¡Que alegre, ya vinieron los tamales!

Los tamales, para la Navidad, ya vinieron a casa.  ¡Por supuesto que vinieron colorados y negros y, por supuesto que son de cerdo!  Esas delicias me están haciendo ojitos; pero a mí me gusta comer los primeros para el desayuno del 25.

¡Como disfruto de su sabor y aromas intensos!  ¡Cómo me gustan sus colores brillantes y su textura suave y acariciadora del paladar!

Este año no llegué a tiempo para ver cómo los armaban; pero el año pasado si tuve la dicha de ver ese proceso complejo y extramadamente cuidadoso.  Los tamales bien hechos son una muestra de excelencia culinaria que a mí me deja maravillado y contento.  Desde la textura y el sabor de la masa, hasta el doblado perfecto de las hojas, pasando por la sazón del recado.

De niño, recuerdo haber comido los de mi bisabuela, Adela; y los de mi tía abuela, La Mamita; pero lastimosamente no recuerdo su sabor que deben haber sido maravillosos, dado que eran cocineras estupendas.  Recuerdo muy bien los de mi tía Baby, que también eran riquísimos y su receta derivaba de la de mi bisabuela.  También recuerdo que, durante un tiempo, le compraba tamales a una señora de por allá por el barrio de Gerona; y esos eran muy sabrosos.

Actualmente, y para mí, los tamales de doña Estelita son los mejores de todo el universo mundo.  Su sazón es impecable y usa ingredientes de primera.  Me encanta que no es tacaña con el recado, ni con los aderezos.  Y amarra los tamales como debe ser.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolì) y, en el caso de los negros, con chocolate. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, y pollo.  Aunque a mí me gustan más los de cerdo.

Los de doña Estelita son la receta de su madre y su familia es de San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo.

El teléfono de doña Estelita -que, en casa, nos ha hecho dichosos con sus tamales durante casi 25 años- es 2474-0260.

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  1. […] recién horneadas. Tiene el aroma de sentarse en la acera a quemar cohetes ¡de uno en uno! Huele a tamal negro y tamal colorado para el desayuno del 25; y a caldo de huevos, hecho con los huesos del pavo, para el […]