25
Dic 22

La celebración estuvo tan alegre…y rica

 

Los fuegos artificiales de anoche tuvieron novedades; colores diferentes como azul, rosado y dorado iluminaron la noche durante el tradicional y espontáneo espectáculo de pirotécnia en la ciudad de Guatemala con ocasión de la nochebuena.

Con nuestros amigos Sylvia y Moi vimos el show y nos dimos el abrazo de la media noche en el balcón de la casa.

Antes, claro, habíamos cenado durante el open house anual en el que familia y amigos llegan para para brindar por la vida y comer rico.  El menú fue pavo relleno, ensalada Waldorf y la caponata espectacular que hace Raúl.  También hubo ponche de frutas, exquisito, que esta año Raúl hizo con más manzanas que piña, un toque de manzanillas y otro de cardamomo además de papaya y plátanos.  La ensalada la preparamos al interpretar la receta del Joy of Cooking, que es la que usaba mi abuela, Frances.

Hoy en la mañana -como lo hacemos cada año- desayunamos sendos tamales negros y colorados.  Amo los tamales y me los gozo mucho.  Es muy difícil conseguir tamales buenos tamales negros buenos y por eso los disfruto doblemente„ y cuando los como imagino que estoy desayunando en el palacio de Jasaw Chan Kʼawiil I.

¡De verdad soy muy feliz cuando cuando abro las hojas de mashán  y me encuentro con los colores brillantes de los tamales!  Y al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden el ambiente, mi cuerpo y mi mente y me llevan sobre olas de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando las masas gentiles y los recados complejos y deliciosos llegan a mi paladar.

Los que visitan este espacio, con frecuencia, saben que valoro mucho las tradiciones como formas de mantener puentes con los recuerdos, el pasado y con quienes nos precedieron; así como con el futuro y quienes nos sucederán.  Ahora, también las valoro por sus facultades sanadoras, luego de los encierros y la incertidumbre a la que hemos sido sometidos.

¿Sabes? Tengo la dicha de recordar los tamales que hacía mi bisabuela, Mami, y los de mi tía Baby.  Y los pequeños, de 2 x 2 pulgadas y perfectamente doblados que  mi tía abuela, La mamita, nos hacía a los niños. En 2015 tuve la buena fortuna de ayudar a preparar tamales en casa de mis amigos Carol y Manolo.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate y anís. Estos últimos son los más difíciles de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo e incluso de res.   Eso sí a mí me gustan más los de cerdo, y los de pato. En ciertas regiones -especialmente en la costa sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole. También hay diferencias entre los tamales que se cuecen sobre leños y los que se cuecen sobre estufa de gas.  Los tamales de la costa sur no responden, exactamente, a la diferenciación entre colorados y negros.  También hay tamales que en lugar de recado llevan mole y también tienen su propio carácter y son deliciosos cuando quienes los preparan saben hacer el mole.

Los tamales tienen raíces precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de mashán en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las aceitunas, las almendras, las ciruelas y las pasas.

El arte de los tamales no está sólo en la masa y en el recado (o en el mole), sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentido.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado apropiada y elegantemente pierde algo de su encanto.  A mí, por cierto, me gustan más grandes que pequeños, y me gusta que la masa no sea muy espesa.

Hacer tamales requiere de cierta infraestructura y es algo muy elaborado. Hay que lavar y asar las hojas. La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado (o el mole, según el caso) lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con talento.

Madame Tso, la señora que trabaja con nosotros en la casa. ha enriquecido nuestra experiencia tamalera de una forma que merece una ovación de pie.

Esta año -gracias a nuestra amiga Rachel- hicimos mincemeat pie que era el favorito de mi padre y es uno de los que preferimos en casa.  No lo hacemos from scratch por falta de tiempo, sino que al frasco le añadimos tres manzanas grandes en cubos y un toque de brandy.  La clave…eso sí…es la masa de la tarta, que me sale perfecta.

