25
Sep 25

Adiós a Claudia Cardinale

 

Claudia Cardinale fue Angélica Sedará junto a Alain Delon como Tancredi Falconeri en El Gatopardo de Visconti, 1963. De verdad, hay que ver esa película y compararla con la miniserie de 2025. Ambas están basadas en la novela homónima de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. No solo porque son fascinantes meditaciones sobre las tradiciones y la familia en tiempos de convulsión y cambios, sino para apreciar las formas de dirección y las interpretaciones de los actores.

Claudia Cardinale. Autor desconocido, dominio público, via Wikimedia Commons.

Claudia Cardinale es una Angélica Sedará soberbia en la versión de 1963. Encarnó a Angélica con una presencia magnética. Su belleza deslumbrante y su elegancia natural contrastan con su origen plebeyo, lo que la hace irresistible para Tancredi y un trofeo para la sociedad aristocrática. Su entrada en la escena del baile, con un vestido espectacular, es inolvidable. La actriz materializó perfectamente la ascensión de la burguesía en una sociedad siciliana tradicionalmente dominada por la aristocrática. Su actuación supo reflejar la alianza estratégica entre la vieja nobleza y la nueva clase acomodada y vulgar. Esta unión refleja el famoso lema de la novela: Todo debe cambiar para que todo siga igual. Para sobrevivir, la nobleza debe adaptarse y mezclarse con la burguesía emergente.

¿Vas a creer que no vi la versión de 1963 hasta que hace poco vi la serie de 2025? Me gustó mucho ver la serie antes que la peli; pero si lo haces al revés, está bien. Ambas tienen lo suyo y son un regalo placentero para los sentidos.

Si te gustan las historias que exploran los claroscuros de la condición humana, El Gatopardo te va a atrapar. No es solo una obra sobre Sicilia o el siglo XIX, sino una reflexión atemporal sobre cómo enfrentamos el cambio sin perder nuestra esencia. ¡Dale una oportunidad y déjate llevar por su encanto!

Adio, Claudia Cardinale.


24
Sep 25

Adiós a Robert Redford

 

Para mí, Robert Redford es The Sundance Kid, de la peli Butch Cassidy and The Sundance Kid, de 1964; Johnny Hooker, en The Sting, la peli de 1973; y -¡Por supuesto!- Jay Gatsby, de El Gran Gatsby. También es el genial director de Ordinary People, de 1980.

Patricia Blair y Robert Redford en The Virginian. Foto de NBC Television, Public domain, via Wikimedia Commons.

La primera la vi en televisión en algún momento de los años 70. La segunda la ví pocos años más tarde con mi abuela, Frances, y mi madre en Cine Moderno, sala que se encontraba en la Sexta avenida de la zona 5, a inmediaciones del Parque de San Pedrito.  El Gran Gatsby no la ví hasta el 2020 durante los encierros forzados.  Y que hubiera película de Ordinary People fue una maravilla porque esa novela la leí en algún momento después del terremoto de 1976. Estaba entre los libros que mi padre tenía en su cabecera en esa temporada, y me conmovió mucho.

En 1977 Redford escribió un libro de denuncia sobre la expansión estadounidense hacia el oeste, The Outlaw Trail. De este tema se habla poco y creo que es importante en dos contextos: la moralina con la que los liberals abordan temas como el indigenismo y el racismo especialmente más allá del Río Grande, al ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio; y los contrastes y comparaciones de la colonización del oeste con la expansión de la corona hispánica en este lado del océano Atlántico.

Robert Redford falleció el 16 de septiembre del 2025. Adiós, Robert Redford.


22
Sep 25

Conocí a Sophia

Conocí a Sophia, la robot humanoide más avanzada creada por Hanson Robotics. ¿Sabes qué es lo más impresionante, además de sus capacidades? ¡Su expresividad! Su rostro y manos transmiten emociones: puede sonreír, fruncir el ceño o parecer confundida. Para un niño como yo, que creció con el Robot de Perdidos en el espacio y Robotina de Los Supersónicos, Sophia es como su nieta. Es un sueño hecho realidad que personifica —nunca mejor dicho— las expectativas positivas de la inteligencia artificial y la robótica en filosofía, ciencia y tecnologia. Sophia hasta hace bromas… aunque su sentido del humor es…digamos…un poco robótico.

