Pasan por aquí dos veces al año: una en esta temporada y otra a eso de noviembre. Son tangaras aliamarillas y se posan en nuestro balcón, o vienen a picar la ventana de uno de los dormitorios.
Vienen siempre a eso de las ocho de la mañana; a veces es uno sólo y a veces son dos.
Vienen por lo menos desde 2019 y a en casa nos gusta pensar que siempre son los mismos. Sería muy raro que pájaros distintos hicieran lo mismo cada año.
@luisficarpediem Las tángaras aliamarillas nos visitan dos veces al año y pasan por el balcón durante unos días a eso de las 8 de la mañana. A veces tocan con sus picos la ventana de un dormitorio. Eso ocurre por lo menos desde 2019, que yo me acuerde #bird #tangara #tanager #thurpidae #thraupis #pajaro #ave #alegria #luisfi61
Cuesta fotografiarlos porque sólo se están ahí unos segundos; sin embargo, hoy se dejaron ver por buen rato. Cuando pican en la ventana es divertido porque si uno no está alerta puede dejar pasar la señal.
No soy pajarero; pero hay tanta variedad de aves en el bosque vecino y son tan difíciles de fotografiar que llaman la atención. Además, ciertamente que son muy chulas. Las hay nativas y las hay migrantes. Hay de colores y las hay discretas. Las pericas, por cierto, no son de las más discretas. Hay por lo menos dos variedades de pájaros carpinteros, xaras y hay un pájaro, al que le decimos El Misterioso, que es color ladrillo y tiene un vuelo muy sereno. Serenos también son los gavilanes que, desde niño, me encantaba ver cómo se quedaban estáticos en el aire, seguramente cuando otean a una presa, dispuse yo.
En casa de mi abuela, Frances, cuando yo era niño, había dos canarios: Hans y Fritz; hubo dos loros: Lorenzo y Arturo; y por lo menos una períca australiana: Musetta y su pareja cuyo nombre olvidé. En casa de mis padres tuvimos pericas australianas y canarios; pero no recuerdo sus nombres y es posible que no los tuvieran.