En la fiesta sólo hizo falta Nora, mi madre, que no vino porque hacía mucho frío y estaba lloviznando.


23
Dic 22

¡Me encantan estas fiestas!

 

En mi casa, nochebuena y navidad huelen a pinabete y a manzanillas, huelen a tamal colorado y a tamal negro, huelen a pólvora, a ponche de frutas y a pavo relleno con la receta de mi bisabuela, Mami, cuidadosamente interpretada para adaptarla a nuestro gusto.  Es muy posible que la receta se remonte a Minnie, la madre de mi bisabuela.

¿Te la comparto?  Cortas pan francés del día anterior en cubos y los remojas en vino blanco; remojados los cubos, no empapados.  Picas los menudos del pavo y los fríes en mantequilla abundante y los sazonas con sal y pimienta.  Añades cebolla y apio picados fino.  A esa mezcla le sumas castañas y champiñones en rodajas y vuelves a sazonar.  Ahora es el momento de agregar salvia en polvo y perejil picado fino.  Cuando esa mezcla ya está unificada le añades el pan remojado en vino y te aseguras de que la mezcla quede pareja y vuelves a revisar la sazón.  El pan debe integrarse a los ingredientes anteriores; pero no debe convertirse en una masa.  ¡Esa es la clave!

Para mí, el pavo es sólo un vehículo para conseguir el relleno horneado.  Este último es mi parte favorita, aunque, la verdad sea dicha, nunca le digo que no a una buena rodaja de carne oscura.  Mami decía que comer pechuga es como comer sábana; y aunque en casa nunca nos sale reseco el pavo, estoy de acuerdo con mi bisabuela.  Por mucho, ¡prefiero la carne oscura!

Todo aquello, sin embargo, no tiene la menor importancia si no es compartido con personas que amo, o por lo menos que les tengo cariño.  En casa, en realidad, celebramos el solsticio de invierno, yuletide, las saturnalias, el cumpleaños de Newton, la nochebuena y la navidad.  Celebraríamos kwanza, ¿por qué no? Algunas de aquellas personas están presentes, y otras están en el recuerdo.

No tengo pruebas; pero tampoco tengo dudas de que los abrazos navideños de los seres queridos…e incluso de desconocidos son los mejores.  Desde que era niño, cuando mis padres nos despertaban a mis hermanos y a mi a la media noche, con el coheterío, y nos bajaban a la sala para ver la casa iluminada y los regalos, mi parte favorita eran los gritos de ¡Feliz navidad! y los abrazos.  Dime si no es dulce y encantador el momento de los abrazos.

Actualmente, en casa cenamos temprano y aprovechamos las visitas de familia y amigos.  Pero en aquel tiempo la cena se servía a la media noche porque la fiesta seguía hasta que los adultos quisieran.  De modo que al bajar había aromas, sabores, texturas y sonidos que fueron sumándose al baúl de los recuerdos más queridos.  El sonido de mi tortuga aporreada con un chinchín pintado con nij, por ejemplo. La letra y la música de A la rorro niño… y de O Tannembaum, para mencionar algo más.

Ya un poco mayor, ¿quién podía impedir que despenicáramos una ametralladora de cohetes y nos dedicáramos al antiguo arte de quemar uno por uno los petardos? ¿Quién podía evitar que fumáramos el cigarrillo que usábamos para encender los cohetes? ¿Quién podía evitar una guerrita?

Para mí, y en casa, estas fiestas son para vivirlas del modo en que nos hace felices.  Son para conectarnos con las generaciones que nos han precedido y con las que están llenando sus propios baúles de recuerdos.  Son para celebrar la vida; de modo que, a ti y a tu familia, desde estas líneas y desde nuestros corazones, les deseamos paz, salud, prosperidad y amor.

Columna publicada en elPeriódico.


