25
Dic 23

Nochebuena chapina, sabores, colores y pólvora

Para nosotros -en casa y siempre- la nochebuena y otras fiestas no se tratan sólo de cocinar, sino de cocinar con raíces y buenos recuerdos y anécdotas.  Se trata de cocinar con carácter y con amor rodeados de familia y amigos.

Anoche no fue la excepción y disfrutamos mucho del cariño; pero también de los aromas y de los sabores, de las texturas y de los colores, y de la pólvora.  Cenamos pavo relleno con la receta que lleva cuatro generaciones en mi familia porque era la de mi bisabuela, Adela y pasará a la quinta; acompañado por la ensalada Waldorf que hacía mi abuela, Frances. También hubo ponche y caponata hechos por Raúl. Para nosotros, y a pesar de lo delicioso que nos sale, el pavo principalmente es un vehículo para que haya relleno y para hacer caldo de huevos.

En casa, la nochebuena es la celebración del solsticio de invierno esos días en los que -aunque aquí no lo notemos- en el norte las noches empiezan a hacerse más cortas y empieza a volver la luz. En ese contexto los recuerdos y las tradiciones son muy importantes; por eso en casa no faltan mi tortuga y chinchines de cuando celebrábamos en casa de mi abuelita Juanita y de mi tía abuela, la Mamita. Por eso siempre contamos anécdotas de las fiestas en casa de mis padres. 

Dicho lo anterior, algo que gozo mucho en esta fiesta es la pirotécnia. Anoche empezó a intensificarse a las 11:45 y  concluyó pasadas las 00:30.  Lo diferente fue que pasadas las 11:15 un neblina espesa, que viajaba rápidamente, se dejó venir desde la costa sur y cubrió la ciudad.  Desde casa no se veían los edificios de enfrente ni se vió el coheterío tradicional de la nochebuena chapina.

@luisficarpediem

Para nosotros no se trata solo de cocinar, sino de cocinar con raices y buenos recuerdos y anécdotas. Se trata de cocinar con carácter…y amor #nochebuena #cena #tradicion #navidad #luisfi61 #fiesta

♬ La Marimorena – Raya Real

Con todo y todo se vieron los fuegos artificiales más cercanos y en un momento sólo la Luna y Júpiter aparecieron tímidamente en el cielo oscuro.

Como en otros años, en casa hubo open house y nos visitaron familia y amigos.  Siempre es grato compartir y reírnos, recordar y reírnos, celebrar y reírnos. Y comer, claro.

Hoy en la mañana desayunamos nuestros tradicionales tamal colorado y tamal negro.  Esta vez acompañados por un stollen y un pescado de canillita de leche que estaba riquísimo; y yo, por supuesto, con buen café y algo de ponche frío, que a mí me gusta frío.

@luisficarpediem

La coheteria tradicional de la navidad chapina fue opacada por una neblina espesa que se dejó venir desde la costa sur. Al final Júpiter fue testigo #navidad #guatemala #fuegosartificiales #tradicion #nochebuena

♬ sonido original – Luis Figueroa

Los tamales, algo serio

¡Quienes me conocen se han de imaginar lo que gozo cuando abro las hojas de maxán  y me encuentro con los colores brillantes de los tamales, que son delicias de la cocina guatemalteca!  Al mismo tiempo, los aromas intensos de los tamales colorados y negros  invaden mi cuerpo y mi mente y me llevan por un laberinto de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando la masa gentil y el recado glorioso llegan a mi paladar.

Quienes visitan este espacio, desde hace tiempo, saben que valor mucho las tradiciones como formas de mantener puentes con los recuerdos, el pasado y con quienes nos precedieron; así como con el futuro y quienes nos sucederán.

En ese laberinto de recuerdos, tengo la dicha de acordarme muy bien de los tamales de mi bisabuela, Mami; y de los de mi tía Baby.  Y los pequeños, de 2 x 2 pulgadas y perfectamente doblados que  mi tía abuela, La mamita, nos hacía a los niños. Desde hace tres años nos hace los tamales Madame Tso, la señora que nos cuida en casa y realmente son estupendos.

