría responder a aquella definición de ideología. Sin embargo, la corriente de libertad que prevalece entre los promotores de ProReforma es otra. Ludwig von Mises, nos dice que las ideologías “son doctrinas sobre la forma de comportarse, es decir, sobre los fines últimos a que el hombre debe aspirar durante su peregrinar por la tierra[4]”.

¡Es en este sentido, austriaco, en el que ProReforma no es, ni puede ser ideología! De hecho, es en este sentido que el libertarianismo no puede ser ideología. Porque en tanto que a las ideologías les importa mucho orientar los fines individuales de las personas hacia los presuntos fines de la sociedad; al libertarianismo los fines no le interesan. Dice Mises que “puesto que nadie puede reemplazar los juicios de valor del sujeto en acción por los propios, es inútil enjuiciar los anhelos y las voliciones de los demás. Nadie está calificado para decidir qué hará a otro más o menos feliz. Quienes pretenden enjuiciar la vida ajena, o bien exponen cuál sería su conducta de hallarse en la situación del prójimo, o bien, pasando por alto los deseos y aspiraciones de sus semejantes, se limitan a proclamar, con arrogancia dictatorial, la manera en que el prójimo serviría mejor a los designios del propio crítico[5]”.

¡Más claro, no canta un gallo! En este sentido, en el Misiano, las ideologías se ocupan de los fines y del camino que ellas conocen para llegar a ellos; ya los libertarios, liberales clásicos y afines lo que nos interesa son los medios. Nos interesa saber si son idóneos, o no. Y ahí nos quedamos. Los que apoyamos ProReforma creemos que el proyecto es un medio atinado para conseguir una sociedad más justa, en la que cada cual pueda perseguir y alcanzar sus fines particulares, siempre y cuando no perjudique a terceros. Y ahí nos quedamos. No nos interesa imponer fines, ni señalar caminos. Eso se lo dejamos a las ideologías (en el sentido napoleónico y en el sentido misiano), de las cuales desconfiamos; y más si son totalitarias. Esto es porque como escribió Hannah Arendt “a lo que aspiran las ideologías totalitarias no es a transformar el mundo exterior o a transmutar revolucionariamente la sociedad, sino a transformar la propia naturaleza humana[6]”. Y en cambio, el libertarianismo respeta la naturaleza humana; con sus imperfecciones y todo.

En cuanto a sus objetivos, ProReforma explica claramente que “lo único que pretendemos es que impere el Derecho y la igualdad ante la ley para que todos los guatemaltecos, gobernantes y gobernados, con mismos derechos y obligaciones, vivamos en un país donde impere la paz, la justicia y la prosperidad”. ¿Está usted ideológicamente de acuerdo (en el sentido randiano), o en desacuerdo con estos planteamientos? En serio…¿quién puede estar en desacuerdo?

Ah, como quisiera que este fuera el tono de las discusiones sobre ProReforma –sin ninguneos, ni falacias-. Francamente me lo disfrutaría mucho más, si el asunto se tratara de argumentos. Eso sí, con todo y todo, seguiré comentando las críticas de Martín.

[1] Rances, diccionario ilustrado de la lengua española. Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1976. P. 403
[2] Alberto Méndez Martínez. Fundamentos generales de la ciencia política. B.Costa-Amic Editor, México, 1972. P. 206
[3] Ayn Rand. Capitalismo: el ideal desconocido. Grito Sagrado Editorial, Buenos Aires, 2008. P. 289
[4] Ludwig von Mises. La acción humana. Unión Editorial, Madrid, 2001. P. 214
[5] Ludwig von Mises. Ibidem. P. 24
[6] Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo. Taurus Ediciones, Madrid, 1974. P. 556.


03
Nov 08

La Orden del Quetzal, o la Orden de la Papa Caliente

La Orden de Alejandro Nevsky era una condecoración tan prestigiosa, pero tan prestigiosa que, aún siendo de origen zarista, los soviéticos la revivieron.   Y hay ordenes que ni el dinero puede comprar, como la Orden de la Charretera y como la del Toisón de Oro.
Hay, también, ordenes que, como una papa caliente, algunos no las quieren en las manos.  Tal es el caso de la tristemente devaluada Orden del Quetzal.  A lo ancho de todo el espectro político -desde Alfonso Bauer, hasta Manuel F. Ayau- hay personajes que, con un alto grado de dignidad, han optado por no aceptarla y hasta por rechazar la nominación a la misma.
Contrastan estos con aquellos que se las autorecetan.  Que bueno….de esos, ni hablar.

