27
Abr 12

El sacrificio de los tributarios

Quienes reciben bienes y servicios de manos de los políticos, sin costo para los recipiendarios, creen que tienen derecho a aquellos beneficios, y que son gratis. Y si se los quitan, la gente –convertida en clientela– reacciona violentamente.

Ese es el caso de los vecinos de Villalobos, El Mezquital y El Búcaro que bloquearon la Calzada Aguilar Batres para exigirle a Tu Muni que restabeciera el servicio gratuito de buses que había puesto a su disposición, y que estaba reduciendo.

Aunque fueran vecinos de Villa Nueva, la Municipalidad capitalina les proporcionaba transporte, pagado por los tributarios de la Capital, y los usuarios se molestaron cuando el servicio fue disminuido. En realidad, los bienes y servicios que muchas personas reciben de manos del sector público son pagados por los tributarios a quienes se sacrifica política y económicamente para satisfacer, como si fueran derechos, algunas necesidades.

Tu Muni sacrifica a los tributarios de la Capital para darle transporte a los habitantes de otros municipios; así como los tributarios de todo el país son sacrificados para transferirles, políticamente, el fruto de su trabajo a los propietarios del transporte colectivo.

Claro que prácticas como estas no son exclusivas del socialismo y del mercantilismo chapines. Las hay en todo el mundo. En Facebook hay un anuncio que dice: Canadá, el mejor país para vivir. Para toda su familia, salud y educación 100 por ciento gratuita. Y tal anuncio mueve a pensar que no hay tal cosa como un almuerzo gratis; porque siempre hay quien lo paga. En este caso, y en los anteriores: los tributarios.

James L. Payne, en Why the Titanic is sinking? sugiere una buena práctica: Bajo el hechizo de la ilusión filantrópica, los políticos y el público minimizan u olvidan el daño y las lesiones de los impuestos. Un dispositivo sencillo que ayudaría a contrarrestar esta miopía es la Declaración de Gratitud. A todas las personas que reciben dinero gubernamental se les debería exigir que firmaran esta declaración: “Comprendo que los fondos que estoy a punto de recibir vienen de los tributarios de la nación, y estoy agradecido por los sacrificios que están haciendo en mi nombre”. Y yo agregaría: Prometo no usar la violencia para conservar este privilegio.

Columna publicada en El Periódico.


13
Abr 12

Viernes 13

Un viernes 13 de octubre de 1307, por orden de Felipe IV en connivencia con el papa Clemente V, los Caballeros Templarios fueron arrestados para luego ser asesinados, o condenados a la hoguera en una matanza espeluznante. Desde entonces es que el viernes 13 es un día de mala suerte.

¿En qué supersticiones crees tú? Cuando yo era niño las más populares entre los de mi edad eran la de que si te tocaba un número de boleto de camioneta, que sumara 21, eso era de buena suerte. También se creía que, si levantabas la mano cuando pasabas bajo el puente del ferrocarril, sobre la Sexta, o Séptima avenidas a la altura del Centro Cívico –en el momento en el que pasaba el tren– entonces tendrías buena fortuna.

Claro que pasar debajo de una escalera no traería nada bueno; y el que se te atravesara un gato negro, en el camino, no era buen augurio. Tampoco era favorable que rompieras un espejo, o que derramaras la sal. ¿Has visto ajos forrados de papel celofán rojo, colgados sobre una puerta? Eso es para que te vaya bien en tus negocios. Y en casa tenemos una herradura colgada porque cae en gracia.

Hay supersticiones más complejas y disparatadas; pero luego de ver cómo fue malinterpretado, mal leído e incomprendido el artículo Es una locura, de mi amigo Jorge Jacobs, hoy no tengo ganas de meterme con el fanatismo y la irracionalidad incapaces de apreciar la ironía y el sentido del humor.

Es una superstición, también, la utopía de que la guerra perdida contra las drogas –en manos de los políticos venales e ineptos que criticamos constantemente por su mal desempeño en otros campos de la cosa pública– va a acabar con la violencia, los abusos, las injusticias y otros males relacionados con la criminalización del uso y comercio de estupefacientes.

