12
Jul 25

Volvieron los linchamientos

Cuatro presuntos ladrones fueron linchados en Santa María de Jesús. Los linchados eran muy conocidos en la población y estarían vinculados con otros delitos ocurridos con anterioridad.

Imágenes de los linchamientos en Santa María de Jesús. Las fotos son de Noticias sin límites zona 18.

¡Volvieron los linchamientos!, que no recuerdo que ocurrieran desde septiembre del 2023; y el del jueves 11 pasado es una muestra más -como si hiciera falta- del deterioro institucional de Guatemala. Una muestra más de la incapacidad de la administración semillera de proporcionarles seguridad a los habitantes del país.

Según lo que informaron quienes andaban de noche patrullando, esa gente venía robando productos en campos, asaltaba turistas que iban al volcán de Agua y a personas en moto e incluso en carro en carreteras hacia Antigua y Palín, dijo el alcalde de la población, Mario Pérez. Aquí la población ha sido muy calmada, pero ya de tanto que venía sucediendo con los ladrones, el pueblo no se aguantó y tomó la justicia por sus propias manos, añadió el Jefe Edil.

No soy fan de las juntas de vigilantes -y menos de los linchamientos- ¿Qué garantiza que los sindicados son los culpables? ¿La pena corresponde al delito cometido? ¿Qué hay de la presunción de inocencia y del debido proceso? Pero se entiende la desesperación de la gente con la ineptitud gubernamental en general y semillera en particular para controlar la delincuencia. Esto lo escribí el miércoles pasado, luego de que leí que en San Raymundo grupos de habitantes se unieron para tomar la seguridad por sus propias manos. La escalada de violencia por la mediocridad del gobierno obligó a la población a tomar las armas y protegerse.

Por supuesto que el linchamiento no es tomar la justicia en sus propias manos y por supuesto que ni la venganza, ni el odio de los agraviados es justicia. Pero puedo entender que las personas sientan la necesidad imperiosa de proteger sus vidas y sus propiedades frente a las acciones de delincuentes y a la incapacidad de las autoridades, sin autoridad. 

Al final de cuentas, los únicos motivos legítimos por los cuales tenemos gobierno (que no un remedo de gobierno que para lo único que sirve es para gravar y gastar) son que provea seguridad y justicia. Cuando la Administración incumple con estas funciones básicas, no es de extrañar que la gente se defienda y termine linchando. Eso sí, los linchamientos son delitos y conllevan responsabilidades penales.

Puedes ver imágenes de los linchamientos, aquí. Te advierto que son imágenes crudas.


28
Ago 18

Joviel a punto de ser vapuleado

OLa Policía Nacional Civil salvó a Joviel Acevedo, dirigente de los burócratas de la educación, de ser linchado, o por lo menos vapuleado por un grupo de habitantes de Santa Catalina La tinta, en Alta Verapaz, luego de que supuestamente atropelló a un ciclista. Haz clic en la foto para ver el vídeo.

En este espacio, en Carpe Diem, no hay respecto alguno por lo que representa Acevedo y por la forma en que actúa en sus funciones como dirigente magisterial; pero dicho lo anterior, es muy preocupante lo que le ocurrió.  ¡Es que la gente es un barril de pólvora! y pareciera que la mara está a punto de vapulear, o linchar en cuanto se de la ocasión.

Esa disposición hace peligroso viajar por Guatemala.  El peligro de los posibles estallidos de violencia se suma a los peligros que presentan las carreteras deterioradas.

Cuando leí la noticia me acordé que el sobrino de una amiga estuvo en una situación similar a la de Acevedo y su vida estuvo al borde frente a la irracionalidad, la ira y la demencial actitud de una turba.  Me acordé de la pareja que fue quemada en Sumpango hace años y de los turistas japoneses que fueron linchados en Todos Santos.

En todo caso, ni siquiera un sujeto como Joviel Acevedo -que, ¿viajaba en un vehículo con placas oficiales?- debería correr peligro como aquel cuando ocurre un accidente en una carretera de Guatemala.  Algo está muy podrido entre nosotros y, ¿te das cuenta de que puede ocurrirle a cualquiera?

La foto y el vídeo son de Eliú Nuila.


