28
Oct 11

Fiambre

El fiambre es mi plato chapín favorito. A grandes rasgos es una combinación compleja de vegetales, carnes, embutidos y conservas cuyo elemento unificador es un caldillo.

El que hacemos en casa es la receta de mi madre que, a su vez viene de la receta de mi abuela y de mi bisabuela paternas; a cuyas manos llegó por las de la hermana de mi bisabuelo, que la obtuvo de su madre.

No hay una sola receta de fiambre porque cada familia tiene la suya; y aunque dos recetas vengan de una misma, ambas serán distintas porque cada quien le da su sazón y cada quien le quita, o le pone ingredientes a su gusto. En mi familia, por ejemplo, aunque los fiambres de mi abuela, Frances y de mi tía Baby venían del de mi bisabuela, Adela; el primero tendía a ser dulzón y el segundo tendía a ser ácido. Y a mí me gusta ligeramente endulzado con miel de abejas por el toque de madera que le da la miel.

Hay cuatro tipos básicos de fiambre: verde, blanco, rojo y rosado; y el que hacemos en casa es de este último tipo. La clave, sin embargo, es que sin importar qué receta se haga, el resultado final sea armonioso y balanceado.

Por mucho, el fiambre es el plato más extraordinario y magnífico de la cocina chapina; pero tiene sus detractores que pongo en dos cajones: el de los melindrosos, del cual no vale la pena ocuparse, y el de los que han tenido una mala experiencia con él, principalmente porque han probado alguno que, en vez de ser una combinación armoniosa y balanceada, ha sido una mezcla pretenciosa, o miserable.

Su preparación consume mucho tiempo: un día para picar y cocer las verduras, otro para las carnes, otro para mezclar el caldillo y todos los ingredientes de modo que el fiambre se curta, y otro para consumirlo. Mañana empezaremos a hacer el de la casa; y a mí me gusta comerlo acompañado con pan francés de horno de leña y cerveza.

Este es un plato que se come en familia y compartido. En la ciudad es difícil notarlo; pero en los pueblos es muy evidente. A lo largo de la mañana del 1 de noviembre, platos van y platos vienen. También, a la casa donde se hace el fiambre llegan familiares y amigos a comer. Los invitados –y los invitados de los invitados– suelen llevar algo de su propio fiambre, o bien, a veces llevan cabeceras: dulces de ayote, o de jocotes. De ahí los versos que los niños chapines solían recitar durante la celebración guatemalteca de lo que en el Norte se conoce como Halloween: Ángeles somos/ del cielo venimos/ cabecera pedimos.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


14
Oct 11

¿Y si tuviéramos qué celebrar?

Mientras que los anacrónicos celebraban el Día de la Raza, unos celebraban el de la hispanidad y otros el de la resistencia étnica.  Y, ¿cuál era el eje de los que festejaban la tercera conmemoración? La consabida caminata que estorba el tránsito en la ciudad de Guatemala y las cantaletas de siempre: No al neoliberalismo y no a la explotación minera, entre otras.

Cantaletas y todo, comparto dos de aquellas con la dirigencia indígena. Como libertario, comparto sus objeciones contra el neoliberalismo.  Un neoliberal favorece los tratados de comercio como el DR-CAFTA;  pero un libertario prefiere la eliminación unilateral de aduanas.  Un neoliberal favorece la dolarización; pero un libertario prefiere la libre elección de monedas.  Un neoliberal favorece las privatizaciones monopólicas de empresas estatales; pero un libertario prefiere la desmonopolización y la liberalización del mercado. Al neoliberal le entusiasma el flat tax; pero el libertario prefiere el poll tax.  Un neoliberal propondría eliminar las exenciones del ISR; pero un libertario eliminaría ese impuesto a los rendimientos del capital. Un neoliberal sigue las directrices del FMI; mientras que un libertario cerraría aquella organización.

Con respecto de la minería, estoy de acuerdo con la consigna; pero con un caveat: Yo diría que No a la minería estatizada.  Lo ideal, diría yo, es que en lugar de que el Estado fuera dueño del subsuelo y de sus productos, los propietarios del suelo fueran propietarios de lo que hay debajo de él.

