15
Sep 25

En peligro tradición querida

 

La fiesta de las antorchas, que en la ciudad de Guatemala arranca desde el monumento a los Próceres de la Independencia  y se extiende por todo el país, ya no es un espacio seguro para bebés, niños ni ancianos. Durante décadas, esta fue una celebración familiar, pero desde hace unos tres años, cafres la han transformado en algo muy diferente.

Muchas familias participan de forma sana en la fiesta de las antorchas.

¿Qué hacen los cafres?

Estos individuos lanzan bolsas plásticas con agua entre ellos, a quienes portan antorchas o a cualquiera que se cruce en su camino. Esta práctica, ya de por sí agresiva e invasiva, ha escalado en algunas localidades a niveles peligrosos: bolsas con hielo, pedazos de cemento e incluso meados.

La mayor parte de la gente celebra en paz.

Desde mi adolescencia soy fan de esta fiesta. Cuando viajaba por carretera con mis padres o tíos, ver grupos con antorchas rumbo a sus pueblos era emocionante. Más tarde, descubrí la fiesta del Obelisco y comprendí su alcance. Familias enteras llegaban a recoger el fuego: abuelos, bebés en carruajes, niños, todos en un ambiente de paz y alegría. Personas que quizás no saben la diferencia entre Independencia y Desvinculación; pero si entienden el valor de compartir momentos, crear recuerdos, vincularse a tradiciones y disfrutar de alegrías colectivas.

Los jóvenes se divierten.

Una fiesta para todos

Grupos de escuelas, barrios, iglesias, empresas, oficinas estatales, colegios y organizaciones voluntarias participaban. La idea era simple: llegar corriendo, encender la antorcha y regresar al lugar de origen. Era un fluir constante de personas de todas las edades y condiciones en una gran fiesta popular y callejera. Incluso había quienes llegaban en sillas de ruedas o muletas, porque fiesta es fiesta.

Antorchas van y antorchas vienen.

A veces, algunos grupos eran ruidosos, pero siempre dentro de lo razonable para una celebración de este tipo. Los jóvenes en bicicletas, metiéndose voluntariamente a la fuente del Obelisco, eran parte de la fiesta, sin faltarle el respeto a nadie.

Se celebra entre amigos, con la familia, como sea.

¿Qué cambió?

Durante la administración de los Colom-Torres, se instalaron grupos musicales en la plaza de los Próceres, incentivando a la gente a quedarse en lugar de recoger el fuego y partir. Esto marcó un cambio. Al principio, tomar una o dos chelas era normal, pero ahora hay bares completos en la plaza.

Pintarse la cara y el pelo es parte de la tradición.

En una ocasión, esa administración regaló tamales, y la plaza quedó cubierta de hojas, marcando la primera vez que la basura se hizo notar, provocada por el populismo y la mala educación. Otras administraciones continuaron con la música y luces, práctica ahora impulsada por TV Azteca. La plaza dejó de ser un lugar de paso para convertirse en un espacio donde muchos llegan a tomar y quedarse horas, creando un ambiente distinto al de la fiesta original. No es raro ver a gente buitreando en los jardines.

Este año varios niños llevaron antorchas de papel para seguridad. Las vuvuzelas también son parte de la tradición.

¿Qué empeoró?

Hace unos tres años, alguien decidió que lanzar bolsas con agua a los corredores era divertido. Esto derivó en guerras de bolsas y en ataques arbitrarios. No importa si llevas un bebé, o a tu abuelita: una bolsa lanzada con fuerza puede caer sobre cualquiera.

El cochinero de las bolsas de agua estaba siendo limpiado por trabajadores de Tu Muni.

Esta práctica no solo es agresiva, sino que deja calles, jardines y carreteras llenas de basura plástica. La fiesta de las antorchas y la tiradera de bolsas son fenómenos distintos, con motivaciones y calidades humanas opuestas. La primera era una celebración de cordialidad y comunión; la segunda, un acto de cafres que no respetan al prójimo ni al entorno.

Paralelo a la fiesta de las antorchas, en la zona 1 desfilan bandas escolares.

Un espíritu que se desvanece

Aún se siente algo de ese espíritu cuando, en medio del tráfico, alguien te da paso con una sonrisa o cuando se escucha el Ta, ta. Ta, ta, ta de las bocinas y vuvuzelas. Este año, vi niños con antorchas de papel, una forma segura y bonita de incluirlos en la fiesta. Pero ese encanto está siendo opacado.

Sin las bolsas de agua lo que hay es alegría y chapinidad.