28
May 18

La bandera de Guatemala y el Real Madrid

Entre las 47,629 cosas que a mí me importan poco, o nada, está el fútbol, como no sea para juntarme con los cuates a comer pizzas y beber cerveza, durante un partido importante del Mundial.  Empero, este tema de la bandara chapina y el Real Madrid es un despropósito.

En dos platos, un par de muchachos publicaron una foto de ellos, acompañados por un niño, con una bandera de Guatemala que, en vez del escudo nacional, tiene el logo del equipo madridista con un quetzal y hojas de ¿laurel? con la leyenda Guatehala Madrid.

…y acto seguido los muchachos sufren un linchamiento mediático protagonizado por patrioteros, fanáticos y palurdos.  Hasta hay quienes claman por que le sea aplicado el artículo 416 del Código Penal, que dice que quien públicamente, ultraje, menosprecie o vilipendie bandera, emblema, escudo o himno, nacionales, será sancionado con prisión de seis meses a dos años.

Vamos por partes, como dijo el descuartizador: ultrajar quiere decir ofender a alguien con hechos o insultos atentando contra su dignidad, su honor, o su credibilidad, especialmente cuando se humilla a alguien en público y con cierta violencia. Por donde lo vea, el acto de los muchachos más es un homenaje a Guatemala y al equipo de sus amores, que un acto ofensivo y menos violento.

Menospreciar es concederle a una cosa, o persona menor valor o importancia del que merecen. ¡No friegues! Si el fan de un equipo de fútbol une la iconografía de aquel equipo con la de su país, ¿no es evidente que lo hace a modo de homenaje y no de menosprecio?

Vilipendiar es mostrar desprecio por una persona o cosa mediante la palabra o los actos. ¿Viste las caras de los de la foto?  Están orgullosos y felices de expresar y de haber econtrado la forma de unir su valoración del Real Madrid y de Guatemala.

¡No hay forma de que la tipificación del delito de Ultraje a símbolos nacionales se aplique a los de la foto!  Y a pesar de ello vale la pena comentarlo porque:

Es un caso típico de linchamiento en redes sociales. Las redes sociales son las nuevas plazas de La concordia, a donde la plebe acude a pedir más cabezas; o los nuevos parques centrales a donde el populacho acude a pedir ¡Otro toro!, como ocurría en el parque central de Guatemala, a la caída de Manuel Estrada Cabrera, cuando la canalla acudió a linchamientos.

 

Ilustra muy bien el daño que hacen el nacionalismo y los fanatismos de esa gente que no entiende la naturaleza de la libertad de expresión, confunde al amor por el terruño con el chauvinismo, odia a quienes no comparten sus valores y quizás no dudarían en arrojar la primera piedra durante un lapidación.

El nacionalismo militante, agresivo y patriotero que pretende impedir el uso de los símbolos nacionales en un contexto que no sea el del estatismo más rancio y necio, unido al fanatismo futbolero propio de hooligans y de sujetos capaces de amenazar a un portero porque no paró un gol, o de amenazar a alguien porque puso el logo de su equipo en la bandera de su país, son una mezcla peligrosa que no debe pasar inadvertida.  Y no deben ser confundidos, ni con el nacionalismo liberal y pacífico, propio del amor natural a la tierra donde está enterrado tu ombligo, ni con la sana afición a un equipo deportivo.

Además…con la mala calidad del fútbol chapín, ¿se puede culpar a la afición de ese deporte por preferir equipos extranjeros?

Vale la pena meditar sobre estas cosas, especialmente si eres de esos que a pintan la bandera de negro, ponen el escudo al revés, sustituyen al quetzal por un buitre, o manchan la bandera con pintura.  Lo que es salsa para el ganso, es salsa para la gansa…pero en última instancia la libertad de expresión debe prevalecer sobre el nacionalismo agresivo y el fanatismo enfermizo.


12
Oct 15

Poco le duró a Guatemala…

Linchamiento-el-periodico

Poco le duró a Guatemala ser un ejemplo para el mundo con eso de haber conseguido la destitución del Presidente de la República y de la Vicepresidenta (de forma pacífica) por aparentemente estar involucrados en una red extensa de defraudación tributaria.  Poco nos duró a los chapines ser ejemplo para el mundo; porque ayer, una tubra del municipio de Concepción, Sololá, linchó al alcalde Bacilio Juracán a pocos metros de su casa.  El inmueble, así como tres casas más y cuatro vehículos fueron incendiados.  A Juracán, sus atacantes lo vapulearon, luego le echaron gasolina y le prendieron fuego.  Uno de sus hijos fue golpeado.

