12
Abr 07

Justicia, ¿o qué?

En Santa Cruz del Quiché, cinco personas fueron capturadas y acusadas de extorsionar a comerciantes, vecinos y pilotos de mototaxis de aquella ciudad.

Ojalá que la ley caiga sobre estos delincuentes, que han tenido atemorizada a la población. No es justo que uno trabaje honradamente para ganar dinero, y que los pandilleros se lo arrebaten de esta forma, citó un piloto de mototaxi”.

El martes pasadola Policía aprehendió a los nicaragüenses mientras asaltaban y extorsionaban. Los pobladores llegaron al centro de detención de la localidad con intenciones de sacar a los presuntos delincuentes y hacer justicia con su propia mano, pero la fuerza pública se los impidió.

Al no lograr su cometido, los vecinos hallaron a 2 guatemaltecos quesupuestamente son compañeros de los nicaragüenses, y los vapulearon en la concha acústica. No puse foto de la golpiza porque no está en prensalibre.com.gt; pero sí está en la edición física del diario.

Según la Policía, los nicaragüenses fueron entregados a la Dirección General de Migración, mientras que los guatemaltecos están en prisión a la espera de la acción judicial.

Como los chapines no llevan nombres indígenas (Gómez Urizar y Martínez Mungía), ¿será por eso que además de ser vapuleados en público fueron devueltos a la Policía? Porque lo que ocurre con personas indígenas es que sólo son golpeados y no tienen que enfrentar a las autoridades. Por otro lado, si no tienen nombres indígenas, ¿quiere decir eso que no son indígenas? Y luego, ¿cuál es el criterio de aplicación para el supuesto derecho consuetudinario entre los indígenas?

Esto es lo que escribí, hace poco, sobre el tema de los linchamientos y los vapuleos.

¿Y el gobierno?

Cuatro casas de supuestos mareros, en Palín, fueron quemadas por pobladores del lugar. Los incendiarios indicaron que decidieron actuar así debido a la ineficacia de las autoridades llamadas a protegerlos de los delincuentes organizados en maras.

Por si alguien no lo sabe, las maras son pandillas juveniles; y muchas de ellas son tristemente célebres por ser organizaciones criminales cuyos miembros extorsionan y pueden, incluso, hasta asesinar a comerciantes, transportistas y vecinos de las áreas donde operan. Muchos integrantes de maras son delincuentes. Eso es cierto. Como lo es, también, que igual que otros delincuentes, estos operan impunemente ante la ausencia de gobierno y de autoridad en Guatemala.

El de los presuntos pandilleros de Palín no es un caso aislado. Muchos vecinos en otros lugares actúan contra los mareros en formas menos escandalosas, pero efectivas. Por eso es que dicen que en solares aislados y en cunetas de aminos oscuros aparecen cuerpos de jóvenes tatuados, y sin vida.

El de los presuntos mareros de Palín está lejos de ser un caso aislado. Cinco días antes de las citadas quemas, en las que los hechores no dejaron que los bomberos apagaran los fuegos, un grupo de habitantes de Sumpango protagonizó el ominoso lichamiento de dos personas a las que acusaban de ser robaniños.

Repito, y sostengo, que cualquier presunto delincuente debería ser citado, oído y vencido en juicio antes de que se la aplique una pena preestablecida y proporcional al delito que hubiere cometido. Ni para mareros, ni para robaniños es justicia el linchamiento, de igual forma que no es justicia la destrucción de propiedad ajena, o el sacrificio de los derechos individuales, por los intereses colectivos. Pero claro, a aquello hemos llegado en buena parte porque en vez de gobierno tenemos una burocracia que, en vez de cumplir con el mandato constitucional de proteger a las personas y garantizarles la vida, la seguridad y la justicia, lo que hace es administrar intereses, asegurar privilegios y buscar acuerdos hasta dónde no hacen falta.

Vea usted, por ejemplo, lo que pasó con el levantamiento popular de hace poco más o menos una semana. Lo que iba a ser un alzamiento generalizado no fue más que pequeños grupos de acarreados tratando de pasar inadvertidos mientras bloqueaban los accesos a la ciudad de Guatemala. Preguntados en televisión a qué habían venido, la mayoría de participantes en el movimiento indígena, campesino y popular desconocía por qué estaba ahí. Unos decían que venían porque los habían traído, otros decían que venían acompañado a alguien, y los más enterados citaban los más diversos motivos para acuerpar el motín. Entre todos no eran más que un puñado de señoras llevadas ahí por una dirigencia irresponsable, abusiva y canalla. Pero eso sí, el comandante Stein salió al rescate del levantamiento, que era un fracaso evidente, y para ponerle fin, a algo que no estaba pasando, instaló una mesa de negociaciones y legitimó las pretensiones de los alzados. Ahora ya tenemos lo que no hacía falta: una mesa de negociaciones más, integrada por ese tipo de delincuentes que puede tomar la ciudad impunemente y que no representa absolutamente nada más que intereses políticos de lo más viles.