Para desgracia de los más pobres, la legislación guatemalteca refleja la tradición colectivista y estatista de las leyes coloniales y privó de la propiedad del subsuelo y de sus productos, a los dueños del suelo.  Como consecuencia de ello hay un divorcio y un abismo profundo entre los intereses de los políticos socialistas y sus funcionarios, y los de quienes deberían enriquecerse con el oro, el petróleo, la plata y otras maravillas que hay bajo sus propiedades.

Muchos de los problemas de la pobreza, y ciertamente que los problemas de conflictividad, se resolverían si, por medio de títulos de usufructo, a la gente se le pudiera garantizar su derecho a lo que hay en el subsuelo. Así, el oro y el petróleo, por ejemplo, no serían de quienes controlan el Estado, ni de las transnacionales, sino de la gente. Y la gente decidiría si vende su derecho, o cede su control, o no.

Así, sí tendríamos qué celebrar.

Columna publicada en El Periódico.


07
Oct 11

“Abandonados en Guatemala”

Ayer se estrenó un documental titulado Abandonados en Guatemala. Si te indigna esa canallada de la Ley Antiadopciones, no te lo pierdas en http://tinyurl.com/4xtvhqc

Hace unos años, cerca de 5 mil niños abandonados, en Guatemala, eran adoptados por familias amorosas alrededor del mundo; luego, en 2007, Guatemala canceló las adopciones internacionales y condenó a miles de niños no deseados a vivir en orfanatos estatales, o en las calles. ¿Por qué las canceló Guatemala? ¿Qué tuvo que ver la Unicef? Reason.TV estuvo aquí para averiguarlo. La Ley Antiadopciones les trasladó el costo de aquellas a los tributarios, a quienes los promotores de la ley les mintieron diciendo que serían gratuitas. Creó un monopolio y un cuello de botella. La ley y sus patrocinadores satanizaron las adopciones internacionales y sentenciaron a muchos niños a continuar sin familias indefinidamente; y condenaron a muchas mujeres a no tener más opción que el aborto frente a embarazos no deseados.

El monopolio de las adopciones fue creado porque se dispuso que el sistema descentralizado era controlado por mafias. En aquel sistema los notarios hacían los trámites de adopciones; y estas eran aprobadas por jueces y supervisadas por la Procuraduría General de la Nación. El énfasis de las mafias fue puesto en el componente notarial y el tema de los políticos y funcionarios involucrados quedó en el olvido.

Si es cierto que había robos de niños, falsificaciones de documentos y otras actividades delictivas, ¿por qué es que los notarios, políticos y funcionarios que firmaban aquellos documentos y aprobaban aquellos trámites no son perseguidos por la ley, ni están en prisión? ¿Por qué, en vez de perseguir a los delincuentes, los políticos castigaron a los niños? Parte de la respuesta es que, en enero pasado, la fiscalía descubrió una red de adopciones ilegales en la que participaba el hermano de una diputada del partido oficial. La ley dejó a miles de niños sin esperanza; nunca acabó con las mafias; contribuyó a la impunidad; dejó a muchas mujeres sin más opción que el aborto, o el abandono; les pasó el costo de las adopciones a los tributarios y ¿tutti contenti? No. Estoy seguro de que hay montón de funcionarios y oenegeros que tienen muchas pesadillas cuando piensan en las cifras de abortos y en los niños que en vez de pasar la Navidad con una familia, la pasarán, otra vez, en un orfanato.

Esta columna se la dedico a Armandito y a sus “hermanos”.

Publicada por El Periódico.


30
Sep 11

Los futuros posibles

En una conversación que tuve con Peter Thiel –el fundador de PayPal– él dijo que no pierde la esperanza porque ya no cree que la política abarque todos los futuros posibles.  Añadió que vivimos en un mundo en el que hay una carrera entre la tecnología y la política; y que cree que algunas de aquellas les facilitarán, a las personas, tener esferas de acción fuera de la esfera de los estados. Dijo aquello en el contexto de que si bien el futuro se ve peligroso, ni es cierto que la Historia determine el futuro de los individuos, ni es cierto que estos no puedan cambiar el curso de los acontecimientos. La mejor actitud, dijo, es ser valiente, recordar que los individuos son lo más importante y que a cada uno de nosotros nos corresponde decidir si vamos a hacer el futuro mejor, o no. Me acordé de aquella conversación al ver, en elPeriódico, a Alessio Rastani sobre un letrero que dice: Los gobiernos no dirigen el mundo.

