23
Jul 09

Luisfi en la radio

Hoy, a la 1:00 p.m. (Central Time), estaré en el programa de radio Todo a pulmón que conducen mis amigos Marta Yolanda Díaz-Durán y Jorge Jacobs. El programa se transmite en 100.9 F.M. y en libertopolis.com

Comentaremos el recientemente difundido Manual de resistencia ecologista.

13
Nov 08

El mundo sin pinabetes

El mundo, sin pinabetes, sería algo triste. De hecho, la Navidad chapina, sin pinabetes, no olería a Navidad. Sería como Navidad sin manzanilla, sin tamales y sin ponche.

Por eso me llamó la atención que en el país sólo quedan unas 27 mil hectáreas de bosques de pinabetes y que en los últimos 10 años han sido destruidas aproximadamente 12 mil hectáreas de esos bosques. El hecho es que el Abies guatemalensis está siendo víctima de lo que se conoce como La tragedia de los comúnes. Este fenómeno se explica de forma sencilla con la frase que dice que lo que es de todos, no es de nadie y se termina acabando. Esto es porque se tiende a la sobreexplotación de un recurso cuando nadie tiene el incentivo, la responsabilidad, ni el interés de conservarlo. Tres condiciones que están directamente relacionadas con la existencia, o inexistencia de un dueño o propietario.

El destino de los pinabetes está sellado si su conservación sigue dependiendo de las políticas tradicionales encuanto a reservas estatales y prohibiciones de explotación. En cambio, los pinabetes tendrán futuro si se siguen tres principios:
Que las personas deben preocuparse y responsabilizarse de su entorno, procesando la información específica de tiempo y lugar de sus localidades para descubrir nichos ecológicos.

Que no existe incompatibilidad entre el crecimiento económico y la calidad del ambiente. Al contrario, mientras mayores son los ingresos de la personas, mayores son los recursos que se pueden poner a la disposición de la protección del ambiente; y menor es la necesidad de depredar.

Que la protección efectiva del ambiente depende del establecimiento de instituciones que protejan los derechos individuales. El reconocimiento de la propiedad privada constituye una condición esencial para mejorar la calidad del ambiente. Esto permite ampliar los procesos de mercado que generan los recursos necesarios para mejorar el nivel de vida de las personas y, además, crear espacios de alto valor ecológico.
El futuro del pinbete está en juego y tenemos dos opciones. Seguimos haciendo lo mismo de siempre, esperando resultados diferentes; o exploramos una posibilidad audaz: la misma que permite que no se extingan el maíz ni el frijol, a pesar de que son explotados sin misericordia.

24
Dic 07

De Luisfi para Luis

El cuate, Luis Godoy, dejó una pregunta muy interesante en mi entrada anterior, y creo que vale la pena comentarla. Tengo tres razones para que me desagraden los focos ahorradores como regalos navideños: 1. No me gustan los regalos puramente utilitarios, es como regalar una resma de papel toilette, o 6 latas de yuquilla. Mientras más hedonistas son los obsequios, mejor; 2. No me gusta la luz de los focos ahorradores, por eso sólo los tengo en el área de servicio; y 3. No me gusta ese tipo de activismo.

Por cierto que el The New York Times, que publica Prensa Libre, trajo un hermoso reportaje sobre qué tan beneficiosos son los productos verdes. Los que se interesan por estos temas deberían leerlo.

Este chiste ya lo conté hace ratos, pero creo que es atingente para ilustrar la ocasión: Una vez le preguntaron al embajador de los Estados Unidos de América en la ONU que qué quería para la Navidad; y el representante diplomático contestó que quería paz y prosperidad para todos. La misma pregunta se la hicieron al representante de la extinta Unión Soviética y el embajador contestó que quería igualdad y justicia social para todos. Cuando le preguntaron al jefe de la legación británica, el embajador de Su Majestad contestó que quería un pudín de ciruelas.

Ese sujeto y yo, nos entenderíamos.


04
Abr 07

El reino de las tinieblas

De amigos y parientes -seguramente bien intencionados- he recibido la siguiente invitación: “Se esta haciendo una propuesta desde América Latina, de Venezuela a todos los habitantes de este mundo… para que apaguemos los focos, los bombillos , las luminarias, como se llamen, los televisores , las radios, las computadoras, todo aparato eléctrico o que genere consumo de energía…. el próximo X de abril de 2007 a las 7.53 p.m. por sólo 7 minutos, cada país en su horario. En ese tiempo nos uniremos en una oración por la paz y el amor universal. Esto produciría un efecto psicológico mundial de fraternidad y hermandad”; y hasta aquí la cosa no pasaba de parecer un mero New Age touchie feelie. Pero luego aparece el peine porque la invitación dice que también producirá “un gran ahorro de energía…se propone apagar todas las luces para darle un respiro al planeta. Si la respuesta es masiva, el ahorro energético puede ser brutal”.

