14
Jul 23

Celebro su vida, agradezco su enseñanza

Doña Rebeca vio mi letra y debe haber pensado horrores así que me dijo que me iba a enseñar un tipo de letra llamado script.  Y me puso a hacer planas.  Es que mi letra, hasta tercer grado de primaria, era particularmente fea.  No es que ahora sea bella, pero entonces era muy fea.  Era una mezcla de mala letra de molde, con mala letra de carta y la cosa era seria porque mi madre y mi abuela tenían muy, pero muy bonita letra; eso sí, me salvaba la de mi padre, que sin ser fea, no era armoniosa.

Aquel fue el primer proyecto de Rebeca Fernández de Arias, codirectora -con Lila de Englhart- del Colegio Guatemalteco Bilingüe, en mi persona. Doña Rebeca acaba de cumplir 100 años y no sólo celebro su vida, sino que agradezco la influencia que tuvo en la mía.

La educadora, Rebeca de Arias celebró 100 años de edad. La foto la tomé de Facebook.

Desde siempre a mí me ha gustado la historia.  De chico consumía todo lo que podía sobre los egipcios, los griegos y los romanos; la revolución francesa, los mayas, los viajes de Colón y las hazañas de Hernán Cortés, por mencionar algo.  En sexto grado, cuando se estudiaban historia y geografía universal -luego de haber estudiado historia y geografía hispanoamericana en quinto, e historia y geografía centroamericana en cuarto- doña Rebeca me hizo disfrutar más de algo por lo que yo tenía fascinación.  No era pesado aprenderse los ríos y montañas de Europa y de Asia, si era para la clase de doña Rebeca y para contextualizar mejor la historia.

No recuerdo bien si también me dio matemáticas, pero como esa nunca ha sido mi área de interés, creo que borré ese archivo.

De cualquier manera, doña Rebeca era una de esas maestras de antes. ¿Tuviste una de esas? Eran maestras a las que les apasionaba enseñar, y era de aquellas a las que les importabas.  Para un estudiante díscolo, como yo, era muy importante que los maestros se enfocaran y encontraran la forma de mantener mi atención, y obtener resultados sin desanimarme.  Ella tenía esa gracia.

Además, era muy elegante y distinguida. ¡Lo es ahora que tiene 100 años!  Guapa y media es doña Rebeca. ¿Cómo no iba uno a sentir respeto y cariño por aquella dama y por su talento docente?

Durante algún tiempo antes del 2020 me la encontraba haciendo mandados sabatinos en Super Verduras, o en Paiz de Las Américas.  Su saludo siempre era cariñoso y a mi me daba mucho gusto verla.  Siempre preguntaba por mi madre y por mis hermanos que también habían estudiado con ella; y por mis sobrinos que siguieron la tradición.  El hecho de que supiera quien soy siempre me dio una sensación de confort.  ¿Sabes? Todo está bien, porque esto está bien. 

Doña Rebeca ha cumplido 100 años y no es poca cosa; sobre todo porque a lo largo de su vida ha visto crecer y multiplicarse promociones y promociones de personas que nos formamos bajo sus cuidados y con sus enseñanzas.  ¡Salud, doña Rebeca!, por una vida rica, hermosa y ejemplar. Muchas gracias, doña Rebeca.

Columna publicada en República.


09
Abr 23

Easter, una fiesta para celebrar

 

La de Easter o Pascua es una fiesta de luz, vida y de fertilidad; y en casa celebramos esta fiesta antigua con chocolates, mazapanes y el emblemático conejo.

Desde hace milenios es motivo de fiesta el inicio de la temporada en la que las noches son más cortas, en la que hay más horas de luz y cuando la primavera trae la fertilidad y la vida, de ahí que la fiesta coincide con el equinoccio de primavera.

Los colores de esta fiesta antiquísima son los del amanecer y los de la vida suave, agradable y tibia propia de la primavera, cuando hay vida y hay luz.  Mi abuela, Frances, solía estrenar ropa en esta fiesta y los colores que usaba eran los propios de la celebración.  También solía preparar almuerzos muy ricos, que normalmente incluían algún pay.