Sophia conversa con David Hanson en la UFM.

Sophia conversa con David Hanson en la UFM,

Mi curiosidad se alborota. Exagero un poco, pero me muero por ver qué hacen los niños con acceso a la tecnología que hace posible a Sophia. Y más aún, me muero por saber con qué tipo de filosofía y ética se aprovechará —o desperdiciará— esta innovación. Sophia es ciudadana de Arabia Saudita; pero, ¿de verdad un robot con IA debe tener ciudadanía?  Si hay quienes creen que los animales tienen derechos, ¿puede un robot tenerlos? Mis respuestas cortas a las dos preguntas es No; pero, ¿qué piensas?

Algunos críticos dicen que Sophia es más un truco publicitario que una IA revolucionaria, porque sus conversaciones a veces parecen como de un guión. Sin embargo, seguramente es una herramienta que puede ayudar en áreas como la investigación, la educación y hasta la asistencia médica. Por ejemplo, podría interactuar con pacientes, o enseñarles a niños. Y también es una plataforma para explorar cómo los humanos interactúan con robots. De hecho, David Hanson contó que hay versiones baratas para usos educativos básicos. 

Conocí a Sophia en su visita a la Universidad Francisco Marroquín el 5 de septiembre de 2025, gracias a la Volcano Innovation Summit y al Banco Industrial. Ese día Hanson conversó con ella, y los asistentes nos tomamos una foto con la robot, pero aún no la he conseguido. Lo que sí tengo claro es que Sophia no es solo un avance tecnológico: es un desafío a nuestras ideas sobre lo humano, lo ético y lo posible. ¿Y si el futuro ya no es ciencia ficción, sino una conversación cara a cara con una máquina que sonríe?


21
Sep 25

¿Descentralización, o botín?

 

A mucha legislación, los políticos y burócratas suelen ponerles nombres chulos para el mercadeo y para ocultar los daños que causan; por ejemplo, la legislación de salario mínimo no se llama Ley para encarecer el empleo para jóvenes sin experiencia. De igual modo, la Ley de fortalecimiento financiero y continuidad de proyectos de consejos de desarrollo urbano y rural no se llama Ley para darles a los alcaldes y a los Codedes plata para gastar con propósitos electorales y para hacer alcaldadas.

Grok hizo lo que pudo para ilustrar esta columna; pero se entiende.

Supuestamente, esta legislación fortalecería a los alcaldes y a los Codedes al permitir el uso de recursos no ejecutados de un ejercicio fiscal al siguiente, y evitaría que fondos asignados se pierdan por burocracia o falta de ejecución oportuna. Pero eso es atacar los síntomas evidentes, y no el problema de fondo. Y ya sabes lo que escribió P. J. O’Rourke: Darle dinero y poder al gobierno es como darle whisky y las llaves del carro a unos adolescentes; frase que se hace más cierta cuando el dinero va a parar a niveles administrativos que actúan y contratan arbitrariamente, sin mecanismos efectivos de auditoría ni transparencia. ¿Qué alcalde no hace alcaldadas?

La legislación en cuestión viola el principio básico y fundamental de anualidad presupuestaria, que exige cerrar el ejercicio fiscal al 31 de diciembre y devolver saldos no ejecutados al tesoro, sin arrastres automáticos. Crea fondos paralelos sin control del Congreso, lo que podría fomentar corrupción, reactivar redes ilícitas en contrataciones públicas y debilitar la fiscalización. Fija un plazo de 5 días para resoluciones técnicas que, francamente, es irreal y potencialmente inconstitucional, ya que podría llevar a aprobaciones apresuradas, sin evaluaciones adecuadas, y a riesgos de abusos. Ya con las llaves del carro en la mano y la botella de whisky en el asiento del vehículo, ¿qué discusiones técnicas previas va a haber en municipalidades y Codedes? ¿Qué controles anti-corrupción van a ser reales?