Así que ya se ve la propuesta va más allá de hermanar al mundo a tientas; es evidente que la misma sirve a una agenda política bien conocida. A ese respecto, mi amigo el filósofo Edward Hudgins, de The Objectivist Center ha escrito algo muy atingente:

New Cult of Darkness

Edward Hudgins

Since early men ignited the first fires in caves, the unleashing of energy for light, heat, cooking and every human need has been the essence and symbol of what it is to be human. The Greeks saw Prometheus vanquishing the darkness with the gift of fire to men. The Romans kept an eternal flame burning in the Temple of Vesta. Our deepest thoughts and insights are described as sparks of fire in our minds. A symbol of death is a fading flame; Poet Dylan Thomas urged us to “rage, rage against the dying of the light.”

Thus a symbol of the deepest social darkness is seen in the recent extinguishing of the lights of cities across Australia and in other industrialized countries, not as a result of power failures or natural disasters, not as a conscious act of homage for the passing of some worthy soul, but to urge us all to limit energy consumption for fear of global warming.

This is not the symbol of the death but, rather, of the suicide of a civilization.

Certainly most of the individuals turning off their lights saw their acts in a narrower perspective. They have been told by every media outlet that the warming of the earth’s atmosphere due to human activities will certainly cause a global catastrophe unless we act now to radically curtail our energy use. The case for disaster is still weak; but this matter, which deserves dispassionate and serious consideration, is being hyped like the problematic products aimed at an attention deficit disordered audience by the entertainment industry and by pandering politicians.
In our individual lives it is quite rational to want the most for the least. We want the highest quality food, automobiles, and houses for the lowest price. And we want to pay as little as possible to run our cars, heat our homes, and power our consumer electronics. This means we want to waste as little as possible because waste is money that could be spent on other needs. So turning off the lights in an unused room is an act of self-interest.

The goal of our actions should always be our own welfare. And in a fundamental sense, this means using the material and energy in the world around us for our own well-being. The means for doing so is the exercise of our rational minds, to discover how to light a fire, to create a dynamo to generate electricity by burning fossil fuels or to tap the inexhaustible energy of the atom. The standard by which to choose which means is best is economics. In a free market, if producers can generate a kilowatt of power for pennies by burning oil compared to dollars per kilowatt through windmills and solar panels, it makes no sense to use the latter.

Some will argue that the full costs of each means must take account of unintended adverse consequences such as pollution that measurably harms our lives, health, and property. But there are means for dealing with such externalities — usually involving a strict application of property rights — that will not harm us far more than the alleged ills they aim to alleviate by dampening creative human activities and innovations.

When the costs of generating energy via oil rises too high as supplies dwindle — still many decades if not centuries away — our creative minds in a free market will develop less costly ways to harness wind, wave, and sunlight.

Through short-sightedness, sloppy thinking, emotional indulgence and even a deep malice, many environmentalists today — especially in their approach to global warming — are perpetuating an ethos of darkness. Consider the harm of their symbolic acts, to say nothing of the policies many of them advocate.

Most individuals acquire their values through the culture, often through implicit messages that they do not subject to rational analysis. The implicit message for many of turning off the lights of a city is that we should feel guilty for the act of being human, that is, for altering and employing the environment for our own use.

In her novel Atlas Shrugged Ayn Rand describes the consequences of such an assumption in the view from a plane flying over a collapsing country:

“New York City . . . rose in the distance before them, it was still extending its lights to the sky, still defying the primordial darkness . . . The plane was above the peaks of the skyscrapers when suddenly . . . as if the ground had parted to engulf it, the city disappeared from the face of the earth. It took them a moment to realize . . . that the lights of New York had gone out.”


We must keep focused clearly on the fundamental issues in every discussion about the environment: the right of individuals to pursue their own well-being as they see fit; the requirement that man the creator utilize the material and energy in the environment to meet his needs; the rational exercise of our minds as the way to discover the best means to do so; and the exercise of that capacity as a source of pride and self- esteem
The spectacle of a city skyline shining at night is the beauty of millions of individuals at their most human.

Energy is not for conserving; it is for unleashing to serve us, to make our lives better, to allow us to realize our dreams and to reach for the stars, those bright lights that pierce the darkness of the night.

La foto es de la NASA y muestra la Tierra de noche. Si usted mira con atención, confirma evidentemente el punto de Hudgins.