El lenguaje de los colores  es importante porque los de Easter contrastan notablemente con los de la semana santa, que son el negro y el morado.  El negro es el color de la muerte, de lo oscuro, de la soledad, del vacío de la noche, de la tristeza y del mal; y el morado (violeta, o púrpura) es el color del poder, de la magia y de la fe (vis a vis la racionalidad); es el color del confesionario y por consiguiente de la culpa, en contraste con la responsabilidad y es el de algunos ritos funerarios.

Cuando yo era chico, el conejo (animal que es imposible no relacionar con la fertilidad) llegaba a la playa, a Panajachel, y a donde estuviéramos porque mis padres acarreaban huevos de chocolate, o de almendras.  Sin que los niños nos diéramos cuenta, mis padres y tíos escondían los huevos en el jardín y en el momento oportuno nos decían que el conejo había llegado y que saliéramos a buscar los huevos. Cuando  crecimos, a los mayores se nos enviaba a alguna habitación lejos del jardín y -aunque ya sabíamos quienes escondían los huevos, y que no había tal conejo- igual disfrutábamos de salir a buscar y encontrar sus dulces y preciados obsequios.

Aquella tradición es de origen germánico y precede al cristianismo; pero también las culturas de Mesoamérica tienen conejos benefactores involucrados en sus leyendas.   En la Luna llena, donde en occidente vemos la cara de un hombre (o la de Jakie Gleason), los pueblos de mesoamérica ven un conejo igual que los chinos. Hoy en la noche sal a ver la Luna y verás al conejo.

¿Y cómo fue a parar ese animalito allá?

Según una leyeda de Chiconamel, en Veracruz, México, un dios ocasionó un diluvio universal; y un hombre y su familia se salvaron de ahogarse porque se escondieron en un cajón, siguiendo el consejo que les dio un conejo.  El dios en cuestión se enteró de los sobrevivientes cuando estos encendieron fuego para asar pescados; y entonces castigó al conejo que,  por haber salvado a los hombres, fue condenado a alumbrarlos y fue transformado en la Luna.  Esto lo leí en Imágenes de la mitología maya, por Oswaldo Chincihlla.

Desde tiempos muy antiguos, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril.  En recuerdo de aquella diosa, a la festividad de pascua se la denomina Easter, en algunos paísesEsto es porque también era la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz, a quien se conocía en el mundo anglosajón como Easter.  Para el siglo VIII los anglosajones ya habían tomado dicho nombre para la fiesta que celebramos en este día.  Asarté es Ishtar y esta, en el cielo en esta temporada, es Venus el lucero brillante que ves al atardecer. No sorprende que Venus también fuera conocido como Lucifer, el traedor de luz, alegoría propia del inicio de la primavera.

¡Por supuesto que no celebro dioses, ni diosas, pero sí los conceptos que representan aquellos mitos: la fertilidad, la vida, y la luz.

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14
Mar 23

Día de pi, muerte de Marx y nacimiento de Einstein

 

¿Te enteraste de que hoy es el Día de pi? Es que es 14 de marzo…¿sabes? 3.14 Este es un día nerd que merece ser celebrado por tres buenos motivos:

Pi Day, en inglés, se pronuncia Pay dey y ese es el motivo porque, en otros años, he horeado un pay.  Es así como se suele celebrar en algunos ambientes. Este año no tengo tiempo para hacer uno, pero, hace unas semanas me eché un pay de limón que estuvo espectacular y delicioso.

Porque perdí -sin falta- la clase de matemáticas durante toda la secundaria (con excepción del Quinto bachillerato) El Día de π se lo dedico a los buenos maestros de matemáticas que tuve -y que no supe aprovechar-. Se los dedico a los malos profesores de matemáticas que tuve, sólo para que vean que no soy rencoroso.  Se lo dedico a las víctimas del comunismo (que se cuentan por millones y millones).