Eso sin contar que, en las municipalidades —sobre todo en las que hay cacicazgos poderosos e inescrupulosos—, no es extraño que las obras sean asignadas con propósitos electoreros y a dedo. En redes sociales circula un meme que dice: Soñé que me lanzaba a la alcaldía de mi pueblo y ganaba y me empezaban a quemar porque mandé a poner una estatua mía en el parque, metí a todos mis amigos a cargos públicos y desviaba fondos para traer a Bad Bunny y a bandas sinaloenses con entradas gratis pa’ las ferias. Ese meme ilustra bastante bien la realidad de muchísimos municipios. Sin una cultura política y cívica entre los electores y tributarios, la descentralización —que debería ser una forma de división del poder básica en un estado de derecho— solo es una forma más dispersa para repartir el botín.

El presidente Arévalo tiene la oportunidad de balancear su gestión. Puede optar por proteger a los tributarios y evitar que el dinero que les es quitado vaya a parar al servicio de los alcaldes del meme y a los de P. J. O’Rourke, y a los Codedes, donde la competencia de intereses se ceba con los impuestos. O puede ceder a las presiones de la Asociación Nacional de Municipalidades y de los comités.

El problema de fondo no es si hay o no dinero, ¡que lo hay! El problema es que los tributarios no están conscientes de que ellos son los que pagan la mala administración, el desperdicio y la corrupción. ¿Por qué? Porque el dinero que les quitan de los impuestos no sale de sus bolsillos de forma evidente; las transferencias les llegan con los impuestos ya descontados.

Tal vez es hora de que los tributarios despertemos, exijamos transparencia y recordemos que cada centavo mal gastado es un robo a nuestras billeteras. La descentralización no debe ser una puerta abierta al despilfarro, sino un paso hacia un verdadero estado de derecho.

Columna publicada en República.


17
Sep 25

¡Llegué a los 64 años!

¡Pum! Hoy celebro mi cumpleaños 64 con la misma cara de ¿y esto cuándo pasó? que pongo cada vez que me toca soplar las velas. En Carpe Diem, siempre he dicho que la vida es para disfrutarla, y un cumpleaños es la excusa perfecta para hacer una pausa, festejar la vida, y, de paso, burlarme de lo rápido que pasa el tiempo.

Mi primera foto en septiembre de 1961.

Ser periodista guatemalteco con ideas objetivistas es como ser el único que lleva caites a una fiesta de traje. No encajas, ¡pero se siente rico! Cumplir años me recuerda que la vida es un relajo organizado: un día estás conversando filosofía en un café de La Antigua, y al siguiente estás peleando con el Wi-Fi para subir un post. Pero, ¿sabes qué? Cada tropiezo es una historia más para el blog. ¡Todo sea por la anécdota!

Este año, mientras miro el volcán de Agua desde mi ventana (porque, obvio, en Guatemala todo se ve mejor con un volcán de fondo), me río de mis propios dramas. ¿Que si el pastel engorda? ¡Que engorde! ¿Que si el cabello se pone más gris? ¡Eso es sabiduría acumulada! Un cumpleaños es para celebrar que sigo aquí, escribiendo, haciéndome preguntas y, sobre todo, viviendo con ganas y todo enamorado.  Es para agradecer. Es para desearles larga vida y prosperidad a las personas que amo, a las que les tengo cariño y a las que me importan.

En Carpe Diem, siempre he creído que la libertad es hacer lo que te da la gana, siempre que no le hagas daño a nadie. Por eso, mi plan para este año es simple: más café, más vino, más sonrisas y menos estrés por lo que no puedo controlar. ¿La factura tal? Ya la pagaré. ¿El tráfico? Ya encontraré una nueva playlist de rancheras para soportarlo. La vida es demasiado corta para tomársela tan en serio.

Según esta publicación de Facebook, y de acuerdo con ese letrero de 1961, en el año en que nací no había ni 400 mil habitantes en la ciudad de Guatemala.

A ustedes, lectores, les debo un gracias del tamaño de un tamal navideño. Son ustedes los que hacen que este blog siga vivo, con sus comentarios en X y en Facebook. Cada mensaje es un recordatorio de que no estoy solo en esta aventura de vivir a mi manera como cuando esquiaba: mal pero contento, con un pie adentro de la estela y otro afuera.