22
Dic 22

Chulada el volcán de Fuego

 

Hoy amaneció intenso el volcán de Fuego, el de en medio de la triada volcánica junto a la ciudad de Guatemala.

Las emanaciones han estado espaciadas; pero abundantes y oscuras cargadas de cenizas y arena.

Los otros dos volcanes de este grupo son Agua, a la izquierda y Acatenango con sus dos picos, a la derecha, en el oeste y junto a la ciudad de Guatemala también está el volcán Pacaya, al sur.

Hay 37 volcanes en Guatemala y tres de ellos están activos.


21
Dic 22

Sopa de ajos para el alma

 

La sopa de ajos o sopa de pan era tradicional en casa de mis padres cuando los niños nos enfermábamos.  En el almuerzo, o en la cena, dudo que hubiera algo mas reconfortante y era como recibir un abrazo.

Pues…hoy tuve antojo de comerla y si…si es como recibir un abrazo.

¿Sabes? Tenía como 30 años de no comerla y ayer en la cena sentí lo que sentía cuando mi madre llegaba con esa sopa a la cama y estaba debilitado por alguna fiebre, o algo parecido.  No dudo que los ajos tengan propiedades medicinales y, de hecho, confío en los ajos para mantener mi presión baja; pero la textura de esa sopa y los recuerdos que trae también son provechosos…aunque uno no esté enfermo en cama.

¿Cómo se hace? Pones aceite de oliva en una olla y doras los ajos a fuego lento.  ¿Cuántos ajos? Depende de cuántos panes.  Ja, ja, ja.  A mi me gusta que se sienta el sabor a ajo así que le pongo dos ajos por cada pan francés normal.  Aaaaah, pero antes de dorar bien los ajos se pone el pan francés a remojar en agua.  Cuando ya están dorados los ajos se pone el pan mojado en un colador (de aquellos coladores de frijoles de antes) y se cuela el pan sobre los ajos y el aceite.  Luego se sazona; y aquí viene un truco.  Cuándo estábamos enfermos la sopa solo era sazonada con sal; pero como es tan deliciosa y la comíamos en otras ocasiones, en la cocina la sazonaban con un toque, pero sólo un toque de consomé de pollo.  Eso eleva la experiencia y así es como más, más me gusta.

Para mí, la sopa de ajo es la comfort food por excelencia y tiene la propiedad de hacerme sentir arropado, me hace viajar en el tiempo y en el espacio, y ha creado -aquí y ahora- algo bastante cercano a lo que la gente conoce como magia.


19
Dic 22

Mi tatarabuelo, Reyna Barrios y una mina en Izabal

 

El documento que comparto es fascinante desde distintas perspectivas: es la primera vez que veo la firma de mi tatarabuelo, Emilio Schuman; y ahora sabemos que tenía intereses en una mina de carbón en Izabal.

Además, según cuenta en el informe que le dirigió al presidente José María Reyna Barrios, el carbón de Izabal era tan de buena calidad como el carbón Cumberland que era el más caro que venía de los Estados Unidos de América y era el que mi tatarabuelo usaba en su taller.

¿Taller de qué? Herrería, carpintería, tapicería y pintura.  Eso también es una novedad.  Siempre supimos que Emilio era propietario del Establo de Schuman, negocio que se dedicaba a la venta y alquiler de landós, victorias, surreys, faetones, buggies, diligencias para excursiones y a la venta de arneses y artículos para carruajes.  También sabíamos que se dedicaba a la crianza de caballos de carreras.  ¿Dónde quedaba el establo? En tiempos del informe quedaba en la 4a. calle poniente, número 25 de la zona 1; y posteriormente se trasladó a la 11 avenida y 14 calle A de la zona 1.  Todavía se conserva el inmueble con la fecha 1907 en la entrada principal. De ahí que la 14 calle A se llame Callejón del Carrocero.

