10
Nov 11

¡Gané un Premio Charles L. Stillman!

Este año gané un Premio Charles L. Stillman por mi columna titulada ¿Hacia una reforma fiscal?, misma que fue publicada el 15 de julio pasado en El Periódico y aquí, en Carpe Diem.  Por supuesto que estoy feliz, como una lombriz.

El Premio Charles L. Stillman es consecuencia del concurso homónimo.  Los premios Stillman son entregados por el Consejo Directivo de la Universidad Francisco Marroquín, a los profesores universitarios -de cualquier universidad del país- que sean autores de las mejores investigaciones y columnas periodísticas sobre filosofía de la libertad y sobre el análisis económico del derecho y la política. Este, por cierto, es el cuarto Premio Stillman que recibo:

La columna ganadora de este año dice así:  Los impuestos, como los conocemos, son una forma de robo. No son más que tomar dinero ajeno por la fuerza y repartirlo –políticamente– entre intereses particulares a los que, en muchos casos, los legítimos propietarios del dinero no les darían fondos de forma voluntaria y pacífica. Así, los impuestos menguan la calidad moral de las personas porque, acciones que podrían ser benevolentes, se convierten en forzadas, obligatorias y desprovistas de virtud.

Dicho lo anterior, y como desde niños se nos entrena a no cuestionar las potestades expoliadoras de los políticos socialistas y de sus funcionarios, celebro que se esté hablando seriamente de una reforma fiscal que comience con mejorar la calidad del gasto y hacerlo transparente. Aunque suene a Viólame, pero solo un poquito, una reforma de este tipo es mejor que la política depredadora que prevalece.

Para citar una analogía de James Grant, en The Golden Rule of Fiscal Discipline, hasta ahora les hemos dado a los políticos una tarjeta de crédito sin límite, sin intereses, sin cuota de membresía y sin vencimiento; pero lo que deberían tener, si tanta es la necedad, es una tarjeta de débito.

Ningún pacto fiscal debe ser aceptado, por los tributarios, si se negocia entre grupos de interés, sin tomar en cuenta a los tributarios. Ni Hillary Clinton, ni Francisco Dall’Anese, ni la exguerrilla tienen que decirnos cuántos impuestos hay que pagar.Ningún pacto fiscal debe ser aceptado si los tributarios no tienen evidencias de que la corrupción ha sido detenida, de que el presupuesto ha dejado de servir a grupos de interés, y de que se han reducido la mala administración y el desperdicio.

Si es necesario pagar el costo de tener gobierno, los impuestos no deben crear ventajas, ni desventajas para las personas que se dedican a una, u otra actividad social. Los impuestos deben ser simples y los tributarios deben saber por qué están pagando. No deben obstaculizar la formación de capital, ni sabotear las oportunidades de bienestar, ni debilitar la economía. Deben ser limitados.

Una reforma que no tome en cuenta aquello no es más que otro esquema de expoliación y debe ser rechazado por los tributarios; ya que sobre ellos es que pesa el costo de las partidas de transferencia de recursos, los desperdicios y la corrupción. Sobre ellos pesan las partidas que asfixian la prosperidad.


09
Nov 11

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

Pedro I, zar de Rusia, llevó la modernidad a su imperio; y una de las primeras cosas que hizo fue mandarles a quitar las barbas a los rusos para que se vieran más europeos y limpios.  Ya te imaginarás que aquellas barbas espesas y crecidas a lo largo de años y años eran muy duras de cortar y debe haber sido doloroso el corte para sus usuarios.  No sólo físicamente doloroso, porque los vellos son resistentes; sino psicológicamente doloroso.  Da estos sucesos históricos viene el dicho ese de que cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.

Las barbas remojadas son más fáciles de cortar y así mojadas hacenel proceso menos doloroso físicamente; también es cierto que prepararse para lo inevitable, hace que esto sea menos doloroso desde el punto de vista psicológico.