01
Oct 08

AIPE: Una magnífica fuente de información

La Agencia Interamericana de Prensa Económica es una magnífica fuente de información. AIPE, fundada en 1991, sirve a periódicos en español en América Latina, Estados Unidos y España. Más de 675 economistas, analistas políticos, periodistas, historiadores y abogados han colaborado con la agencia, la cual se especializa en la interpretación y análisis de los acontecimientos económicos y políticos de la región, informando al lector de periódicos cómo los titulares lo afectan a él, a su familia y a su bolsillo.

Entre sus columnistas y analistas se encuentran Alberto Benegas Lynch (h), Alberto Mansueti, Carlos Sabino, Enrique Ghersi, Gabriela Calderón, Gary S. Becker (Premio Nobel), Luis Pazos, Manuel F. Ayau, Martin Krause, Richard Rahn, Roberto Salinas León, Ron Paul y Tibor R. Machan.

La dirige Carlos Ball; que es académico asociado del Cato Institute y miembro Mont Pèlerin Society. Fue gerente general del diario La Verdad, de Venezuela y director general de El Diario de Caracas, senior fellow de la Heritage Foundation y primer vicepresidente de la Philadelphia Society. Estudios: B.S., M.B.A., Boston University.

He aquí dos artículos recientes de Carlos:

Trágica falla

Los republicanos merecen perder, pero


29
Sep 07

La celebración de lo ordinario

Aún reconociendo que nadie es perfecto, es recomendable que uno a lo largo de su existencia encuentre héroes y modelos a seguir. Los héroes y modelos son fuentes de fortaleza, de inspiración y de ideales; no sólo cuando tenemos que remontar problemas concretos en la vida, sino para sobrevivir en una sociedad rasera que tiende a devaluar el éxito y a celebrar la mediocridad.

Ejemplo de aquellas actitudes negativas lo vemos en la película Los Increíbles cuando Dash se queja de no poder participar en las carreras de su escuela. Él le dice a su madre: “Papá dice que somos especiales”; y ella le contesta: “Todo el mundo es especial”. Y Dash murmura: “Esa es sólo otra forma de decir que nadie lo es”.

Los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Libros como The Agony and the Ecstasy, The Star Gazer, La Columna de Hierro y The Razor´s Edge, me dieron en Buonarroti, en Galilei, en Cicerón, y en Larry Darrell, a héroes y modelos inspiradores. La tele me dio a El Zorro, el de Guy Williams; y la vida real me dio a Thomas Edison, a Charles Darwin, y a Manuel F. Ayau.

Cicerón me ayudó a afirmar mi confianza en la consistencia; y me aliviaba saber que la integridad de Cicerón era algo que ponía furiosos a sus contemporáneos. Larry, en The Razor´s Edge me planteó la cuestión de si la vida que yo estaba viviendo era la que quería vivir. Un ejemplo es cuando él le dice a Isabel Bradley “I can`t darling. It would be death to me. It would be the betrayal of my soul”.

Ningún héroe, ni ningún modelo para seguir en mi vida, han superado a Howard Roark de The Fountainhead: “mi respeto por cada creador que sea conocido, y por cada creador que vivió, luchó y pereció desconocido antes de alcanzar su logro”. Pero hay una novela que me es muy querida porque la leí en lo mejor (¿o en lo peor?) de mi adolescencia. En Demian leí que “la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo”. Max Demian va en la vía contraria a la masificación de los individuos, reconoce la existencia de individuos dignos de emular y reconoce la individualidad de las personas.

Como Dash, de Los Increíbles; y como Rand, de The Fountainhead, Demian sabe que hombres como Howard Roark sí existen. Al hablar de Caín, Demian dice que llevaba una marca. “No se trataba de una auténtica señal sobre la frente, de algo como un sello de correos; la vida no suele ser tan tosca. Probablemente fuera algo apenas perceptible, inquietante: un poco más de inteligencia y audacia en la mirada”.

Los guatemaltecos tenemos ahora un modelo en Carlos Peña; y vale la pena destacar uno de los muchos aspectos valiosos de su triunfo: Es magnífico que un chapín haya tenido el éxito que él ha alcanzado; sobre todo porque el suyo es un éxito de él y no nos ha costado ni un centavo a los tributarios. Su triunfo se debe al reconocimiento que le otorgan sus admiradores de forma voluntaria, sin que medie la acción coercitiva del estado; y eso lo hace particularmente meritorio. Peña ha perseguido su meta, ha trabajado duro para alcanzarla, y no ha forzado a nadie más a pagar para conseguirla.