Este cumpleaños no voy a pedir deseos profundos. Mi deseo es seguir siendo ese bicho raro que escribe lo que piensa, que se ríe de sus propias muladas y que no le tiene miedo a equivocarse. Porque, como dijo Sabina: Si la vida se deja, le meto mano.

Así que, ¿qué tal si celebramos juntos? Levanten su taza de café, su chela, o su atol de elote, y brindemos por un año más de en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacíficio, de ideas libres y de momentos que nos hagan decir ¡valió la pena!. Gracias por leer, por compartir y por ser parte de este Carpe Diem. ¡Que vengan más años, más alegría y más aventuras!

Y para celebrar te comparto una Playlist que hice y llamé Vida. ¡Por supuesto que uno no puede estar de acuerdo con todas las letras, de todas las canciones! Pero todas ellas tienen versos y hasta estrofas que representan distintas etapas de estos 64 años dichosos.

¡L´chaim, y a seguirle dando con ganas a la vida!


15
Sep 25

En peligro tradición querida

 

La fiesta de las antorchas, que en la ciudad de Guatemala arranca desde el monumento a los Próceres de la Independencia  y se extiende por todo el país, ya no es un espacio seguro para bebés, niños ni ancianos. Durante décadas, esta fue una celebración familiar, pero desde hace unos tres años, cafres la han transformado en algo muy diferente.

Muchas familias participan de forma sana en la fiesta de las antorchas.

¿Qué hacen los cafres?

Estos individuos lanzan bolsas plásticas con agua entre ellos, a quienes portan antorchas o a cualquiera que se cruce en su camino. Esta práctica, ya de por sí agresiva e invasiva, ha escalado en algunas localidades a niveles peligrosos: bolsas con hielo, pedazos de cemento e incluso meados.

La mayor parte de la gente celebra en paz.

Desde mi adolescencia soy fan de esta fiesta. Cuando viajaba por carretera con mis padres o tíos, ver grupos con antorchas rumbo a sus pueblos era emocionante. Más tarde, descubrí la fiesta del Obelisco y comprendí su alcance. Familias enteras llegaban a recoger el fuego: abuelos, bebés en carruajes, niños, todos en un ambiente de paz y alegría. Personas que quizás no saben la diferencia entre Independencia y Desvinculación; pero si entienden el valor de compartir momentos, crear recuerdos, vincularse a tradiciones y disfrutar de alegrías colectivas.

Los jóvenes se divierten.

Una fiesta para todos

Grupos de escuelas, barrios, iglesias, empresas, oficinas estatales, colegios y organizaciones voluntarias participaban. La idea era simple: llegar corriendo, encender la antorcha y regresar al lugar de origen. Era un fluir constante de personas de todas las edades y condiciones en una gran fiesta popular y callejera. Incluso había quienes llegaban en sillas de ruedas o muletas, porque fiesta es fiesta.

Antorchas van y antorchas vienen.

A veces, algunos grupos eran ruidosos, pero siempre dentro de lo razonable para una celebración de este tipo. Los jóvenes en bicicletas, metiéndose voluntariamente a la fuente del Obelisco, eran parte de la fiesta, sin faltarle el respeto a nadie.

Se celebra entre amigos, con la familia, como sea.

¿Qué cambió?

Durante la administración de los Colom-Torres, se instalaron grupos musicales en la plaza de los Próceres, incentivando a la gente a quedarse en lugar de recoger el fuego y partir. Esto marcó un cambio. Al principio, tomar una o dos chelas era normal, pero ahora hay bares completos en la plaza.

Pintarse la cara y el pelo es parte de la tradición.

En una ocasión, esa administración regaló tamales, y la plaza quedó cubierta de hojas, marcando la primera vez que la basura se hizo notar, provocada por el populismo y la mala educación. Otras administraciones continuaron con la música y luces, práctica ahora impulsada por TV Azteca. La plaza dejó de ser un lugar de paso para convertirse en un espacio donde muchos llegan a tomar y quedarse horas, creando un ambiente distinto al de la fiesta original. No es raro ver a gente buitreando en los jardines.

Este año varios niños llevaron antorchas de papel para seguridad. Las vuvuzelas también son parte de la tradición.