Todo esto viene a que Italia se acerca al abismo financiero y está por contagiar a España; y Grecia está en las mismas.  ¿Qué tienen en común estos países?  Tienen estados benefactores muy grandes y generosos.  Tienen altas tasas impositivas.  Tienen deudas enormes.  ¿Cachas el mensaje?

El crecimiento del estado benefactor, la elevación y multiplicación de los impuestos y el endeudamiento, son las recetas que los gringos, los europeos y los socialistas de todos los colores nos han estado recomendando y  hasta imponiendo.  Y tu…¡que eres quien pagará el pato!, ¿les vas a comprar la receta?  ¿Por qué nos recomiendan las mismsas políticas que están llevando a la quiebra a Europa y están poniendo en aprietos a los mismísimos Estados Unidos de America?

El consejo de los rusos, en tiempos de Pedro El Grande, tiene sentido para los chapines del siglo XXI: Pon tus barbas en remojo.  Estas viendo lo que pasa en el mundo y si no estás preparado vas a pagar las consecuencias de no tomar decisiones.  No tenemos por qué seguir la senda de Italia, España y Grecia.  No tenemos por qué seguir haciendo crecer el estado benefactor, ni los impuestos, ni la deuda. Esos son los caminos para el desastre.  Si vemos que las barbas del vecino son cortadas…¿qué vamos a hacer para evitar ese destino doloroso?


03
Oct 11

¿Impuestos a los chiles rellenos, los buñuelos y las torrejas?

Dinamarca se convirtió  en el primer país del mundo en introducir un impuesto sobre la grasa, es decir, un recargo en los alimentos que son altos en grasa saturada, considerada perjudicial para la salud.  La mantequilla, la leche, el queso,la  pizza, la carne, el aceite y y los alimentos procesados serán gravados si contienen más de 2.3% de grasa saturada. La mantequilla, por ejemplo, ahora cuesta alrededor de un dólar y medio más por kilo.  Los consumidores han intentado impedir la subida de los precios y algunos productores se quejan de que el impuesto es una pesadilla burocrática.

Y claro, esos son los mismos consumidores que hace poco votaron por la candidata que ofrecía subirles los impuestos para mantener el estado benefactor.  Así que consiguieron lo que querían, ¿o no?

¿Cuánto tiempo pasará antes de que los europeos y otros defensores del estado niñera, del estado benefactor y de otras formas de socialismo  nos receten algo así a los chapines?  Si ya nos recetan disparates como la elevación de los impuestos y del gasto público, ¿cuánto tardarán en gravarnos los tacos, las dobladas, los rellenitos de plátano, los churros, las garnachas, los chiles rellenos, el ichintal envuelto en huevo,  los frijoles volteados, los chicharrones y otras delicias?  Cuando el estado niñera sale a la caza de impuestos, hay que ponerse en guardia.

La foto es de buñuelos, en casa de mi amiga La Mafer, para el día de la Quema del Diablo.


29
Sep 11

Con razón no les alcanza el presupuesto

Con razón la Administración de Los Colom-Espada cree que puede subirles los impuestos a los chapines, o endeudarlos hasta el cuello:  ¡Alvaro Santa Clos Colom, gana 48.9 veces el Producto Interno Bruto per cápita de los habitantes de su país!, según un estudio de la serie El uso y abuso de recursos públicos, que realiza el Centro de Investigación y Docencia Económicas  de México con el apoyo de la fundación estadounidense William y Flora Hewlett.

El informe analiza los salarios de 13 jefes de Estado americanos, y en él  revela que el mandatario mexicano tiene un ingreso 32.7 veces mayor que el promedio de los mexicanos, la presidenta de Brasil, 24.3 veces, y el de Estados Unidos, 9.8 veces, entre otros. También indica que Santa Clos aparece en la quinta posición respecto al personal a su cargo.

Así no hay dinero que alcance.


28
Sep 11

¿A donde llevan las orgías de gastos?

