23
Mar 16

¡Pan para Judas!

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¡Ya vino el pan para Judas!  En la Costa Sur es tradición que durante el miércoles de esta temporada la gente recorra las poblaciones y pida pan para Judas.  Van con un Judas de trapo y música, recaudan dinero, pan, miel de garbanzos, café y chocolate que luego usarán para compartir durante las conmemoraciones del jueves.

En casa, nuestro pan para Judas lo hace la querida Shalvi en Coatepeque.  Es un pan artesanal, hecho con cariño, con huevos y leche domésticos.  Un pan que integra sabores, aromas, colores y textura de una forma espectacular.  Un pan que es primordial. En las poblaciones se ven canastos de pan que van y vienen por los barrios y los caminos.  La gente madruga para agarrar turno en el horno.

Da mucha alegría cuando abrimos la caja en que viene el pan y damos las primera mordidas.  El aroma que sale de la caja invade la sala y anuncia que es fiesta.  El pan de esta temporada es para compartir y para disfrutar.  Es tradición que cada familia haga su propio pan y como suele suceder, las familias son muy orgullosas del que hacen y las recetas se remontan a los tiempos de los bisabuelos.

Por supuesto que, como tiene que ver con comida, esta es una de mis tradiciones favoritas de la temporada.


01
Ene 16

En el primer día del año…tamales

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Gastémonos todo en los tamales y pasado mañana voy a hacer un préstamo, le dijo una señora a la que conducía la moto en la que viajaban.  En la víspera del Año nuevo, los chapines andaban en la bulla de los tamales.

Desde hace años, ¿quién sabe cuántos?, es tradición desayunar tamales en mi casa, el primer día del año.  Dos tamales: uno colorado y uno negro.  Desde que yo era niño era gran fan de estas delicias de la cocina guatemalteca y mesoamericana.

Sin embargo nunca, en todos esos años que son bastantes, yo había dimensionado correctamente lo que los tamales significan en las fiestas de fin de año chapinas…hasta ahora.  En primer lugar porque participé en mi primera tamaleada; y en segundo lugar porque entre el 26 y el 31 de diciembre viajé extensamente entre Nentón, Huehuetenango y Tilapa, San Marcos, pasando por Quetzaltenango y Coatepeque.  Fue una experiencia encantadora y enriquecedora en muchos aspectos -que ya les contaré luego-; pero en términos de tamales, fue un gran descubrimiento.  La frase con que inician estas meditaciones ilustra la importancia que tiene los tamales en estas fiestas.

¡Hasta en los ranchos más humildes había bulla de tamales!  En todos los caminos iban y venían personas acarreando la molida, los ingredientes y las hojas necesarias para hacer aquellas maravillas.  Señoras con canastos y baldes, hombres en moto todos con sus ingredientes y accesorios para tamalear.  Las familias se reúnen y los hijos, hermanos y amigos viajan desde lejos para tamalear y estar a tiempo para la Nochevieja. Baldes de pollo, marrano y pavo se lucen en los mercados.  No te lo crees, si no lo ves.  Las tamaleadas son el tema del paisaje entre el 29 y el 31 de diciembre desde los azules y altos montes de Huehue, hasta las arenas del pacífico en San Marcos.

En la ciudad de Guatemala no se vive esa intensidad tamalera porque uno encarga y pasa comprando los que necesita; pero en otras ciudades del país, en los pueblos y en las aldeas, los ritos de la tamaleada son una parte esencial de las fiestas de fin de año. Fiestas que anuncian lo nuevo, fiestas que se celebran entre familias y amigos, fiestas que celebran la vida.

Uno podrá cuestionar si es, o no es atinado gastarse todo el dinero en tamales y luego endeudarse; pero lo que es evidente es que la tamaleada le da alegría y orgullo a la gente; porque, ¿quién no se sentirá orgulloso de los tamales que ha hecho? y ¿Quién no se alegra frente a una mesa con tamales?

El de la foto es mi desayuno tradicional de tamales.


25
Dic 15

Nochebuena y fuegos artificiales

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La cohetería de la Nochebuena chapina nunca deja de maravillarme.  Toda la noche, desde que oscurece, la ciudad se ilumina con fuegos artificiales aquí y allá; pero a la media noche los fuegos y las luces alcanzan intensidades muy emocionantes.  En toda la ciudad de Guatemala -y supongo que también en otras poblaciones- los juegos pirotécnicos nos fascinan a quienes tenemos la dicha de disfrutar sus formas ingeniosas y sus colores.