Emilio Schuman era alemán, de Dresde, y vino a Guatemala desde Hawaii donde -con su hermano Gustav- tenían un negocio de carruajes similar al que mi tatarabuelo estableció en Guatemala. Emilio fue el padre de mi bisabuela, Adela, cuya madre era Edwina Minnie Hart.

Del documento me encantan lo elaborado del diseño, el número de teléfono 528 con sólo tres cifras. Dato curioso ahora que próximamente los teléfonos en Guatemala tendrán nueve cifras. Hasta los años noventa, algunos teléfonos de la zona uno tenían cinco cifras; y los teléfonos en las casas de mis padres y de mi abuela tenían seis cifras.

Actualización: En 1912 la Memoria de labores de la jefatura política de Izabal, ramo de minería, informa que Emilio Schuman tiene una mina de carbón de piedra, en jurisdicción de ese departamento; pero durante ese año no hizo ninguna explotación. 

La Reina era el nombre de aquella mina de carbón de piedra.

Abajo fotos de Emilio Schuman y de Frances Fanny Schuman, su segunda esposa, que no era mi tatarabuela, pero por ella es que mi abuela, Frances, lleva ese nombre.

Gracias a Luis Andrés Schwartz por el hallazgo.


18
Dic 22

Fiesta en Panimachavac

 

Con marimba, convite, cohetes y estofado de res, la población de Panimachavac, Tecpán, celebró la inauguración del techo para el patio de su escuela; y tuve la dicha de participar en la fiesta.

¡Había que hacer fiesta porque ese techo fue un proyecto de toda la población!

En la celebración ofrecieron bailes un grupo de maestras y otro de estudiantes y ambos grupos lucieron trajes de Quetzaltenango.

Las señoras del lugar prepararon arroz, tamalitos de canak y estofado de res.  Fue uno de los mejores estofados de res que he probado y me encanta acomañado por aquellos tamalitos que sólo he probado en el área de Tecpán y son un lujo.

Por cierto, el árbol de canak o árbol de manitas es mencionado en el Lienzo de Quauhquechollan de forma muy destacada; también Tecpán es mencionado en ese documento histórico.

Hubo convite de Quiché y los trajes siempre son un espectáculo; pero fue notable la participación de dos niños de Panimachavac disfrazados de Hombre araña y Batman.  Que dicha que los niños participan y conservan las tradiciones.

La marimba orquesta alegró la fiesta y lástima que no nos pudimos quedar a bailar.

Durante los actos y con justicia, la familia Estrada Menéndez recibió un reconocimiento por sus aportaciones a la escuela.  Recuerdo con qué alegría nos la mostraron -hace 20 años- cuando recién habían sido concluidas unas aulas.


16
Dic 22

¡Ojo con la educación de tus hijos!

 

Aprenderme las tablas de multiplicar hasta que quedaron profundamente grabadas en mi cerebro es quizás lo más valioso que obtuve a lo largo de 19 años de educación formal, escribió Charles Murray, uno de los científicos sociales y escritores mas notables con los que he tenido la oportunidad de conversar.

Estoy de acuerdo en principio y mira que te lo dice alquien que en toda la secundaria sólo ganó matemáticas en retrasadas.  Recuerdo que mis padres pagaron cualquier cantidad de clases especiales, incluso a un joven maestro que trató de hacerme memorizar las tablas durante unas vacaciones en Panajachel.  Sin éxito, claro.

A estas alturas y cada vez más estoy convencido de que hay cosas que hay que saber.  La tablas de multiplicar, por ejemplo. Pero también los barrios de la ciudad de Guatemala, por decir algo.  Recuerdo haberlos estudiado en Primer grado de primaria y para entonces ya sabía que el Guarda Viejo queda en la zona 8, aunque yo pensaba que se trataba del Guardaviejo y me preguntaba ¿a qué viejo guardado se refería?  Ya sabía que el Barrio Moderno está en la zona 2, y que La Reformita se halla en la zona 12.  Cosas así que ahora aprecio mucho cuando conduzco por la ciudad, sin necesidad de Waze.  Uno sabía los nombres de los cuatro volcanes que se ven desde la ciudad de Guatemala, y uno sabía donde están el Izalco, el Momotombo y el Irazú.