¿Qué empeoró?

Hace unos tres años, alguien decidió que lanzar bolsas con agua a los corredores era divertido. Esto derivó en guerras de bolsas y en ataques arbitrarios. No importa si llevas un bebé, o a tu abuelita: una bolsa lanzada con fuerza puede caer sobre cualquiera.

El cochinero de las bolsas de agua estaba siendo limpiado por trabajadores de Tu Muni.

Esta práctica no solo es agresiva, sino que deja calles, jardines y carreteras llenas de basura plástica. La fiesta de las antorchas y la tiradera de bolsas son fenómenos distintos, con motivaciones y calidades humanas opuestas. La primera era una celebración de cordialidad y comunión; la segunda, un acto de cafres que no respetan al prójimo ni al entorno.

Paralelo a la fiesta de las antorchas, en la zona 1 desfilan bandas escolares.

Un espíritu que se desvanece

Aún se siente algo de ese espíritu cuando, en medio del tráfico, alguien te da paso con una sonrisa o cuando se escucha el Ta, ta. Ta, ta, ta de las bocinas y vuvuzelas. Este año, vi niños con antorchas de papel, una forma segura y bonita de incluirlos en la fiesta. Pero ese encanto está siendo opacado.

Sin las bolsas de agua lo que hay es alegría y chapinidad.

La agresividad ha escalado. Este año hubo necesidad de que el pelotón anti-motines de la Policía Nacional Civil interviniera en el Obelisco porque la agresividad de los de las bolsas se fue de las manos. En San Luis las Carretas, Pastores, dos jóvenes fueron heridos por el lanzamiento de hielo. En Quiché fueron destruidos los vidrios de varias camionetas. Hordas de motoristas, que son temerarios todos los días en el tráfico, hicieron lo suyo en los recorridos de las antorchas.  No recuerdo donde, a una dama le lanzaron una bolsa con hielo y la golpearon. Leí que en algunas localidades hubo enfrentamientos violentos a causa de este asunto. En Teculután a una chica le dieron un bolsazo en la cara.

Esta niña imitaba a las batonistas en la Sexta Avenira.

Tengo la impresión, de que lo que ocurrió el 14 con las bolsas fue algo deliberado en parte porque escaló muy rápido y en parte por el tipo de bolsas y la cantidad de las mismas que había en el Obelisco; y porque ciertamente hay grupos que se oponen a la celebración de la Independencia porque creen que no hay nada que celebrar. Seres tristes que no disfrutan de las celebraciones populares porque no sirven a sus intereses ideológicos. Son el tipo de gente que no atiende razones y que actúan desde el sentir, y no desde el pensar, sin respeto por los demás, ni por el ambiente que ensucian.  Por cierto, mis respetos para los trabajadores municipales que hoy limpiaron todo el cochinero de las bolsas. ¿Cómo será en otras poblaciones y en las carreteras?

La cara de admiración que llevaba este niño me conmovió en la Sexta Avenida durante el desfile de bandas. Así es como se pasan las buenas tradiciones de generación en generación.

Un llamado a la acción

La fiesta de las antorchas merece ser rescatada. Es una tradición alegre, inocente y unificadora que ha hermanado a guatemaltecos de todas las edades durante décadas. Pero debemos actuar: Primero al separar esta celebración de la tiradera de bolsas; no es lo mismo la fiesta de las antorchas que el desmadre de las bolsas; y luego, tratar esta tiradera como un ataque que viola el principio de no agresión, principio clave que no sólo facilita la convivencia; sino que fomenta la cooperación social pacífica.

Si te interesa esta tradición hoy estuve en Libertópolis hablando al respecto. Checa el minuto 1:05:23.

Así y peor amanecieron muchas calles de la ciudad de Guatemala. Foto por Raúl Contreras.

Que no te extrañe que las autoridades no tengan autoridad para controlar a los cafres…y a lo mejor uno no quiere que las autoridades se metan porque, desde el poder, no vaya ser que prive el criterio de que hay que prohibir las antorchas. Es hora de que la gente de bien, las familias, los vecinos, se unan para devolverle a esta fiesta su esencia. Que vuelva a ser un espacio donde abuelos, niños y jóvenes celebremos juntos el orgullo de ser guatemaltecos, sin miedo ni basura. ¡Rescatemos la fiesta de las antorchas!