Es una superstición suponer que, si no se aplican las leyes generales contra el robo (cualquier robo), el robo de teléfonos móviles va a ser disminuido si es emitida una ley específica contra esa actividad criminal. Es una superstición suponer que monopolizar y centralizar las adopciones, en manos de aquellos políticos que tú ya sabes, va a evitar la corrupción y las anomalías que eran cometidas cuando esos mismos políticos estaban involucrados, pero sin monopolio y de forma descentralizada.

Artículo publicado en El Periódico.


30
Mar 12

Xibalbá y Jötunheim

Sylvia Gereda y Pedro Trujillo publicaron un reportaje de cómo es que la cooperación internacional financia grupos al margen de la ley. Y el columnista Humberto Pretti se atrevió a opinar al respecto. Acto seguido, los señores de Xibalbá se alzaron furiosos contra la osadía de aquellos periodistas.

De la mano de los Jotuns, míticos seres nórdicos, los señores del inframundo niegan que el dinero de los tributarios escandinavos esté siendo usado para “financiar grupos al margen de la ley”. Pero si quieres ver el reportaje y sacar tus conclusiones, haz clic en vimeo.com/37977312/

Al respecto hay mucha tela que cortar. Un informe titulado Tendencias de la conflictividad social en San Juan Sacatepéquez, del Sistema Nacional de Diálogo Permanente del Gobierno de Guatemala, dice que la tendencia en aquella población, durante 2012, es hacia más expresiones de violencia debido a 3 factores: el primero, es una dirigencia proclive al uso de la violencia; el segundo, es un programa denominado Mecanismos de Apoyo a los Pueblos Indígenas, del gobierno de Suecia, que contribuyó con financiamiento de Q2.3 millones, luego del cual aumentó el activismo; y el tercero, el acompañamiento de organizaciones que se caracterizan por desempeñar un papel… de polarización, campañas mediáticas y medidas de hecho que generan más violencia.

Mezclado en la controversia se halla el embajador de Suecia, Michael Fruhling, personaje del que, James LeMoyne, delegado de la ONU en Colombia, dijo tener sus reservas, cuando aquel era representante de la OACDH en el marco de las pláticas con las FARC, en tiempos del expresidente Uribe. Según elTiempo.com, LeMoyne le dijo eso a William Brownfield que acaba de estar en Guatemala.

El Gobierno de Suecia, por cierto, tiene una larga tradición de asociación con grupos proclives al uso de la violencia. El difunto Olof Palme, por ejemplo, apoyaba al FMLN-FDR en El Salvador; y a los sandinistas en Nicaragua. En su momento elogió a los regímenes dictatoriales de Fidel Castro y Pol Pot, aunque criticara a los de Pinochet y Franco.

Sospecho que este asunto, más que ser acallado desde Xibalbá y Jötunheim, merece ser investigado. ¿Qué hacen las embajadas con el dinero de sus tributarios, en plena crisis europea?


20
Ene 12

Vacas e impuestos

La frase esa, de que los impuestos son impuestos porque son impuestos, solo es cierta en una sociedad de siervos, y no en una de ciudadanos. Solo es cierta en donde los mandatarios ignoran de que sobre ellos están los mandantes y está la ley. Solo es cierta cuando los funcionarios no recuerdan que el Gobierno es un sirviente peligroso y un amo temible.

Es una lástima que esa frase de los impuestos haya sido usada por el ministro de Finanzas, Pavel Centeno (a quien le tengo mucho aprecio). En realidad, en una república sana, los impuestos se discuten y se consultan con los mandantes. Y los tributarios –solo después de haber revisado y aprobado el presupuesto de gastos; y solo después de haber sido convencidos de que su dinero no va a ser desperdiciado, mal administrado, o simplemente robado– deciden si apoyan el presupuesto de gastos, o no. Si el poder proviene del pueblo, es ese soberano el que debe decidir qué cargas quiere acarrear, y con qué causas va a contribuir.

