Con una megafalacia ad verecundiam, Alvaro Velásquez volvió a referirse a la filosofía de Ayn Rand. Sería interesante que el columnista, si tanto le inquieta el objetivismo, alguna vez explicara exactamente por qué. He aquí cuatro ideas fundamentales de aquella filosofía; y sin que acuda al argumento de autoridad, o a otra forma de evadir la discusión de fondo, sería educativo saber ¿con cuáles no está de acuerdo, Alvaro, y cuál es la opción que plantea? “La naturaleza, para ser gobernada, debe ser obedecida; No puedes comerte el pastel y también conservarlo; Toda persona es un fin en sí misma. Dadme la libertad o dadme la muerte”.
Me explico: Mi filosofía, dijo Ayn Rand, es el concepto del hombre como un ser heroico, cuyo propósito moral en la vida es su propia felicidad, para quien la realización productiva es su más noble actividad, y la razón su única guía.
Ayn Rand, creadora de la filosofía conocida como objetivista (u objetivismo) levantó el edificio de tal filosofía sobre las siguientes bases:
1. La realidad existe como algo objetivo y absoluto: los hechos son lo que son, independiente de los deseos, los sentimientos, los anhelos o los miedos de las personas. Este principio se expresa en estas dos frases: a) La naturaleza, para ser gobernada, debe ser obedecida; y b) Que yo desee que algo sea así no lo hace ser así.
2. La razón –o sea: la facultad que identifica e integra el material provisto por los sentidos– es el único medio que tienen las personas para percibir la realidad, su única fuente de conocimiento, su única guía para la acción, y su medio básico para sobrevivir. Este principio se expresa en esta frase: No puedes comerte el pastel y también conservarlo.
3. Toda persona es un fin en sí misma y no un medio para los fines de otros. Toda persona debe existir por sí misma, sin sacrificarse a otros y sin sacrificar a otros a ella. La persecución de su propio interés racional y su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida. Este principio se expresa en la siguiente frase: Toda persona es un fin en sí misma.
4. El sistema político y económico ideal es el capitalismo de laissez-faire. Se trata de un sistema en el que las personas se relacionan con otras, pero no como víctimas y verdugos, ni como amos y esclavos, sino como socios que intercambian voluntariamente para su beneficio mutuo. Este principio se expresa en la frase que sigue: Dadme la libertad o dadme la muerte.
Si Velásquez y otros pensadores se inquietan por la idea de que, por ejemplo, los hechos son lo que son, independiente de los deseos, los sentimientos, los anhelos o los miedos de las personas, sería bueno que nos cuente por qué, que nos explique por qué y de qué otra forma cree él que son los hechos. Esta debería ser una discusión de ideas, no de opiniones.