La agresividad ha escalado. Este año hubo necesidad de que el pelotón anti-motines de la Policía Nacional Civil interviniera en el Obelisco porque la agresividad de los de las bolsas se fue de las manos. En San Luis las Carretas, Pastores, dos jóvenes fueron heridos por el lanzamiento de hielo. En Quiché fueron destruidos los vidrios de varias camionetas. Hordas de motoristas, que son temerarios todos los días en el tráfico, hicieron lo suyo en los recorridos de las antorchas.  No recuerdo donde, a una dama le lanzaron una bolsa con hielo y la golpearon. Leí que en algunas localidades hubo enfrentamientos violentos a causa de este asunto. En Teculután a una chica le dieron un bolsazo en la cara.

Esta niña imitaba a las batonistas en la Sexta Avenira.

Tengo la impresión, de que lo que ocurrió el 14 con las bolsas fue algo deliberado en parte porque escaló muy rápido y en parte por el tipo de bolsas y la cantidad de las mismas que había en el Obelisco; y porque ciertamente hay grupos que se oponen a la celebración de la Independencia porque creen que no hay nada que celebrar. Seres tristes que no disfrutan de las celebraciones populares porque no sirven a sus intereses ideológicos. Son el tipo de gente que no atiende razones y que actúan desde el sentir, y no desde el pensar, sin respeto por los demás, ni por el ambiente que ensucian.  Por cierto, mis respetos para los trabajadores municipales que hoy limpiaron todo el cochinero de las bolsas. ¿Cómo será en otras poblaciones y en las carreteras?

La cara de admiración que llevaba este niño me conmovió en la Sexta Avenida durante el desfile de bandas. Así es como se pasan las buenas tradiciones de generación en generación.

Un llamado a la acción

La fiesta de las antorchas merece ser rescatada. Es una tradición alegre, inocente y unificadora que ha hermanado a guatemaltecos de todas las edades durante décadas. Pero debemos actuar: Primero al separar esta celebración de la tiradera de bolsas; no es lo mismo la fiesta de las antorchas que el desmadre de las bolsas; y luego, tratar esta tiradera como un ataque que viola el principio de no agresión, principio clave que no sólo facilita la convivencia; sino que fomenta la cooperación social pacífica.

Si te interesa esta tradición hoy estuve en Libertópolis hablando al respecto. Checa el minuto 1:05:23.

Así y peor amanecieron muchas calles de la ciudad de Guatemala. Foto por Raúl Contreras.

Que no te extrañe que las autoridades no tengan autoridad para controlar a los cafres…y a lo mejor uno no quiere que las autoridades se metan porque, desde el poder, no vaya ser que prive el criterio de que hay que prohibir las antorchas. Es hora de que la gente de bien, las familias, los vecinos, se unan para devolverle a esta fiesta su esencia. Que vuelva a ser un espacio donde abuelos, niños y jóvenes celebremos juntos el orgullo de ser guatemaltecos, sin miedo ni basura. ¡Rescatemos la fiesta de las antorchas!

@luisficarpediem

La cara de admiración, del niño, hizo de esta primera toma mi favorita de las fiestas de hoy #antorchas #bandas #desfiles #independencia #chapinesenusa

♬ Mi Guatemala – Armando Colocho Música


27
Jul 25

Amigos y caldo colorado

 

Hoy fue día de caldo colorado y fuimos a Mixco en busca de esa delicia tradicional, esta vez en el comedor de la familia Yantuche. El caldo colorado se prepara con hueso y carne de res, tomates, tres tipos de chiles, clavos de olor, pimienta gorda y de Castilla, achiote, canela, cebollas, ajos, culantro, güicoyes sazones, repollos y güisquiles.

Las ollas tiznadas son impresionantes cuando se vierte el caldo colorado.

La fiesta comenzó al llegar a casa de Majito A., donde su mamá y su tía nos ofrecieron una riquísima limonada para refrescarnos, porque caminamos —bajo el sol— desde la entrada a la población, donde nos dejó el Uber, hasta la casa que queda poco más allá del parque central.

Una vez recuperados, caminamos hacia la casa de la familia Yantuche con un buen cargamento de tortillas de maíz negro, aguacates y limones. Este año no tomamos dos caldos —como el año pasado— porque las porciones estaban muy generosas. Y, por supuesto, no podía faltar la chelita correspondiente. Caldo colorado en buena compañía es lo puro utz.

El color, el aroma y el sabor del caldo colorado son tentadores.

El caldo colorado es rojizo, su color vibrante proviene del achiote y los chiles, que le dan un tono anaranjado intenso. Es ahumado, su aroma tiene notas profundas y ligeramente ahumadas por los chiles tostados. Su sabor destaca por un toque picante que estimula el paladar. Es cálido porque evoca una sensación reconfortante, con un equilibrio de especias y caldo. Es sabroso, rico y complejo, con matices de tomates, achiote y carne.

Mientras comíamos llovió con granizo y todo, así que la sobremesa se alargó y yo deseaba muchísimo hacer una siesta. Si no hubiera sido por las risas, creo que ahí me hubiera enrollado en un rincón para dormir unos minutos.