01
Mar 07

Los automóviles mejoraron la calidad del aire

De Cris Lingle recibí este artículo de Dwight Lee. Está en inglés, pero explica cómo es que los motores de combustión interna, tan denostados por algunos que proponen “hacer algo” para evitar que se ensucie el ambiente, en realidad han contribuido efectivamente a que el ambiente sea más limpio.

Cars improved the air … that’s no bull
By Dwight R. Lee

The motto of all environmentalists should be “Thank goodness for the internal combustion engine.”

The abuse heaped on the internal combustion engine by environmentalists was never justified. But a recent story on cow flatulence in the British newspaper, The Independent, makes the environmental benefits from gasoline-powered engines even more obvious. Based on a recent study by the Food and AgriculturalOrganization, The Independent reports that “livestock are responsible for 18 percent of the greenhouse gases that cause global warming, more than cars, planes and all other forms of transport put together.”

Long before global warming became an environmental concern, however, the move from the power provided by animals to that provided by gasoline had greatly improved the environment. The emissions that came out of the tailpipes of horses were much more lethal pollutants that those now coming out of the tailpipes of cars. Horse emissions did more than make our town and cities stink; they spread fly-borne diseases and polluted water supplies that killed people at a far greater rate than the pollution from cars and trucks ever have.

Photochemical smog is clearly a health risk, but not nearly the health risk of cholera, diphtheria and tetanus that have been largely eliminated with the help of gasoline powered transportation.

Before the internal combustion engine it wasn’t just cows, sheep and pigs emitting pollution down on the farm. Tractors and other types of gas-powered farm machinery eliminated the horses, mules and oxen that had provided most of the power necessary to grow and harvest our food and fiber. This not only reduced the problem that still exists from animal waste that environmentalists, with justification, still complain about. The internal combustion engine also eliminated the need to produce food to fuel millions upon millions of agricultural beasts of burden. It has been estimated that in 1900 it took about 93 million acres of land to grow the food for the farm animals that were replaced by current farm machinery. Most of that land has now gone back to woodlands, greatly increasing the number of trees that are reducing the problem of global warming by absorbing carbon dioxide.

The above consideration should have been enough to warrant an environmental shrine to the internal combustion engine. And now we find that by eliminating all those farm-yard animals, the internal combustion engine also eliminated vast amounts of methane-producing flatulence, which is a much more powerful greenhouse gas than the carbon dioxide produce by burning gasoline.

Even though the internal combustion engine is less polluting than what it replaced, it is obviously not pollution-free. Efforts should, and will be made to make it even less polluting than it is, and some day internal combustion will be replaced by an even less polluting technology. But history will look kindly on the internal combustion engine as a major contributor to the steady progress toward a healthier environment that has been made over the centuries.


28
Feb 07

Gore, JCAB y ¿un faux pas?

Jorge Cabrera tiene razón; antes de haberme burlado de la inconsistencia de Gore, tendría que haber expuesto argumentos sobre su documental. No atacado, porque no se trata de atacar.

Si usted, amable lector, no sabe de qué estoy hablando, por favor vea la entrada anterior y los comentarios. Gracias JCAB.

Ya en serio, para que no le digan y no le cuenten, porque a lo mejor le mienten, aquí va algo de lo que Patrick Michaels ha escrito sobre An Inconvenient Truth el oscarizado documental de Al Gore. Michaels senior fellow del Cato Institute y autor de Meltdown: The Predictable Distortion of Global Warming by Scientists, Politicians, and the Media.

Dice Michaels que “The main point of the movie is that, unless we do something very serious, very soon about carbon dioxide emissions, much of Greenland’s 630,000 cubic miles of ice is going to fall into the ocean, raising sea levels over twenty feet by the year 2100.
Where’s the scientific support for this claim? Certainly not in the recent Policymaker’s Summary from the United Nations’ much anticipated compendium on climate change. Under the U.N. Intergovernmental Panel on Climate Change’s medium-range emission scenario for greenhouse gases, a rise in sea level of between 8 and 17 inches is predicted by 2100. Gore’s film exaggerates the rise by about 2,000 percent. Even 17 inches is likely to be high, because it assumes that the concentration of methane, an important greenhouse gas, is growing rapidly. Atmospheric methane concentration hasn’t changed appreciably for seven years, and Nobel Laureate Sherwood Rowland recently pronounced the IPCC’s methane emissions scenarios as quite unlikely”. Por favor lea aquí, el texto completo, en inglés.

Nótese que el trabajo de Michaels es temporalmente anterior al descubrimiento de que Gore no es muy consistente que digamos; de modo que, al final, ya había razones científicas para no tomar en serio al ex vicepresidente de los Estados Unidos de América.