Medito sobre esto porque a veces les pregunto a los jóvenes: ¿Qué es antropofagia? ¿Qué es un batracio? ¿Qué es la nitrofoska?  ¿Qué son curvas a nivel?…y nunca obtengo respuestas correctas.  Ni siquiera especulaciones aproximadas. Aquellas eran cosas que uno aprendía en Estudios Sociales, y en Ciencias, agropecuaria y salud y seguridad.

También medito sobre esto porque hace un par de meses la madre de un niño de Cuarto grado de primaria me pidió que si podía contestar una entrevista escrita para su hijo.  Y claro que le dije que sí, que con gusto.  ¿Y de qué trataba la entrevista? De si la educación es un derecho social, de cómo erradicar la pobreza, la violencia y la desnutrición.¡Claro que hay que acabar con la delincuencia y con la desnutrición y otros males, como la miseria! Pero, ¿crees que soy malpensado si supongo que a los niños de Cuarteo grado los manipulan con esos temas antes de que tengan suficiente capacidad de desarrollar opiniones informadas y pensamiento crítico? 

Al conversar sobre aquella entrevista y sobre la antropofagia, los batracios y la nitrofoska con jóvenes es fácil concluir en que actualmente la educación es más una forma de indoctrinación, que una forma de dotar a los jóvenes con conocimientos útiles como saber cómo moverse por la ciudad, o cómo calcular mentalmente el precio de una gruesa de lápices. ¿Sabes lo que es una gruesa?

Si yo fuera padre de familia analizaría muy bien qué es lo que le están enseñando (metiendo en la cabeza) a mis hijos en el colegio, o en la escuela.  Leería sus libros y sus apuntes.  Conversaría con ellos acerca de los temas y abordaría a los maestros y directores.  Me odiarían en el colegio, o en la escuela, pero no les entregaría las mentes de mis hijos. No les entregaría sus espíritus para que los deformen, los uniformen y los aplasten.

¿Qué opinas?

Columna publicada en elperiodico.


15
Dic 22

Torito, marimba y bailadores

Salir a cazar toritos es uno de mis deportes favoritos en diciembre.  En casa nos encanta ir a la zona 1, para la fiesta de Guadalupe, en busca de toritos, mariposas y ese tipo de fuegos artificiales.

Este año fue diferente porque fuimos a cenar a la casa de amigos queridos, deliciosa sopa azteca, con una playlist mexicana estupenda y muchas anécdotas en buenísima compañía; así que sólo vimos un torito en el tradicionalísimo Callejón Maravillas.

En 2021 escribí que Estoy seguro de que el año entrante será muy bueno en términos de fiestas populares y tradicionales.  Esto es importante porque las tradiciones no sólo nos dan un sentimiento y una sensación de comunidad; sino que cumplen una función sanadora frente a la desesperanza y a la inestabilidad. Aromas, alimentos y sonidos, texturas y colores, así como rituales nos traer recuerdos y nos invitan a reflexionar.  Fuegos artificiales, costumbres,  disfraces y más son parte de aquel acervo rico y enriquecedor; y no me equivoqué, en general en 2022 las fiestas populares y tradicionales, con su música y su pólvora han estado magníficas.

Cuando yo era niño, las historias de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las fiestas tradicionales disparaban mi imaginación. Yo tenía muchas ganas de ver toritos y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi el primero en San Juan del Obispo. Desde entonces pocas cosas me emocionan y divierten tanto y me ponen tan contento como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus luces y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye. ¿Alguna vez te ha corrido un torito? Es de lo más divertido y emocionante.

En casa nos gusta llevar a esta fiesta a extranjeros visitantes y a chapines que nunca han visto toritos; y nadie ha salido decepcionado.