Luego de décadas y décadas de gastos los legisladores griegos aprobaron una ley polémica que crea un nuevo impuesto a los bienes raíces para recaudar más fondos, convencer a los inspectores internacionales de la seriedad de sus compromisos de austeridad y evitar la bancarrota a mediados de octubre.

En Costa Rica, la bancada oficialista y el principal partido de oposición lograron un acuerdo legislativo para votar un nuevo paquete de impuestos y evitar que casi la mitad del presupuesto se financie con préstamos.  Con la denominada Ley de Solidaridad Tributaria, que debería estar aprobada antes de fin de año, los políticos pretender sacarles a los tributarios alrededor de 1.000 millones de dólares, equivalente al déficit fiscal de esta nación de 4,5 millones de habitantes.

¿Son, estos, los caminos que queremos para Guatemala?


27
Sep 11

No pierdas de vista a Europa


Si te llamó la atención la noticia de que al menos $23,000 millones han sido retirados de España por los bancos extranjeros, y estas de acuerdo con que eso de que los inversionistas extranjeros redujeron su exposición en realidad quiere decir que dudan de la recuperación de aquel país, pese a la propaganda, sin duda te interesará esta conferencia que ofreció Gabriel Calzada, en Guatemala, la semana pasada.

Lamentablemente el problema no es sólo de España, sino de Europa entera, con exepción de Alemania y Suiza.  Y Alemania, por cierto, está siendo arrinconada para que rescate a sus socios en la Unión Europea.  Si a tí te entusiasman el gasto público, los impuestos elevados y el estado benefactor, tienes que ver esta conferencia.


23
Sep 11

¿Impuestos para ricos?

Según Barack Obama, las empresas y los ricos deben pagar su parte del déficit presupuestario; y comparto la idea de que algunos ricos se merecen que les pongan más cargas tributarias. Ciertamente que Warren Buffet, y otros millonarios que piden “más impuestos para salvar el mundo” se merecen lo que están pidiendo…para sí mismos, aunque no para otros. Esto es porque, ¿qué pasa con los pobres y con los asalariados que son los que terminan pagando la cuenta al final? Los ricos que patrocinan a políticos gastones; los que venden medicinas vencidas y los que construyen carreteras defectuosas; los que se sienten avergonzados por sus éxitos legítimos y los que predican que se puede vivir sin principios, esos se merecen más impuestos. Pero otros no; y además, ¿qué pasa con los pobres y los asalariados que son los que terminan pagándolos al final?

En realidad, los ricos no pagan los impuestos mediante la disminución de su nivel de vida. Cuando pueden los trasladan a los consumidores, o disminuyen sus inversiones, o reducen costos. Y tú ya sabes lo que pasa con tu salario cuando se elevan los precios. Tú ya sabes lo que pasa cuando no crece la cantidad, ni la calidad de las plazas de trabajo.

A aquello hay que agregarle que hace rato –y no tengo la cita exacta porque en aquel tiempo los diarios en línea no estaban bien desarrollados– una presidenta de la Comisión de Finanzas del Congreso dijo que el 50 por ciento de los impuestos se perdía en corrupción. Añádele a este dato que otro porcentaje sirve para pagar deudas y que un tanto por ciento más se diluye en mala administración y en desperdicios. Por eso es que, como dijo P.J. O’Rourke, darle dinero y poder al Gobierno es como darle whisky y las llaves del carro a un adolescente.

Los pobres y los asalariados pagan los impuestos porque el dinero que se les da a los políticos gastones se hace humo y no se usa en inversiones productivas que es de donde salen los buenos empleos.

Grecia, Italia, España, y los Estados Unidos hicieron crecer sus monstruosos estados de bienestar con la idea de que se les podía poner impuestos a los ricos, sin castigar a los pobres y a los asalariados; y ahora, tú estas siendo testigo de cómo les va. Te recomiendo que veas esta entrevista con Peter Schiff: http://youtu.be/M46-ejg9kDw y te preguntes si los guatemaltecos deberíamos huir como de la peste, o no, de aquellos que nos aconsejan seguir el camino del gasto, el endeudamiento y de los impuestos.