En la antigüedad el solsticio de invierno se celebraba porque a partir de ese momento las noches empezaban a hacerse más cortas y volvía la luz.  Por eso es muy apropiado que el fin del 24 de diciembre sea celebrado con luces y fuegos festivos.

Cada año los fabricantes de fuegos artificiales producen formas más complejas y combinaciones de colores novedosas y todo esto me lleva a mi niñez.  Cuando yo era niño no había nada parecido.  Las candelas romanas, las varas de luces y otros artificios que había eran extremadamente modestos en comparación a lo que podemos ver y disfrutar ahora.

Los chapines tenemos la costumbre de quemar cohetes el 24 a la media noche, el 25 a las doce del día y de nuevo a las seis de la tarde.  Toda la ciudad -y supongo que también otras poblaciones- se alegra con el coheterío.

¡Que vuelva la luz!…y que los encuentre a ti, a tu familia y a tus amigos rodeados de amor y de paz.


25
Dic 15

Un desayuno tradicional

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¿Cuál es mi desayuno favorito para celebrar el solsticio de invierno? ¡Un tamal negro, un tamal colorado, café con leche y algún pastel, galletas, turrón, o postre de la temporada! Así da mucho gusto celebrar la esa fiesta, el Día de Newton y la saturnalia.

¡Me emociono y gozo mucho cuando abro las hojas de mashán y me encuentro con los colores brillantes de estas delicias de la cocina guatemalteca!  Al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden mi cuerpo y mi mente y me llevan por un torbellino de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando la masa untuosa y el recado poderoso llegan a mi paladar.

Tengo la dicha de recordar los tamales de mi bisabuela, Mami; y los de mi tia Baby.  Y los de mi tía abuela, La mamita,  nos hacía tamales pequeños para los niños.  Cuando éramos chicos no dejaban que comiéramos la carne de cerdo que venía en los tamales comprados; y una noche, cuando me sirvieron mi tamal retiré la carne. Mi madre, al verme, me dijo que podía comer esa carne porque esos tamales eran hechos por mi bisabuela.  Y los tamalitos de La Mamita, los recuerdo pequeños, como de 2 x 2 pulgadas, bien doblados y bien amarrados.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y cebollas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate y anís. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo…y anoche me enteré de que hay de res.   Eso sí a mí me gustan más los de cerdo, y los de pato.  En ciertas regiones -especialmente en la Costa Sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole.

Este año tuve la dicha de ayudar a hacer tamales en casa de mis amigos Carol y Manolo. Esa aventura le dio una nueva dimensión al acto -de por sí maravilloso- de comer tamales. Esto es porque los tamales y su elaboración son muy complejos y porque no sólo se limitan al aspecto físico de hacerlos, sino al hecho de que se hacen entre amigos y familia a lo largo de toda una jornada intensa en todos los sentidos.

Los tamales tienen raíces precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de Occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de mashán (o de sal) en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las almendras y supongo que también las ciruelas, las aceitunas y las alcaparras.

La gracia de los tamales no está sólo en la masa y en el recado, sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentido.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado elegante y apropiadamente pierde algo de su encanto.

Hacer tamales es algo muy elaborado.    Hay que lavar y asar las hojas.  La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con mucho talento.

Desde mediados de los años 80, en casa comemos los de doña Estelita de Alburéz que son basados en  la receta de su madre en San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo. El teléfono de doña Estelita  es 2474-0260.


23
Dic 15

¡Luisfi en una tamaleada!

Desde hace varios años yo andaba con la cosa de que quería aprender a hacer tamales. Quería participar en una tamaleada (como se le llama en Guatemala al procedimiento de hacer tamales en familia) y hacer estas maravillas de la cocina tradicional chapina.

¡Todo listo para la tameleada!

Mis amigos (y primos) Carol y Manolo me dieron la oportunidad, ayer.

Hacer tamales es complejo e implica varios procesos paralelos.  En eso se parece a la elaboración del fiambre.  Como con el fiambre, aquellos procesos pueden ser intimidantes, sobre todo porque los tamales requieren de fuego de leña.   Desde muchas perspectivas, la tamaleada es enriquecedora.  El hecho de hacerlos en familia -como ocurre con el fiambre- eleva la experiencia más allá de lo propiamente culinario que ya de por sí es alucinante.

Ahora me estoy comiendo uno de los tamales que hicimos; y sus sabores, sus aromas, y su textura están íntimamente asociados a las emociones vividas durante su elaboración.

