06
Sep 13

¿Vuelve la teología de la liberación?

Con un papa latinoamericano la teología de la liberación no podía permanecer mucho tiempo en la sombra a la que había sido relegada, dijo el padre U[go] Sartorio ahora que L’Osservatore Romano les dio espacio a textos de G[ustavo] Gutiérrez, fundador de aquella corriente que mezcla la teología católica con el marxismo, según reportó el Vatican Insider.

En 2 mil 150 caracteres no se puede profundizar; pero para que tengas una idea de qué es aquella teología podemos leer a F[rancisco] Pérez de Antón en El gato en la sacristía: Los apologetas del socialismo religioso pintaron una doctrina social a base de pinceladas extraídas de antiguos textos cristianos, los cuales, yuxtapuestos, daban la impresión de coherencia doctrinaria o cuanto menos de reflejar fielmente el espíritu del cristianismo original. Y las luces para entender aquel espíritu nos las da el jesuita I[gnacio] Ellacuría, citado en El gato…: La doctrina de los santos padres viene dada por una serie de afirmaciones fundamentales cuya validez cristiana es incontrovertible y que podrían resumirse en el principio de que el dominio de la propiedad ha de ser de la comunidad, y no privado, y cualquier forma de privatidad (sic) que vaya en contra de la comunidad debe anularse, pues no tiene razón de ser.

¿Es posible que el jesuita Bergoglio –que barrió con el camauro, las zapatillas Prada y las cruces doradas– esté sacando a la teología de la liberación de debajo de la alfombra? Bergoglio ha criticado lo que llama capitalismo salvaje; pero no se ha leído que critique al socialismo salvaje. Y, con todo y todo, Bergoglio se enfrentó a los teólogos de la liberación en Argentina, ¿a qué se debe el cambio en L’Osservatore?

Esto es importante porque en Some Observations on Liberation Theology, A[lberto] M[artínez] Piedra escribió que en Puebla, K[arol] Wojtyla dijo que “no es por medio de la violencia, los juegos de poder, o los sistemas políticos, sino por medio de la verdad que los seres humanos encontrarían el camino hacia un futuro mejor’” y eso, precisamente, es lo opuesto a lo que muchos teólogos de la liberación están predicando en América Latina.

Esta columna fue publicada en El periódico.


05
Jun 13

Otra “lección de economía” de Bergoglio

Jorge Mario  Bergoglio dijo que los alimentos que se tiran a la basura se roban de la mesa de los pobres, condenó la cultura del desperdicio y llamó a mejorar la distribución de comida en el mundo.

Es cierto que nadie con dos dedos de frente y algo de corazón no puede ser indiferente ante la pobreza y frente al hambre.  Y es cierto que da algo cuando hay que tirar comida que uno no ha consumido.  Pero Bergoglio se pasa al utilizar una frase tan dura como esa que iguala el robo, a tirar la comida a la basura.

Tu, que vas al mercado con el sueldo que te has ganado luego de trabajar; tu que intercambias ese dinero (que representa valor), por productos para comer, ¡¿ahora resulta que eres un ladrón porque no te comiste todo lo que te serviste?!  Bergoglio cree que sí, y dice que alguien debería distribuir mejor la comida en el mundo porque tu eres incapaz de hacerlo bien.   ¿Quién distribuiría la comida para satisfacer las exigencias del Papa?  Alguien, claro, ¿será un grupo de políticos y funcionarios? Que nos lo cuente Bergoglio.

Cuando el Papa dice que los alimentos que se tiran a la basura se roban de la mesa de los pobres, ¿en qué estará pensando?

Descartemos que Bergoglio quiere que cada vez que no te vayas a comer algo, lo empaques y se lo des a los pobres.  No creo que el Papa crea que los pobres sólo tienen derecho a comer sobras, o a vestir ropa usada.  Cuando era niño y no se comía todo lo que le servían, a un amigo su madre le decía que tenía que comerse todo porque había niños, en Africa, que no tenían que comer.  Y mi amigo le contestaba: Pues envíales lo que quedó en mi plato.   No creo que a eso se refiera Bergoglio, ni para los niños de Africa, ni para los del corredor seco, en Guatemala.

El Papa quiere que no haya desperdicio y que alguien distribuya bien la comida.  Sospecho que a Bergoglio no se le ha ocurrido elevar el ahorro, multiplicar el capital y mejorar la productividad para que la gente no tenga que vivir de pitanzas. El Papa lo dijo claro: quiere que dejes de robar y quiere que alguien distribuya la comida de acuerdo con algún criterio que -seguramente- no es el prevaleciente.

¿Qué otras opciones tiene el Papa? ¿Qué la demanda de alimentos disminuya para que bajen los precios de la comida y los pobres puedan comprarla más barata?  ¡Eso sería un desastre para los agricultores (que muchas veces no son la gente más rica del mundo)!  Tu, que entiendes algo de economía no bergogliana, sabes que si baja la demanda y la oferta permanece igual, lo que ocurre es que bajan los precios. Si todos dejáramos de comprar tantos alimentos como compramos, los productores de esos alimentos sufrirían pérdidas que los empobrecerían.  Sabes que reducir el consumo (por medio de la ley, o de cualquier otra forma de fuerza) desaliente la producción y empobrece.  Sabes que si pidiéramos menos comida en los restaurantes, para decir algo, habría menos empleo para meseros, fuenteros, pinches de cocina y demás. ¿Para qué te sigo contando?