En toda feria guatemalteca debe haber dulces típicos chapines.

Acto seguido, caminamos hacia la casa de Majito A., donde nos esperaba el café, y pasamos a comprar pan a la panadería San Francisco. ¡Qué pan! Es como el buen pan que hemos comido en lugares como Quiché y Totonicapán. Champurradas, gusanitos, cubiletes y pan francés de primera. Así que, lleno de caldo y tortillas negras, y sin hacer siesta, me comí dos cubiletes, una y media champurrada, un pan francés y medio cuernito mexicano de mantequilla. ¡Todos deliciosamente memorables! Ahí hay que volver.

El café me espabiló y agarramos camino a la legendaria y centenaria tienda de María Valdéz, en la Calle Real, donde doña Carmen nos tendría preparados huevos chimbos para traer a casa. Llegamos a tiempo para ver cuando ella cortaba aquellos dulces y los sumergía en almíbar hirviendo. Los huevos chimbos son un postre antiguo preparado con yemas de huevo, azúcar y canela, y doña Carmen —que es la tercera de una dinastía mixqueña— le añade un piquete al almíbar. Esa tienda y su propietaria son joyas de aquella población y de la dulcería tradicional de Guatemala; además, ella atiende con mucha gracia, encanto y generosidad. 

Doña Carmen Valdéz está seria porque está concentrada; pero tiene mucho encanto cuando atiende.

Cuando íbamos a la tienda pasamos por un monumento que no habíamos visto en otras ocasiones: una cruz de tiempos de don Manuel Estrada Cabrera con símbolos propios de la albañilería y en el había un gato blanco chulo que suelen alimentar vecinos porque su dueña murió hace poco 

Este año no fuimos a ver el convite de Santa Cruz del Quiché, en la plaza de Mixco, pero nos encontramos con uno tradicional con sus personajes alegres. Y hablando de personajes, esta fiesta es una oportunidad para reunir buenos amigos alrededor de la mesa, con anécdotas y risas gracias a Majito A. y a su familia, que nos ofrecen su hospitalidad. Este año nos juntamos Majito S., Sergio, William, Raúl y yo.

Personajes entrañables en uno de los convites de Mixco.

Y así, entre caldos, risas y dulces, recordamos que la vida se vive mejor cuando se comparte. En Mixco, con un plato humeante y amigos queridos, el carpe diem cobra vida: bocados memorables, historias, momentos para atesorar.

@luisficarpediem

Hoy fue día de caldo colorado y fuimos a Mixco en busca de esa delicia. El caldo colorado se prepara con hueso y carne de res, tomates, tres tipos de chiles, clavos de olor, pimienta gorda y de Castilla, achiote, canela, cebollas, ajos, culantro, güicoyes sazones, repollos y güisquiles #caldo #caldocolorado #mixco #tradicion #comidatipicaguatemalteca #amigos #luisfi61 #chapinesenusa

♬ El Mono de los Moros de Mixco – Banda del Maestro Luciano Jimenez


14
Jun 25

San Antonio y sus 85 años

La Panadería San Antonio, lo de Cuchi Cuchi, cumplió 85 años y ayer tuvimos la dicha de participar en la fiesta.

Pedro Javier De León, fundador de la Panadería San Antonio, lo de Cuchi Cuchi.

Esa panadería, que estoy seguro de que conoces, es célebre por sus champurradas, sus royales y sus tortas de higos y de almendras. El domingo que pase por ahí, preguntaré cuál es el pan de obispo, mismo que fue mencionado varias veces durante la celebración.

Pan de San Antonio en manos de Lissa.

¿Qué te digo? Fue un fiestón con participación de la marimba Antigua —que celebrará 85 años en agosto—. Hubo tamales, café y ¡panes, por supuesto!, generosamente repartidos por miembros de tres generaciones de la familia que, desde 1940, es propietaria del negocio y por colaboradores de la empresa.

Miembros de la familia De León repartieron tamales a los invitados.

¿Por qué es tan bueno el pan de la San Antonio? Yo digo que por tres motivos: la calidad de los ingredientes, el horno de leña y el compromiso de la familia con los clientes. Compromiso en el que el personal también participa. Yo suelo ir a la tienda que está en el y a la que está a la salida de La Antigua, y siempre he sido bien atendido.

¡Por supuesto que no podía faltar pan en este aniversario!

Lissa, Raúl y yo fuimos a la misa celebratoria y ahí recibimos una bolsita con panitos de Antonio de Padua. Es una tradición antigua que, en el día de ese santo de la iglesia católica, sean repartidos como símbolos de gratitud, y casualmente el 13 de junio se celebra esa fiesta, también. Lissa tenía que hacer, así que Raúl y yo fuimos a la fiesta. El hecho de que hubiera lluvia no impidió la celebración alegre, casi familiar, a pesar de que había bastante gente alrededor del patio de la casa de la Tercera Orden.