Aquellos actos ocurrieron luego de que, por la mañana, desconocidos le dispararon al ex candidato a jefe municipal, Lorenzo Sequec.  En ese hecho murieron dos personas y quedaron heridas tres más incluido el objetivo que era Lorenzo Sequec.

Juracán es señalado por actos de corrupción.  Aunque Guatemala tiene una historia de linchamientos, el de Juracán tiene la particular característica de que es el primero que se da de un alcalde.  Juracán fue reelecto, por tercera vez en los comicios pasados, en los que obtuvo 1317 votos, frente a 906 que recibió Sequec. En la medida en que se acerca la fecha en que los alcaldes electos (o reelectos) asuman sus funciones, ojalá que estas no sean las vísperas de unas fiestas de luto y violencia.

Es generalmente aceptado que los factores explicativos detrás de los linchamientos son la ausencia de autoridad y de justicia frente a actos que la gente considera como criminales; y cierto sentido de solidaridad indígena ya que a mayor porcentaje de población indígena, más posibilidades de linchamientos existen en las poblaciones. Si quieres saber más sobre linchamientos te recomiendo Linchamientos en Guatemala.

Actos como este son condenables, repudiables e inaceptables.  No son justicia; y sus autores deberían ser perseguidos, procesados y castigados.

La foto es de elPeriódico.


17
May 13

Más que juicio es linchamiento

La exguerrilla y sus corifeos lo llaman el juicio del siglo; pero más bien es el linchamiento de lo que va del siglo. Me refiero a los procedimientos, por supuesto genocidio, contra Efraín Ríos Montt.

Si seguiste el proceso con atención te habrás dado cuenta de que el tribunal a cargo apresuró la sentencia, aunque había recursos pendientes de resolver y a pesar de que el procedimiento había sido anulado por una Corte superior. Confiados en que el apoyo internacional y mediático que reciben les permitiría hacer eso, con impunidad, los inquisidores se atrevieron a aquella monstruosidad que debería ser enmendada cuanto antes, si lo que se persigue es hacer justicia, y no solo satisfacer las demandas de una clientela vengativa y sedienta de totalitarismo.

La sed totalitaria se hizo evidente en esta semana cuando el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos demandó una ley mordaza para penalizar la discusión del genocidio. ¡Confirmado!, a nuestra oligarquía oenegera y de los derechos humanos le gustaría callar a los críticos de sus actuaciones. ¿Leíste que al acusado, de 87 años, el Tribunal le impidió leer su declaración y le ordenó que declarara de memoria? ¿No te inquietó ver la foto de la jueza levantando los brazos y saludando a su clientela que la aclamaba luego del veredicto? ¿Recuerdas que la jueza le impuso un defensor al acusado? Aquellos actos serían mal vistos en un juicio que no fuera político y en una sociedad que entendiera el valor del debido proceso. Pero, ¿serán ignorados, entre nosotros, porque se trata de linchar y de obtener venganza?

Ahora que estoy leyendo Pensar rápido, pensar despacio, por Daniel Kahneman, entiendo por qué es que la exguerrilla y sus corifeos mantienen la discusión de este asunto a niveles emocionales, cuando no logran silenciarla del todo. Cuando leas al respecto, no te dejes llevar por esloganes que producen respuestas automáticas y que requieren poco, o ningún esfuerzo. Pregúntate, ¿por qué? Por ejemplo, ¿por qué es que cuando aquellos grupos hablan de genocidio, convenientemente, eliminan de la discusión el elemento intencional que tipifica aquel delito? ¿Para qué?

Columna publicada en El periódico.


25
Jul 12

Por cosas así es que no me gusta “la justicia” de “los comunitarios”

La mal llamada justicia de los comunitarios tiene graves, gravísimos defectos: carece de un debido proceso, y está en manos de turbas.  Se presta, con demasiada facilitad, para arbitrariedades, abusos y equivocaciones.  Y para muestra lo ocurrido ayer,  cuando cuatro hombres fueron linchados por una turba en Santa Cruz Barillas, Huehuetenango. Un portavoz de la Policía Nacional Civil de aquel departamento dio a conocer que los líderes comunitarios de esta localidad confundieron a los comerciantes de animales porcinos con estafadores, y por eso tomaron la justicia por sus manos.

