04
Nov 11

¡Recuerda el 5 de noviembre!, lanzamiento del Instituto Mises Hispano

El lanzamiento del sitio Web del Instituto Mises Hispano está programada para mañana sábado 5 de noviembre de 2011, fecha de gran significado para quienes están familiarizados con la película V for Vendetta.

El  objetivo principal del Instituto será acercar el pensamiento austriaco y libertario al mundo hispanohablante.

En un mundo estatista, queremos alzar nuestra voz. Es en el campo de las ideas donde se libra la batalla fundamental, la que definirá el destino de nuestra sociedad. Esperamos tenerles a nuestro lado en esta batalla, ayudándonos a difundir los principios de la libertad, dijo mi cuate, Fred Kofman, presidente del Instituto.

Todos los miembros de nuestro instituto, Joakim Kämpe, cofundador y editor; Celia Cobo-Losey Rodríguez, cofundadora y editora; Mariano Bas, cofundador honorario y traductor; y yo, presidente, agradecemos su apoyo informando a sus conocidos de nuestra existencia, y les invitamos a sugerirnos textos o videos, escribir, traducir o a realizar cualquier contribución que deseen. Les invitamos también a unirse a nuestro grupo de Facebook.

La historia, en palabras de Hans-Hermann Hoppe, es determinada por las ideas, sean éstas verdaderas o falsas, y las ideas pueden cambiar instantáneamente. El desenvolvimiento de la humanidad depende de que adoptemos una filosofía congruente con la naturaleza de los seres humanos, seres inteligentes, dotados de libre albedrío que ansían la libertad. Esperamos que se unan a nuestro esfuerzo para que así sea, concluyó.


03
Nov 11

¡Los mejores moyetes de todo el universo mundo!

Los moyetes son parte del menú de postres propios de la celebración del Día de todos los santos, en Guatemala.  El fiambre es el rey de la fiesta y los moyetes son el complemento perfecto.  Otros postres de la temporada son el ayote y los jocotes en dulce; así como el chilacayote en dulce; pero nada, nada se compara con los moyetes.

Los moyetes son uno de mis postres chapines favoritos.  No los hacemos en casa porque son algo complicados de preparar, y a mí no se me dan bien los envueltos en huevo.   Básicamente son panes de manteca o moyetes rellenos con crema y aderezados con pasas y ron, envueltos en huevo y remojados en una miel de azúcar.

Estos que comimos ayer, sin embargo, son los moyetes más ricos de todo el universo mundo.  Nuestra benefactora, Tonita, los prepara con almendras picadas que añade al relleno y eso los eleva de forma sublime.  Los moyetes se distinguen de las torrejas chapinas porque estas no tienen relleno, aunque son muy sabrosas.

La palabra moyete se refiere tanto al pan que se utiliza para preparar este postre, como al postre mismo, de modo que puede ser confusa.  Moyete le apodaba, mi hermano Gustavo, a mi sobrino Luis Andrés cuando era un bebé; y moyete es el nombre de un negocio de mi amiga querida.


03
Nov 11

Los muertos no manejan

Este letrero, que dice Prohibido aprender a manejar vehículos; y a quien no conoce los antecedentes le puede parecer que, estando en el Cementerio General, parezca que se les prohíbe a los muertos aprender a conducir.

Empero, lo que ocurre es que muchas personas utilizaban (¿o utilizan?) las calles de la necrópolis para aprender a manejar automóvil.

Gracias al cuate, Wayne, por la pista.


02
Nov 11

Fiambre 2011, !que delicia!

No es por nada; pero el fiambre nos sale delicioso en casa y este año no fue la excepción.

Tengo la impresión de que la celebración del fiambre es el Thanksgiving chapín; porque en est ocasión se celebra la vida -quizás de forma torcida por medio del recuerdo de los muertos- y se celebran la abundancia, y los frutos del trabajo y del emprendimiento.  Ese plato majestuoso, que es el fiambre, sólo puede ser posible como consecuencia de aquellos valores.  Además, como en el Día de Gracias, esta fiesta chapina se celebra y se comparte con la familia y amigos.

