02
Nov 08

Se fueeeeeeee, el día del fiambre

Este año no hicimos fiambre en casa. Sin embargo, mi amiga Alice nos obsequió un plato del suyo, e igual cosa hizo mi amiga Conchi. Ambos, diferentes, estaban bien, bien ricos. Y, en casa de mi mamá, probamos del de su consuegra, La Chiqui, que estaba bien sabroso. También comimos ayote, hecho por mi tía Veralí, y mi madre dice que ella tiene la sazón de mi abuelita Juanita. Total…tuvimos un buen Día de Todos los Santos.

La foto que ilustra esta entrada es del fiambre que hicimos en casa en 2005, y ese fue el primer fiambre que hicimos, aquí, sin el apoyo directo y la asesoría de mi madre.

En casa de mis padres, la tradición era que comíamos el fiambre en casa de mi abuelita Frances. El día 1 de noviembre, mi padre nos llevaba al Cementerio para ir a visitar la tumba de mi abuelo. Como ese día no se permite la circulación de vehículos dentro de la necrópolis, uno debe entrar a pié, así que caminabamos y regresabamos muy hambrientos, listos para devorar el plato tradicional del día.

Mas tarde, mi madre asumió la tarea de elaborar el fiambre familiar y, entonces, el mismo lo elaborabamos en casa de mis padres.

El fiambre es, por mucho, el plato típico más extraordinario y magnífico de la cocina chapina. Es una combinación delicada y balanceada de diversas carnes y vegetales, generalmente unificados por un caldillo. El plato tiene sus detractores que yo pongo en dos cajones: el de los melindrosos, del cual no vale la pena ocuparse; y el de los que han tenido una mala experiencia con él, principalmente porque han probado alguno que, en vez de ser una combinación delicada y balanceada, ha sido una mezcla pretenciosa -o miserable-.

No hay un fiambre igual a otro; ni siquiera los que vienen del mismo orígen. Y aunque he probado fiambres francamente feos; probar varios siempre es una experiencia epicúrea.

Por cierto que mi amiga y lectora, Nancy, ha mencionado en los comentarios algo muy importante, que dejé entrever en el primer párrafo pero que vale la pena subrayar: El fiambre se comparte siempre, aunque haya poco y aunque sea humilde.

En la ciudad es algo difíl notarlo; pero en los pueblos es muy evidente. A lo largo de la mañana del día 1, platos van y platos vienen de una casa a otra. O bien, a la casa donde se hace el fiambre, llegan familiares y amigos a comer. Los invitados -y los invitados de los invitados- suelen llevar algo de su propio fiambre, o bien, aveces llevan otra cosa, como dulces de ayote, o de jocotes. Algunas cervezas y otras bebidas siempre son bienvenidas. Como el fiambre tiene vinagre, no es recomendable comerlo con vino. Y si se tiene a la mano pan de horno de leña…¡¿qué mejor!?


21
Oct 08

¡Temporada de barriletes!

Con el fin de las lluvias, y el inicio de los vientos de fin de año, empieza la temporada de barriletes en Guatemala. Este hombre lleva unos hermosos. Los redondos y octagonales, tan tradicionales, están abajo a su derecha; mientras que en las manos lleva unos más elaborados.

Aquí se hacen con cañitas de bambú y con papel de china colorido. Las colas se le hacen con papel periódico, o con trapo, dependiendo del tamaño del barrilete.

Yo solía volar barrilete cuando vivía en la casa de mis padres y cerca de ahí había un campo abierto, muy propicio para ese juego. ¡Tuve uno que me duró tres años!

Mi historia favorita con los barriletes tiene que ver con su nombre. En otros países se les llama cometas o papalotes; y en la República Dominicana, por ejemplo, se les dice chichiguas. Ahora bien, aquí, en Guatemala, las chichiguas eran las nodrizas indígenas de la villa de Mixco que, hasta temprano en el siglo XX, venían a amamantar a niños de la ciudad de Guatemala cuyas madres no podían, o no querían, darles el pecho.

De ahí la frase mi hermano de leche, para referirse a aquellos con los que se había compartido el pecho.


19
Oct 08

Dos bolos en aprietos

Estos dos, ¿andaban celebrando su quincena de pago? En guatemala, andar bolo es andar borracho. No sólo pasado de tragos, ni alegrón; sino andar hasta atrás.

En Guatemala, se dice que alguien es un bolo cuando sufre de alcoholismo y la gente lo percibe más como un vicio, que como una enfermedad. Claro que no todo el que se embola, es un bolo. Los bebedores sociales, por ejemplo, no son bolos; aunque puedan pasarse de tragos en alguna ocasión. Los bolitos, por cierto, son los bolos conocidos y se les dice bolitos, en diminutivo, como señal de cierto aprecio.