Me llamó la atención, también, la frase usada por un diputado oficialista, para referirse al paquete impositivo que la nueva administración está por proponer: Debe ser una reforma fiscal con la que el sector privado pueda mantenerse y seguir creciendo. Esa frase me recordó un chiste: Capitalismo es cuando tienes dos vacas, vendes una, compras un toro y crías terneros. Comunismo es cuando tienes dos vacas, el gobierno te las quita y vende la leche. Fascismo es cuando tienes dos vacas, y el gobierno te obliga a cuidarlas, para luego quitarte leche y venderla.

En realidad, los impuestos son robo. No son más que tomar dinero ajeno por la fuerza y repartirlo –políticamente– entre intereses privilegiados a los que, en muchos casos, los legítimos propietarios del dinero no les darían fondos de forma voluntaria. No sirven para el bien común, que es el bien de todos; sino para mantener tranquilos a los que viven de la teta del estado.

Así ha sido tradicionalmente entre nosotros; y toda administración –antes de atreverse a pedir más dinero de los tributarios– debería sentirse moralmente obligada a demostrarnos que, en esta ocasión, va a ser diferente. ¡Es inaceptable que la solución del problema fiscal excluya una revisión previa y exhaustiva del presupuesto de gastos!

Esta columna fue publicada en El Periódico.


06
Ene 12

“Miercantilismo” o “crapitalism”

Al sistema económico/político basado en la connivencia del sector público y el sector privado, para aprovecharse del dinero de los tributarios por medio de asignaciones presupuestarias, negocios y transferencias se le llama mercantilismo o crony capitalism. Pero, para referirse a él, más modernas y humorísticas son las voces miercantilismo y crapitalism*.

En eso pensé cuando leí que la nueva Administración apoyará una ley de vivienda.  En mayo pasado la Cámara Guatemalteca de la Construcción les solicitó a los precandidatos presidenciales que tomaran en cuenta el negocio de la construcción y que, en sus planes de gobierno, incluyeran programas para destinar dinero de los tributarios para la construcción de 60 mil unidades habitacionales cada año.

A los constructores no se les ocurrió más que jugar la carta del déficit de vivienda y sugerirles a los políticos que, para resolver ese problema, usen el poder de la ley para transferir, forzadamente, recursos de los tributarios hacia sus negocios particulares.

El que la dirigencia popular tenga bloqueados –por la fuerza– la novena avenida y el Congreso, sirve a los intereses de los empresaurios.  En julio pasado, la Asociación Nacional de Constructores de Vivienda pidió un subsidio a las tasas de interés para la construcción de viviendas, acceso a fuentes de financiamiento privilegiadas y la eliminación del IVA para la compraventa de casas…que ellos construyen.  Eso, sumado a que los bloqueadores quieren financiamiento fácil para la adquisición de viviendas, es una receta explosiva.

¡Fue así, precisamente así, como empezó la crisis de las hipotecas subprime!  ¿Dónde ha estado esta gente que no se enteró?  ¿No leen los periódicos? Subsidios, créditos populares forzados y tasas artificiales, fueron caldo de cultivo para la quiebra de bancos y la crisis.

En lugar de más de lo mismo, el sector público y el privado deberían explorar soluciones de verdad.  ¿Qué tal una reforma previsional mediante la cual los ahorros de largo plazo sirvan para financiar créditos hipotecarios? ¿Qué tal si, como la mejor política social es un buen empleo, la Administración crea las condiciones institucionales y jurídicas para flexibilizar el mercado laboral? ¿Qué tal si rechazamos el miercantilismo y el crapitalism?

*Ambos términos “técnicos” se los oí -por primera vez-  a mi cuate, Gene, y a mi amigo, Giancarlo, hace unos meses en una conferencia.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


23
Dic 11

Aromas de Navidad

La Navidad me huele a ponche, manzanillas y pinabetes.  Huele a los nacimientos en las casas de mis abuelas, y a la cena y al intercambio de regalos en la casa de mis papás. Huele a mincemeat pie y a galletas recién horneadas. Tiene el aroma de sentarse en la acera a quemar cohetes ¡de uno en uno! Huele a tamal negro y tamal colorado para el desayuno del 25; y a caldo de huevos, hecho con los huesos del pavo, para el almuerzo.