Me uno a la celebración de Peña, como no me he unido a otras celebraciones, por ese motivo. Debe de haber una diferencia, que no tiene por qué ser sutil, entre aquellos que alcanzan su éxito con el apoyo voluntario de otros, y aquellos que lo consiguen mediante la transferencia forzosa de recursos.

Modelos a seguir son aquellos que materializan nuestros valores, que son fieles a sí mismos, que son consistentes y que persiguen sus metas propias; y repito que los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Publicada en Prensa Libre el sábado 29 de septiembre de 2007


27
Ago 07

Un truco viejo al descubierto

En esta actividad, en la de columnista y bloguero, una de las cosas más extrañas que he aprendido es que muchas personas “lo pelan a uno” no por lo que uno dice, ni por sus ideas; sino por lo que aquellas personas creen que uno dijo, por lo que quisieran que uno hubiera dicho, o por lo que creen que son las ideas de uno.

Hace ratos, el columnista Jorge Jacobs se refirió a este fenómeno como el de la creación de un hombre de paja. Y lo explicó de la siguiente forma: “La falacia del hombre de paja consiste en fabricar una débil imagen del oponente, que no necesariamente refleje sus argumentos pero que por lo menos se le parezca en algo, para luego atacar y desprestigiar esa imagen, haciendo creer a los demás que ese en realidad es el oponente”.

Algo así ocurrió durante el foro Perspectivas que se celebró en la Universidad Mariano Gálvez el 21 de agosto pasado. En medio del foro, el moderador Jorge Fuentes, de la Universidad Rafael Landívar, interrumpió el mismo para presentar “al procer de la Revolución de 1944: Alfonso Bauer Paiz”, que se hallaba entre el público.

Bauer se levantó, la gente lo ovacionó, y procedió a echarse un discurso. En una de esas le imputó a Manuel F. Ayau -que no estaba presente- haber dicho, en una entrevista reciente, que el interes general no debe prevalecer sobre el interés particular.

Bauer no se refería algo que Manuel F. Ayau hubiera dicho; sino a algo que él cree que ha dicho Ayau. Yo he oído, más de una vez, que Ayau dice que los intereses generales no deben prevalecer sobre los derechos individuales. Lo he oído decir que es de interés general que los derechos individuales prevalezcan sobre los intereses generales. Lo he oído decir que si los derechos individuales no prevalecieran sobre los intereses particulares, o sobre los intereses generales, no tendríamos derechos individuales.  He aquí lo que dice Ayau, en boca de Ayau.

Todo eso es muy diferente a lo que Bauer quiso hacer creer que ha dicho Ayau. Cuento la anéctota porque la práctica de poner en boca de otros lo que otros no han dicho, con el objetivo de desinformar, o de deformar las ideas es una práctica deleznable.

Creo que la idea de que los derechos de cada uno de nosotros deben prevalecer sobre los intereses de otros individuos, o de grupos de individuos es muy importante; y que eso es lo que debería estar en discusión. Si se distrae el meollo del asunto, con sofismas, la discusión pierde valor…y desgraciadamente lo pierde en favor de aquellos que creen que los derechos individuales deben estar sometidos a los intereses de la colectividad.


02
Mar 07

Para la reforma del Estado

He oído y leído muchas veces, talvez demasiadas, que no hay nada que hacer; que el país está corrompido; que nadie hace nada por rescatar las instituciones; que hay desesperación y desencanto. Pues bien…como soy pesimista moderado, nunca he creído que estemos tan mal que no podamos rescatarnos a nosotros mismos. Porque si no fuera así, ¿qué sentido tendría escribir una columna semanal, o un blog a diario?

Que hay gente como Manuel F. Ayau y el grupo que promueve ProReforma, es prueba de que no todo está podrido y de que sí es posible rescatarnos a nosotros mismos.

Por eso me alegró que ayer fuera presentado públicamente el proyecto. Prensa Libre informó que “el Grupo ProReforma, integrado por profesionales, anunció ayer el inicio de una campaña cívica de recolección de firmas para pedir cambios en el Estado, mediante consulta popular, que incluyen reducción del número de diputados. Manuel Ayau, presidente de esta agrupación, comentó que buscan enmendar la Constitución Política de la República y fortalecer los organismos Ejecutivo y Judicial. ProReforma colocará quioscos de información y recolección de firmas en los centros comerciales y universidades, a partir de la fecha, pues el objetivo es entregar a inicios de la próxima legislatura (2008) las cinco mil firmas de apoyo al proyecto de iniciativa, para que se impulsen los cambios sugeridos”.

Si usted es de los que no se quedan con los brazos cruzados, o de los que sólo critican, seguramente le interesará involucrarse en este proyecto. La dirección es www.proreforma.org.gt/

!Animo!