Si te interesa el tema de los linchamientos visita Linchamientos en Guatemala.


07
Dic 09

Linchamientos: "su manera" de hacer las cosas

El viernes pasado, tres personas fueron quemadas vivas por pobladores de la aldea Chicol, en Huehuetenango. Los campesinos permitieron el acceso de la prensa para dejar constancia de que aplicaron la justicia a su manera. Y el domingo, una turba linchó a otra persona y la policía impidió que quemaran a tres mujeres en Panajachél, Sololá. Sólo les vamos a aplicar justicia popular, decían los aspirantes a linchadores, cuando querían que las autoridades (¿autoridades?) les entregaran a las mujeres que querían quemar.

Si esta es su manera de hacer las cosas, y si esta es la justicia popular, a mí me gustaría que uno de esos investigadores sociales de por ahí por Flacso, el IIPS, el Idies, o Asies, publicaran un estudio acerca de cómo es que esa manera de hacer justicia influyó en la violencia durante los 36 años en los que la exguerrilla quiso hacerse del poder por la fuerza. Por cierto que cuando veo pelis como Sometimes in April, u Hotel Rwanda, se me pone la carne de gallina y pienso en hasta dónde pueden llegar las cosas cuando se hacen de cierta manera.

Sería interesante entender cómo es que esta su manera de hacer las cosas influyó en el comportamiento de todas las partes involucradas en el conflicto, especialmente en departamentos como Huehuetenango, Sololá, Quiché, Totonicapán, Quetzaltenango, y Alta Verapaz.

30
Sep 09

Cuando el pueblo cree que hace justicia…lincha

Como la administración es incapaz de proveer mínimos de seguridad y justicia, y la gente ya está harta de tanta incompetencia -y de la delincuencia creciente- muchas personas y poblaciones están tomando el asunto en sus manos. Hoy leemos que 40 poblaciones de Sololá tienen una red de seguridad integrada por vecinos que decidieron actuar por sí solos para combatir a los criminales.
En una de esas poblaciones, el letrero que advierte contra personas sospechosas obliga a pensar en ¿qué hace sospechosa a una persona en aquellas tierras? Y obliga a pensar que, ¿qué pasará con los sospechosos? Otro letrero curioso dice: Baja su vidrio si es polarizado.
El caso de Sololá no es único porque no recuerdo si es en San Juan Sacatepéquez, o en San Pedro Sacatepequez, que he visto vallas que muestran sujetos encapuchados a modo de advertencias contra delincuentes. Y en la ciudad capital misma, habitantes de algunas zonas quieren echar a andar el Plan Petate por medio del cual los vecinos se harían cargo de la vigilancia y de la seguridad.
Todas estas son malas señales porque, generalmente, cuando el pueblo hace justicia, lincha. Y generalmente actúa como Fuenteovejuna de modo que luego del linchamiento, nadie es responsable, pero todos son culpables. A algunos, el tema de vecinos vigilantes les traerá recuerdos de las Patrullas de Autodefensa Civil; y aunque aquellas contribuyeron efectiva y positivamente a detener el avance del terrorismo de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, lo cierto, también, es que en algunos casos se prestaron a abusos muy lamentables.
A final de cuentas, si se pierde el concepto de que el estado tiene el monopolio del uso de la fuerza -bajo la ley- para garantizar la seguridad y la justicia de los habitantes de la República; lo que tendremos poco a poco es una atomización de vecinos haciendo lo que creen que es justicia e imponiendo reglas arbitrarias por todas partes. Así como se prohiben los sospechosos y los vidrios polarizados, no faltará quien prohiba a los jóvenes con tatuajes, o a las chicas con faldas corta. No faltarán los clamores contra los supuestos robachicos; y luego…el horror y la barbarie.
La foto es de Prensa Libre.

09
Ene 09

Vapuleos, linchamientos y vida tribal

Este vapuleo llegó a ustedes por cortesía de Tigo, parece decir esta foto en la que una mujer golpea a un personaje, mientras que otra, atrás, lleva una toalla con aquella marca de telefonía.