Es la fiesta en la que más disfruto las sonrisas de mis sobrinos y las llamadas de mis amigos. ¡Me encanta el espíritu de Navidad!  Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, compartir con los que no tienen, y en mi caso, turrones y tamales.

Es una lástima que los enemigos de la alegría y del placer aprovechen para emprenderla contra lo que califican de consumismo. ¿Preferirían, quizás, que el mensaje navideño fuera: Llorad y arrepentíos, en lugar del que se manifiesta con la tradicional algarabía?

En el aspecto material, lo que otrora fuera las fiestas saturnalias –de los romanos– genera corrientes inmensas de ingenio y de emprendimiento.  Creatividad que produce alimentos, ropa, juguetes, luces, adornos y numerosos objetos de placer.  Muchas gentes tienen trabajo durante todo el año para preparar la parafernalia navideña.  De modo que lo que los scrooges critican como la parte maligna de la Navidad, resulta ser el pan de cada día y una vida digna para miles y quizás millones de familias alrededor del mundo.

La que estamos celebrando es una fiesta poderosa, cuyo encanto inocente y alegre invade a todo aquel que se relaja y tiene algo de niño.   Usted dirá que soy un cursi; pero aquí, y haciendo cálculos, los mejores recuerdos de mis navidades siempre han involucrado sonrisas.  Desde sonrisas inocentes, hasta sonrisas pícaras, pasando por sonrisas de complicidad y sonrisas de sí, yo también siento algo de nostalgia, pero me aguanto como los machos.

Dada su popularidad, parece evidente que los  humanos, de casi todos los colores y convicciones, disfrutamos de un festejo universal que nos recuerda los principios que valoramos, una fiesta propicia para intercambiar regalos y halagar a las personas que amamos.

Si alguien lee estas líneas: ¡Muchas bendiciones!, y que esta Noche Buena la pasen rodeados de amor y en paz.

Esta columna fue publicada por El Periódico.


09
Dic 11

El libro de los sueños

Luis Chivalán es un niño que, al salir de la escuela, saca de su bolsón una caja de lustre y la hace de empresario. Es uno de los cinco chicos que forman parte del proyecto El libro de los sueños, de elPeriódico. Las otras historias de este proyecto son igualmente conmovedoras e impresionantes; de niños trabajadores que en el basurero, en buses, en el cementerio, o en el mercado, se ganan la vida y persiguen su bienestar, su felicidad y la de los suyos.

La de Luis me llamó la atención en particular porque –aunque los cinco son, en mayor, o menor grado trabajadores por cuenta propia– fue el único que expresó su deseo de ser empresario.  ¡Qué distinta sería Guatemala si hubiera más patojos como este!; y menosempresaurios, menos oenegeros, menos Jovieles y menos buscadores de rentas parasitarias. su bienestar, su felicidad y la de los suyos.

Lo que se ha propuesto Luis Chivalán es titánico porque el ambiente institucional en el que está creciendo limita las posibilidades de surgimiento y multiplicación de emprendimientos.  Con la ayuda de muchos, Luis puede superar su situación actual, mejorar su calidad de vida y hallar oportunidades para estudiar y superarse intelectual y hábilmente.  Empero, a él y a los miles de Luises que tienen sueños similares los espera una sociedad hostil hacia la actividad emprendedora.  Y si quieres saber por qué, te recomiendo leer el Global Entrepreneurship Monitor  2010 – 2011, para Guatemala, que encuentras en http://tinyurl.com/bn6ugqw.

Seguramente deberíamos proponernos, cuando leamos historias como las de El libro de los sueños, hacer para estos niños un ambiente institucional propicio para el emprendimiento y para la actividad independiente. su bienestar, su felicidad y la de los suyos.