Nada en los tamales de Carol y Manolo es casual.  Las hojas de sal para envolverlos son cultivadas en las faldas del volcán de Fuego, las aceitunas son sin hueso y rellenas, la carne de cerdo es de primera, las ciruelas fresquísimas y así puede uno seguir y seguir enumerando.  Y, claro, la sumatoria de todo aquello bueno y seleccionado con cuidado es excelente.  Los tamales son una forma de excelencia que merece admiración y respeto.

¿Cuál fue mi parte favorita de la tamaleada?  El momento de armarlos, envolverlos y amarrarlos.  En el porche de la casa armamos una mesa larga y una línea de ensamblaje que funcionó a la perfección.  Todos alrededor de la mesa, entrándole a los tamales, platicando, comiendo y bebiendo, todos disfrutando de esos momentos valiosos.  Otra característica que se comparte con la elaboración del fiambre.

Algo que nunca había hecho -porque cómo iba yo a saber que puede hacerse- es comer la masa cocida mezclada con recado y acompañada por cerveza.  ¡Ah cosa más rica!

Las fiestas de fin de año chapinas, que en casa empiezan con la quema del diablo, huelen a pinabete, a manzanillas, a pólvora, a ponche de frutas y a tamales.  Tamales colorados y negros.  Cuando era niño, mi parte favorita de estas festividades eran los regalos; y ahora, desde hace años, son los tamales.  ¡Que dicha disfrutar de buenos tamales¡; y más dicha, aún, fue haber participado en la tamaleada!


14
Dic 15

Majestuosos 25 años de Luces Campero

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Si digo que el final de las Luces Campero fue espectacular, me quedo corto.  Fue sorprendente, dramático y en casa nos quedamos boquiabiertos.  Los que estaban en el tejado vieron los fuegos artificiales en el Campo de Marte y en otros puntos de la ciudad; pero los que nos quedamos en el balcón nos concentramos en el espectáculo principal. ¿Viste las dos últimas explosiones -plateada y dorada-?  ¡Fueron espléndidas!

El niño que hay en mí se maravilla con las Luces Campero y los fuegos artificiales.  Me gusta verlos en compañía de familia y amigos.  Ayer, en casa, cuatro generaciones observaron los juegos pirotécnicos y ojalá podamos disfrutarlos muchas, muchas, muchas veces más.

Abajo el vídeo que hizo Así es la vida:

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12
Dic 15

Las fiestas empiezan con el árbol

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El aroma del pinabete, las luces y las figuras decorativas alegran las fiestas del fin de año en mi casa. El aroma del arbolito y el de la manzanilla celebran el mensaje de Paz en la tierra, a los hombres de buena voluntad ; y hace un rato me dio los buenos días.

De mi infancia recuerdo varios árboles importantes. En casa de mi abuelita Juanita es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.

En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles generalmente pinabetes, o cipreses. A veces adornados con nieve fabricada elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; y siempre llenos de figuras variadísimas, algunas muy antiguas, y luces multicolores. Allá los árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.

En la casa de mis padres tuvimos toda clase de árboles. Aunque los favoritos eran los pinabetes, tuvimos cipreses, pinos y chiribiscos. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda los árboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared. Con el árbol listo, ya estamos preparados para los tamales, las galletas, el turrón, el stollen, el mazapán, el ponche, el pastel de frutas, el mincemeat pie, los regalos y los cohetes.

Este año, gracias a doña Mireya, don Ronald y al Rafa, tenemos un árbol galán -cultivado cuidadosamente- que nos llena de alegría la casa. Ese arbolito me trae invaluables recuerdos de decenas de alegres festejos, y promete muchos más; y si usted quiere su pinabete, los hay hermosos en la 30 calle 11-42, zona 12, colonia Santa Rosa II; teléfono 2476-0496.


08
Dic 15

El diablo se fue feo anoche

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Ayer cumplimos con la tradición chapina de reunirnos  para encender un fogarón en el cual se supone que arde el diablo.  Es un rito tribal y supuestamente purificador en el cual se entregan a las llamas nuestros diablos personales, simbólicamente.  ¿Cúal es tu diablo que quemas el 7? Los míos son dos que vuelven y vuelven cada año: la impaciencia y la maña de procrastinar.