Rastani indignó a muchos porque advirtió que los esfuerzos de los gobiernos europeos y de su clientela van a fracasar, y que aquellos que falseen la realidad y confíen en la política en vez de en el buen juicio van a perder muchísimo. Podemos ignorar la realidad, pero no podemos evitar las consecuencias de ignorarla, es lo que parece que dice este personaje controversial. Mira, tú, a dónde nos han traído los gobiernos gastones y su clientela acostumbrada a vivir como bamboccioni en los bancos, en los sindicatos, y en todas partes, digo yo.

Tal vez sí es tiempo de que los gobiernos dejen de dirigir el mundo y de que los individuos ampliemos nuestras esferas de acción más allá de las esferas de los estados.

En Guatemala, las nuevas tecnologías les han abierto a los votantes y a los tributarios experiencias disruptivas de participación cívica. En las elecciones pasadas, 11.85 por ciento de los votantes rechazaron, expresamente, el amplio abanico político que se le ofrecía. Si votos nulos y en blanco hubieran sido un candidato presidencial, este hubiera ocupado el cuarto lugar, arriba de otros siete aspirantes de todos los colores y sabores.

Y si el futuro se pinta nebuloso, como individuos podemos elegir ignorar la realidad, o no. Eso sí, lo que no podremos evitar será las consecuencias de haber ignorado la realidad, o no. Yo digo que es tiempo de una reforma que amplíe las esferas individuales de las personas y nos permita no perder la esperanza, conscientes de que la política no abarca todos los futuros posibles.

Esta columna fue publicada por El Periódico.

Actualización: recién me entero de que Rastani es una especie de fraude; pero, ¿cómo es que dice el dicho? Los niños, los bolos y los locos siempre dicen la verdad.


09
Sep 11

¿Por qué votas?

Votamos porque vivimos en una república, no porque vivamos en una democracia. La democracia es el gobierno por la voluntad de la mayoría, pero la república es mucho mas.

Aristóteles escribió que el hombre estableció la comunidad política para vivir agradablemente y no sólo con el fin de vivir. De ahí que, en el contexto de una república sana, sea tan repugnante la tiranía de uno, como la tiranía de la mayoría. Lo que importa en una república es el respeto a los derechos individuales de todos, por eso es que la igualdad de todos ante la ley es un principio republicano fundamental.

Características propias de una república sana son la división del poder; el hecho de que el gobierno y sus funcionarios estén sujetos a la Constitución y a las leyes; que como dijo V, de V for Vendetta, las personas no le teman al gobierno, sino que el gobierno les tema a las personas; que los ciudadanos y tributarios puedan ejercer el sufragio y ser electos; y que haya control jurisdiccional de los actos de quienes ejercen el poder público en nombre del pueblo.

Ninguna de estas es una característica de la democracia –que no es más que el gobierno por la voluntad de la mayoría–, sino del sistema republicano.

La confusión es tan generalizada que el maestro, F.A. Hayek, le atribuyó a la democracia beneficios útiles que son propios de una república: 1) Tomar decisiones por medio del sufragio es menos dañino que imponerse y apelar a la violencia. 2) El sistema republicano, por su compromiso con los derechos individuales y sus instituciones, engendra más libertad que otras formas de gobierno. 3) La república es más educativa y formativa con respecto a los negocios públicos.

Todo este proceso cansino que hemos atravesado para llegar a los comicios del domingo debería ser de carácter educativo. Deberíamos meditarlo y aprender de él. ¿Qué lección nos deja que los partidos no respeten la ley electoral? ¿Qué aprendemos de que la calidad del debate y la de los candidatos sea muy pobre? ¿Qué nos enseñan los discursos populistas y clientelares acerca del sistema? ¿Cuánto puede aguantar un sistema así, antes de colapsar? ¿Empezamos a discutir ahora la reforma necesaria del sistema, o esperamos a que sea tarde? Hazte las preguntas que puedas.

Yo votaré nulo en unas papeletas y escogeré diputados en otras. ¿Por qué? Porque quiero contribuir a establecer una república sana, y no quiero ser cómplice de la continuidad del sistema actual. Urge que sea reformado.