En Los fundamentos de la libertad, Friedrich A. Hayek advirtió contra el peligro que implicaba –para la libertad y la prosperidad– el hecho de que la mayoría de los electores tuviera una ética de asalariado, en vez de tenerla de trabajador por cuenta propia o independiente, o de empresario (que, repito, no es la misma que la del empresaurio).  Y el caso ejemplar de Luis debería invitarnos a meditar sobre eso.  ¡Más chicos así, y menos pidiendo una ley de la juventud, es lo que hace falta!

Por cierto que, para ayudar a este patojo, la cuenta en el BAM es 30- 2008465 -9 a nombre de María Jacinta Chivalán.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


25
Nov 11

¿Zar contra las drogas?

Otto Pérez, el presidente electo, propuso una especie de zar contra las drogas . Y la pregunta de cajón es si el nombramiento de una especie de zar contra las drogas”, ¿implicará que los guatemaltecos seremos metidos, de cabeza, en la guerra perdida contra las drogas? La propuesta, por cierto, se la hizo a Douglas Fraser, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos de América.

En 2006, y con apoyo popular, el presidente Calderón metió a los mexicanos de lleno en aquella guerra. Y entre 40,000 y 50,000 muertos más tarde la gente está desencantada con los resultados de la ofensiva. Rubén Aguilar, ex director de comunicaciones del Presidente, se manifestó a favor de la legalización, como una forma de reducir la delincuencia y la violencia vinculada con los carteles.

Hace poco, J.M. Santos, presidente de Colombia, expresó que el narco sigue alimentando la violencia y que está abierto a discutir la legalización.  A veces sentimos que el mundo está pedaleando en una bicicleta estática. Seguimos luchando contra las drogas; pero las drogas continúan fluyendo, dijo Santos.

En los Estados Unidos, el candidato presidencial, Ron Paul, se refirió a la guerra contra las drogas como un fracaso, reconoció que de ahí es de donde procede la violencia, y dijo que debería ser cancelada.

Si esta guerra tuviera sentido, lo primero que hubiera sido eliminado –y de raíz– serían las fuentes de financiamiento del narco, que son los consumidores. Pero eso es impensable, ¿verdad?

Hace unos días el ayuntamiento de Copenhague aprobó una propuesta piloto que retira las multas al consumo de marihuana y establece puntos de venta legales. Y que conste, eso sí, que no apruebo, ni recomiendo el uso de estupefacientes; pero entiendo los argumentos de Aguilar, Santos y Paul.

Los chapines no nos hemos recuperado de los horrores del enfrentamiento armado que comenzó en 1960. Conscientes de ello y de las experiencias de otros países vale la pena meditar: Supongamos que el ejército chapín ganara la guerra contra las drogas, como no lo han podido hacer los mexicanos y los colombianos, ¿quiénes serán los perseguidos por los abusos que se cometan durante esta guerra? ¿Cuántos muertos estamos dispuestos a poner en esta guerra? ¿Más, o menos que los que están poniendo los mexicanos? ¿Más, o menos que los que hubo en el enfrentamiento armado interno?

Columna publicada en El Periódico. Si te interesa el tema mira esta entrevista (en inglés) con Juan Carlos Hidalgo, del Cato Institute; y lee Traffiking Networks and the Mexican Drug War, por Melissa Dell.


11
Nov 11

Sentido común

Es apropiado que ese fuera el título de la columna de Manuel F. Ayau, así como el de la antología que debería ser leída por todo el equipo político que está por hacerse cargo del Gobierno.

Muso escribió Por qué fracasan los gobiernos y explicó que como los políticos no se consideran ineptos, ni cínicos, y además confían en su buena voluntad, elaboran planes: un menú de aspiraciones que no deja problema sin resolver. Confían en que la solución dependerá de escoger colaboradores igualmente capaces y honrados, y que con buen tino esto será suficiente. Es la historia de siempre. Y la razón por la cual fracasan sigue escapándoseles”. Y recomienda: “cuando en un país prevalece un régimen de derecho y no de hombres, sobre la base de leyes generales, abstractas, establecidas a priori, que rigen conductas en lugar de buscar resultados específicos… surge lo que se llama economía de mercado, que no deja oportunidad a la corrupción… porque no hay privilegios y sí eficiencia económica y justicia. Quien facilite este estado de cosas pasará a la historia como el mejor presidente que jamás haya existido.

