No a la ley antimemes

 

Hola, soy Victoria Mother, bienvenidos al Ministerio de Protección en Línea. Nuestra misión es crear un espacio en línea seguro para todos. Antes, la Internet era un lugar oscuro y peligroso, una tierra de nadie, sin ley, ahora podemos navegar la Internet sabiendo que estamos protegidos por el MPL. Así comienza el juego Escaping Totalitarianism que puedes bajar en la App Store y unirte a Ion.

El meme lo tomé de Facebook.

Un Ministerio de la Verdad como el que quería Joe Biden, uno como el de Victoria -o por lo menos legislación amplia y ambigua contra la ciberdelincuencia que les permita a los políticos y burócratas restringir peligrosa y arbitrariamente la libertad que debe tener toda persona para informar sobre actos y hechos de interés público (no sólo periodistas, ni medios de comunicación)- es el sueño húmedo de muchos pipoldermos*.

La tipificación como delitos, de acciones que pudieran ser realizadas en el legítimo ejercicio de la libertad de expresión, también es algo que podrían hacer Victoria, la Junta de Gobernanza de Desinformación, o un decreto legislativo como el 39-2022.

A la luz de la amplitud del delito de acoso por medios cibernéticos, no es casualidad que aquella normativa sea conocida como la Ley Antimemes.  Si bien es cierto que aquella legislación incluye una previsión que protege la libertad de expresión reconocida en tratados y convenios internacionales, lo cierto es que dada la inmadurez del sistema judicial chapín y la proclividad de los pipoldermos (y otros grupos) a imponer formas de pensamiento único, aquella tipificación es una puerta abierta para los abusos, para cuando se ofrezca.

Es cierto que existe el ciberacoso, y a lo mejor quieres ver la miniserie El hombre más odiado de Internet; pero el castigo para esa conducta criminal no debe contener el riesgo de fabricar condiciones propicias para restringir la libertad de expresión.  ¡De ninguna manera! Por eso lo que corresponde es que el Presidente de la República vete aquella normativa y que el Congreso produzca una ley técnica, que no ponga en riesgo la libertad de emisión del pensamiento, protegida por el artículo 35 de la Constitución.

Columna publicada en elPeriódico.

*Pipoldermos: pícaros políticos que por el momento detentan el poder, Manuel F. Ayau dixit.

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