Los tamales de Nochebuena, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate y anís. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo e incluso de res.   Eso sí a mí me gustan más los de cerdo, y los de pato.  En ciertas regiones -especialmente en la Costa Sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole.

Los tamales tienen raíces precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de Occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de maxán en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las almendras, las pasas y las ciruelas.

@luisficarpediem

¡Quienes me conocen se han de imaginar lo que gozo cuando abro las hojas de maxán y me encuentro con los colores brillantes de los tamales, que son delicias de la cocina guatemalteca! Al mismo tiempo, los aromas intensos de los tamales colorados y negros invaden mi cuerpo y mi mente y me llevan por un laberinto de recuerdos y alegrías. El momento culminante. El 25 desayunamos tamales, stollen, pescado de canillita de leche, ponche y café #navidad #tradicion #tamales #ponche #luisfi61 #desayuno #breakfast

♬ In Praise of Christmas – Loreena McKennitt

La gracia de los tamales no está sólo en la masa y en el recado, sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentido.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado elegante y apropiadamente pierde algo de su encanto.  A mí, por cierto, me gustan más grandes que pequeños, y me gusta que la masa no sea muy espesa.

Hacer tamales es algo muy elaborado. Hay que lavar y asar las hojas. La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con mucho talento. Como siempre, el éxito de un tamal se halla en el balance de ingredientes, en la calidad de los mismos y en la pasión que se pone en ellos.


09
Dic 23

Pinabete,tradición y esperanza, un canto a la nochebuena chapina

 

En casa tomamos en serio las fiestas de fin de año y el arbolito que las representa.  Nos gusta mucho el pinabete -tan guatemalteco- que nos trae su aroma encantador, su color y sus formas, así como las luces y las figuras que lo adornan que son símbolos de paz y amor, nos traen recuerdos y nos dan esperanzas.

En casa celebramos el solsticio de invierno, yuletide, navidad, las saturnalias y otras fiestas de fin de año con arbolito y las decoraciones tradicionales.  El arbolito tiene que ser Abies guatemalensis y no pueden faltar la manzanilla, los chinchines, la tortuga y otros objetos que nos conectan con nuestras historias propias, nuestras infancias y con las generaciones que nos han precedido.

El niño que incluimos entre aquellas decoraciones representa nuestra confianza en un universo benevolente, nuestra esperanza por un futuro mejor y la alegría que traen a casa las nuevas generaciones.

Hoy fuimos a traer nuestro arbolito a la zona 12, a Pinabetes El Encanto de Tecpán;  y, como en tantos años, el espíritu de la querida doña Mireya nos acompañó a la hora de elegirlo y en el momento de encenderlo.  

Para los que vienen por primera vez:

En las casas de mis abuelas y de mis padres no siempre hubo pinabetes. De cuando yo era niño recuerdo varios árboles inolvidables. En casa de mi abuelita Juanita me es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel (aquel cabello de ángel, de verdad, que era de fibra de vidrio) y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.

En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles eran generalmente pinabetes, o cipreses. A veces eran adornados con nieve elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; árboles siempre llenos de figuras variadísimas y algunas muy antiguas, así como con luces de colores. Allá algunos de aquellos árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.

En la casa de mis padres tuvimos gran variedad de arbolitos. Aunque los favoritos eran los pinabetes, también tuvimos cipreses y creo que algún pino. Los pinos no me gustaban porque, a pesar de que olían rico, se ponían tristes rápidamente y también tuvimos algún chiribisco plateado. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda unos árboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared.