Lo dije arriba y lo repito: en vez de gobierno tenemos una burocracia dedicada a administrar intereses, asegurar privilegios y buscar acuerdos hasta dónde no hacen falta. Los gobiernos son esencialmente una negación de la libertad. En consecuencia debería haber algún motivo para tolerar tal negación. Ludwig von Mises nos lo da cuando explica que el gobierno “debe proteger a los individuos contra los ataques violentos y fraudulentos de los gangsters”. Ya sean estos mareros, robaniños, o revoltosos, para lo que queremos gobierno es para que nos proteja de ellos, no para que los deje en manos de las turbas, ni para que legitime sus demandas.

La foto es por Oscar Toledo, de Prensa Libre.


02
Abr 07

El devorador

1. Cuando Francisco de Goya pintó a Saturno, pintó a la deidad con los ojos desorbitados mientras devoraba a uno de sus hijos. Saturno, el padre de Júpiter, se comía a sus hijos.

Yo iba a decir que así es la administración Berger, una administración que termina devorando a sus “hijos”. Iba decir que siendo Marco Tulio Sosa un ministro de primera, terminó siendo devorado. Iba a decir que María del Carmen Aceña está siendo devorada porque su jefe ha pactado con la dirigencia magisterial, incluso al margen de la legalidad. Iba a decir que ha devorado a Carlos Vielmann, ex ministro de Gobernación.

Sin embargo, aunque algo hay de aquello, el problema es más de fondo. Debería ser obvio que no es un problema de personas, sino que es uno de sistema. No es sólo Berger, como no lo fueron sólo Portillo, Arzú, De León, Serrano, ni Cerezo. No era Vielmann, como no será Torrebiarte.

Muchos de los mencionados eran personas capaces y tenían las mejores intenciones; pero fracasaron horriblemente. Construimos un sistema democrático; pero, ¿podemos garantizar con él que haya paz y prosperidad?

Mi hipótesis es que tenemos una administración cuyo principal cometido es, por medio de el presupuesto del estado, trasladar los recursos que toma de una parte de la población a los intereses de otra parte de la población. Esa administración de privilegios es una tarea innoble que consume enormes energía y recursos.

En consecuencia la verdadera misión del gobierno, que es “salvaguardar la propiedad, la libertad y la convivencia pacífica”, ha caído en la incuria. La administración de privilegios ha debilitado la capacidad del estado para cumplir su objetivo, y es urgente reformar el estado de modo que tenga la fuerza y la autoridad suficientes para cumplir aquella misión.

En ese contexto la reforma no debe tener más propósito que el de proteger los derechos de las personas, para que todos vivan y se dediquen a las actividades que escojan libremente, siempre que no violen derechos ajenos, en la convicción de que solamente así se puede lograr la prosperidad anhelada y la acción comunitaria sana.

El gobierno, cuando lo hay, debe atender con prioridad el orden público, y debe reforzar y hacer cumplir prontamente la justicia. Debe velar porque se cumplan los contratos y porque se respete la propiedad. No debe pretender, ¡nunca!, ser el protagonista en las actividades económicas de las personas particulares, y menos aún establecer medidas para garantizarles beneficios a sectores particulares a expensas de los demás.

Un estado con aquellas características, y cuyos funcionarios estén sometidos a la Constitución y a las leyes, es la solución al “endémico desastre nacional” del que no nos libraron ni la coalición de cuatreros y exguerrilleros de Portillo, ni la alianza de empresaurios y exguerrilleros de Berger. ¿Por qué? Porque el problema no son las personas, sino el sistema. ¿Es posible cambiar el sistema? Sí, pero usted debe involucrarse directamente. ¿Y es posible involucrarse sin se devorado? Sí. Por favor visite www.proreforma.org.gt; ahí hay una buena sugerencia para hacerlo. ¡Animo!

2. La Encuesta de Prensa Libre, muestra que los chapines no le dan importancia a la elección de diputados y que, en cambio, le dan una relevancia desmedida a la de Presidente. Este es un error, y es un atavismo.

El elector chapín todavía piensa en el Presidente como en El Patrón, El Reformador, o el Benemérito de la Patria; y espera de él que sea la salvación nacional. Se olvida que, desde el Congreso, también se puede rescatar el sistema…o terminar de hundirlo. Por favor, vote cruzado y piense bien por qué diputados va a votar.

3. Mañana empiezan los festejos de la Semana Mayor; que es mi temporada favorita en Guatemala. Tiempo de bacalao, de miel de garbanzos, de jocotes marañones, de empanadas, de curtido con queso de Zacapa, de pan de yemas, de pescado seco envuelto en huevo y de moyetes.