Advirtió: No es el Estado el que tiene derecho preeminente sobre el fruto del trabajo de los ciudadanos. Todo lo contrario: son ellos quienes, a través de representantes encargados de legislar, establecen qué porción de sus ingresos entregarán al Estado para que cumpla la misión que le han encomendado.

Llamó la atención sobre el hecho de que la gente más intolerante es la que más reclama paz, pluralismo y diálogo, y hasta parece ostentar la exclusividad de las virtudes y la sensibilidad social. Generalmente estas personas no admiten las buenas intenciones de quienes no están de acuerdo con ellas. El colmo es que muchos de los que tan apasionadamente reclaman pluralismo son los que más endosan epítetos y etiquetas a sus oponentes ideológicos. Dijo que Tener derechos individuales significa que ninguna persona o grupo impone, a través de leyes o reglamentos, sus intereses sobre los derechos de otros.

Muso tendría mucho que enseñarles a nuestros gobernantes si no queremos que este gobierno fracase miserablemente como el anterior. En manos de políticos hábiles, Sentido común puede encender un mejor futuro para los chapines.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


04
Nov 11

¿Tendrá razón Arce?

En los comicios recién pasados, por lo menos diez alcaldes fueron electos aunque tenían juicios pendientes; y leí que el expresidente del TSE, Mario Guerra, llamó la atención sobre algo que, seguramente, notaste durante este proceso: Hubo poco respeto para el Tribunal”.

Los partidos políticos empezaron la campaña cuando les dio la gana; solo presentaron el informe de sus finanzas los que así lo quisieron; fueron inscritos candidatos sin finiquitos; ¿Quién cumplió con los límites para los gastos de campaña? En varios municipios del interior hay amenazas de violencia y no se integran juntas electorales; y en aquel alto órgano, afloraron diferencias partidistas entre los magistrados; y así puede seguir la lista.

Los partidos –que nunca han sido los intermediarios entre gobernantes y gobernados, ni las plataformas ideológicas y programáticas que distinguen clásicos como Duverger– ya ni siquiera hacen esfuerzo alguno por ocultar que no son, sino roscas y maquinarias electoreras cuyo objetivo es llevar a sus dueños al poder.

En medio de aquel ambiente, pasado mañana vamos a tener que acudir a una segunda ronda electoral que no es capaz de levantar más emociones que el despertar de un perezoso o Choleopus didacylus.

Es evidente que el sistema actual se agotó. Se agotó porque era insostenible; y se agotó, también, porque buena parte de la demanda electoral ha madurado. Buena parte de los electores, y de los tributarios, ha madurado. Mucha gente se pregunta que por qué es que debería pagar impuestos para mantener una clase política saqueadora y rapaz. Si en algunos de los países donde todavía hay monarquías, los tributarios se preguntan que por qué es que deben mantener a la familia real; no es menos legítimo que tú te preguntes: ¿por qué debo mantener parásitos?

Urge, pues, una reforma electoral. Una que consolide la República, que acabe con los privilegios, que haga eficiente y fortalezca la facultad de elegir que tienen los ciudadanos, que opere en favor de los mandantes, y que aproveche la energía y el entusiasmo que la gente vuelca en las elecciones. Una para evitar que el descontento se vuelva violencia.

De nuestra parte, será muy irresponsable si ignoramos los llamados de atención que recibimos en septiembre y no tomamos en serio lo que está pasando frente a nuestras narices. Hace añales, el periodista Hugo Arce escribió una columna titulada Pueblo pendejo; y me pregunto si le daremos, o no, la razón a Hugo.

Esta columna fue publicada en El Periódico.