Bromas aparte, hoy leo que entre la dirigencia indigenista”se discute si es necesario chicotear a quienes no quieren entender que hacer daño a los otros no es correcto”, y que el castigo físico es una opción, aunque sea la última. En ese sentido, es oportuno hacer unas meditaciones sobre la naturaleza de los delitos y de las faltas; y sobre la naturaleza de las penas en una sociedad, y en una tribu.

Todo delito, o falta es una acción humana; y como tal, se entiende que es voluntaria y dirigida a conseguir un resultado. Para que una acción humana sea delito, o falta debe estar tipificada como tal en la ley atendiendo el aforismo que dice nullo crimen, nulla poena, sine lege.

De Ludwig von Mises, aprendemos que la acción humana es una conducta conciente, voluntad movilizada y convertida en actuación, que busca alcanzar objetivos y fines precisos. Cuando el hombre actúa, opta, determina y procura alcanzar fines. Y toda acción humana -aquí y en China, hoy y en todos los tiempos- pasa por tres requisitos previos: 1. Cuando una persona actúa, aspira a sustituir un estado menos satisfactorio por otro mejor, es el malestar el incentivo que induce a las personas a actuar. 2. La mente identifica una, o más situaciones más gratas. 3. La mente advierte la existencia de una conducta que sea capaz de suprimir, o reducir la incomodidad sentida. Haga usted la prueba…con cualquier acción que haya hecho, y se dará cuenta de que la hizo porque quería pasar de un estado de menor, a uno de mayor satisfacción. Independientemente del fin que aspire, ninguna acción humana es posible sin la concurrencia de los tres requisitos.

Todos los delitos, o faltas dolosos son cometidos en cumplimiento de aquellos requisitos; y los delitos, o faltas culposos resultan de acciones que cumplieron los requisitos citados. El delito es doloso cuando el resultado ha sido previsto, o cuando el autor lo ve como posible y aún así ejecuta el acto, y es culposo cuando con ocasión de acciones u omisiones lícitas, se causa un mal por imprudencia, negligencia o impericia.

A estas alturas es necesario reflexionar, también, sobre el hecho de que hay acciones libres, y acciones no libres. Ambas están sometidas a la necesidad de los tres requisitos de arriba; pero son distintas en cuanto al rol que tiene la responsabilidad. Libertad y responsabilidad son dos caras de la misma moneda, inseparables, y no hay una, sin la otra. Es inadmisible pensar que puedan existir una sin la otra; y cuando la gente cree que ha habido libertad sin responsabilidad, a lo que se refiere es al libertinaje, que no es lo mismo que la libertad.

El delito y la falta, como acciones, tienen otra característica: son jurídicamente trascendentes. Lo son porque implican daños contra la vida, la libertad y/o la propiedad de las víctimas; y lo son porque tienen consecuencias de orden jurídico. Esas consecuencias son las penas y hay dos grandes tipos de penas: las de expiación o retribución que implican sufrimiento y castigo como consecuencia del delito o de la falta cometidos; y las de prevención que buscan evitar la comisión de nuevos delitos. Un tercer tipo es de naturaleza distinta y es el de la pena como tratamiento con el propósito de reformar a los delincuentes reformables.

Entre la dirigencia indigenista, el discurso apunta hacia la prevalencia de penas del segundo y del tercer tipo; pero la realidad -entre vapuleos y linchamientos- apunta hacia la abundancia de penas del primer tipo y las penas infamantes. De ahí las chicoteadas, las exhibiciones en calzoncillos, los vapuleos y los linchamientos espantosos. Reportaje tras reportaje, la dirigencia indigenista insiste en que la justicia maya se basa en consejos, diálogos y orientaciones; pero la realidad es otra. El jacobinismo y la irresponsabilidad de la acción colectiva generalmente degeneran en escenas dantescas de cuerpos quemados y retorcidos.

Los ancianos, los abuelos y los sabios dirán que sí; pero lo cierto es que los tirones de orejas que funcionan en la familia, en el clan y en la tribu -tan personales y tan cerradas-, no funcionan en la sociedad -tan contractual y tan abierta-. La eliminación de las penas infamantes, la sistematización del debido proceso, la responsabilidad individual, y otros, son conceptos que Occidente le ha aportado a la humanidad. Y la dirigencia indigenista hace mal en deshecharlos, a cambio de prácticas tribales que tanto se han prestado para la barbarie.

La foto es de Prensa Libre.