Columna publicada en El Periódico.


19
Sep 11

La experiencia de Dinamarca, impuestos y gasto público

Hoy me sorprendió la noticia de que, en Dinamarca, una candidata llegó al poder con la promesa de subir impuestos y elevar el gasto público, precisamente en momentos en los que otros paíse de Europa, y los Estados Unidos de América (que es la economía más rica de todo el universo mundo) están en problemas financieros precisamente por haber estado haciendo lo que promete la nueva primera minstra.

Y ahora que leo la noticia, con detenimiento, me entero de que la mayoría de los votantes depende de los beneficios del Estado. “En Dinamarca hay cuatro millones de personas que pueden votar, de las cuales dos millones se beneficia del Estado”.  Si los políticos aumentan los impuestos para incrementar el paternalismo y el estado de bienestar, entonces la mitad de los votantes tiene un incentivo para escoger a los partidos que siguen esas políticas. Claro, ¿cómo iba a ser de otra forma?  El estado peternalista y el clientelismo crían votantes dependientes; y a esos votantes dependientes no les gustan ni los recortes en el presupuesto, ni que se reduzcan las fuentes de financiamiento para sus reclamos.  Aunque para ello tengan que expoliar a otros.

Otro detalle importante para entender las dimensiones de esta noticia es que se supone que el nuevo gobierno es de izquierda y que desplaza a los gobiernos de centro-derecha que han gobernado al país de Hamlet durante los últimos 10 años.  Empero, ¿qué es izquierda y qué es derecha?  Ambos conceptos necesitan ser muy bien contextualizados para ser entendidos con mediana claridad porque carecen de contenido propio.  En ciertos contextos el nacionalsocialismo es de derecha y el socialismo real es de izquierda; pero en otros ambos son de izquierda porque ambos son colectivistas.  En ciertos contextos los conservadores que defendían el régimen marxista-leninista de Gorbachov eran de derecha; en tanto que los liberales que querían acabar con el sistema soviético eran de izquierda.

¿Qué pasa, entonces, en Dinamarca?  Aquel es es uno de los estados de bienestar más modernos y desarrollados del mundo y el sistema es apoyado por todos los partidos políticos que tienen la intención de preservarlo.  Derecha, o izquierda, en aquel contexto, quiere decir menos socialista, o más socialista.  Menos gastón, o más gastón.  Con 10 años de gobiernos derechistas el país tiene un déficit del sector público equivalente a 42% del Producto Interno Bruto.  En aquel contexto, ni derecha quiere decir individualismo (y por lo tanto ninguna intervención estatal en la esfera de acción privada de las personas), ni izquierda quiere decir colectivismo (y por lo tanto intervención estatal en la esfera de acción privada de las personas).

Lo relevante ahora, con esta experiencia de los daneses, no es que vayan a tratar de resolver sus problemas financieros (causados por el estado de bienestar del que están muy orgullosos) con más impuestos y más gasto a pesar de que eso va contra lo que aconseja la ciencia económica; sino el resultado que esa política va a tener.  Uno de los países más ricos de Europa y quizás el país más pacífico del mundo está por darnos una lección y ojalá que se cumplan los deseos de los votantes y de los beneficiarios del estado de bienestar.  Así podremos ver otra vez, por si fuera necesario, cómo es que no se deben hacer las cosas.  A ver si para cuando enfrenten las consecuencias de sus decisiones, y todo esté podrido en Dinamarca, todavía quede alguien para rescatar a los daneses.


16
Ago 11

¿Y si el “lobby” anti tabaco se sale con la suya?