A mí, el fiambre me trae recuerdos gratísimos de la infancia, de la adolescencia y de toda la vida.  Mis primeros recuerdos del fiambre eran los de la cocina de mi abuela, Frances; los de la costumbre de mandar a regalar platos de fiambre y recibirlos; el fiambre que me hizo mi madre, sin embutidos, cuando tuve hepatitis; las caras de las personas cuando veían el tamaño del plato que yo me servía; el hecho de que en casa de mi abuela y en la de mis padrs cada quién adornaba su plato como prefería; la primera vez que hicimos fiambre en mí casa; la cara de mi madre cuando aprobó la sazón de ese primer fiambre que hicimos en mi casa; el año en que no pudimos hacer fiambre en mi casa y varias amigas y amigos nos mandaron platos de los suyos; y docenas de recuerdos más.

Hubo un año en el que no se conseguían pepinillos dulces en toda Guatemala, y mi prima, Rita me mandó varios frasquitos -desde Texas- y todavía tengo dos frasquitos sin abrir.  Hubo un año en el que no hubo chiles chamborotes.   El año pasado no conseguí lengua salitrada en ningún lado; pero este año sí.  Este año, por cierto, el perejil colocho estaba más escaso que tulipanes en enero.  La elaboración del fiambre aveces presenta sus dificultades.

Con todo y todo, y lo digo con mucho orgullo, en casa siempre nos sale riquísimo y hermoso el fiambre.  Y este año el postre fue un pan de calabazas magnífico, acompañado por helado de chico, hecho en casa.  Y luego, nuestra cuata, Tonita, trajo moyetes. Mmmmmmm, lehaim!


02
Nov 11

¡Descubrí la tumba de mi bisabuela!

La última vez que visité la tumba de mi bisabuela, Gilberta Cabrera, fue cuando yo tenía como 6, o 7 años de las manos de mi abuelita Juanita y mi tía abuela La Mamita.  Y durante 43 años, a pesar de mis frecuentes visitas al Cementerio General, nunca volvía visitar aquel sepulcro.  Mi madre lo había visitado, hacía años, y no se acordaba donde estaba.  Y yo tampoco.

Haz clic en la foto para ver más fotos.

Ayer, mientras hacía mi exploración anual del cementerio, con ocasión del Día de los muertos, me topé con ella.  Caminaba sin rumbo, buscando escenas para mi cámara fotográfica y para Carpe Diem cuando me llamó la atención una tumba abandonada que daba la impresión de haber tenido mejores días.  ¡Y qué, si era la de mi bisabuela! , acompañada por por lo menos cuatro familiares más: Elvira, Luz, Guadalupe y Manuel*.

Yo no creo en la vida después de la muerte y en esas cosas; pero me dio mucho gusto dar con la tumba de doña Gilberta a quien sólo conozco por dos retratos que tengo de ella y por las historias que me contaba mi abuelita Juanita. En las fotos están la lápida de doña Gilberta, y una foto en la que aparece. Ella es la tercera dama de negro, sentada de derecha a izquierda.

En esta visita a la necrópolis descubrí que los ladrones se robaron la barda de hierro que rodeaba la tumba de mi bisabuela, Adela; de donde ya, hace años, se habían robado los floreros de bronce y la lápida de mi tío abuelo, Emilio.  De todo el cementerio, los ladrones se han llevado el bronce y el hierro.

En junio de 2010 me enteré de que había sido descubierta la tumba del abuelo de mi bisabuela, Adela;  el capitán de barco y arquitecto Isaac Hart, que vivía en Hawaii.

*En abril de 2022 mi sobrino, Andrés, descubrió que la lápida fue robada.


02
Nov 11

La desnutrición no se combate con concentrados


Soylent Green es una de esas películas apocalípticas acerca de la humanidad en la que –contradiciendo las evidencias– se supone que el mundo estará sobrepoblado y no habrá comida para la gente.  ¿Y de qué se alimentaba la mara en aquella distopía? Se alimentaba con galletas hechas de cadáveres.

De eso me acordé cuando leí de la supertortilla; una supuesta maravilla que, según la propaganda, ayudará a minimizar los efectos de la desnutrición crónica en los niños menores de 6 años.