Yo digo que, para resolver el doloroso problema del hambre, lo mejor sería enriquecer a los pobres, en vez de acusar de ladrones a los que no se comen todas sus verduras y clamar por el uso de la fuerza para imponer nuevos hábitos de consumo.  Digo, porque, ¿de qué otra forma puedes redistribuir mejor la comida en el mundo, sino usando la fuerza?

Cual Cerebro, en Pinky y Cerebro, Joseph Ratzinger -antecesor de Bergoglio- dijo que para gobernar la economía mundial…urge la presencia de una verdadera “Autoridad política mundial”.  ¿Andará en esto mismo el Papa actual?  Sospecho que sí.  Y cuando pones dinero en el cepillo,¿tú apoyas esas ideas?


21
May 13

La retórica anticapitalista de Bergoglio

Jorge Mario Bergoglio criticó el capitalismo salvaje; y dijo que este enseña la lógica de las ganancias a cualquier costo, la de dar con el propósito de recibir y la de la explotación irracional de las personas…y vemos los resultados de la crisis que estamos experimentando, dijo. La semana pasada, en el mejor estilo de Maduro, Ortega, Morales, Kirchner y Chávez, el Papa sacó su vademecum de economía y dijo que los gobiernos tienen derecho a controlar la economía luego de un discurso contra la dictadura de la economía y el culto al dinero.

Ya que el Papa ha clamado contra el capitalismo salvaje…dos veces en una semana, ¡haría bien, por lo menos, lanzar un anatema contra el socialismo salvaje!


17
May 13

La retórica económica de Bergoglio

El Papa, como ciertos personajes latinoamericanos (Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Cristina Kirchner, Rafael Correa, Daniel Ortega y Evo Morales), tiene su vademecum sobre el dinero, la economía y las finanzas.  Agarra recientes declaraciones de Jorge Mario Bergoglio, pon que las dijo cualquiera de los personajes citados arriba y no te van a parecer fuera de lugar.

Bergoglio cree que los gobiernos tienen derecho a controlar la economía; y animó a los expertos financieros y a los líderes gubernamentales  a considerar las palabras de Juan Crisóstomo: No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles sus vidas.  Es la elección de este obispo de Constantinopla la que me motivó a escribir esta entrada.  ¿Quién era este personaje al que Bergoglio eligió para apoyar sus expresiones sobre le economía y las finanzas?  Nos lo cuenta Francisco Pérez de Antón en El gato en la sacristía: Su apellido no es tal, sino un apodo que libremente traducido significa Pico de oro.  Preconizaba la ignorancia entre los fieles: Poned un límite a vuestro pensamiento, de modo que vuestra desordenada curiosidad en investigar lo incomprensible no os lleve a incurrir en la censura.  Prefiramos como cristianos la simplicidad de nuestra fe, la cual es más fuerte que las demostraciones de la razón.  Pues gastar mucho en investigar la esencia de las cosas no ayuda a la edificación de la iglesia, decía este santo varón.

La cita, sin embargo, es muy apropiada para un Papa que opina de economía y finanzas, como si se tratara de opinar acerca del sexo de los ángeles, o de cuántos de ellos caben en la cabeza de un alfiler.

Sigue Pérez de Antón, sobre Juan Crisóstomo: la izquierda eclesiástica lo tiene como uno de sus más destacados adalides y de quien suele citar expresiones como esta: “gasto de lo mío, disfruto de lo mío [dices].  En realidad no es de lo tuyo, sino de lo ajeno…Las riquezas no vienen de Dios, sino del pecado”.  El Obispo, empero, era fogoso, impulsivo, imprudente, sofista, contradictorio e inconsistente, cuenta el autor de El gato en la sacristía.  De Juan Crisóstomo también es el párrafo que dice: He de confesar que continuamente ataco a los ricos; pero fijaos bien, mis diatribas no van dirigidas contra los ricos, sino contra quienes usan mal sus riquezas.  Yo he dicho repetidas veces que no hago cargos al rico, sino al ladrón, al que todo lo quiere arrebatar para sí.

Lástima que Bergoglio no usó esta cita, en vez de la que eligió.  Y lástima que escogió a un predicador tan inestable; porque, si bien es cierto que muchas riquezas vienen de la expoliación, el Papa podría haber hecho un intento de ser menos Maduro, menos Kirchner y menos Proudhon.  He aquí una verdadera joya del obispo de Constantiopla: ¿Eres rico? Nada que oponerme.  ¿Eres avaro? La avaricia se alimenta de la injusticia.  ¿Posees lo que es tuyo? Goza tranquilamente de ello.  ¿Robas lo ajeno? Eso no puedo tolerarlo.  Aunque tenga que derramar hasta la última gota de sangre, no por eso silenciaré tu pecado…Tan amigos míos son los ricos como los pobres. Ambos tienen un mismo origen y un mismo destino.  Me atrevo a afirmar que ni la riqueza ni la pobreza son intrínsecamente buenas, sino en cuanto se usa bien de ellas.  

Lástima que Bergoglio no reparó en que la facultad que tienen los gobiernos para controlar la economía, es la facultad que les permite a los políticos, a sus funcionarios y a su clientela, hacerse de riquezas mal habidas.