14
Dic 22

Arbolito para alegrar las fiestas

 

En casa tomamos en serio el arbolito que nos alegra las fiestas de fin de año.  El pinabete tradicional no sólo nos trae su aroma encantador, sino que su color y sus formas, así como las luces y las figuras que lo adornan son símbolos de paz y amor, nos traen recuerdos y nos dan esperanzas.

En casa celebramos el solsticio de invierno, yuletide, navidad, las saturnalias y otras fiestas de fin de año con arbolito y decoraciones tradicionales.  El arbolito tiene que ser Abies guatemalensis y no pueden faltar la manzanilla, los chinchines, la tortuga y otros objetos que nos conectan con nuestras historias propias, nuestras infancias y con las generaciones que nos han precedido.

El niño que incluimos entre aquellas decoraciones representa nuestra confianza en un universo benevolente, nuestra esperanza por un futuro mejor y la alegría que traen a casa las nuevas generaciones.

El viernes fuimos a traer el arbolito a El encanto, de Tecpán;  y, como el año pasado, el espíritu de la querida doña Mireya nos acompañó a la hora de elegirlo y en el momento de encenderlo.  Este año, este último proceso fue toda una aventura que te contaré abajo.

Para los que vienen por primera vez:

En las casas de mis abuelas y de mis padres no siempre hubo pinabetes. De cuando yo era niño recuerdo varios árboles inolvidables. En casa de mi abuelita Juanita me es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel (aquel cabello de ángel, de verdad, que era de fibra de vidrio) y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.

En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles eran generalmente pinabetes, o cipreses. A veces eran adornados con nieve elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; árboles siempre llenos de figuras variadísimas y algunas muy antiguas, así como con luces de colores. Allá algunos de aquellos árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.

En la casa de mis padres tuvimos gran variedad de arbolitos. Aunque los favoritos eran los pinabetes, también tuvimos cipreses y creo que algún pino. Los pinos no me gustaban porque, a pesar de que olían rico, se ponían tristes rápidamente y también tuvimos algún chiribisco plateado. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda unos árboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared.

En casa es tradición que cada año compramos un adorno nuevo y lo incorporamos a los que ya tenemos. Hay adornos variados: dos hawaiianas, uno que muestra a Odin, otro de La rebelión de Atlas, uno del barco Estrella de la India, una estrella de Santa Catarina Palopó, varios con motivos propios de la temporada, unos con mapas, y así.  Los de este año son vintage, hechos de hojalata y pintados como de principios del siglo XX.

Una aventura de árbol

Fuimos a El Encanto, de Tecpán a por el pinabete, lo subimos al techo del pickup y lo trajimos a la ciudad.  Al llegar a casa notamos que el arbolito se veía particularmente alto y por poco y no entra al elevador.

Al entrar a casa y tratar de poner en pie el arbolito resultó que no cabía y habría que cortarlo.  Cosa que resolveríamos el sábado al contactar al cuate que nos hace trabajos en la casa y tiene sierra eléctrica.  Pero el sábado tuvimos un día complicado y el muchacho de la sierra no podía llegar porque estaba comprometido con otro trabajo.  Así que el pobre arbolito quedó horizontal en el piso.  Y aquí viene lo curioso…

Estuvimos hablando de la complicación que se nos había presentado, hubo llamadas telefónicas al respecto y…¿vas a creer que en mi teléfono salieron dos anuncios de sierras eléctricas?…y mejor aún…de sierras eléctricas cortando troncos sobrantes de arbolitos de navidad.  Cada vez me convenzo más de que nuestros teléfonos nos escuchan y nos ofrecen anuncios de lo que comentamos.  ¿Qué opinas?