26
Dic 22

La alegría del caldo de huevos

 

Este año, con los huesos del pavo, hicimos caldo de huevos del modo en que lo hacía mi bisabuela Mami.  Es una tradición familiar que no siempre disfrutamos en casa.

Los que visitan este espacio desde hace tiempo saben que para mi lo bueno del pavo son sus subproductos: el relleno, el caldo de huevos, el sandwich de ensalada de pavo y el sandwich de relleno con gravy.

¿Cómo se hace el caldo? Los huesos se ponen a cocer durante por lo menos una hora y a la media hora se les añade un ramo de apazote. ¿Cuánta agua? Pues suficiente para que cubra los huesos del pavo. Luego ese caldo se cuela en el colador de frijoles para extraer bien los jugos de la carne y el relleno quedaron en los huesos.  A ese caldo se le añaden el gravy que sobró y sopas Maggy de tomate.  ¿Cuántas sopas? Depende de la cantidad de caldo. El caldo se sirve con huevo, crema y queso parmesano.  No vayas a poner un huevo duro en el caldo (como hizo una amiga de mi abuela, Frances, cuando le dio la receta).  El huevo se cuece en el plato y se sirve de uno en uno.  Eso es muy laborioso, pero la recompensa lo vale.

Desde niño me tomo dos platos por lo menos; y cuando lo tomo no sólo me gustan su sabor, su aroma y su textura, sino que me transporto en el tiempo.  Todas estas comidas tienen una característica en común, son comfort food, porque traen recuerdos de personas, de ocasiones, de festividades y de buenos tiempos en compañía de seres amados, o por lo menos bien recordados, con cariño. Están profundamente enraizadas.

Este caldo lo solía servir Mami en su célebre hotel Casa Contenta, en Panajachel.  Era propio del 25 de diciembre y del 1 de enero.  Me gusta tomar el caldo acompañado por vino blanco, o vino verde.


23
Dic 22

¡Me encantan estas fiestas!

 

En mi casa, nochebuena y navidad huelen a pinabete y a manzanillas, huelen a tamal colorado y a tamal negro, huelen a pólvora, a ponche de frutas y a pavo relleno con la receta de mi bisabuela, Mami, cuidadosamente interpretada para adaptarla a nuestro gusto.  Es muy posible que la receta se remonte a Minnie, la madre de mi bisabuela.

¿Te la comparto?  Cortas pan francés del día anterior en cubos y los remojas en vino blanco; remojados los cubos, no empapados.  Picas los menudos del pavo y los fríes en mantequilla abundante y los sazonas con sal y pimienta.  Añades cebolla y apio picados fino.  A esa mezcla le sumas castañas y champiñones en rodajas y vuelves a sazonar.  Ahora es el momento de agregar salvia en polvo y perejil picado fino.  Cuando esa mezcla ya está unificada le añades el pan remojado en vino y te aseguras de que la mezcla quede pareja y vuelves a revisar la sazón.  El pan debe integrarse a los ingredientes anteriores; pero no debe convertirse en una masa.  ¡Esa es la clave!

Para mí, el pavo es sólo un vehículo para conseguir el relleno horneado.  Este último es mi parte favorita, aunque, la verdad sea dicha, nunca le digo que no a una buena rodaja de carne oscura.  Mami decía que comer pechuga es como comer sábana; y aunque en casa nunca nos sale reseco el pavo, estoy de acuerdo con mi bisabuela.  Por mucho, ¡prefiero la carne oscura!

Todo aquello, sin embargo, no tiene la menor importancia si no es compartido con personas que amo, o por lo menos que les tengo cariño.  En casa, en realidad, celebramos el solsticio de invierno, yuletide, las saturnalias, el cumpleaños de Newton, la nochebuena y la navidad.  Celebraríamos kwanza, ¿por qué no? Algunas de aquellas personas están presentes, y otras están en el recuerdo.