@luisficarpediem

En casa tomamos en serio el arbolito que nos alegra las fiestas de fin de año. El pinabete tradicional no sólo nos trae su aroma encantador, sino que su color y sus formas, así como las luces y las figuras que lo adornan son símbolos de paz y amor, nos traen recuerdos y nos dan esperanzas. En casa celebramos el solsticio de invierno, yuletide, navidad, las saturnalias y otras fiestas de fin de año con arbolito y decoraciones tradicionales. El arbolito tiene que ser Abies guatemalensis y no pueden faltar la manzanilla, los chinchines, la tortuga y otros objetos que nos conectan con nuestras historias propias, nuestras infancias y con las generaciones que nos han precedido #arboldenavidad #solsticiodeinvierno #yuletide #pinabete #luisfi61 #navidad

♬ Merry Christmas – Ed Sheeran & Elton John

En casa es tradición que cada año compramos un adorno nuevo y lo incorporamos a los que ya tenemos. Hay adornos variados: dos hawaianas, uno que muestra a Odin, otro de La rebelión de Atlas, uno del barco Estrella de la India, una estrella de Santa Catarina Palopó, varios con motivos propios de la temporada, unos con mapas, y así.  Los de el año pasado son vintage, hechos de hojalata y pintados como de principioArbolito, Tradición y Esperanza: Un Canto a la Navidad Guatemaltecas del siglo XX. Y el de este año es…está pendiente.


28
Dic 22

Riquísimo el ponche de frutas

 

El ponche navideño, en Guatemala, se prepara con variedad de frutas que depende de la región del país en que se elabore y de la receta familiar. La receta que se hace en casa viene de la costa sur; pero este año tuvo un marcado acento de manzanas que son más propias del altiplano. Fue sazonado con manzanillas, que también son del altiplano y con un toque delicado de cardamomo, además de la canela tradicional.  Este ponche lleva piña, papaya y plátanos. También pasas y ciruelas.En casa de mis padres, el ponche se hacía con piña, que es común a todos los ponches chapines; y se sazonaba con canela, se hacía con frutos secos del hemisferio Norte, como peras, manzanas y melocotones, además de las ciruelas y pasas que son infaltables.

El ponche me gusta bien helado y que sea refrescante; y si lo he de tomar caliente. me gusta con un piquete de buen ron. Por cierto que en la costa sur al ponche le dicen caliente.


26
Dic 22

La alegría del caldo de huevos

 

Este año, con los huesos del pavo, hicimos caldo de huevos del modo en que lo hacía mi bisabuela Mami.  Es una tradición familiar que no siempre disfrutamos en casa.

Los que visitan este espacio desde hace tiempo saben que para mi lo bueno del pavo son sus subproductos: el relleno, el caldo de huevos, el sandwich de ensalada de pavo y el sandwich de relleno con gravy.

¿Cómo se hace el caldo? Los huesos se ponen a cocer durante por lo menos una hora y a la media hora se les añade un ramo de apazote. ¿Cuánta agua? Pues suficiente para que cubra los huesos del pavo. Luego ese caldo se cuela en el colador de frijoles para extraer bien los jugos de la carne y el relleno quedaron en los huesos.  A ese caldo se le añaden el gravy que sobró y sopas Maggy de tomate.  ¿Cuántas sopas? Depende de la cantidad de caldo. El caldo se sirve con huevo, crema y queso parmesano.  No vayas a poner un huevo duro en el caldo (como hizo una amiga de mi abuela, Frances, cuando le dio la receta).  El huevo se cuece en el plato y se sirve de uno en uno.  Eso es muy laborioso, pero la recompensa lo vale.

Desde niño me tomo dos platos por lo menos; y cuando lo tomo no sólo me gustan su sabor, su aroma y su textura, sino que me transporto en el tiempo.  Todas estas comidas tienen una característica en común, son comfort food, porque traen recuerdos de personas, de ocasiones, de festividades y de buenos tiempos en compañía de seres amados, o por lo menos bien recordados, con cariño. Están profundamente enraizadas.

Este caldo lo solía servir Mami en su célebre hotel Casa Contenta, en Panajachel.  Era propio del 25 de diciembre y del 1 de enero.  Me gusta tomar el caldo acompañado por vino blanco, o vino verde.