Publicada en Prensa Libre el sábado 21 de marzo de 2007


17
Mar 07

Mucos

La dirigencia magisterial guatemalteca da grima. Da desazón saber que la niñez y la juventud chapinas están en manos de maestros de tan baja calaña, ¡y tan mucos!, que son capaces de usar la pancarta que fue expuesta por El Periódico el jueves pasado.

Para hacer la historia corta, la Asamblea Nacional del Magisterio organizó una marcha, el miércoles, y en ella, aparte de cometer el abuso de obstaculizar el tráfico, utilizó una enorme pancarta en la figura de una ministra semidesnuda era acariciada por un hombre de traje y con las orejas grandes. Rosa Palacios, una dirigente de los ¿maestros?, salvó la situación cuando se acercó a los que la portaban y les hizo ver la falta de respeto en la que estaban incurriendo y la forma en que denigraban no sólo a la funcionaria, sino a las mujeres en general.

Algo tiene que estar muy mal para que aquellos que tienen a su cargo la formación del “futuro de la patria”, incurran en bajezas tan indignas. Y que conste que no soy un mojigato, ni estoy contra la desnudez. Sin embargo, una cosa es Juan Domínguez, y otra no me fastidies.

Lo que a mi me impresiona mas es que estos maestros contrastan mucho con los que tuve. Yo no me imagino a doña Tere, a doña Rebeca, a Miss Lila, a miss Helma, a Mrs. Benitez, o a doña Olga apoyando las choleradas de la ANM. No me imagino a Mr. Scully, a Chaulón, o a Mr. Hoffius estando de acuerdo con aquellas patanadas. Ni el Vampiro, ni el León Parado, ni Pablo Mármol (los apodos de algunos de mis profes) se hubieran sentido cómodos junto a sus colegas de la manifestación del miércoles.Estos maestros no sólo eran transmisores de conocimientos. Eran mentores, eran modelos a seguir. Eran formadores y eran generosos en su entrega magisterial.

En cambio, los de la ANM son otra cosa.A lgo tiene que estar muy mal; porque pensándolo bien, la bajeza irrespetuosa y ordinaria ha corroído espantosamente a la dirigencia popular chapina. Vea usted, por ejemplo, el caso de las pintas que fueron hechas con ocasión de la visita del presidente George W. Bush.Grupos de manifestantes mucos, pagados o no por un narcotraficante, como se dice por ahí, ensuciaron paredes y monumentos. Estropearon propiedad pública y privada. Con sus playeras rojas y sus efigies del Che Guevara, acudieron a la violencia y a usar lanzallamas hechos en casa. En la tele, vi a una señora especialmente desagradable cuando agitaba sus chiches aguadas frente a las cámaras, en la única escena que debe haberle causado miedo al visitante (en el remoto caso de que la hubiera visto).

Algo tiene que estar muy mal. Vea usted a los estudiantes huelgueros de Xela, que extorsionan y cometen actos de vandalismo contra los vecinos de Quetzaltenango. La Cámara de Comercio de la ciudad altense estima que los ¿estudiantes? reciben unos Q2 millones y medio como resultado de sus actividades destructivas. “Las pintas continuarán mientras los comerciantes se nieguen a contribuir económicamente con las actividades huelgueras del Cunoc. Los que no paguen, ya saben qué les va a pasar”, dijo uno de los mucos encapuchados.

Los vándalos aseguran que donan aquel dinero a organizaciones de beneficencia como la Cruz Roja, aseveración que invita a esta entidad a aclarar si es cierto, o no, que recibe fondos que tienen su origen en las actividades citadas arriba.

Lo más ordinario de entre nosotros medra entre los maestros que forman a la niñez guatemalteca y entre los futuros profesionales que ¿sacarán adelante al país? Demasiados maestros han dejado de ser generosos formadores, para convertirse en activistas rabiosos y en patanes ordinarios. El abogado al que usted le confía su vida y sus bienes, o el arquitecto al que usted le encargue la construcción de su casa, podría ser un extorsionador y un vándalo.En esas condiciones, los chapines nos vemos en la necesidad de revisar nuestras premisas. ¿Es aquello lo que queremos?

Publicada en Prensa Libre el sábado 17 de marzo de 2007


13
Mar 07

Una de estas cosas es como las otras…

Una de estas cosas es como las otras, no es diferente de todas las demás. Adivina cuál no es diferente de las otras, antes que termina de cantar.
¿Se acuerda, usted, de esta canción de Plaza Sésamo? La he parafraseado porque viene al caso de las fotos que acompañan esta entrada.
La foto de arriba fue tomada en Guatemala y publicada por Prensa Libre (de Guatemala). Vemos a un manifestante enfrentandose violentamente a la policía. El manifestante lleva su playera roja, con el Ché Guevara. La foto de abajo fue tomada en Bogotá y publicada por La Prensa Libre (de Costa Rica). Vemos un manifestante enfrentándose violentamente a la policía. El manifestante lleva su bandera roja, con su hoz y su martillo. La ocasión es la visita de George W. Bush.
Gracias a Juan Carlos por la pista.