Fue un fiestón la celebración del aniversario de la Panadería San Antonio, en La Antigua.

Hubo tamales, pan y café para todos y para más. Por salir a caminar un poco, nos perdimos de uno de los toritos, pero nos disfrutamos mucho el segundo torito. Si visitas Carpe Diem con frecuencia, recordarás que me gozo como mico los toritos.

¡Muchas gracias a los descendientes de don Pedro Javier De León por habernos permitido participar de esta celebración tan significativa, no solo para la familia, sino para los colaboradores, los clientes y para La Antigua! Que la San Antonio siga horneando historias y sabores por muchos años más, porque su pan es más que un bocado: es un pedazo de nuestra identidad.

@luisficarpediem

La Panadería San Antonio, lo de Cuchi Cuchi, cumplió 85 años y ayer tuvimos la dicha de participar en la fiesta #laantigua #pan #sanantonio #lodecuchicuchi #tradicional #fiesta #celebracion #torito

♬ Antigua Guatemala – Marimba Maria Concepcion


20
Abr 25

Desayuno de “Easter”

 

¿Te cuento? En los apuros de la semana antes de las conmemoraciones de la temporada olvidé comprar conejo y huevos de chocolate así que…¡Desayuno de Easter! ¿Y qué fue eso? Pues frijoles parados fritos con manteca de cerdo y aderezados con crema de don Rosendo en Chicamán y chiles jalapeños de Marisol, huevos fritos en mantequilla, panes de Quiché y de un panadero de Totonicapán, jalea de garbanzos y café del mejor, hecho con agua de manantial de El Soch

Celebramos “Easter” con un buen desayuno.

En casa nos gusta la fiesta de Easter o Pascua porque es una de vida, de luz y de fertilidad. Desde hace milenios es motivo de fiesta el inicio de la temporada en la que las noches son más cortas, en la que hay más horas de luz y cuando la primavera trae la fertilidad y la vida.

Los colores propios de esta fiesta antiquísima son los del amanecer y los de la vida  suave, agradable y tibia propia de la primavera, cuando hay luz y hay vida.  Mi abuela, Frances, solía estrenar ropa en esta fiesta y los colores que usaba eran los propios de la celebración.  También solía preparar almuerzos muy ricos, que normalmente incluían pays.

El lenguaje de los colores  es importante porque los de Easter contrastan notablemente con los de la Semana Santa, que son el negro y el morado.  El negro es el color de la muerte, de lo oscuro, de la soledad, del vacío de la noche, de la tristeza y del mal; y el morado (violeta, o púrpura) es el color del poder, de la magia y de la fe (vis a vis la racionalidad); es el color del confesionario y por consiguiente de la culpa, en contraste con la responsabilidad y es el de algunos ritos funerarios.

Cuando yo era chico, el conejo (animal que es imposible no relacionar con la fertilidad) llegaba a la playa, a Panajachel, a la casa porque mis padres acarreaban huevos de chocolate, o de almendras.  Sin que los niños nos diéramos cuenta, mis padres y tíos escondían los huevos en el jardín y en el momento oportuno nos decían que el conejo había llegado y que saliéramos a buscar los huevos. Cuando  crecimos, a los mayores se nos enviaba a alguna habitación lejos del jardín y -aunque ya sabíamos quienes escondían los huevos, y que no había tal conejo- igual disfrutábamos de salir a buscar y encontrar sus dulces y preciados obsequios.

@luisficarpediem

Este año no hubo conejo, ni huevos de chocolate; ¡Pero si desayuno de “Easter”! #pascua #easter #celebracion #vida #desayuno #luisfi61

♬ Camino – QUIQUE

¿Y cómo fue a parar ese animalito allá?

Según una leyeda de Chiconamel, en Veracruz, México, un dios ocasionó un diluvio universal; y un hombre y su familia se salvaron de ahogarse porque se escondieron en un cajón, siguiendo el consejo que les dio un conejo.  El dios en cuestión se enteró de los sobrevivientes cuando estos encendieron fuego para asar pescados; y entonces castigó al conejo que,  por haber salvado a los hombres, fue condenado a alumbrarlos y fue transformado en la Luna.  Esto lo leí en Imágenes de la mitología maya, por Oswaldo Chincihlla.

Este año no hubo conejo, pero hay celebración.

Desde tiempos muy antiguos, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril.  En recuerdo de aquella diosa, a la festividad de pascua se la denomina Easter, en algunos paísesEsto es porque también era la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz, a quien se conocía en el mundo anglosajón como Easter.  Para el siglo VIII los anglosajones ya habían tomado dicho nombre para la fiesta que celebramos en este día.  Asarté es Ishtar y esta, en el cielo en esta temporada, es Venus el lucero brillante que ves al atardecer. No sorprende que Venus también fuera conocido como Lucifer, el traedor de luz, alegoría propia del inicio de la primavera.