25
Dic 22

La celebración estuvo tan alegre…y rica

 

Los fuegos artificiales de anoche tuvieron novedades; colores diferentes como azul, rosado y dorado iluminaron la noche durante el tradicional y espontáneo espectáculo de pirotécnia en la ciudad de Guatemala con ocasión de la nochebuena.

Con nuestros amigos Sylvia y Moi vimos el show y nos dimos el abrazo de la media noche en el balcón de la casa.

Antes, claro, habíamos cenado durante el open house anual en el que familia y amigos llegan para para brindar por la vida y comer rico.  El menú fue pavo relleno, ensalada Waldorf y la caponata espectacular que hace Raúl.  También hubo ponche de frutas, exquisito, que esta año Raúl hizo con más manzanas que piña, un toque de manzanillas y otro de cardamomo además de papaya y plátanos.  La ensalada la preparamos al interpretar la receta del Joy of Cooking, que es la que usaba mi abuela, Frances.

Hoy en la mañana -como lo hacemos cada año- desayunamos sendos tamales negros y colorados.  Amo los tamales y me los gozo mucho.  Es muy difícil conseguir tamales buenos tamales negros buenos y por eso los disfruto doblemente„ y cuando los como imagino que estoy desayunando en el palacio de Jasaw Chan Kʼawiil I.

¡De verdad soy muy feliz cuando cuando abro las hojas de mashán  y me encuentro con los colores brillantes de los tamales!  Y al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden el ambiente, mi cuerpo y mi mente y me llevan sobre olas de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando las masas gentiles y los recados complejos y deliciosos llegan a mi paladar.

Los que visitan este espacio, con frecuencia, saben que valoro mucho las tradiciones como formas de mantener puentes con los recuerdos, el pasado y con quienes nos precedieron; así como con el futuro y quienes nos sucederán.  Ahora, también las valoro por sus facultades sanadoras, luego de los encierros y la incertidumbre a la que hemos sido sometidos.

¿Sabes? Tengo la dicha de recordar los tamales que hacía mi bisabuela, Mami, y los de mi tía Baby.  Y los pequeños, de 2 x 2 pulgadas y perfectamente doblados que  mi tía abuela, La mamita, nos hacía a los niños. En 2015 tuve la buena fortuna de ayudar a preparar tamales en casa de mis amigos Carol y Manolo.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate y anís. Estos últimos son los más difíciles de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo e incluso de res.   Eso sí a mí me gustan más los de cerdo, y los de pato. En ciertas regiones -especialmente en la costa sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole. También hay diferencias entre los tamales que se cuecen sobre leños y los que se cuecen sobre estufa de gas.  Los tamales de la costa sur no responden, exactamente, a la diferenciación entre colorados y negros.  También hay tamales que en lugar de recado llevan mole y también tienen su propio carácter y son deliciosos cuando quienes los preparan saben hacer el mole.

Los tamales tienen raíces precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de mashán en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las aceitunas, las almendras, las ciruelas y las pasas.

El arte de los tamales no está sólo en la masa y en el recado (o en el mole), sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentido.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado apropiada y elegantemente pierde algo de su encanto.  A mí, por cierto, me gustan más grandes que pequeños, y me gusta que la masa no sea muy espesa.

Hacer tamales requiere de cierta infraestructura y es algo muy elaborado. Hay que lavar y asar las hojas. La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado (o el mole, según el caso) lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con talento.

Madame Tso, la señora que trabaja con nosotros en la casa. ha enriquecido nuestra experiencia tamalera de una forma que merece una ovación de pie.

Esta año -gracias a nuestra amiga Rachel- hicimos mincemeat pie que era el favorito de mi padre y es uno de los que preferimos en casa.  No lo hacemos from scratch por falta de tiempo, sino que al frasco le añadimos tres manzanas grandes en cubos y un toque de brandy.  La clave…eso sí…es la masa de la tarta, que me sale perfecta.