Esta columna fue publicada por El Periódico.


20
May 11

Dólar y “mercado negro”

El mercado es lo que ocurre cuando las personas intercambian voluntariamente su propiedad. No es un dios, ni un lugar. Hay mercado cuando una persona camina por la séptima avenida con sus dólares, y habla con otra con el propósito de adquirir quetzales. Si ambos llegan y se van en paz, contento uno con los dólares que quería, y el otro con los quetzales que deseaba, ese fue un fenómeno de mercado.

¡Que mala taza hay que ser, para llamar a aquello “mercado negro”! Los políticos socialistas y sus burócratas, creen que el mercado es otra cosa. Algo en el cual se imponen precios, y requisitos y condiciones coactivas y complejas. Algo tapizado de formularios y plagado de prohibiciones. Y por eso es que les conviene que al mercado se le llame “negro”, para ensuciar y para desprestigiar.

Hay un fenómeno de mercado cuando llegas a La Villa y compras aguacates. Llegas, saludas, preguntas cuánto valen, regateas, das el dinero, te ponen los aguacates en una bolsa y te vas.

El mercado tampoco es informal y no es cierto que no haya regulaciones en él. Intenta comprar, o vender dólares falsos, en el mercado, y vas a ver cómo se te reclama el cumplimiento de formalidades y regulaciones mínimas y razonables. Lo que pasa es que en el mercado lo que la gente quiere es que seas honrado, y no que seas beato.
Los precios, como el de las monedas extranjeras, son mensajeros que les informan a los actores económicos dónde colocar sus recursos. Por eso es importante que los precios sean reales, para que los actores económicos cuenten con información verdadera y hagan su cálculo económico sin engañarse, y ¡sin ser engañados!
Si el dólar está barato, a lo mejor no te conviene vender tus dólares; y si los aguacates están caros, de repente es mejor que compres otras frutas.

Hay personas a quienes no les conviene los precios reales porque -si son muy altos, o muy bajos- estos afectan sus negocios particulares; y por eso prefieren que los políticos y sus burócratas asignen precios políticos que sirvan a sus intereses. Y como “el nene es llorón y la nana lo pellizca”, a veces los políticos sucumben a las insinuaciones y a las presiones de aquellos grupos. Y cuando eso ocurre, todos perdemos porque los recursos en la sociedad son asignados con base en información falsa.

Yo, por eso, confío en el mercado; más que en las malas artes de grupos de interés, políticos, técnicos y funcionarios en convivencia.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


13
May 11

Ley pervertida y política

La perversión de la ley confiere preponderancia exagerada a la pasión política, a las luchas políticas y a la política propiamente dicha, advirtió Frederic Bastiat en 1848, como si hubiera leído los diarios chapines del siglo XXI.

En parte esto es porque ser electo como legislador quiere decir ser seleccionado para ir a conseguir privilegios. Se cree, por ejemplo, que los diputados deben ir al Congreso a obtener obras para los departamentos en los que fueron electos. Y cada facción, o grupo de interés que puede, quiere a su gente en el Congreso; las corporaciones de empresarios, de indígenas, mujeres, sindicalistas, jóvenes, ecologistas, ancianos y de todo lo que se mueva quieren leyes para sí. Y mejor si van acompañadas por asignaciones presupuestarias.

La ley –no el decreto, sino las normas generales y abstractas que facilitan la convivencia social pacífica– es la organización del derecho natural de legítima defensa; y la misión de los diputados debería ser la protección de la esfera de acción privada de todas las personas por igual. Así como la protección de los derechos de todos por igual.

Pero a todo esto, ¿qué es la perversión de la ley, contra la que nos advierte el buen Bastiat? La ley es pervertida cuando se convierte en instrumento de codicia y pone la fuerza colectiva al servicio de los que buscan rentas parasitarias, y enriquecerse a expensas de la vida, la libertad y la propiedad de otros. La legislación que les permite a unos apropiarse de lo que les pertenece a otros, ¡y encima le confiere a esa expoliación la categoría de derecho, es legislación pervertida!

Por eso es que, entre nosotros, la política es objeto de una preponderancia exagerada, de pasiones y de lucha. Quien tiene éxito en la política, obtiene la facultad de expoliar legalmente. Ahora bien, no tiene la culpa el loro, sino el que le enseña a hablar; y la demanda política –o sea tú y yo– tenemos nuestra parte de responsabilidad por permitir aquel estado de cosas.