@luisficarpediem

La cara de admiración, del niño, hizo de esta primera toma mi favorita de las fiestas de hoy #antorchas #bandas #desfiles #independencia #chapinesenusa

♬ Mi Guatemala – Armando Colocho Música


12
Sep 25

Gen Z cambia política en Nepal

Por primera vez en el mundo, un país eligió a su primer ministro interino por medio de una votación en Discord, después de que la Generación Z derrocara al régimen comunista de Nepal por prohibir las redes sociales y por su inmensa corrupción. Una mujer, Sushila Karki, fue electa para ser la jefa de gobierno. 

Haz clic en la imagen para visitar Discord.

Discord es una plataforma gratuita de comunicación por voz, video y texto para crear y unirse a comunidades llamadas servidores, organizadas en torno a intereses específicos. Inicialmente diseñada para gamers, ofrece una amplia variedad de grupos para reuniones virtuales, y les permite a los usuarios comunicarse mediante mensajes privados, chats grupales, pantalla compartida y llamadas de voz y video. Discord está disponible para computadoras, dispositivos móviles y navegadores web, e incluye funciones como bots, que añaden herramientas automatizadas y divertidas funcionalidades a los servidores.

Ciertamente esto es notable, y posiblemente es un paso en la dirección de explorar opciones distintas al sistema corrompido de elegir diputados y fingir que nos representan. La tecnología permite sistemas casi perfectos para votar una ley, o mucho mejores que los que se usan hoy en día, mediante el Congreso.

Por supuesto que este sistema no ofrece muchas garantías de que mejores personas serán electas; en parte porque los candidatos son lo que da la melcocha, como decía un viejo diputado en los años 90. Es decir que vienen de dentro de la sociedad que elige y si los principios compartidos por la mayoría de la sociedad son más democráticos que republicanos y si la mayoría de individuos no entienden el valor de los derechos individuales, de la igualdad de todos ante la ley y del principio de no agresión, la tecnología no puede remediar eso.

Dicho lo anterior, toda solución pacífica y voluntaria a una crisis es bienvenida y pasa a formar parte del largo proceso hayekiano de prueba y error mediante el cual aprendemos. La experiencia de Nepal nos invita a reflexionar: ¿y si la tecnología nos permite reimaginar la república? Es hora de cuestionar los sistemas tradicionales y atrevernos a experimentar con nuevas formas de participación que respeten la libertad individual y promuevan una mejor representación.


12
Sep 25

¿Ves el elefante en la sala?

He aquí una buena parte del elefante en la sala y me pregunto quiénes de ustedes lo están viendo.

La irracionalidad es el elefante en la sala. La ilustración es de Grok.

El 10 de septiembre pasado, Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA y comentarista conservador, fue prácticamente ejecutado por un francotirador. Calificado como asesinato político, este acto dejó banderas a media asta y mucha consternación, aún entre quienes no somos conservadores.

Este crimen -que algunos celebran desde el espectro político socialista- es un ataque bárbaro a la razón y a la libertad de expresión, pilares de una sociedad libre. Mediante el debate pacífico, Kirk encaraba al colectivismo progresista que infecta la cultura moderna. Asesinarlo refleja el irracionalismo de quienes, incapaces de argumentar, recurren a la violencia. Este asesinato evidencia cómo el tribalismo emocional y el rechazo a la razón erosionan la civilización. Una sociedad sana resolvería conflictos ideológicos mediante debates racionales, no balas, y este crimen hace urgente reforzar la protección de derechos individuales frente al caos colectivista.

El 22 de agosto de 2025, Iryna Zarutska, refugiada ucraniana de 23 años que escapó de la guerra, fue apuñalada mortalmente en un tren en Charlotte, Carolina del Norte, por DeCarlos Brown Jr., un criminal reincidente con esquizofrenia. Brown, con antecedentes violentos, actuó en un ataque captado en video. Los medios tradicionales ignoraron el caso, y no nos hubiéramos enterado de no ser por X.