En la fiesta sólo hizo falta Nora, mi madre, que no vino porque hacía mucho frío y estaba lloviznando.


14
Dic 22

Arbolito para alegrar las fiestas

 

En casa tomamos en serio el arbolito que nos alegra las fiestas de fin de año.  El pinabete tradicional no sólo nos trae su aroma encantador, sino que su color y sus formas, así como las luces y las figuras que lo adornan son símbolos de paz y amor, nos traen recuerdos y nos dan esperanzas.

En casa celebramos el solsticio de invierno, yuletide, navidad, las saturnalias y otras fiestas de fin de año con arbolito y decoraciones tradicionales.  El arbolito tiene que ser Abies guatemalensis y no pueden faltar la manzanilla, los chinchines, la tortuga y otros objetos que nos conectan con nuestras historias propias, nuestras infancias y con las generaciones que nos han precedido.

El niño que incluimos entre aquellas decoraciones representa nuestra confianza en un universo benevolente, nuestra esperanza por un futuro mejor y la alegría que traen a casa las nuevas generaciones.

El viernes fuimos a traer el arbolito a El encanto, de Tecpán;  y, como el año pasado, el espíritu de la querida doña Mireya nos acompañó a la hora de elegirlo y en el momento de encenderlo.  Este año, este último proceso fue toda una aventura que te contaré abajo.

Para los que vienen por primera vez:

En las casas de mis abuelas y de mis padres no siempre hubo pinabetes. De cuando yo era niño recuerdo varios árboles inolvidables. En casa de mi abuelita Juanita me es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel (aquel cabello de ángel, de verdad, que era de fibra de vidrio) y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.

En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles eran generalmente pinabetes, o cipreses. A veces eran adornados con nieve elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; árboles siempre llenos de figuras variadísimas y algunas muy antiguas, así como con luces de colores. Allá algunos de aquellos árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.

En la casa de mis padres tuvimos gran variedad de arbolitos. Aunque los favoritos eran los pinabetes, también tuvimos cipreses y creo que algún pino. Los pinos no me gustaban porque, a pesar de que olían rico, se ponían tristes rápidamente y también tuvimos algún chiribisco plateado. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda unos árboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared.

En casa es tradición que cada año compramos un adorno nuevo y lo incorporamos a los que ya tenemos. Hay adornos variados: dos hawaiianas, uno que muestra a Odin, otro de La rebelión de Atlas, uno del barco Estrella de la India, una estrella de Santa Catarina Palopó, varios con motivos propios de la temporada, unos con mapas, y así.  Los de este año son vintage, hechos de hojalata y pintados como de principios del siglo XX.

Una aventura de árbol

Fuimos a El Encanto, de Tecpán a por el pinabete, lo subimos al techo del pickup y lo trajimos a la ciudad.  Al llegar a casa notamos que el arbolito se veía particularmente alto y por poco y no entra al elevador.

Al entrar a casa y tratar de poner en pie el arbolito resultó que no cabía y habría que cortarlo.  Cosa que resolveríamos el sábado al contactar al cuate que nos hace trabajos en la casa y tiene sierra eléctrica.  Pero el sábado tuvimos un día complicado y el muchacho de la sierra no podía llegar porque estaba comprometido con otro trabajo.  Así que el pobre arbolito quedó horizontal en el piso.  Y aquí viene lo curioso…

Estuvimos hablando de la complicación que se nos había presentado, hubo llamadas telefónicas al respecto y…¿vas a creer que en mi teléfono salieron dos anuncios de sierras eléctricas?…y mejor aún…de sierras eléctricas cortando troncos sobrantes de arbolitos de navidad.  Cada vez me convenzo más de que nuestros teléfonos nos escuchan y nos ofrecen anuncios de lo que comentamos.  ¿Qué opinas?