No tengo pruebas; pero tampoco tengo dudas de que los abrazos navideños de los seres queridos…e incluso de desconocidos son los mejores.  Desde que era niño, cuando mis padres nos despertaban a mis hermanos y a mi a la media noche, con el coheterío, y nos bajaban a la sala para ver la casa iluminada y los regalos, mi parte favorita eran los gritos de ¡Feliz navidad! y los abrazos.  Dime si no es dulce y encantador el momento de los abrazos.

Actualmente, en casa cenamos temprano y aprovechamos las visitas de familia y amigos.  Pero en aquel tiempo la cena se servía a la media noche porque la fiesta seguía hasta que los adultos quisieran.  De modo que al bajar había aromas, sabores, texturas y sonidos que fueron sumándose al baúl de los recuerdos más queridos.  El sonido de mi tortuga aporreada con un chinchín pintado con nij, por ejemplo. La letra y la música de A la rorro niño… y de O Tannembaum, para mencionar algo más.

Ya un poco mayor, ¿quién podía impedir que despenicáramos una ametralladora de cohetes y nos dedicáramos al antiguo arte de quemar uno por uno los petardos? ¿Quién podía evitar que fumáramos el cigarrillo que usábamos para encender los cohetes? ¿Quién podía evitar una guerrita?

Para mí, y en casa, estas fiestas son para vivirlas del modo en que nos hace felices.  Son para conectarnos con las generaciones que nos han precedido y con las que están llenando sus propios baúles de recuerdos.  Son para celebrar la vida; de modo que, a ti y a tu familia, desde estas líneas y desde nuestros corazones, les deseamos paz, salud, prosperidad y amor.

Columna publicada en elPeriódico.


18
Dic 22

Fiesta en Panimachavac

 

Con marimba, convite, cohetes y estofado de res, la población de Panimachavac, Tecpán, celebró la inauguración del techo para el patio de su escuela; y tuve la dicha de participar en la fiesta.

¡Había que hacer fiesta porque ese techo fue un proyecto de toda la población!

En la celebración ofrecieron bailes un grupo de maestras y otro de estudiantes y ambos grupos lucieron trajes de Quetzaltenango.

Las señoras del lugar prepararon arroz, tamalitos de canak y estofado de res.  Fue uno de los mejores estofados de res que he probado y me encanta acomañado por aquellos tamalitos que sólo he probado en el área de Tecpán y son un lujo.

Por cierto, el árbol de canak o árbol de manitas es mencionado en el Lienzo de Quauhquechollan de forma muy destacada; también Tecpán es mencionado en ese documento histórico.

Hubo convite de Quiché y los trajes siempre son un espectáculo; pero fue notable la participación de dos niños de Panimachavac disfrazados de Hombre araña y Batman.  Que dicha que los niños participan y conservan las tradiciones.

La marimba orquesta alegró la fiesta y lástima que no nos pudimos quedar a bailar.

Durante los actos y con justicia, la familia Estrada Menéndez recibió un reconocimiento por sus aportaciones a la escuela.  Recuerdo con qué alegría nos la mostraron -hace 20 años- cuando recién habían sido concluidas unas aulas.


15
Dic 22

Torito, marimba y bailadores

Salir a cazar toritos es uno de mis deportes favoritos en diciembre.  En casa nos encanta ir a la zona 1, para la fiesta de Guadalupe, en busca de toritos, mariposas y ese tipo de fuegos artificiales.

Este año fue diferente porque fuimos a cenar a la casa de amigos queridos, deliciosa sopa azteca, con una playlist mexicana estupenda y muchas anécdotas en buenísima compañía; así que sólo vimos un torito en el tradicionalísimo Callejón Maravillas.