Una de las razones más populares para embolarse -en algunos círculos sociales- es haber recibido el salario de la quincena, mismo que hay que ir a somatar a alguna tienda, o cantina. Pero, aveces, lo de embolarse no es ún asunto relacionado con algún festejo. Dos empleados de un amigo decían que se embolaban porque así se los ordenaba Maximón. Los bolos son peligrosos si conducen vehículos automotores, o si van en bicicleta, o si van caminando por la calle, como los dos de el vídeo que ilustra esta entrada. Son peligrosos para otros, y ponen en peligro sus vidas.

Gracias a mi amigo, Raúl, por el vídeo.


17
Oct 08

Leyendas de Guatemala, reloaded

Es una noche oscura y fría, una de luna nueva y el viento sopla.  Los árboles se mecen en la Plaza de El Obelisco, de la ciudad de Guatemala.  Ese monumento, que fue construido por presidiarios durante la dictadura de Jorge Ubico, se yergue iluminado entre la negrura espesa.

Ahí, entre las sombras, el alma oscura y fría del asaltante es un remolino de emociones.  Embozado y alerta, aguarda y acecha.  Su mano nerviosa empuña el arma.  La siente y la ve con incredulidad.  Aunque lo amparan la noche y el elemento de sorpresa con que actúa, el asaltante está inquieto.  Es que no se acostumbra a ese oficio; y le molesta el hecho de que el negocio está tan mal, que todavía tiene que hacerlo con un pistola de juguete.  Y ni siquiera es con un arma medianamente convincente; porque la que usa ahora le costó diez quetzales, en la recién pasada Feria de Agosto.

Con paso apurado, y con la mirada oscura y fría,  la víctima atraviesa la calle.  Se interna entre los árboles y se aproxima a las cincuentenarias piedras del monumento.  Todas las noches toma la misma ruta, y todas las noches se hace la promesa de no volver a atravesar por ahí.  Piensa que, aunque implique caminar unos metros más, debería atravesar la plaza por el lado iluminado del monumento.  Pero le ganan la rutina y el deseo de acortar el camino.

En el lado más oscuro de El Obelisco, el asaltante se planta frente a la víctima. “Deme la billetera y el reloj”, reclama.  Y desde el fondo más frío de los ojos de la víctima, en menos de un segundo –y luego de años de entrenamiento-, una mirada es suficiente para leer el alma del asaltante y para calcular que “Me quiebra él, o me lo quiebro yo”.  Así como un par no le gana a un trío, una pistola plástica no le gana a una Star, calibre 25.  Por humilde que sea. 

La detonación rompe el silencio y el fogonazo rasga la noche.  Un cuerpo se desploma y la sangre que derrama penetra en las grietas que hay entre las piedras que pusieron los presidiarios cuando construyeron la plaza.  La víctima pone su pie sobre la pistola de feria y sigue su camino.

Del lado brillante de la plaza, ahora sopla un aire tibio.  Como por ensalmo, una figura femenina cruza la plaza.  No es un ángel, ni es un nahual.  Se aproxima al cuerpo sin vida, se inclina, y la capa negra que la cubre parece flotar y envolverla como si fuera niebla espesa.  La mujer se inclina y coloca una vela junto al cuerpo sin vida, y así como vino, se va.  Con la misma sonrisa, casi imperceptible, y con la misma tranquilidad.

Dicen los viejitos que -antaño- la ciudad de Guatemala era recorrida por El Cadejo, El Sombrerón, la Siguanaba y la Llorona.  Todos ellos, personajes de la más rancia nobleza mítica chapina y latinoamericana.  Todos ellos, han sido asaltados en su oportunidad, y por eso ya no salen a recorrer las calles.  En su lugar, La misteriosa dama de negro sale a darles consuelo a las víctimas que no llegan a serlo.  Sale a perdonar a los que, en su defensa, se ven en la necesidad de quitarles la vida a los asaltantes, a los secuestradores y a los violadores.  Los dioses le han encomendado que lleve la luz de una vela, en señal de que ahí se ha hecho justicia.  

La foto es por Wilver Martínez, de Nuestro Diario.


24
Jun 08

Chapinismos, algunos algo anacrónicos

A mí me divierten los chapinismos; sobre todo los anacrónicos. He aquí algunos de mis favoritos:

Pepenar-recoger: Ve y pepená unos nances.
Guindar-colgar: María fue a guindar la ropa.
Oscurana-la oscuridad, o la noche: Salgamos antes de que caiga la oscurana
Ansina es-así es: Ansina es, los diputados son unos sinvergüenzas
Orear-airear: Voy a orear la alfombra.
Andar pespuntados-andar juntos: Esos dos son buenos amigos y siempre andan pespuntados.
Emprestar-prestar: Emprestáme unos pesos, y te los pago el fin de semana.
Bien-si: Bien, ya almorcé
Choya-lentitud: Pero que choya te traes, ¡apúrate!
Chebo-tonto: Serás chebo, patojo.
Hedentina-hedor: ¡Que hedentina sale de ese desagüe!
Vigiar-mirar: Ve a vigiar, si ya vienen por el camino.
Chilero-bonito: ¡Que chileros tus zapatos nuevos!
Chancle-elegante: Con ese traje si te ves chancle.
Ya papo-ni que fuera tonto: Ya papo, a mí no me engañan.
Como no Chon-sí, pues: Como no Chon, y encima querés que te lleve al pueblo.
Como no-si: -¿Acepta por esposo a Juan Pérez? -Cómo no.