Llegó el domingo y el cuate que nos hace trabajos en casa avisó que no podría llegar; y, claro, no íbamos a tener el arbolito tirado 24 horas más.  Así que fui a comprar una sierra eléctrica, porque estaban en oferta y porque la tarea de cortar el tronco se veía fácil en uno de los anuncios.

La cosa es que volví bien armado y en casa procedimos a cortar el tronco sobrante…pero la madera del pinabete es más dura de lo que pensé…y para hacer la historia corta terminé con el brazo adolorido y dos ampollas en el dedo índice de la mano derecha.

¿Valió la pena? ¡Claro que sí!  El arbolito está guapo y ya hay ambiente.  Sólo faltan tamales y ponche.


21
Nov 22

Luisfi en “Joy”, un espectáculo emotivo

 

Joy es un espectáculo lleno de música, bailes y colores.  Es un espectáculo emotivo que nos transporta a los mejores recuerdos de la niñez y despierta el espíritu propio de las fiestas de fin de año…y en 2022, después de dos años de silencio forzado, tuve la dicha de decir una líneas durante la presentación de La tregua de Navidad de 1914.

Al inicio de la  I Guerra Mundial en la semana antes del 25 de diciembre de 1914, soldados franceses, alemanes y británicos cruzaron las trincheras del espantoso frente occidental para intercambiar saludos y conversaciones. En algunas áreas, soldados de ambos bandos se aventuraron en la tierra de nadie durante la Nochebuena y Navidad e intercambiaron comida, cigarrillos  y souvenirs. Hubo ceremonias funerarias conjuntas e intercambio de prisioneros, mientras que muchos encuentros terminaron con cantos de villancicos. Se disputaron partidos de fútbol entre bandos, creando una de las más memorables imágenes de la tregua. Las hostilidades continuaron en algunos sectores, mientras que en otros las partes realizaron acuerdos solamente para recuperar cuerpos.

En Joy se recordó aquel evento extraordinario con la Orquesta Festival dirigida por Ricardo Del Carmen y con Noche de paz en alemán, inglés y español en las voces de los tenores Gustavo Palomo y Paul Ruiz que escenificaron la tregua precedida por los horribles sonidos de la guerra; y tuve una presentación breve y en off:

Pocas horas después del apretón de manos y el intercambio de cigarrillos, la batalla se recrudeció y aquellos jóvenes, que soñaron esa noche con la paz y con volver al calor de sus hogares y abrazar a sus familias, retornaron a las trincheras y a la terrible realidad de la guerra.  Durante el resto de sus vidas comprendieron que la Navidad logra que la luz de la concordia y la paz brille, aunque sea fugazmente, en el corazón del ser humano.

¡Me encanta cuando puedo participar en alguna obra producida por Geraldina Baca-Spross y los artistas que la acompañan!  Me encanta Joy porque es una presentación familiar. muy esperada y compleja.

Fue notable la participación de la ballerina Paulina Del Valle acompañada por Nicolás Miranda; las voces de las sopranos Ana Lucia Sullin y Ana Rosa Orozco, la dirección de Lester Godínez, las coreografías de Antonio Luissi, los niños gozan con la Pantera Rosa interpretada por Héctor Leal.

Sentí mucho no haberme quedado hasta el final para entonar Auld Lang Syne que siempre me recuerda las fiestas de Año Nuevo en casa de mi abuela, Frances y mi graduación de Sexto grado de Primaria.

Por cierto, te recomiendo que no te pierdas All Quiet in the Western Front, peli conmovedora y aleccionadora de Netflix que se desarrolla en el frente occidental durante las últimas semanas de la I Guerra Mundial.


25
Dic 21

Tamales y fuegos artificiales

 

Un tamal colorado y otro negro son mi desayuno tradicional, para el 25 de diciembre, acompañados por el mejor café posible y algo de los postres que hayan sobrado de la nochebuena.

Como todos los años, anoche nos gozamos mucho los fuegos artificiales, la cena y la compañía de la familia y amigos que nos acompañaron en el open-house que acostumbramos celebrar en casa.