¡Por supuesto que no celebro dioses, ni diosas, pero sí lo que representan aquellos mitos: la fertilidad, la vida, y la luz.

Fiesta en el barrio

En la Villa de Guadalupe, que es mi barrio, la Pascua se celebra con procesión y cohetes aqi que hoy está muy alegre por aquí. 


16
Abr 25

Semana Santa, raíces y sabores

 

En lo que va de abril ya comí dulce de garbanzos y miel de garbanzos. Esos son mis postres tradicionales favoritos de la temporada y en casa hacemos los dos porque cada uno tiene su carácter y cada uno nos conecta con las tradiciones propias de la Semana Santa chapina.

El bacalao a la vizcaína se sirve con arroz y el mejor pan posible.

¿Cuál es la diferencia? Que el dulce se hace con azúcar y la miel se hace con panela. Sin ningún fundamento científico digo que el dulce es propio de la ciudad de Guatemala, en tanto que la miel es propia de la costa sur. Esta se suele comer con buen pan de yemas que, este año, le compraremos a un panadero de Totonicapán.

¿Te vas dando cuenta? En casa el equinoccio de primavera gira alrededor de los buenos recuerdos que nos conectan con por lo menos tres generaciones de aficionados a la buena mesa. ¡Por supuesto que ya comí mangos en dulce!, que es otro postre que suele ser disfrutado en esta temporada; y la semana entrante será la oportunidad para gozar de los sabores, aromas y texturas de los moyetes en miel de anís, que a mí me gusta aderezar con almendras tostadas y un toque de ron Zacapa. ¡Por supuesto que ya tomé refresco de jocotes marañones!

No vayas a creer que todo gira alrededor de dulces y postres… pero tengo mucho antojo de comer conserva de tomates, como la que es tradicional en Huehuetenango.

El menú de la Semana Mayor chapina incluye pescado seco envuelto en huevo, que se sirve en caldo con verduras o con chirmol; e incluye encurtido de remolachas. Pero el rey indiscutible de la mesa, el más magnífico de los platos magníficos, es el bacalao a la vizcaína. En casa preparamos nuestra interpretación de la receta de mi madre, que viene de la receta de mi abuela y esta, a su vez, se deriva de la que preparaba mi bisabuela.

¿Te comparto la receta? El día anterior a la preparación lavamos bien el bacalao de la mejor calidad posible, lo cortamos en cubos, le quitamos las espinas si las hubiera y lo dajamos remojando en agua. A mí me gusta cambiarles el agua por lo menos cuatro veces a lo largo del día y dejarlo en la noche en agua fresca. El objetivo es remover toda, toda la sal posible. Un bacalao salado no es agradable y es un desastre.

Al día siguiente asamos los tomates, chiles pasa y guaque. Licuamos esos ingredientes y ya tenemos la salsa. En una olla freímos ligeramente los cubos de bacalao, removemos el agua excesiva, añadimos la cebolla morada rebanada y el ajo abundante picado. Agregamos aceite de oliva de forma generosa y sumamos la salsa. Este es el momento de añadir aceitunas rellenas de chiles pimientos, tiritas de chiles morrones o del piquillo, y alcaparras (mejor si son de las pequeñas y bien lavadas para quitarles la sal). Dejamos hervir todo aquello, checamos la sazón (sal, pimienta y un toque de azúcar moreno) y añadimos más aceite de oliva. Nos gusta la salsa ligeramente aceitosa para remojar el pan en ella. Y es importante que la salsa obtenga un color rojo profundo e intenso. Que no se vea una salsa pálida.

Los guatemaltecos celebramos esta temporada rodeados de jacarandas, matilisguates, paloblancos y nazarenos en flor. A ratos embobados por los aromas del incienso y del corozo. Al ritmo de marchas fúnebres que celebran la vida, ¿vas a creer? Porque la vida está en las generaciones que vienen y mantendrán vigentes las tradiciones ricas, intensas y a veces absurdas que nos hacen tan chapines.

Y hablando de la vida: en esta temporada, si manejas, no bebas; y si bebes, no manejes. Sé prudente en la carretera y en el mar. ¡Que la Semana Santa nos devuelva vivos, habiendo saboreado la más chapina de todas las celebraciones!

Columna publicada en República.


26
Mar 25

¿Hay procesión cerca?

 

Cuando vas por una calle de la ciudad de Guatemala en esta temporada, ¿cómo sabes que hay una procesión cerca?

Una familia va con sus banquitos plásticos por la Sexta avenida de la zona 1.