¿Has leído las propuestas de candidatos a diputados? Están llenas de representantes de intereses, cuando no de sujetos que han estado involucrados en actos de corrupción, o de tráfico de influencias, y llenas de parientes, amigos y compadres.

Sé que es tarea difícil y que quiere una dosis importante de responsabilidad; pero en estos comicios, tómate algo de tiempo para seleccionar a quienes les darás tu voto para diputados. Esa es la elección más importante de los comicios.

Esta columna fue publicada por El Periódico.


06
May 11

A Nora y a todas las madres

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Un día pasé por su casa y estaba feliz porque ayudaba a uno de mis sobrinos con su álbum del Mundial. Si hubieras visto las chispas que salían de sus ojos cuando contó que ya solo les faltaban 26 estampas, sabrías por qué es que es imposible no sentir admiración y cariño por esta septuagenaria que sabe cómo apasionarse como niña.

La admiro porque ha llevado la adversidad con dignidad; porque cuando faltó mi padre no se intimidó y porque si lo hizo, sus hijos no nos enteramos. La admiro porque sabe ser la voz de la razón, en medio de la confusión; porque sabe conservar la serenidad, en medio del caos; y porque siempre tiene palabra de consuelo para cuando hacen más falta.

La admiro porque es generosa, paciente, comprensiva y alegre. Aunque fracasó miserablemente en enseñarme a bailar, nunca se desanimó en esa empresa. Y aunque ella baila fabuloso, nunca se avergonzó de que su primogénito tuviera dos pies derechos.

Sin duda que Nora tiene un manual de cómo ser madre… y lo aplica en su versión de cómo ser abuela. Sus nietos la adoran y sé por qué. Porque contagia alegría, porque no pierde la cabeza y porque sabe lo que es la justa medida.

Que sea divertida, generosa y paciente, no quiere decir que no sepa cuándo apretar el tornillo. Una mirada suya solía ser suficiente para evitar travesuras y conductas infantiles. Y si la mirada no bastaba, pues ahí iba un pellizco seguido de la sentenciosa frase: Te-es-tás-lu-cien-do.

¡Nadie! hace mejor fiambre, mejor lasagna, mejores pies, ni mejores galletas que ella. Se goza igual, una tortilla con sal, que cualquiera de las comidas que he mencionado antes; y tiene un green thumb increíble para los culantrillos.

A mi lado estuvo cuando me dieron varicela, hepatitis y malaria; estuvo de mi lado cuando perdí un año en el colegio y cuando perdí mi primer empleo; estuvo cuando perdí a mi padre y cuando me le escapé a la parca. Ha sabido estar en las buenas, y se las arregla para estar en las malas. Sabe cuándo hay que abrir una botella de vino, y sabe cuándo es mejor que haya silencio. Nora se ve menuda, pero siempre ha sabido cuidar a sus cachorros.

A quien se le acerque con cariño siempre ha sabido ofrecerle un hogar feliz y un rincón a su lado; y aunque a veces no todo ha salido bien, lo cierto es que donde ella está, siempre hay lugar para la alegría, para la luz, para las cosas algo locas, para los aromas y sabores olímpicos y para la generosidad. A Nora, y a todas las madres: ¡Feliz Día de la Madre!

Esta columna fue publicada en El Periódico.


08
Abr 11

Encandilados

Se está gestando un fraude. El maestro Henry Hazlitt nos enseñó que, el arte de la economía consiste en mirar no solo lo inmediato; y para ilustrarlo se basó en la lección de Federico Bastiat en el sentido de que más importante que lo que se ve, es lo que no se ve.  Lo que observamos es que la contienda electoral está enfocada en la Presidencia de la República; y vemos que el divorcio de Los Colom/Torres no únicamente se perfila como el hazmerreír político de América Latina, sino como un enredo jurídico que raya en el golpe de Estado. Y eso nos tiene ocupados. Empero, más importante que lo que se ve, es lo que no se ve.