Aclaro que no estoy poniendo en duda las propiedades nutricionales de aquel portento.  Es sólo que se me ocurrió que toda esa energía puesta en desarrollar una tortilla mega alimenticia me recordo dos cosas: Soylent Green y  la idea que tuvo Rafael Espadita Espada, hace ratos, en el sentido de que de que los niños de Guatemala deberían alimentarse con comidas altas calorías y en proteínas, como las que comen los Marines de los Estados Unidos.

Yo digo que si queremos que no haya niños desnutridos (¡Y yo de verdad no quiero que haya niños desnutridos!) lo que deberíamos hacer es allanar el camino para que las familias guatemaltecas puedan elevar su nivel de vida de forma productiva. ¡Más y mejores empleos es lo que necesitanos! Y para eso lo que hace falta es facilitar el ahorro y la formación de capital; no castigarlos con impuestos.  Lo que hace falta es flexibilizar los contratos de trabajo y la legislación laboral.  Lo que hace falta es seguridad ciudadana para que la gente pueda producir en paz.  Lo que hace falta es detener el desperdicio, la mala administración y el robo del dinero que los políticos socialistas y sus funcionarios toman de los tributarios.

Ni las supertortillas, ni el Soylent Green, ni las raciones de los Marines van a sacar a la gente de la pobreza -que es la causa de la desnutrición-. Lo que hacen falta son políticas económica sanas, porque la riqueza es lo único que combate efectivamente a la pobreza.


02
Nov 11

No tiene la culpa el loro, sino el que le enseña a hablar

Hace añales, el difunto periodista Hugo Arce escribió una columna que tituló Pueblo pendejo; y de eso me acordé cuando leí que por lo menos diez alcaldes fueron electos aunque tenían juicios pendientes.

Bien dicen que no tiene la culpa el loro, sino el que le enseña a hablar; porque esos alccaldes electos no serían alcaldes, ni fueran electos, si no hubiera un montón de electores como los que inspiraron la columna de Arce.

Y pensando en aquello, me pregunto: Este domingo, ¿vas a ser de los pendejos?


01
Nov 11

Nichos para niños en el Cementerio General


La pared de la derecha, de la primera galería de nichos a la izquierda de la entrada del Cementerio General está poblada por niños; y en todos los años que tengo de ir a aquella necrópólis, nunca me había dado cuenta de eso.  Es muy conmovedor ver las filas y filas de lápidas para personitas que no llegaron a vivir más que horas, días, o semanas.  Hoy lo descubrí mientras hacia mi recorrido tradicional del 1 de noviembre.

El año pasado, la escena más conmovedora que vi fue la de una ancianita arreglando un nicho y llevándole música a su ser querido; y este año fue la galería para niños.

Como todos los años, para las fiestas de Todos los santos y el Día de los muertos, los chapines visitan cementerios.  El General es el más grande del país y atrae a miles de personas de todas las condiciones.  La gente llega a visitar a sus muertos, a almorzar con ellos, a divertirse y a entretenerse.

Mi padre solía llevarnos a mis hermanos y a mí; y como en estas fiestas no se permite la entrada de automóviles al cementerio, mi madre nos pasaba dejando, entrábamos caminando y visitábamos a varios familiares enterrados allá.  Luego salíamos a tomar horchata a una célebre refresquería que quedaba por ahí cerca y mi madre nos recogía para ir a almorzar el fiambre a casa.

Aunque no creo en la vida después de la muerte, suelo ir al cementerio acompañado de amigos extranjeros que disfrutan de conocer las tradiciones guatemaltecas; o de amigos chapines que no conocen, o no han participado de estas costumbres.  Ellos disfrutan las historias de fantasmas, y las visitas a las tumbas de personajes históricos del país.  También nos gusta explorar el lugar desde el punto de vista arquitectónico.  En realidad es un paseo muy agradable en el que se aprende mucho acerca de la gente y de la vida en Guatemala.  Este año hice dos descubrimientos: esta galería de niños, y la tumba de mi bisabuela Gilberta.