¿Qué pasará si el lobby anti tabaco se sale con la suya? Si los activistas anti tabaco consiguen ponerles más impuestos a los cigarrillos:

1. Las cajetillas serán más caras.

2. Esto hará más atractivos el contrabando y las ventas de tabaco clandestinas.

3.  Si la cosa de verdad se pone buena, no faltará quienes adulteren los productos de tabaco.

4. ¿Surgirán las mafias del tabaco?

5. ¿Habrá necesidad de una policía del tabaco? ¿Crecerán las burocracias y los presupuestos públicos contra el tabaco? ¿Cuántos políticos y funcionarios corruptos se enriquecerán gracias al encarecimiento artificial de los productos de tabaco?

Ya vimos cómo esto sucedió con las bebidas alcohólicas durante La prohibición, en los Estados Unidos de América y estamos viendo cómo sucede en el marco de la guerra perdida contra las drogas.

Según los amantes de los impuestos, la elevación de los tributos sobre el tabaco les dará más recursos a los pipoldermos;  pero ya lo dijeron Laffer y el viceministro Marco Livio Díaz: No necesariamente por elevar la carga tributaria se captan más recursos.


15
Jul 11

¿Hacia una reforma fiscal?

Los impuestos, como los conocemos, son una forma de robo. No son más que tomar dinero ajeno por la fuerza y repartirlo –políticamente– entre intereses particulares a los que, en muchos casos, los legítimos propietarios del dinero no les darían fondos de forma voluntaria y pacífica. Así, los impuestos menguan la calidad moral de las personas porque, acciones que podrían ser benevolentes, se convierten en forzadas, obligatorias y desprovistas de virtud.

Dicho lo anterior, y como desde niños se nos entrena a no cuestionar las potestades expoliadoras de los políticos socialistas y de sus funcionarios, celebro que se esté hablando seriamente de una reforma fiscal que comience con mejorar la calidad del gasto y hacerlo transparente. Aunque suene a Viólame, pero solo un poquito, una reforma de este tipo es mejor que la política depredadora que prevalece.

Para citar una analogía de James Grant, en The Golden Rule of Fiscal Discipline, hasta ahora les hemos dado a los políticos una tarjeta de crédito sin límite, sin intereses, sin cuota de membresía y sin vencimiento; pero lo que deberían tener, si tanta es la necedad, es una tarjeta de débito.

Ningún pacto fiscal debe ser aceptado, por los tributarios, si se negocia entre grupos de interés, sin tomar en cuenta a los tributarios. Ni Hillary Clinton, ni Francisco Dall’Anese, ni la exguerrilla tienen que decirnos cuántos impuestos hay que pagar.Ningún pacto fiscal debe ser aceptado si los tributarios no tienen evidencias de que la corrupción ha sido detenida, de que el presupuesto ha dejado de servir a grupos de interés, y de que se han reducido la mala administración y el desperdicio.

Si es necesario pagar el costo de tener gobierno, los impuestos no deben crear ventajas, ni desventajas para las personas que se dedican a una, u otra actividad social. Los impuestos deben ser simples y los tributarios deben saber por qué están pagando. No deben obstaculizar la formación de capital, ni sabotear las oportunidades de bienestar, ni debilitar la economía. Deben ser limitados.

Una reforma que no tome en cuenta aquello no es más que otro esquema de expoliación y debe ser rechazado por los tributarios; ya que sobre ellos es que pesa el costo de las partidas de transferencia de recursos, los desperdicios y la corrupción. Sobre ellos pesan las partidas que asfixian la prosperidad.

En memoria de Facundo Cabral: Hay que ser felices en este mundo; porque los que no son felices se la pasan jodiendo a los demás.

Columna publicada en El Periódico.

Actualización: El 14 de octubre de 2011 fui notificado de que esta columna me hizo acreedor del Premio para el mejor artículo de periódico, en el Concurso Anual Charles L. Stillman 2011.  Eeeeeeeeeeeeeeh!! Este es el cuarto Premio Stillman que recibo.  La premiación ocurrirá el 11 de noviembre de 2011.