¡De verdad soy muy feliz cuando cuando abro las hojas de mashán  y me encuentro con los colores brillantes de los tamales!  Y al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden el ambiente, mi cuerpo y mi mente y me llevan sobre olas de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando las masas gentiles y los recados complejos y deliciosos llegan a mi paladar.

Los que visitan este espacio, con frecuencia, saben que valoro mucho las tradiciones como formas de mantener puentes con los recuerdos, el pasado y con quienes nos precedieron; así como con el futuro y quienes nos sucederán.  Ahora, también las valoro por sus facultades sanadoras, luego de los encierros y la incertidumbre a la que hemos sido sometidos durante casi dos años.

¿Sabes? Tengo la dicha de recordar los tamales que hacía mi bisabuela, Mami, y los de mi tía Baby.  Y los pequeños, de 2 x 2 pulgadas y perfectamente doblados que  mi tía abuela, La mamita, nos hacía a los niños.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate y anís. Estos últimos son los más difíciles de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo e incluso de res.   Eso sí a mí me gustan más los de cerdo, y los de pato.  En ciertas regiones -especialmente en la costa sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole. También hay diferencias entre los tamales que se cuecen sobre leños y los que se cuecen sobre estufa de gas.  Los tamales de la costa sur no responden, exactamente, a la diferenciación entre colorados y negros

Los tamales tienen raíces precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de mashán en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las aceitunas, las almendras, las ciruelas y las pasas.

El arte de los tamales no está sólo en la masa y en el recado (o en el mole), sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentido.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado apropiada y elegantemente pierde algo de su encanto.  A mí, por cierto, me gustan más grandes que pequeños, y me gusta que la masa no sea muy espesa.

Hacer tamales requiere de cierta infraestructura y es algo muy elaborado. Hay que lavar y asar las hojas. La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado (o el mole, según el caso) lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con talento.

Desde mediados de los años 80, en casa comemos los de doña Estelita de Alburéz que son basados en  la receta de su madre en San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo. Madame Tso, la señora que trabaja con nosotros en la casa ha enriquecido nuestra experiencia tamalera de una forma que merece una ovación de pie. También nos envían tamales de Huehuetenango y a veces conseguimos tamales de arroz, de Quetzaltenango.

Sostengo, que la nochebuena y las fiestas de fin de año chapinas, en general, son particularmente intensas y espectaculares.  Cuando los chapines nos ponemos en navidad mode, es en serio.

Por eso me alegro que en este año -como el anterior- difícil, duro y para algunos muy triste, el espíritu guatemalteco navideño no haya menguado.  Como en 2020,  la noche de anoche hubo fuegos artificiales en la ciudad de Guatemala y sus alrededores, y los fuegos de la media noche no tuvieron nada que envidiarles a los de otros años.   Cuando veo las luces y disfruto de los cohetes, el niño que hay en mi grita -para mis adentros- ¡Cuanto “cuete” Venado!, como  cuando yo tenía tres, o cuatro años y aquella era la marca de petardos más conocida.

¡Que ricos y reconortantes son los abrazos y el buen vino envueltos en nubes y aromas de pólvora fiestera!


24
Dic 21

Los regalos en estas fiestas

 

La tía Patty fue quien nos enseñó -a mis hermanos y a mí- a darnos regalos de Navidad entre nosotros, y a dárselos a nuestros padres y abuelas.  Nos daba unos quetzales y nos llevaba a El buen precio a comprar los obsequios, que eran objetos sencillos y utilitarios; pero recuerdo muy bien que para mi abuelita, Frances, solía ser un paquete de Viceroy; y para mi tía abuela, La Mamita, era uno de Payasos.

En casa lo habitual era que los abuelos, padres, tíos, tíos abuelos y padrinos nos regalaban a los niños; pero nunca se nos ocurrió que los niños nos diéramos regalos entre nosotros, ni dárselos a nuestros mayores.  Fue la Patty quien nos enseñó el hábito de regalar y el de ahorrar para ello.