Llegó el domingo y el cuate que nos hace trabajos en casa avisó que no podría llegar; y, claro, no íbamos a tener el arbolito tirado 24 horas más.  Así que fui a comprar una sierra eléctrica, porque estaban en oferta y porque la tarea de cortar el tronco se veía fácil en uno de los anuncios.

La cosa es que volví bien armado y en casa procedimos a cortar el tronco sobrante…pero la madera del pinabete es más dura de lo que pensé…y para hacer la historia corta terminé con el brazo adolorido y dos ampollas en el dedo índice de la mano derecha.

¿Valió la pena? ¡Claro que sí!  El arbolito está guapo y ya hay ambiente.  Sólo faltan tamales y ponche.


12
Dic 22

Contagios deliberados de sífilis

 

En 2022 se cumple el aniversario 50 del fin del Experimento Tuskeegee sobre sífilis llevado a cabo en Alabama -entre 1932 y 1972- por el Servicio de Salud Pública (CDC por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos de América.  ¿Por qué es de interés para los chapines aquí y ahora?

Reproducción de la Oficina Oval en tiempos de Harry S. Truman.

A los participantes nunca se les informó de que serían contagiados deliberadamente con aquella terrible enfermedad y sólo fueron sacrificados. De los 399 sujetos sometidos a aquella tortura, sólo 74 sobrevivieron; 28 murieron de sífilis, 100 de complicaciones relacionadas, 40 esposas fueron contagiadas y 19 bebés nacieron con sífilis congénita. OK, pero…¿qué tiene que ver eso con Guate?

Pues es que experimentos similares fueron hechos aquí entre 1946 y 1948 patrocinados por el gobierno de los EE. UU. con conocimiento de las autoridades guatemaltecas de salud que firmaron un acuerdo con la Oficina Sanitaria Panamericana (Ahora Organización Panamericana de la Salud). Unas 1,500 personas entre soldados, presos, prostitutas, huérfanos y pacientes psiquiátricos fueron inoculados con sífilis y gonorrea.  Eran los tiempos del presidente Demócrata Harry S. Truman, y del socialista espiritual Juan José Arévalo, en Guatemala.

Durante el primer gobienro de la revolucion el ministro de la Defensa era Jacobo Arbenz, El soldado del pueblo y presidente del segundo gobierno de La Primavera Chapina. Sabemos que los ministros de Sanidad Pública, en aquellos años fueron Julio Bianchi, Guillermo Morán y Bernardo Aldana ; y que los titulares de la cartera de Gobernación furon Adolfo Almengor, Francisco Villagrán, Marcial Méndez y Francisco Carrillo, según lo relata Juan José Arévalo en su libro Despacho Presidencial. ¿Quiénes de ellos estaban al tanto? ¿Quiénes aprobaron? ¿Quiénes callaron? ¿Lo sabía el doctor Juan Funes, que era el jefe de la División de Control de Enfermedades Venéreas? ¿Lo sabía el embajador Edwin Kyle?

Tal vez sí porque algunos resultados fueron presentados en el ii Congreso Centroamericano de Venereología, en abril de 1948 y publicados en la revista Salubridad y Asistencia, del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, Tomo II, N°. 4-7.

¿Cómo se hacían los experimentos? Los responsables de aquellas atrocidades querían probar una exposición normal y al principio usaron prostitutas infectadas para diseminar la enfermedad entre los soldados y presos. Estadísticas del momento señalan que una prostituta podía tener sexo con 8 soldados en 71 minutos por lo que, en teoría, el contagio sería enorme. Aún así era difícil introducir la infección con métodos naturales y recurrieron a la inoculación directa en el Hospital Psiquiátrico Nacional, donde los pacientes no se opondrían. Allí los científicos hacían heridas en los penes de las víctimas para aumentar las probabilidades de infección e inyectaron sífilis directamente en el líquido cefalorraquídeo, según una publicación de Actas Dermo-Sifilográficas. En Guate no se conoce el número de víctimas.

¿Qué opinas?

Columna publicada en elPeriódico.