Este crimen es un fallo estatal en proteger el derecho a la vida. Zarutska, víctima inocente que huyó de los efectos de la invasión rusa a Ucrania, murió por políticas suaves con los delincuentes, que priorizan el altruismo sobre la justicia racional. El gobierno, cuya única función moral es usar fuerza contra iniciadores de violencia, falló al liberar repetidamente a Brown, sacrificando a Zarutska a manos de un parásito. Un sistema judicial justo debe deducir responsabilidades proporcionalmente, sin ceder a sentimentalismos colectivistas, como el color de la piel. Este caso, que ha avivado debates sobre políticas en ciudades demócratas, exige reformas para priorizar derechos individuales sobre ideologías racistas e irracionales.

En relación con este caso, la jueza Teresa Stokes liberó al asesino de Zarutska en enero de 2025 con solo una promesa de comparecer para rehabilitación, contribuyendo al posterior asesinato. Aunque Stokes asistió a una escuela de derecho de bajo prestigio, no es abogada licenciada ni ha pasado el examen de la barra, habiendo cumplido solo requisitos mínimos estatales para ser jueza.

Esto es un caso claro de colapso meritocrático: la judicatura debe basarse en competencia racional, no en estándares laxos, criterios étnicos o conexiones políticas. Stokes, con conflictos de interés en negocios de salud mental, encarna el irracionalismo estatal que prioriza el altruismo sobre la objetividad. En un sistema judicial justo, los jueces deben ser seleccionados por logros racionales, no por cuotas colectivistas. Este caso, que ha generado llamados republicanos a su remoción, expone la necesidad de restaurar la razón en el sistema judicial estadounidense.

En otro orden de noticias, el 9 de septiembre de 2025, protestas juveniles por corrupción y represión derrocaron al gobierno comunista de Nepal, y dejaron el Parlamento y otros edificios estatales y privados incendiados y 19 muertes.

El comunismo —un sistema colectivista que viola los derechos individuales y la razón— siempre lleva a la tiranía y la miseria. Esta caída es una victoria, pues refleja el rechazo racional al totalitarismo. Los jóvenes, exigiendo libertad económica y de expresión, muestran la supremacía de la mente sobre el misticismo marxista; pero, sin un compromiso con el capitalismo y los derechos individuales, Nepal podría caer en otro ciclo colectivista. Preocupan los niveles de violencia en Katmandú e inquieta quiénes pescarán en aquel río revuelto.

Estos casos ilustran cómo la irracionalidad, el altruismo y el estatismo engendran violencia e injusticia. Solo un sistema basado en razón, egoísmo racional y derechos individuales puede proteger la vida y la libertad.

Columna publicada en República.


11
Sep 25

Viaje al pasado comercial

 

Vicente Chacón, abuelo de mi bisabuelo —Federico Chacón Ubico—, fue teniente foráneo del Consulado de Comercio en Salamá, Baja Verapaz, entre 1845 y 1847. 

Hoja suelta del Archivo Arquidiocesano de Guatemala.

Los consulados de comercio eran organizaciones gremiales y mercantiles establecidas en el Imperio Español durante la época virreinal, diseñadas para regular, promover y proteger las actividades comerciales, especialmente el comercio transatlántico y local. En América, se consolidaron a partir del siglo XVI con la expansión del comercio global.

El Consulado de Comercio de Guatemala, fundado en 1793, fue uno de los últimos en establecerse en el continente. Su creación respondió al crecimiento económico de la región, impulsado por el auge de productos como el índigo, principal exportación de Guatemala en el siglo XVIII, y a la necesidad de los comerciantes locales de tener una organización que defendiera sus intereses frente al monopolio de Cádiz y los comerciantes peninsulares.

El consulado estaba compuesto por comerciantes prominentes. Su líder era el prior, asistido por cónsules y otros funcionarios. En tiempos de don Vicente, que fue teniente del consulado, el diputado en Salamá fue Francisco Infiestas. Un diputado era un miembro electo que representaba los intereses de los comerciantes y participaba en la toma de decisiones dentro del consulado. Los tenientes foráneos, como don Vicente, eran funcionarios designados para extender la autoridad del consulado en áreas periféricas del Reino de Guatemala, como otras provincias o puertos importantes.