19
Sep 08

¿Luisfi está chochando?

“Vos Luis, estás chochando…deberías de revisar antes lo que escribís”. Así truena el comentario que envió Jorge Ramirez para la entrada titulada El fuego jacobino de los linchamientos.

Luego de la estocada, Ramírez abunda en su argumentación: “¿De dónde sacás que los linchamientos vienen del gobierno del Coronel Jacobo Arbenz Guzmán??? El único fuego jacobino que nos dejó la revolución fue el recuerdo de 10 años de primavera Democrática derrocada por los traidores del patria que aqui pareces admirar tanto”. Sic.

No es que yo sea malvado, ni que quiera poner en ridículo a Ramírez; pero quiero usar este comentario para poner en evidencia tres vicios del debate que abundan entre algunas personas que participan en este gran diálogo nacional que es el intercambio de ideas.

Ramírez comienza su argumentación y la termina con ataques ad hominem. Me dice senil, y me manda a ser más cuidadoso –como si no lo fuera–; y con ello pretende descalificar mis juicios sobre el fenómeno de los linchamientos. Me descalifica, argumenta y me vuelve a descalificar.

Entre ciertas personas existe la cultura de ningunear a otros, o sus contribuciones, acudiendo a circunstancias (verdaderas, o falsas) que nada tienen que ver con lo que se está discutiendo. En vez de poner a prueba ideas, quienes acuden a los argumentos ad hominem insultan y descalifican…generalmente y precisamente a falta de mejores ideas. Por ejemplo, a mí me suelen descalificar como instrumento del capitalismo (lo cual me honra); y con eso, los pretendidos críticos de los principios que yo defiendo, se dan por servidos.

Quizás yo le parezca chocho y descuidado a Ramírez; pero lo la hipótesis de la entrada en cuestión es que los linchamientos son propios de extremistas, capaces de instaurar un régimen de terror. Y aquí viene la parte jocosa del comentario en cuestión.

El pobre Ramirez se creyó que cuando yo me refería a los jacobinos franceses (Robespierre, Marat, Dantón, y Mirabeau, entre otros), en realidad yo estaba hablando de su coronel Jacobo Arbenz. Con ese fetichismo que tienen algunos por la Revolución chapina, Ramirez sumó Jacobino y Jacobo, y le dio lo único que pudo ver desde su perspectiva parroquial.

“Revisá antes lo que escribís”, me manda a hacer, aquel que desenfundó y ni siquiera se el ocurrió chequear en la Wikipedia, si existía algo como jacobino y jacobinismo. La cosa es atacar, y hacerlo con rabia…así de jacobina es la Revolución que añoran los que sudan las fiebres de la Primavera Democrática cuyos crímenes ocultan, discretamente maquillados, los apologistas de aquél fracaso de la izquierda criolla.

Este es otro de los vicios a los que me refiero. Existe una cultura nefasta que, a falta de buenos argumentos, ataca lo que sus practicantes dicen que uno dijo, en vez de discutir lo que uno efectivamente dijo. Ocurre, por ejemplo, cuando digo que los derechos individuales deben prevalecer sobre los intereses colectivos; y alguien salta para espetar que es una iniquidad que se pretenda que los intereses individuales prevalezcan sobre los intereses colectivos.

En el caso que nos ocupa, yo sostengo que los linchamientos tienen que ver con el extremismo y con el terror; y el buen Ramírez apunta sus saetas contra una supuesta alusión al pobre Arbenz, cuyas hazañas, por cierto, están lejos de las de Robespierre y Dantón. Lejos en el tiempo, y lejos en magnitud.

Creo que las miserias de la Revolución Chapina deben ser discutidas; pero no viene al caso traerlas a colación cada vez que algo suene a Jacobo–y menos repitiendo consignas de la cartilla– .

Una cosa debo reconocerle a Ramírez; y es que, a diferencia de otros, por lo menos no escribió un anónimo. Este, el de tirar la piedra y esconder la mano, es el tercer vicio del debate chapín.

A mí me gustan el debate y las buenas discusiones; y bueno, por eso es que tengo un blog. Sin embargo, prefiero tenerlos con personas que pueden sostenerlos con cierta altura. Un mínimo de estándares no le hace daño a una buena discusión. Eliminemos los insultos y enfoquémonos en las ideas. Esa es mi propuesta.