Lo más evidente es si te alcanzan el aroma del incienso y las notas de una marcha fúnebre; pero hay otras señales inequívocas. 

1 Si ves a una persona acarreando un banquito plástico.  Esto es porque cuando hay que esperar el paso del cortejo es muy cómodo comprar un banquito de esos y sentarse a aguardar.  A mi, por cierto, me gusta obsequierle el banquito a alguna persona mayor cuando ya lo he usado. Me encanta ver la cara de sorpresa y de gusto de las personas al recibir el mueble porque supongo que nadie espera que algo así ocurra. 

2. Si ves lo que llamo las boutiques móviles del cucurucho y la cargadora.  Estas ventas ambulantes llevan desde mantillas hasta trajes completos de cucurucho.  Llevan insiginas de las hermandades, sombreros, gorras, llaveros, juguetes y mochilas con motivos procesionales.  Ofrecen casi todo lo que se pudiera necesitar en caso de una emergencia procesional.

Dos boutiques ambulantes del cucurucho llevan todo lo que pudiera necesitarse durante una procesión.

3. La comida callejera también suele preceder a las andas.  Ahí van las empanadas propias de la temporada,  los churros, los tacos, las obleas con arequipe, pizzas, aguas gaseosas y más.  Donde huele a taco, ahí hay procesión.

4. No pueden faltar los vendedores de banquitos plásticos, sillas plegables y paraguas porque uno no sabe cuándo va a caer un aguacero.

Durante la cuaresma y la semana santa chapinas, hasta las procesiones más solemnes tienen un aire de fiesta callejera y popular que contrasta de forma encantadora con el espíritu de la conmemoración.

Un vendedor ofrece banquitos, sillas y paraguas.

Aún si uno no es creyente, el carácter complejo y culturalmente enraizado de las procesiones invita no sólo a ejercer el arte antiguo de people watching, sino a disrfrutar del mil y un modos en que familias enteras y personas de todas las edades viven la más chapina de las temporadas.


01
Mar 25

Los cascarones y las fiestas

¡Ya se anuncian las celebraciones en casa! y en la fiesta del carnaval chapín los alegres cascarones son infaltables. Los cascarones son huevos vacíos, rellenos con confetti, y/o pica pica y un grano de maíz, coloreados con añilina y cubiertos con papel de China. ¿Podría, alguien, explicarme cuál es el propósito, o el significado del grano de maíz?

Hace dos años me enteré de que ya no les ponen grano de maíz a los cascarones; y el año pasado me enteré de que en algunas regiones de Guatemala les añaden ceniza.  Cuando yo era niño, la maldad consistía en añadirles harina a los cascarones.

La idea, con los cascarones es rompérselos a alguien en la cabeza; normalmente de forma sorpresiva….y armar un alboroto.

El carnaval precede a los 40 días de abstinencia que celebran los cristianos y por eso son cinco días de juerga y desenfreno.  En este contexto hay un dicho que a mí me hace mucha gracia.  Estar como puta en cuaresma es pasar penas económicas; porque ¿te imaginas los apuros que pasaban las prostitutas durante cuarenta días sin la mayoría de sus clientes regulares?

Cuando era niño recuerdo haber hecho cascarones en dos ocasiones. Eso fue con mi tía abuela, La Mamita, que fue quien me enseñó la técnica de pintado. Ella guardaba cáscaras de huevo a lo largo de meses, elaboraba el confetti, y el pica pica, preparaba la añilina, cortaba el papel y hacía el engrudo necesario para sellar los cascarones. Y los niños, ¿qué hacíamos? Pues pintábamos los cascarones y nos pintábamos entre nosotros, combinábamos los colores, hacíamos diseños y nos divertíamos como micos. Y si uno quería llevar la diversión un paso más allá, podía ponerle harina a algunos cascarones, travesura que había que hacer sin que La Mamita se diera cuenta.

Cuando estaba en la Primaria, el carnaval se celebraba durante el recreo y ese día era permitido llegar disfrazado al colegio. Un año, mi madre andaba de viaje y como era costumbre, cuando eso ocurría a mi hermano Juan Carlos y a mí nos dejaban en casa de mi abuelita Juanita y de La Mamita.  Pues un día, con ocasión del carnaval, nos compraron cascarones, nos pusieron nuestros disfraces de Batman y Robin y nos enviaron así al colegio.  Y al subir al bus…nadie iba disfrazado; porque las viejitas despistadas nos habían disfrazado ocho días antes.  No sería carnaval, sino hasta el martes siguiente.  Sobra decir que hicimos el ridículo.  ¡Pero sobrevivimos!

Muchas culturas en Europa y en el Oriente Medio tienen la costumbre de pintar huevos. El carnaval es una fiesta muy antigua que creo que no tiene el lugar que merece entre nosotros. Durante esta temporada, en casa solemos decorar con cascarones no sólo porque nos gustan sus colores y diseños, sino porque esta es una fiesta alegre, de esas que celebran la vida.