En 1845, tras las elecciones de mayo, el prior era Gregorio Urruela; el primer cónsul, Manuel Larrave; y el segundo cónsul, Julián González. Los tenientes eran Juan Matheu, Camilo Idalgo y Joaquín Valdés.

La ilustración es del artículo El Consulado de Comercio, 1793-1821 por Ralph Lee Woodward en el tomo III de la Historia General de Guatemala.

Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.


10
Sep 25

Nepal en llamas

Las escenas de Katmandu en llamas son -para usar un cliché- dantescas.  No sólo por el Parlamento, la Corte Suprema de Justicia y el Palacio Presidencial arrojando fuego por ventanas y corredores; sino porque la ira popular alcanzó un hotel y a un medio de comunicación. Son dantescas porque las turbas incontrolables, una vez prueban sangre nada, y nadie está a salvo.  Si no, que lo diga la esposa del ex primer ministro, que murió brutalmente agredida, que lo diga el ministro de finanzas que fue desnudado y arrojado a un río, o los funcionarios que fueron evacuados colgando de helicópteros. Miles de reos peligrosos salieron de las cárceles y están en las calles.

Mi foto autografiada por el difunto rey Birendra.

¿Qué ocasionó aquel pandemonio que todavía no se ha detenido totalmente? Que el régimen comunista -títere de Pekín- prohibió las redes sociales; pero también fenómenos como los Nepo Kids como los que hay en Venezuela y en otros regímenes totalitarios y socialistas. También por la corrupción en general, las altas tasas de desempleo y por la miseria en la que vive la gente. En ese contexto, un movimiento conocido como la Generación Z abrió las puertas del infierno.

Eso sí, el infierno no es ajeno a aquel país himalayo.  Los maoístas de Nepal, inspirados en Sendero Luminoso de Perú, son generalmente acusados de recurrir a la violencia y a la intimidación, y llegaron al poder en 2008 con los puños en alto y al grito de ¡Abajo la democracia!  Los comunistas ganaron mayoría en el Parlamento luego de deponer al impopular rey Gyanendra que ascendió al trono luego de que el rey Birendra y su familia fueran bestialmente asesinados por un príncipe ebrio en 2001.

Al principio uno no puede sino alegrarse de que la gente se alce contra un régimen totalitario y colectivista; pero en la medida en que se multiplican los desmanes, los linchamientos, y la destrucción de propiedad privada y estatal (incluso de monumentos históricos) el panorama es otro. Una vez que las turbas entran en acción, ningún régimen aguanta, por muy de hierro que fuera, como ocurrió en Albania en 1989 cuando fueron fusilados Nicolae Ceaucescu y su esposa.  ¿Es ese el fin que tendrán los Ortega/Murillo y Maduro?

Dicho lo anterior, las turbas son peligrosas y en el caso de Nepal se pasaron tres pueblos. No hay tal cosa como un derecho a la violencia, como clama Black Lives Matter; pero está claro que a los comunistas hay que sacarlos a cinchazos y muchas veces el costo es altísimo.  El intento más reciente en Nicaragua costó 300 vidas de jóvenes.

Durante las jornadas de mayo de 2009, en Guatemala, vi -en primera fila- cuando infiltrados intentaron convertir en violentas las manifestaciones pacíficas en la Plaza de la Constitución; primero al izar una bandera manchada, luego mediante rumores y luego mediante un grupo sospechoso mujeres particularmente agresivas.  Fue difícil desactivar los intentos de incendiar las protestas y desde entonces no soy muy amigo de las manifestaciones multitudinarias.  ¡Menos si a ellas llegan gentes armadas con bates y piedras como ocurrió en noviembre de 2020!

De vuelta a Nepal, es admirable que la gente, ¡desarmada!, se haya alzado contra el régimen comunista de forma masiva y espectacular. Creo que el desmadre fue monumental; pero, me pregunto si como ocurre con la película V for Vendetta, esa es la única forma de salir de gobiernos totalitarios -que iniciaron el uso de la fuerza-  y si ese es el legado de regímenes comunistas como el de Katmandú. Y está por verse quiénes pescan en aquel río revuelto.