No vemos cómo es que se están gestando las listas de diputados. ¿Cuántos ex guerrilleros mañosos se están posicionando?, ¿cuántos ex eferregistas sinvergüenzas están ocupando posiciones?, ¿cuántos peones del crimen organizado ya tienen comprado su puesto en las papeletas?, ¿cuántos serviles tienen aseguradas sus candidaturas? No vemos que Los Colom/Torres tienen incentivos de peso para no dejar el poder, a cualquier costo. ¡Nunca antes, en la historia constitucional moderna de Guatemala, un ex presidente –y un ex vicepresidente– habían estado presos luego de dejar sus altas investiduras! Yo digo que a Alvaro Santa Clos y a Sandra Evita les ha de aterrar la idea de vestir trajes a rayas luego de una administración corrupta sin precedentes. Si París bien vale una misa, como para Enrique IV, la impunidad bien ha de valer lo que sea necesario.

Dejemos el hecho de que si se interrumpe el proyecto socialista se acabará su buena obra y su partido terminará evaporándose como la DCG, el MAS, el PAN y el FRG. Lo que no vemos es que Santa Clos y Evita deben aferrarse al poder y asegurar su impunidad, no solo en la Presidencia, sino en el Congreso. Por eso no hay que perder de vista las listas de diputados; no solo para identificar cuáles están contaminadas por los peones de Los Colom/Torres; sino para proponer y ubicar candidatos ajenos a la corruptela oficialista y al establishment.

Lo que no vemos es que los fraudes ya no se hacen alterando votos y cambiando urnas como cuando se amarraba a los chuchos con longanizas. Los fraudes, ahora se hacen a la Chávez, acarreando ciudadanos, empadronando clientela, creando confusión en el padrón y en las mesas electorales. Esas cosas las hacen maestros del humo y los espejos con experiencias adquiridas en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Encandilados por lo que se ve, no vemos lo importante.

Esta columna fue publicada por El Periódico.


11
Mar 11

Sandra no puede

Según Álvaro Colom, su esposa puede ser candidata presidencial porque no se le aplica la prohibición evidente contenida en la Constitución; y porque es un derecho de los ciudadanos el ser de electo para cargos públicos.

Lo que aparenta ignorar, el Presidente, es que el derecho que cita es una facultad política que está sujeta a la naturaleza del orden político que le da origen. Me explico: los derechos individuales tienen su génesis en el hecho de que el dilema básico de las personas es vivir, o morir. Si las personas eligen morir no tiene sentido discusión alguna; empero, si eligen vivir, la siguiente pregunta es, ¿cómo? Esto es porque vivir, para los humanos, quiere decir vivir como seres humanos. Vivir como humanos no es mera existencia; sino vida plena.

Los derechos a la vida, la libertad y la propiedad protegen a los individuos contra los demás; y son los que nos permiten vivir plenamente sin que los otros amenacen nuestra existencia qua seres racionales, nuestras ilusiones y planes, y el fruto de nuestro trabajo. Desde otra perspectiva, los tenemos porque somos dueños de nosotros mismos.

Los derechos políticos, en cambio, se derivan del orden o taxis en el que hemos decidido vivir, o en el que nos resignamos a vivir. Un taxis, por cierto, es un orden creado con propósitos particulares, y que se rige por normas específicas cuyo objetivo es asegurar, o por lo menos facilitar que se alcancen los propósitos particulares del orden.

Tanto el Estado como el Gobierno son taxis u ordenes creados y como tales tienen reglas específicas y particulares. Una de esas normas, propia de una República, es que todos los ciudadanos tengan la facultad de ser electos para cargos públicos. Pero esa norma tiene sus excepciones de acuerdo con las experiencias y tradiciones propias de cada estado y de cada gobierno. Ejemplos: todos pueden ser electos para Presidente de la República; pero no antes de cumplir 40 años. Todos pueden ser electos; pero no aquellos que están inhabilitados por estar cumpliendo condenas penales. Todos, menos los militares de alta. Todos, menos los parientes del Presidente.

Quizás sea bueno que haya presidentes de menos de 40 años y que sean elegibles los militares, o que puedan ser candidatos los parientes del mandatario. Pero para que sea posible, es necesario cambiar las reglas del juego. Eso sí, para preservar el orden, ¡y el Estado de Derecho!, esos cambios no deben ser mandados a hacer a conveniencia de alguien en particular.

Esta columna fue publicada en El Periódico.