16
Ene 25

¡Hubo “mincemeat pie”!

 

El año pasado, para el desayuno de Navidad, en casa hubo mincemeat pie que era el pay favorito de mi padre.  Este es un postre tradicional de las celebraciones del solsticio de invierno es poco conocido en estas latitudes.   Es una mezcla intensa de uvas pasas, pasas de Corinto, manzanas, piel de naranja y citron, sazonados con canela, clavo, nuez moscada y brandy; así como algo de manteca.  Las recetas antiguas llevaban carne, pero ahora no se acostumbra.

El “mincemeat pie” alegra nuestro desayuno de Navidad.

En casa no lo preparamos desde cero, sino que compramos la mezcla ya preparada y le añadimos manzanas en cubitos. ¿Por qué? porque cuando arriba dije intensa no estaba exagerando, y…para nuestro gusto rebajamos aquella intensidad con manzanas. La verdad es que así sale riquísimo. Este año, en vez de brandy usamos Ron Zacapa con resultados deliciosos.

Nuestra amiga Rachel nos hace el favor de traer los frascos de relleno y gracias a ella degustamos esta tradición.

Para aquellas fiestas, en casa a veces perparamos pastel de frutas, o galletas y disfruto mucho de esas tradiciones porque siempre me traen recuerdos gratos. En diciembre pasado leí algo en Facebook que me dejó pensando y decía algo así: Lo maravilloso que recordamos de la Navidad se debe al esfuerzo que hacían nuestros padres para que la fiesta fuera maravillosa. Y me parece que tiene razón, y parte de aquellas maravillas ocurrían en la cocina de la casa de mis padres. 

Los sabores, aromas, texturas y colores de lo que cocinamos en casa están profundamente enraizados en lo que preparaban mis padres, mis abuelas y mi bisabuela. ¿Por qué? Porque las tradiciones tienden puentes entre las generaciones y, por ejemplo, mis sobrinos ya se han unido a esa cadena de historias sobre la mesa. Eso no quiere decir que no haya innovaciones; pero la clave está en encontrar un balance para la alegría de todos.


03
Ene 25

Virgen de la Pólvora y fiesta

 

Este día no volverá jamás, y quien no lo saboree, lo beba y lo olfatee, jamás volverá a encontrarlo en toda la eternidad. El sol no brillará nunca como lo hace hoy… haz tu parte: canta una canción, la mejor que hayas cantado, escribió Hermann Hesse; y la frase viene como anillo al dedo para mi primera columna del 2025, porque te voy a contar sobre el rezado de la Virgen de la Pólvora.

Lo niños conservarán las tradiciones de los toritos y los fuegos artificiales.

¡A que no sabías que hay una Virgen de la Pólvora!… y a que no te extraña que en Guatemala, la tierra del incienso y de la pólvora, salga en procesión.

Durante 63 años viví convencido de que el 1 de enero era un día de silencio y sin tráfico, uno de levantarse tarde y con hueva; y uno de goma —cuando ese era el precio de divertirse como mico—. Jamás me imaginé que en un mundo completamente distinto, ¿o fue en una dimensión distinta?, se celebra una de las fiestas populares y callejeras más espectaculares que he visto.

El landa llevaba al dragón de siete cabezas.

El miércoles en la noche la vivimos en el barrio de San Gaspar (a un costado del Teatro Nacional) y luego hacia la 1ª avenida y 23/24 calle… por ay. A la procesión la acompañan sendas tropas de diablos y arcángeles que, cruzando machetes, escenifican la lucha del bien contra el mal. Pero lo más espectacular —como no puedes imaginarte— es la cantidad de pólvora que precede al cortejo.

Entre la pirotécnia espectacular, diablos y arcáneles libraron la batalla del bien contra el mal.

A lo largo del recorrido hay metros y metros de ametralladoras, muchas de ellas trenzadas y aderezadas con bombas. Hay miles de cajas de fuegos artificiales que iluminan con colores la noche. En la cuadra donde nos apostamos para ver el paso del anda, esta se detuvo cerca de una hora porque fueron quemados cinco toritos y una cortina. Una cortina es un despliegue de fuegos artificiales que tiene palabras que se iluminan. ¡Ni en Joyabaj, para la fiesta de la Asunción, vi tanta, tanta, tanta pólvora!

También impresiona la música de la banda, que no solo es alegre como la que suele acompañar a las procesiones festivas. Son canciones dedicadas a la mujer amada y admirada, e incluso de despecho. La mayor parte de ellas podrían parecer inapropiadas para algún meapilas; pero desde la perspectiva popular, son canciones bien enraizadas en el folclore, como Perfume de gardenias, o El Superman.