28
Feb 07

Gore. El diablo predica, y no se convierte

“Predicar con el ejemplo. Ésta es la moraleja que se le podría aplicar al ex vicepresidente norteamericano (Al Gore)) al haber trascendido por medio de los blogs que el oscarizado político consume en un mes el doble de energía que gasta el americano de a pie en un año. Así lo revelan los datos extraídos de la compañía eléctrica de Nashville por el think tank Tenessee Center for Policy Research. 10.656 kilowatios hora es la cantidad anual que consume una familia americana y 22.619 kilowatios hora fue la cifra alcanzada por la de Al Gore el pasado mes de agosto”. Lo leí en Libertad Digital; y se los paso para que no les digan y no les cuentan, porque a lo mejor les mienten.

La imágen es de http://schwinger.harvard.edu/~motl/al-gore-speech.gif


14
Oct 06

El poder de la ecohisteria

1. Mis maestros positivistas enseñaban que, en la Pirámide de Kelsen, la Constitución era la ley suprema y que debajo de ella estaban todas las demás normativas, reglamentos y circulares.

Desde otra perspectiva don Alberto Herrarte, enseñaba que el constitucionalismo era uno de los pilares del Estado de Derecho. Pero claro, para que aquello sea cierto debe haber concordancia entre las prescripciones constitucionales y la realidad social del ejercicio del poder. En esas condiciones el proceso del poder se somete a las normas de la Constitución. Una constitución semántica, según Herrarte, es aquella que si bien se aplica según sus prescripciones, estas tienen por objeto afianzarle el poder a sus detentadores.

Gottfried Dietze añade y advierte algo importante: que el constitucionalismo es una forma compleja de gobierno, difícil de perfeccionar.

Estas meditaciones vienen al caso porque en 1989 el Congreso de la República de Guatemala aprobó la Ley de Areas Protegidas sin cumplir con el requisito constitucional de contar con una mayoría de dos terceras partes del total de diputados que integran el Congreso.

El caso es que el Parlamento (organismo encargado de decretar, reformar y derogar las leyes) incumplió un requisito fundamental para que aquella ley fuera legal. Empero, existe una presunción de legalidad en cuanto a las normas emitidas por el Congreso; de modo que, aunque la Ley de Areas Protegidas haya nacido con un pecadote original, si a nadie le importa lo suficiente como para interponer una Acción de Inconstitucionalidad, aquella normativa tiene vigencia plena.

Puesto de otra forma puede decirse que mataron a un sujeto en la esquina, pero que, como nadie ha visto el cadáver, se presume que el muerto está vivo.

Pero el hecho es que alguien vio el cadáver. A principios de septiembre la Cámara de Industria de Guatemala impugnó la Ley de Areas Protegidas; ¡y los ecohistéricos pegaron el grito en el cielo!

No voy a discutir ahora si aquella ley es buena, o mala para la protección del ambiente. Voy a pasar por alto que el narcotráfico, la tala ilegal de bosques y el contrabando campean en las áreas protegidas; y voy a hacerme el loco con aquello de que lo que es de todos no es de nadie.

El punto que de verdad me llama la atención es que, como la ley citada sirve a los intereses de algunos ecologistas y de muchos ecohistéricos, el vicepresidente Stein ha intervenido y ha movido a la CIG para que retire su impugnación. De esa cuenta, la Cámara desistió de la Acción de Inconstitucionalidad. Pobrecitos los ecohistéricos; ¡pero que poder tienen!

Como veo las cosas es así: existe una violación constitucional evidente en una ley importante; pero como hay grupos de interés poderosos a quienes no les conviene que se destape esa olla, el comandante-vicepresidente ha conseguido que prevalezcan aquellos intereses sobre la Pirámide de Kelsen, el constitucionalismo, y sobre el Estado de Derecho mismo.

Estoy claro en aquello de que no hay inconstitucionalidad sin declaratoria de inconstitucionalidad; pero hay un muerto en la esquina y ya hiede. Sin embargo, el poder político y los grupos de interés han acordado que sigue vivo y que aquí no ha pasado nada.

Me atrevo a decir que no es así como se perfeccionan el constitucionalismo y el Estado de Derecho. Así como vamos, mejor sustituyamos aquella norma que dice que el ejercicio del poder está sujeto a las limitaciones señaladas por esta Constitución y la ley (artículo 152 de la Constitución); por una que diga que el poder está sujeto a las limitaciones señaladas por esta Constitución y la ley, siempre y cuando los funcionarios y los grupos de interés no dispongan lo contrario.

2. ¡Felicitaciones!, a las autoridades encargadas de Presidios y de la Seguridad Ciudadana por la limpieza que hicieron en Pavón y que debe continuar en otras áreas