En 2021 escribí que Estoy seguro de que el año entrante será muy bueno en términos de fiestas populares y tradicionales.  Esto es importante porque las tradiciones no sólo nos dan un sentimiento y una sensación de comunidad; sino que cumplen una función sanadora frente a la desesperanza y a la inestabilidad. Aromas, alimentos y sonidos, texturas y colores, así como rituales nos traer recuerdos y nos invitan a reflexionar.  Fuegos artificiales, costumbres,  disfraces y más son parte de aquel acervo rico y enriquecedor; y no me equivoqué, en general en 2022 las fiestas populares y tradicionales, con su música y su pólvora han estado magníficas.

Cuando yo era niño, las historias de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las fiestas tradicionales disparaban mi imaginación. Yo tenía muchas ganas de ver toritos y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi el primero en San Juan del Obispo. Desde entonces pocas cosas me emocionan y divierten tanto y me ponen tan contento como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus luces y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye. ¿Alguna vez te ha corrido un torito? Es de lo más divertido y emocionante.

En casa nos gusta llevar a esta fiesta a extranjeros visitantes y a chapines que nunca han visto toritos; y nadie ha salido decepcionado.


20
Nov 22

Espectacular la fiesta del Árbol Gallo

 

Anoche, la fiesta de inauguración del Árbol Gallo estuvo espectacular.  Pero en casa no vamos sólo por la iluminación del Árbol y la de las avenidas Reforma y De Las Américas, no vamos sólo por la música, ni vamos sólo por los fuegos artificiales aunque todo aquello es magnífico, colorido y alegre. Vamos por disfrutar de la gente, de la alegría de las familias y de las caritas maravilladas de los niños.

Las familias se congregan desde temprano y hacen picnic, duermen la siesta y esperan la fiesta.

Este año, aquella inauguración fue doblemente significativa porque, a la tradición se le sumó el hecho de que es el retorno de la fiesta.  Luego de los encierros del 2020 y del bajón del 2021, anoche la gente salió a las calles y el espectáculo estuvo a la altura.

La del Árbol Gallo es una fiesta de colores.

A mi me encanta ver a las familias que van desde temprano y se instalan en la grama de la Reforma y Las Américas, que llevan sus mantas y su comida y la pasan bien.  Me gustan las ventas de comida y de todo tipo de chalchigüites.  ¿Sabes que me dio mucho gusto anoche? Desde hace años hay un viejito que vende bromas.  Vende juguetes ingeniosos para hacer bromas y trucos.  Pues el hombre sobrevivió a los encierros y ahi andaba ofreciendo sus mercancías.

El viejito de las bromas.

El momento en que se encienden el Árbol Gallo y suena la música es particularmente chulo para ver las caras de los niños.  También cuando empiezan los fuegos artificiales.  Y cuando digo niños, no me refiero únicamente a los que lo son por su corta edad, sino a aquellos adultos que todavía tenemos la capacidad de maravillarnos frente a lo que es maravilloso.  Esta fiesta y otras de la temporada son tan propicias para celebrar la vida; sobre todo ahora que sabemos que nos puede ser arrancada de un plumazo.

A disfrutar entre árboles y luces.

Es una fiesta familiar.

El Festival del Árbol Gallo -de la Cervecería Centroamericana- se celebra desde hace 37 años y sin duda es parte importante del imaginario chapín de las fiestas de fin de año.  En unas semanas serán las Luces Campero y el Festival Navideño en la Plaza de la Constitución.  Cayalá ya está vestida de fiesta y luces. El Departamento de Artes Escénicas de la Universidad Francisco Marroquín celebró Joy.

Nada impide ir y celebrar la fiesta en la calle y con la gente.

¿Qué más viene ahora? La quema del diablo; la fiesta de Guadalupe en mi barrio y en el centro con sus fascinantes toritos; y la Nochebuena con la alegría de los fuegos artificiales.

La cosa es pasarla bien, con los cuates.

Esta vez vimos el Árbol Gallo desde el bulevar Liberación.

Algo que no he mencionado en otras ocasiones es que al final del espectáculo las familias llenan los restaurantes que están a inmediaciones del Monumento a los Próceres en todas las arterias que convergen en ese espacio.  Anoche había colas en casi todos los y habia familas comiendo y disfrutando alegremente.