Los regalos son importantes en las fiestas de fin de año; y ahora que celebramos el solsticio de invierno en casa, los obsequios no han perdido relevancia.  Nosotros los abrimos a la media noche, en la Nochebuena, para conservar la tradición.

El aspecto encantador de la Navidad, dijo Ayn Rand, es el hecho de que expresa buena voluntad entre los hombres de una manera alegre, contenta y generosa. Uno dice ¡Feliz navidad!, y no Llora y arrepiéntete.  Y esa buena voluntad se expresa en forma material y terrenal, dando regalos a los amigos y seres queridos, o enviándoles mensajes de cariño y buenos deseos.

El mejor aspecto de la navidad, indicó Rand, es el hecho de que se ha comercializado…es que estimula el ingenio y la creatividad para producir bienes que tienen un sólo propósito: darle a los hombres placer y felicidad.

¿Cuál fue tu mejor regalo de navidad que recibiste de niño? El mío fue una motobicicleta.  ¿Y el más conmovedor? Un juego de ajedrez que mi hermano y yo compartimos cuando mis padres estaban en apuros económicos.

Soy muy cleto para elegir obsequios; pero me da ilusión regalar.  Así como nos da ilusión, en casa, recibir a amigos y familia para intercambiar deseos de paz, prosperidad y salud en esta que es la mejor temporada del año.  A ustedes, lectores, les deseo lo mejor entre brindis, abrazos y fuegos artificiales, al lado de quienes aman y en recuerdo de quienes ya no están.

Columna publicada en elPeriódico.


18
Dic 21

Mis tesoros del solsticio

 

Guardo, con cariño, la tortuga, los chinchines y los guacalitos que me compraron mi abuelita Juanita y su hermana, La Mamita, cuando yo tenía unos tres años.  Los usábamos para la orquesta infantil en las fiestas de fin de año.  La tortuga es pequeña: pero tiene muy bueno sonido, de tal manera que el tucutícutu tradicional suena encantador.  De los chinchines, decorados con nij, mi favorito es el que tiene carita de animal; y los guacalitos son de Rabinal, con sus colores amarillo y rojo.  ¡Ah!, y también guardo la jícara en la que tomaba ponche.

Hay toda clase de tesoros del solsticio.  Los mejores, claro, están relacionados con mi familia y amigos.  Centenares de abrazos, risas y recuerdos…aunque no siempre haya sido todo risas.  A veces había que pasar temporales y hasta esos caen en el baúl de los tesoros porque algo se aprende.  Los tesoros son la cara de mi madre cuando encendemos el arbolito, el recuerdo de mi padre quemando cohetes, el alboroto de mis hermanos y mío al abrir los regalos y la alegría de mis sobrinos que -aunque ya no son niños- siguen siendo niños…aunque sea sólo para estas fiestas.

Los tesoros incluyen aromas, texturas, sabores y colores, como los del pinabete, las manzanillas, las mandarinas, las manzanas y las uvas.  Como los del relleno de pavo basado en una receta de mi bisabuela, como la ensalada Waldorf y como las galletas que hacían mi madre y mi abuela; como el mincemeat pie que es mi favorito.   Como el pastel de frutas que hacemos de cuando en cuando, como el stollen de mantequilla y ron. Como el pandoro y el panettone que no formaban parte de las tradiciones en la casa de mis padres; pero que integramos muy bien hace pocos años en casa. Como los turrones y polvorones. Tesoros que nos hacen viajar en el tiempo y en el espacio por medio de los sentidos.

Los tesoros son las tradiciones que no sólo fortalecen la comunidad, sino que nos conectan directamente con los que nos precedieron y con los que nos sucederán; las tradiciones también son sanadoras frente a la incertidumbre y a la desesperanza.  ¿Cuáles son tus tradiciones de fin de año? ¿Cuáles recibiste y cuáles estás creando?

Columna publicada en elPeriódico.