Primero era que la administración de Los Colom no quería entregar la información de cómo se gasta el dinero de los tributarios por medio del programa Mi familia progresa; luego, la administración sacrificó a su fiel ministro de Educación. Después resultó que había miles de duplicados entre los beneficiarios y luego ahí estuvo que los discos que entregaron estaban codificados y eran ilegibles. Y luego, una supuesta beneficiaria de Mifapro interpuso un amparo contra la diputada Nineth Montenegro, para evitar que fueran publicados sus datos.
De verdad, uno se pregunta…¿qué tanta porquería hay ahí que vale la pena tanto lío? Y claro, uno sospecha -por la hedentina- que la porquería es inmensa, posiblemente inmesurable y casi ilimitada. Hoy nos enteramos de que la promotora de aquel amparo no aparece.
La supuesta beneficiaria se identificó con la cédula número A1-7170; y tomando en cuenta que mi cédula anda en los 61 miles y yo tengo 48 años, la interponente debe ser una viejecita que sacó su cédula casi inmediatamente a la 0001 que una vez alguien me contó que era del expresidente Jorge Ubico. Pero esa elusiva viejecita, que se supone que podía ser ubicada en Sajcavilla, San Juan Sacatepequez, se ha esfumado.
Esa desaparición me hizo recordar una canción que cantaba mi padre:
Muñequita, muñequita
dónde estás que no te veo.
Tu perfume me hace falta
dime, dime, dónde estás.