Júpiter nos acompañó anoche; pero también estaban Marte y Saturno.

Las familias gozan del Festival del Árbol Gallo.

Es tradición que cuando estamos en la fiesta compramos juguetes con luces para darlos a niños a los que intuimos que sus padres no les pueden comprar juguetes y…¿sabes qué? Anoche nos costó encontrar ese tipo de chiquitos.  También es tradición que volvamos caminando a casa por la 20 calle, acompañados por las familias que vuelven de igual forma a sus casas.  Lo triste es que muchas de esas familias no tienen opción porque no hay transporte colectivo en la noche.

Luces y más luces.

Cada quién disfruta y celebra a su modo.

Es una fiesta para el que quiera celebrarla.

Una sóla cosa empaña la fiesta de verdad: la misma gente que disfruta de la celebración sea la gente inmunda que deja el lugar y sus alrededores hechos un asco: pero date una vuelta en la madrugada del 25 de diciembre por la 18 calle; o date una vuelta por La Antigua en la noche del Viernes Santo y vas a ver exactamente de lo mismo.  Date una vuelta por cualquier fiesta de pueblo y ¿qué crees que vas a encontrar? La cultura de la inmundicia por todas partes.

¿Cómo no admirarse del espectáculo?

 

Se celebra con los amigos, con la familia, con la pareja y con quienes se apunten.

Yours truly en el Festival del Árbol Gallo. Foto por Raúl Contreras.

De todos modos, ¡Que estas fiestas y el espíritu celebratorio chapín viva por siempre!…y desde Carpe Diem les deseo a los lectores felices fiestas junto a sus familias y seres queridos, larga vida y prosperidad.

De vuelta a casa, en familia.


31
Oct 22

Halloween, las brujas y la envidia

 

Halloween es una fiesta en la que se celebra la vida y en la que se hace mofa del misticismo; una fiesta en la que se les quita importancia al mal y a los monstruos y por lo tanto es una fiesta que merece ser celebrada.

La de hoy es una noche juguetona en la que -con disfraces- nos burlamos de la muerte y celebramos la vida; en Halloween hacemos nos reímos de las brujas, de la hechicería, de los fantasmas y de otros productos del misticismo.

Bruja de cara blanca saluda a bruja de cara negra. CC BY 4.0 via Wikimedia Commons

Hablando de brujas, y esto es serio, para la mayoría de la gente, su primera asociación con la palabra “bruja” es por medio de cuentos de hadas, de “Macbeth”, o con la quema de brujas, dice Helmuth Schoeck en su libro Envy.  En esa obra, Schoeck explica que desde tiempos inmemoriales la sospecha de brujería o de magia negra ha caído sobre aquellos que tienen un motivo para ser envidiosos -de alguien menos feo que él mismo, de padres con suerte, o de un campesino con una mejor cosecha y ganado sano, etc.  Después de todo, la mala suerte sólo puede caer sobre aquellos que tienen algo que perder: buena salud, belleza, posesiones, familia.  En un intento de entender emocionalmente el problema de la mala fortuna, parecía razonable buscar a personas que pudieran ser envidiosas.

Sigue Schoek: Durante los juicios contra brujas, en Europa, las acusadas eran precisamente personas que, de alguna manera, hubieran levantado sospechas de que eran envidiosas y, por lo tanto, pudieran desearle el mal a otros.  Gradualmente, sin embargo, el hombre envidioso mismo se constituyó en el acusador; y las acusadas pasaron a ser personas guapas, virtuosas, orgullosas y ricas, o las viudas de ciudadanos ricos.  Este doble papel de la envidia con respecto a la brujería es evidente en pueblos primitivos. El forastero, el lisiado, cualquiera que estuviera discapacitado es sospechoso y es considerado como responsable de causar daños.  Empero, el  mismo hombre primitivo es capaz de asegurar que otro miembro de su tribu sólo es rico, poderoso, buen bailarín o cazador sólo porque ha obtenido, mediante magia negra algo que les debería pertenecer a otros miembros de su tribu.