26
May 08

Joyas de inmenso valor

Los que me conocen saben de mi afición por la cocina y la buena mesa. Y ahora que he tenido que modificar mis hábitos alimenticios, aquello es un reto.

En ese contexto es que las especias, que siempre he disfrutado, han adquirido una nueva dimensión. Estas mágicas semillas, hojas, frutos, y cortezas nos vinculan a los árabes que movían especias entre China, Jave y la India, a través del Oriente Medio y de Egipto, con rumbo a Roma y Europa.

Cuando cocino con las más variadas especias, pienso en Venecia y en Constantinopla; en los hermanos Polo y en Cristobal Colón; en la Compañía de Indias; en el primer tamal que fusionó elementos del Viejo y del Nuevo mundo y en en una larga historia de exploraciones, negocios y descubrimientos relacionados con estas maravillas de la naturaleza. Y ciertamente creo que la variedad es la especia de la vida.

Por eso me emocionó que mi amiga Grete, haya tenido la magnífica idea de obsequiarme este encantador kit de especias que trae pimienta, clavos, cardamomo, cominos, semillas de culantro, nuez moscada, laurel, cúrcuma y macis. Las trajo de Tailandia y hoy estrenaré algunas de ellas con un estofado que ya me está haciendo agua la boca.


04
May 08

Historia en el Dìa de la Cruz

Ayer se celebró el Día de la Cruz, en Guatemala. Para el efecto, mi amiga doña Lucy puso una cruz decorada entre su apartamento y el de su vecino, don Alejandro. Pero Alejandro no está en esas cosas y cuando salió de su casa y vio la cruz dijo “¡Que chinga la gente, ya estarán haciendo brujerías”; y quitó el artefacto.

Lucy salió al rato y vió que su cruz ya no estaba, así que se molestó un poco e hizo otra, aunque más pequeña; y la puso más del lado de su casa que del de su vecino.

Cuando Alejandro regresó encontró la nueva cruz y al ver que estaba más del lado que de la casa de Lucy, la arrancó, tocó la puerta y le dijo: “Vea lo que encontré doña Lucy. La gente si que ni gracia tiene, seguramente andan haciendo brujerías”. Y la ver la cruz Lucy no pudo contener la risa y como pudo le contó a Alejandro cuál era la razón de todo el malentendido y los dos no podian dejar de reír.


23
Mar 08

Bocado de la reina

El bocado de la reina no es un postre típico de la Semana Santa chapina; sino que es “de cuando hay”.

Se hace con una mezcla de pan dulce y pan salado frío que ha ido quedando a lo largo de unos días. El pan se remoja en leche y huevo; y se sazona con azúcar, canela y vainilla. Luego se hornea.

En casa lo conocíamos como pudín de pan y se hacía con bastante frecuencia. Yo tenía un mínimo de 15 años de no comerlo y anoche mi madre vino a casa a hacerlo.

De paso, vimos dos pelis muy buenas (de Take One, por supuesto): Your Life in 65, con un argumento muy sorpresivo; y In the Time of the Butterflies, que es la historia de las hermanas Mirabal, durante la dictadura de Trujillo, en la República Dominicana.

Cenamos lo que sobró del bacalao de ayer, nos tomamos un par de whiskys (que acompañan muy bien al bacalao frio) y de postre: Bocado de la reina.


22
Mar 08

Bacalao, el rey de los platos de la Semana Santa

El lenguado es alabado, y el bacalao es alabao, dijeron una vez Les Luthiers; y estoy de acuerdo porque el bacalao es el rey de los platos de la Semana Santa Chapina. ¡Alabao sea, pues, el bacalao!

A mí me gusta comerlo acompañado por un Reserva que esté a la altura y por pan francés eleborado en horno de leña, sobre una cama de arroz.

Nótese que en Guatemala le llamamos pan francés a esos panecillos que se hacen en parejas y tienen la corteza tostada.

Los secretos para que el bacalao salga delicioso es eliminarle bien toda la sal, mediante el cambio de agua varias veces; y el uso abundante, ¡pero abundante!, de aceite de oliva. En casa lo preparamos con tomates, cebollas, ajo, aceitunas, chile guaque y chile morrón.


22
Mar 08

Se me habían olvidado los mangos en dulce

En el recuento de las comidas típicas de la Semana Santa chapina se me había olvidado mencionar los mangos en dulce.

Este, que preparó mi madre, es mango de pita en almíbar. La preparación es muy sencilla y de lo que se trata es de destacar el sabor magnífico del mango. Ahora mismo, mientras escribo esta entrada y la siguiente, me como varios mangos.