Jorge Mario Bergoglio dice que hay que amar a la pobreza como a una madre; dice que cuando la gente se pone a ahorrar, dios es tan bueno que le manda desastres para hacerla libre y más pobre; y cree que los bienes son un don de dios.
Bergoglio les dijo eso a religiosos y sacerdotes cubanos; pero…¿esos consejos son sólo para esa gente, o son para todos los de su rebaño? Si son sólo para curas y similares pues…allá ellos, ¿verdad? Pero…¿y si las exhortaciones son para todas sus ovejas?
Se ve que el Papa nunca ha visto morir a un hijo por falta de medicinas y atención médica; se ve que Bergoglio nunca ha llorado porque no tiene nada que poner en la mesa de sus hijos y se ve que nunca ha visto sus cosas tiradas a media calle porque no pudo pagar la renta atrasada del cuarto en que viven él y su familia. ¡Sólo así se puede hacer un elogio perverso de la pobreza como el que hizo en Cuba! Yo digo que ni la pobreza es madre, ni los desastres son bendiciones. Y digo que esas ideas de Bergoglio son criminales. Como criminal es ir a rendirle pleitesía a un tirano como Fidel Castro. ¿Qué le dijo Bergoglio a Raúl Castro, en su primer discurso? Quisiera pedirle a usted, señor presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel. Especial consideración y respeto, dijo. ¿Sentiste algo feo en el estómago? Yo sí.
¿Te diste cuenta? El Papa le hizo visita a domicilio a Fidel Castro. ¿Cuándo fue la última vez que viste que un Papa fuera a visitar a un tirano a su casa? ¿Viste que Castro recibió a Bergoglio en sus fachas acostumbradas? ¿Qué crees que pasaría si, en el Vaticano un exjefe de estado llegara a una audiencia papal en pants? ¿Qué clase de influencia y poder tiene Castro para que el Papa llegue a su casa y pueda recibirlo en fachas? ¿Qué tanto admira Bergoglio a Castro para hacerle una visita a él y a su prole?
Y para hablar de qué. Pues del clima o del cambio climático. Hablar del clima es el paradigma de hablar nimiedades. Se habla del clima cuando no se tiene, o no se quiere hablar de algo que valga la pena. Tibio como él sólo, Bergoglio llegó a la casa de Fidel Castro no a hablar del exilio cubano, no a hablar de las penas y la persecución de la que son víctimas los disidentes en la isla; sino que llegó a hablar del ambiente. Así casual. La visita de Bergoglio a Cuba no sería posible si no les conviniera a los Castro; y el Papa no ha de querer incomodar a sus admirados anfitriones. Por eso la policía se sirvió con la cuchara grande durate la misa papal; y las Damas de blanco, el caso Payá y el caso Antúnez están ocultos bajo la alfombra por donde camina Bergoglio.
Para más INRI, Raúl Castro le regaló a Bergoglio un Cristo crucificado en remos, ícono repugnante que ofende el recuerdo de los cubanos que han muerto en el mar al tratar de escapar de la tiranía y de la isla prisión.
Si lees la explicación que dió Bergoglio de por qué no se reunió con los disidentes te vas a quedar papo: de la nunciatura se hicieron llamadas telefónicas a algunas personas que están en ese grupo de disidentes y se les comunicó que yo con gusto, cuando llegara a la catedral, los saludaría. Eso sí existió, pero como ninguno se identificó como tal, yo no sé si estaban o no estaban, comentó.