Desde el año pasado, en casa ponemos altar de muertos para recordar a los nuestros.

Algunos antropólogos ven en la brujería creencias que funcionan como válvulas de seguridad, como instituciones entendibles y deseables mediante las cuales son reguladas las tensiones intersociales, dice Schoeck; pero [Clyde] Kluckhohn sostiene que el efecto destructivo e inhibidor de aquellas ideas ha sido enormemente subestimado, y que más que controlar sentimientos agresivos lo que hacen es producir timidez y reducir las relaciones sociales.  Kluckhohn no deja lugar a dudas con respecto a la conexión inmediata entre la envidia y las sospechas de brujería.

En su obra, Schoek cita un trabajo de John  Gillin titulado The Culture of Security in San Carlos. A Study of a Guatemalan Community of Indians and Ladinos y dice: También es generalmente cierto entre las culturas indígenas centroamericanas que la envidia y la codicia son tenidas como anomaías o crimenes.  Los indígenas conocen una clase de enfermedad que es producida por la magia, a la que llaman envidia, enfermedad que es invocada por una persona envidiosa.  La víctima tiene el innegable derecho, reconocido por la comunidad, de matar al su enemigo si puede descubrirlo.  Por esa razón es inconcebible que alguien admita su envidia.

Los niños y adultos trajeron buenos disfraces y mucha alegría; y el gato los recibió con chocolates.

Decidí compartir con ustedes estas lecturas para añadirle a la celebración de hoy un toque adicional al carácter festivo y lúdico que tiene, porque a ratos sospecho que la envidia es un sentimiento muy presente en la sociedad guatemalteca.  Eso sí, que conste, que el hecho de haberme puesto solemne no quiere decir que no me disfrute la fiesta de las calabazas, los gatos negros, las escobas, los disfraces y las telarañas.

En casa ya está listo el 90% del fiambre para el almuerzo de mañana; hoy celebramos la Brujitas´ Nite y tenemos monedas de chocolate para los niños vecinos que salen a pedirlos en la tarde.


15
Sep 22

¡Potluck chino de independencia!

 

Desde hace varios años, en casa es tradicional celebrar este día con un potluck chino de Independencia.  Nos juntamos varios amigos y comemos comida china para el almuerzo, antes de ir a la ceremonia de arriada de la bandera.

Esta fue la primera ronda del potluck chino de Independencia en 2022.

En casa, con algunos amigos, nos encanta celebrar el 15 de septiembre, Día de la desvinculación de la monarquía hispánica. El pretexto común para la fiesta es el de celebrar a la patria; y no deja de ser conmovedor aquel patriotismo cándido que pasa de generación en generación, porque tu patria es donde está enterrado tu mux.  Sospecho, sin embargo, que en el fondo lo que celebramos en estos días es la vida, o la maravillosa posibilidad de celebrar.  El hecho de que uno pueda hacerlo con quien uno elige y el hecho de que uno se puede divertir y pasarla bien.  Se vive plenamente cuando se disfruta la vida. Sobre todo después de la experiencia amarga de los encierros y prohibiciones del 2020.

¿Qué es un potluck y por qué es chino el nuestro?

En la costa sur es tradicional que, luego del desfile del 15 de septiembre la gente vaya a almorzar a algún restaurante chino.  De modo que en mi casa y con algunos amigos, tenemos la costumbre de juntarnos en este día para almorzar y cada quién trae un plato chino distinto en un orden espontáneo, su plato favorito, de su restaurante favorito.  La idea es comer distintos platillos y celebrar antes de irnos a la plaza de la Constitución para la ceremonia de arriar la bandera y para ver las bandas escolares. Un potluck, por cierto, es lo que en buen chapín llamamos fiesta de traje.