Con el apoyo de los banqueros y con el de la organización cúpula del sector privado, Los Colom consiguieron que la Junta Monetaria le de una opinión favorable el endeudamiento en bonos por un monto de Q 5,385 millardos y a un préstamo por US$ 265 millones. Esa plata será para que continúe la piñata socialdemócrata.
Usted ya sabe…el dinero que es invertido en bonos o papeles no es invertido en actividades productivas; y por lo consiguiente no sirve para generar riqueza, ni para crear más y mejores fuentes de empleo. De hecho, sirve para que crezca el gasto público (y el desperdicio). La ventaja de esto, especialmente para los banqueros, es que el dinero invertido en bonos es dinero seguro ya que no corre los riesgos que corren las inversiones emprendedoras. Y entonces, ¿por qué es que los industriales, comerciantes, agricultores, constructores y similares no se oponen a los bonos? ¡Hombre!, porque ellos son los dueños de los bancos; y porque muchos de ellos tienen negocios que dependen del gasto público. Son clientela de los políticos y burócratas que administran el gasto público.
Es un error grave creer que banqueros y otros empresaurios van a oponerse al endudamiento y al déficit. Es un arror grave creer que los banqueros y otros empresaurios van a velar por los ahorros y el nivel de vida que no tiene ejércitos de abogados y de auditores para defenderse. Pero ellos sólo actúan de acuerdo con las reglas del juego. Las reglas del juego que usted, el lector, ha aprobado, o no ha impugnado. ¡Lo que urge es cambiar las reglas del juego! El problema no son las personas, sino el sistema.
El título de esta entrada hace alusión al libro homónimo de Carlos Alberto Montaner, Alvaro Vargas Llosa y Plino Apuleyo Mendoza.