Este road trip empezó con un encuentro con Óscar Cruz y termina con una visita extraordinaria a su bodega en Ciudad Vieja. Óscar es un pilar importante de las tradiciones mascareras y de bailes en aquella población de Sacatepéquez que es célebre, entre otras cosas por sus celebraciones el 7 y 8 de diciembre. Ciudad Vieja es famosa por su convite, sus loas y sus danzas tradicionales.
Lissa, Rachel, Raúl y yo agarramos camino para allá luego un desayuno sabroso y nos encontramos con Óscar que, por supuesto, no sólo sabe muchísimo sobre aquellas tradiciones, sino que, desde muy joven aprendió el arte de hacer máscaras nada menos que con Guadalupe Sinay, de San Antonio Aguas Calientes. Sus máscaras son admirables.
Yo he visitado Ciudad Vieja para la noche del 7 de diciembre en dos ocasiones con el objetivo de ver la danza de los Veinticuatro Diablos, baile del que había oído mucho. La primera vez fue con Raúl, mi mamá y el Ale; y la segunda vez con Mario, Marta Yolanda Mayra y Raúl. La primera vez fue en 2014; y la segunda en 2019. En esta última también vimos la danza del Apocalípsis; y la Del tirador, de los niños; o de animalitos.
Lo que no sabíamos es que las danzas del 7 de diciembre, que ocurren a todo lo largo y lo ancho de aquella población son sólo ensayos para las presentaciones que tienen lugar al día siguiente, al medio día, en el atrio de la iglesia. En ese lugar se reúnen todos los grupos de danzantes para sus representaciones. Eso ha de ser más que espectacular y me encantaría que este año podamos ir a esa fiesta.
Graciously, Oscar nos contó todo lo que sabe del baile de los Veinticuatro Diablos. Para mí el highlight fue cuando hice sonar la quijada de burro que se usa durante aquella danza. Es una quijada de burro, de verdad y para obtenerla de modo que produzca su sonido característico el burro fallecido es enterrado de pie y es desenterrado quince años después para obtener una mandíbula sonora.
@luisficarpediem En el baile de los 24 diablos, en Ciudad Vieja, se usa una quijada de burro como intrumento musical. ¡Muchas gracias a Oscar Cruz por un seminario intensivo sobre máscaras y bailes! #24diablos #bailes #instrumentosmusicales #quijadadeburro #tradicion #ciudadvieja #inmaculadaconcepcion #luisfi61 #bailestradicionales #puebleando
Nos enteramos de que hay baile de diablas, y de niños diablos. Algunas personas, por ignorancia, piensan que estas danzas de diablos son malvadas; pero en realidad tienen moralejas. Por ejemplo: la idea general del baile de los Veinticuatro Diablos es que los demonios tientan a una alma; pero esta es redimida. Los diablos exponen inmoralidades que hay que evitar; por ejemplo, hay un diablo del mercado que es el que induce a quienes alteran las balanzas; hay un diablo hacendista que, ¡Sorpresa! es el que inspira al recaudador de impuestos y va vestido de frac; hay un diablo sirviente que es el que induce a los que les roban a sus patrones, está el diablo que tienta a los tahúres. y así va la cosa. Hay un diablo que inventa los refranes y no me quedó claro que había de malo en los refranes; y luego pensé que ese es el mío porque me encantan los refranes.
Óscar ya no baila, pero nos mostró las últimas máscaras con las que participó activamente en los bailes y una de ellas es de Napoleon I. ¿Vas a creer que hay una danza del célebre emperador de los franceses? Este baile es de San Miguel Dueñas, tiene el estilo del baile de Moros y Cristianos y cuenta los avatares de Napoleón Bonaparte luego de haber perdido la batalla de Waterloo. Por supuesto que no resistí la tentación de usar la máscara napoleónica, y una corona imperial. Aquella máscara, por cierto fue elaborada por el mascarero Fermín Ordóñez
Ya no soy tan admirador de aquel personaje; pero durante muchos años tuve un retrato suyo en mi cuarto. Curiosamente, en mis años de universidad, dos de mis amigos -también de nombres Luis- tenían retratos napoleónicos en sus dormitorios….y los tres teníamos cañones.
Luego de una larga plática llegó la hora del Almuerzo. Óscar tenía un compromiso y Rachel tenía que hacer en La Antigua así que volvimos a la ciudad virreinal; pero primero pasamos a la Plaza Telares, en la ciudad virreinal. ¡Que impresionante y chulo está ese centro comercial! Pasamos a Cemaco (buenísima atención al cliente), compramos pescado y papas en La Torre y…lástima que no apunté el nombre; pero compramos una deliciosísima conserva de coco y panela en un kiosko de dulces típicos, muy recomendable.
Pasamos a dejar las compras a la Casa Hanckel y nos encaminamos a almorzar a Red Koi. Este es un restaurante de comida callejera taiwanesa y a mi me encanta. Además sirven boba tea, una bebida deliciosa que siempre me alegra. Siempre se come delicioso ahí, gracias al chef, César.
Después de almorzar agarramos camino a Ciudad Vieja para reencontrarnos con Óscar, que nos contó más sobre las tradiciones mascareras y de danzas en el área. Una parte muy divertida fue que él se puso la máscara y peluca del rey diablo. Esta máscara es aterradora y tiene, en su cara una serpiente y un murciélago. Muy parecida a la que usé el día en que conocí a Óscar. Por supuesto que él sabe muchísimo de danzas, máscaras y morerías porque su amor por estas tradiciones es fundamental para su continuación.
Cansadísimos volvimos a La Antigua con la idea de resposar un rato y juntarnos para el cóctel y el debriefing. Pero no hubo tales. Raúl y yo caminamos un rato por la ciudad y volvimos para descansar. A mí me tocaba preparar la cena así que puse a hornear las papas y sazoné el dorado. Raúl nunca despertó de la siesta. Lissa y Rachel se me unieron con vino en la cocina y ahí comentamos lo que habíamos visto y aprendido durante el día.
Lo chistoso es que cuando pusimos la mesa Rachel se dio cuenta de que Raúl no bajaría y dijo: ¿Por qué no me dijeron que uno se podía ir a dormir sin cenar? ¡Así estábamos de cansados después de cuatro días de trotes! Cenamos rico, eso sí.
El domingo fue el fin de esta puebleada mascarera y de morerías. Raúl y yo queríamos ver las celebraciones del Día del Ejército y Lissa y Rachel arreglaron una visita a San Miguel Dueñas; y por no haber ido, Raúl y yo nos perdimos de conocer a Chepe Diablo, un personaje de morerías que esperamos conocer en próxima ocasión.
Una vez más quedamos encantados con la riqueza cultural de los guatemaltecos; y es una maravilla compartir raíces con tradiciones que tienen tantos niveles de significados. ¡Ya estoy listo para la próxima puebleada!