Hay, sin embargo, una perspectiva sobre el diablo, que es fascinante y que mi cuate, Warren, explica muy bien: el diablo es un héroe porque su dios era un tirano absoluto.  Luzbel se rebeló contra la tiranía, ¿por qué no habría de ser heróico?  Luego, ¿no fue el diablo quien animó a Eva a comer el fruto del árbol de la sabiduría? El diablo, en ese contexto, es Prometeo.  ¿Por qué iba a ser símbolo del mal un héroe que abre las puertas al conocimiento?  Tal vez hay que repensar la celebración de ayer y…¿te diste cuenta de que el fuego al diablo es como el agua a un pez?

Con los fogarones se queman cohetes y a su alrededor acuden los amigos y la familia. Ayer el fogaron tradicional en casa de los Peter estuvo acompañado por tamales y ponche deliciosos.

La novedad de este año fue que el cuate, Juanca, mandó a hacer un diablo que llevaba en sus manos La crítica de la razón pura, por Emanuel Kant; el hombre que, según explica Ayn Rand, le cerró la puerta de la filosofía a la razón y expresamente se propuso salvar la moralidad del auto sacrificio.  Esas son las malas ideas que se quemaron anoche. Por supuesto, Kant es muy popular entre los místicos.

Muchas culturas tienen tradiciones similares y las que recuerdo ahora son las hogueras de los celtas y las fallas valencianas.  De distinta naturaleza entre sí, y muy diferentes a nuestra Quema del Diablo, todas están relacionadas con el uso del buen fuego que ilumina y purifica.

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22
Nov 15

Día de frío y lluvia, día de cocido

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El cocido que hubo hoy en casa merece ovación de pie.  En esta ocasión el caldo fue entomatado y el arroz fue preparado con cebolla y ajos fritos, y mantequilla.  Eso elevó el nivel que ya de por sí parecía insuperable.  ¡Beso las manos que hacen posible esto!

A mí me gusta comer las carnes y las verduras separadas del caldo, y me gusta que el caldo tenga, además del arroz, buenos trozos de aguacate.  Los chiltepes macerados con culantro y naranja agria fueron el complemento perfecto para terminar de sazonar el caldo.

De las verduras, mis favoritas siempre son los güicoyes sazones, las yucas, las papas, los peruleros y las zanahorias.  Y también el elote.  La carne me gusta que tenga gotitas del juguito de los chiltepes.

¡Como me gozo el cocido y otros caldos en estos días de frío, neblina y lluvias!

El cocido chapín es un plato colorido, variado en sabores y texturas, y que a mí siempre me causa alegría.  En casa de mis padres solía ocurrir que, cuando almorzábamos cocido, en la noche cenábamos algo que llamaban fritanga, que era las  carnes y vergetales que sobraban del cocido cortadas en cubitos pequeños, mezcladas con arroz y fritas.  Aaaaaaaaaah, que delicia es eso.  Cuenta mi madre que en la casa de su abuela todos los días había cocido…más el almuerzo que siempre era algo variado.  ¿Puedes imaginarte semejantes comilonas todos los días?

El cocido chapín es pariente de la olla poderida española y con el pot-au-feu francés.


14
Nov 15

¡Fue encendido el Arbol Gallo!

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Sólo cuando uno ha estado en los alrededores del Monumento a los Próceres previo a la inauguración del Arbol Gallo, y ahí ha visto las caras ilusionadas de los niños y de los ancianos, puédese entender la dimensión que este espectáculo tiene para la gente que llega a verlo.

Ha de ser la misma cara que pongo desde mi balcón cuando veo que se enciende al Arbol y cuando veo los fuegos artificiales que lo acompañan.  Seguramente me veo embobado y así con los ojos bien abiertos debo parecer un crío en la plaza.  Con el Arbol Gallo empiezan las fiestas de fin de año y el niño que hay en mí se alborota…gozo como un mico.

El Arbol Gallo es obsequio de la Cervecería Centroamericana y a mí empieza a ponerme en Xmas Mode; y seguramente a la gente que acude al espectáculo, también.  Hoy con la lluvia a saber cómo estuvo en la plaza; pero apuesto a que la gente la pasó bien como pudo. Tradicionalmente las familias llegan al lugar desde temprano y hacen picnic.  Desde niños de brazos hasta gente mayor en sillas de ruedas,  todos gozan de un paseo por la Avenida de la Reforma (iluminada con motivos de la temporada) y en los alrededores. ¡Por supuesto que no faltan las ventas de comida!, desde los tradicionales churrasquitos con carne adobada, longanizas y otros embutidos hasta los hot-dogs, panes, dulces artesanales, tacos y demás. En el vídeo, tomado desde mi balcón, al fondo se oyen la música y algo de la alegría de la gente.

Este año, como en otros, me gocé mucho el espectáculo.