Noto cierto alborozo porque la semana santa chapina ha sido declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por parte de la Unesco; y a mí me preocupa.
Los que leen Carpe Diem, con regularidad, han de saber que esa es una de mis temporadas favoritas en Guatemala. ¡Todo el país se pone en semana santa “mode” a lo largo de 50 días y las prácticas culturales de esa temporada se manifiestan para los cinco sentidos en comidas, música, colores, aromas y texturas muy características! ¿Por qué 50 días y no ocho, o cuatro? Porque incluye la cuaresma.
Extraño mucho hacer alfombra junto a mis amigos. Esta es la última que hicimos, en 2019, Foto por María Dolores Arias.
Durante esos días, son pocos quienes pueden ser ajenos al pescado seco, a las empanadas, a los garbanzos en dulce, a las marchas, al color morado, al corozo y al incienso y a las alfombras de aserrín. La semana santa es nuestra de los chapines (con, o sin su contenido religioso porque su valor cultural es inmenso, más allá de sus raíces). Como toda propiedad “de todos” (material, o inmaterial) la fiesta es de todos y como es de todos no es de nadie. De ahí que evolucione como consecuencia de millones de acciones de millones de personas que la hacen suya, pero no es consecuencia del diseño humano.
Desde el punto de vista de la Unesco, “el patrimonio cultural inmaterial incluye prácticas y expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes escénicas, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional”; y mi temor es que ahora que la semana santa es patrimonio no sólo de los chapines, sino de toda la humanidad, surjan formas de “policías culturales”, al modo de los “policías morales” que nos digan como debe ser la semana santa.
Me explico: esa temporada tiene sus comidas tradicionales como las ya mencionadas arriba y muchas más; pero en las calles, durante las conmemoraciones, también se come pizza, pollo frito, obleas con arequipe, tacos, gringas y otras cosas. ¿Sabes que en La Antigua Guatemala se prohibió la venta de esas comidas? No sé si la prohibición está vigente, ni sé si se pudo hacer realidad; pero “la policía cultural”, que se cree facultada para decirnos qué podemos comer y qué no, sintió que podía echarse aquella prohibición. ¡Y eso que la declaratoria de la Unesco no existía! “La policía cultural” y “La policía moral” en La Antigua dispuso cerrar bares durante la semana santa, porque ellos saben y deciden qué hacer y cómo hacerlo durante esa temporada.
Aquí la cuestión de fondo es ¿A quién le pertenecen las costumbres y las tradiciones? ¿Quién decide qué se come y cómo se celebra la semana santa? ¿A la humanidad? ¿A la Unesco, que sospecho que cree que la representa? ¿A todos los chapines? ¿A las municipalidades? ¿A los que la celebramos? ¿A los religiosos, o a todos los que la celebramos? ¿A la iglesia católica que es la que cobra por participar activa y directamente en muchas de las celebraciones? ¿A ti? ¿A mí? ¿Habrá una burocracia encargada de cuidar de la semana santa?
¿Sabes que las fotos y documentos de tu familia -con más de 50 años de actividad- ya no son tuyos, tuyos, sino que son patrimonio del estado?
Hace años, durante una procesión, escuche a una mujer comentar: ¡Sólo falta que privaticen las procesiones! Y estuve a punto de explicarle que las procesiones son privadas. La declaratoria de patrimonio inmaterial, ¿es la estatización de las procesiones y de la semana santa?
Cuando mis papás vivían en Costa Rica, una vez manejaron en viernes santo y al pasar por ciertas poblaciones les apedreaban el carro. Eran “la policía cultural” y la “policía moral”, en acción, a menudo integradas por voluntarios y zelotes.
Con el patrimonio material de la humanidad pasa que si a alguien no le gusta el color del que pintaste tu casa puedes ser sometido a proceso judicial y en el peor de los casos ir a preso. Todavía no hay legislación para proteger la semana santa como patrimonio inmaterial de la humanidad; pero…¿es necesaria la legislación para que los fariseos (con autoridad, o sólo con poderío) impongan sus criterios?