A lo largo del recorrido, personas lanzan obsequios a las multitudes.

Como son barrios donde vive gente, las personas salen de sus casas y le dan la bienvenida al cortejo con todo. ¡Por supuesto que queman pólvora! Pero también sacan bocinonas con musicón. En algunas casas regalan cosas a la multitud. Por ejemplo, en una vimos cómo tiraban ponchitos y en otra vimos que obsequiaban tamales. Eso ocurre a todo lo largo del cortejo, y no faltaban quienes bailaban en las calles.

¿Qué te digo del anda? Sobre ella iban la Virgen de la Pólvora, un arcángel y un dragón con siete cabezas de acuerdo con la iconografía tradicional. ¡Pero en los dientes filudos del dragón se veía la saliva! ¡La espuma y el color del mar casi que olían a sal!

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Yo hubiera seguido hasta quién sabe qué hora, pero el frío empezó a calar y volví a casa. En esta dimensión —en la que estamos tú y yo ahora— y desde mi balcón la noche estaba serena, oscura, tranquila, dulce y gentil; pero en lontananza y en la profundidad de la ciudad, en la otra dimensión, se escuchaban los fuegos artificiales (que no se veían por la distancia y los edificios). Por unos segundos me pregunté si lo que había vivido hacía solo 20 minutos no había sido un sueño. Pero afortunadamente no lo fue. Fueron Guatemala y los chapines. Tierra de contrastes y de gente que sabe saborear, beber y olfatear la vida, y sabe que un día como hoy no le será vuelto a ofrecer jamás. Guate es una tierra de fiestas constantes y estoy seguro de que no hay tiempo suficiente para vivirlas todas.

Gracias a mis amigos Sergio y William por cambiar para siempre mi primero de enero; y gracias a los jóvenes —del Don Bosco— que hacen posible esta fiesta en calles y barrios antiguos.

Columna publicada en República.


31
Dic 24

¡Zape 2024!, bienvenido 2025

 

En la nochevieja del 2023 escribí que estaba convencido de que el 2024 nos iba a poner a prueba y… pues… aunque no fue un año dramático, este que termina hoy me sirvió para recordar que la vida es mejor si la vivimos aquí y ahora. Es mejor si recordamos que es re rico detenerse a oler las rosas. Es mejor si no falseamos la realidad. Es buena idea ahorrar bien y mejor para un rainy day. Es mejor si hacemos las cosas porque queremos y no porque tenemos que hacerlas. Es preciosa si amamos más y mejor a las personas que nos aman. Y pienso, siempe, que es de bien nacidos ser agraedecidos. Este año fue, digamos, un poco más educativo que de costumbre, sin haber llegado a lo dramático. Así que, ¡Zape 2024! y bienvenido el año nuevo 2025.

Atardecer desde la ciudad de Guatemala.

Dicho lo anterior, paso a lo siguiente: he aquí los consejos de Benjamín Franklin para el año nuevo, modificados para mi conveniencia y perspectivas.

Templanza: No comas hasta sentirte harto. No bebas hasta la ebriedad.

Silencio: No hables más que aquello que pudiera beneficiar a otros, o a ti mismo. Evita las conversaciones triviales.

Orden: Ten un lugar para cada una de tus cosas. Ten un momento para cada parte de tu trabajo.

Resolución: Comprométete a llevar a cabo lo que debes hacer. Haz sin falta lo que te comprometes a llevar a cabo.

Frugalidad: No gastes más que en lo que pueda hacer el bien a otros o a ti mismo. No desperdicies nada.

Trabajo: No pierdas el tiempo. Ocúpate siempre en algo útil. Elimina todo acto innecesario.

Sinceridad: No lastimes a nadie con engaños. Piensa con inocencia y con justicia. Si hablas, hazlo de acuerdo con esto.

Justicia: No perjudiques a nadie, ni haciéndole daño ni omitiendo lo que es tu deber.

Moderación: Evita los extremos. No guardes resentimientos tanto tiempo como puedas creer que lo merecen.

Limpieza: No toleres la falta de limpieza, ni en el cuerpo, ni en la ropa, ni en la vivienda.

Serenidad: No te dejes alterar por nimiedades, ni por accidentes comunes o inevitables.

Prudencia: Disfruta al acto sexual, pero nunca hasta sentirte harto o débil, y sin que llegues a afectar tu propia paz, o reputación, o la de otra persona.

Orgullo: Esa virtud que es consecuencia de la autoestima y de la productividad.

Por si andabas con el pendiente, te cuento que, igual que ha ocurrido en otros años, no he avanzado mucho en la práctica de la resolución, la frugalidad y la serenidad… por si andaban con el pendiente.

¡L´chaim! y¡Carpe diem! Sorpéndeme 2025.