21
Sep 25

¿Descentralización, o botín?

 

A mucha legislación, los políticos y burócratas suelen ponerles nombres chulos para el mercadeo y para ocultar los daños que causan; por ejemplo, la legislación de salario mínimo no se llama Ley para encarecer el empleo para jóvenes sin experiencia. De igual modo, la Ley de fortalecimiento financiero y continuidad de proyectos de consejos de desarrollo urbano y rural no se llama Ley para darles a los alcaldes y a los Codedes plata para gastar con propósitos electorales y para hacer alcaldadas.

Grok hizo lo que pudo para ilustrar esta columna; pero se entiende.

Supuestamente, esta legislación fortalecería a los alcaldes y a los Codedes al permitir el uso de recursos no ejecutados de un ejercicio fiscal al siguiente, y evitaría que fondos asignados se pierdan por burocracia o falta de ejecución oportuna. Pero eso es atacar los síntomas evidentes, y no el problema de fondo. Y ya sabes lo que escribió P. J. O’Rourke: Darle dinero y poder al gobierno es como darle whisky y las llaves del carro a unos adolescentes; frase que se hace más cierta cuando el dinero va a parar a niveles administrativos que actúan y contratan arbitrariamente, sin mecanismos efectivos de auditoría ni transparencia. ¿Qué alcalde no hace alcaldadas?

La legislación en cuestión viola el principio básico y fundamental de anualidad presupuestaria, que exige cerrar el ejercicio fiscal al 31 de diciembre y devolver saldos no ejecutados al tesoro, sin arrastres automáticos. Crea fondos paralelos sin control del Congreso, lo que podría fomentar corrupción, reactivar redes ilícitas en contrataciones públicas y debilitar la fiscalización. Fija un plazo de 5 días para resoluciones técnicas que, francamente, es irreal y potencialmente inconstitucional, ya que podría llevar a aprobaciones apresuradas, sin evaluaciones adecuadas, y a riesgos de abusos. Ya con las llaves del carro en la mano y la botella de whisky en el asiento del vehículo, ¿qué discusiones técnicas previas va a haber en municipalidades y Codedes? ¿Qué controles anti-corrupción van a ser reales?

Eso sin contar que, en las municipalidades —sobre todo en las que hay cacicazgos poderosos e inescrupulosos—, no es extraño que las obras sean asignadas con propósitos electoreros y a dedo. En redes sociales circula un meme que dice: Soñé que me lanzaba a la alcaldía de mi pueblo y ganaba y me empezaban a quemar porque mandé a poner una estatua mía en el parque, metí a todos mis amigos a cargos públicos y desviaba fondos para traer a Bad Bunny y a bandas sinaloenses con entradas gratis pa’ las ferias. Ese meme ilustra bastante bien la realidad de muchísimos municipios. Sin una cultura política y cívica entre los electores y tributarios, la descentralización —que debería ser una forma de división del poder básica en un estado de derecho— solo es una forma más dispersa para repartir el botín.

El presidente Arévalo tiene la oportunidad de balancear su gestión. Puede optar por proteger a los tributarios y evitar que el dinero que les es quitado vaya a parar al servicio de los alcaldes del meme y a los de P. J. O’Rourke, y a los Codedes, donde la competencia de intereses se ceba con los impuestos. O puede ceder a las presiones de la Asociación Nacional de Municipalidades y de los comités.

El problema de fondo no es si hay o no dinero, ¡que lo hay! El problema es que los tributarios no están conscientes de que ellos son los que pagan la mala administración, el desperdicio y la corrupción. ¿Por qué? Porque el dinero que les quitan de los impuestos no sale de sus bolsillos de forma evidente; las transferencias les llegan con los impuestos ya descontados.

Tal vez es hora de que los tributarios despertemos, exijamos transparencia y recordemos que cada centavo mal gastado es un robo a nuestras billeteras. La descentralización no debe ser una puerta abierta al despilfarro, sino un paso hacia un verdadero estado de derecho.

Columna publicada en República.


29
Ago 25

“Pifia” en El Estor

 

Técnicamente, pifiarse es golpear en falso la bola de billar, pero uno se pifia cuando mete la pata de forma monumental. De esa palabra me acordé cuando leí que, en El Estor, Izabal, la fuerza pública se apersonó para ejecutar el desalojo de usurpadores que, desde 2017, tenían invadida una propiedad.

No se ejecutó el desalojo de invasores en El Estor. La foto la tomé de ACDEPRO.

Después de ocho años, las autoridades llegaron, vieron y se pifiaron, porque los usurpadores usaron niños como escudos para evitar que se cumplieran la ley y la resolución judicial que ordenaba su desalojo. Esa pifia fue faraónica: quedó claro que la autoridad no tiene autoridad, que las autoridades (sin autoridad) no sirven a la justicia, que el cumplimiento de la ley es opcional, que las resoluciones judiciales son solo para quienes no tienen las agallas de retarlas y que, en Guatemala, la propiedad (como la vida y la libertad) no tiene quien la proteja y está a merced de la violencia.

Yo quisiera ser una mosca en la pared durante la sesión de junta directiva en una corporación grande que esté evaluando invertir en Guatemala. Sin puertos, sin carreteras, sin aeropuertos, sin un sistema de justicia funcional y sin seguridad ciudadana. Por eso, la pifia en El Estor es colosal. ¿Quién va a invertir en un país en el que los tribunales tardan ocho años en restituir su propiedad (si es invadida) y la policía no actúa en su defensa cuando debe hacerlo?

Lo de El Estor fue una pifia porque la propiedad es un derecho individual, y los derechos individuales son principios morales objetivos derivados de la naturaleza racional del ser humano y su necesidad de libertad para vivir y prosperar. Se basan en la realidad, no en acuerdos subjetivos. De ahí que los derechos individuales deban prevalecer sobre los intereses colectivos. Uno de mis maestros decía que es de interés colectivo que se respeten los derechos individuales, pero ese motivo colectivista no es suficiente.

Al margen de los intereses colectivos, los derechos individuales delimitan la esfera de acción en la que, como individuo, puedes actuar libremente sin interferencia de otros (individuos o grupos). Son un reconocimiento moral de que la coerción (fuerza o fraude) es incompatible con tu naturaleza racional de ser humano.

Dicho lo anterior, ¿la propiedad es un derecho? Veamos: Tu propiedad es el fruto de tu vida y de tu libertad. Es esa parte de la naturaleza que conviertes en valor mediante tu talento, tu trabajo, tu energía, tu tiempo, y también es la propiedad de otros que adquieres mediante el intercambio. Valor, por cierto, es todo aquello que quieres conseguir o conservar. Los valores morales son los que consigues de forma virtuosa.

De ahí que los usurpadores no tengan la calidad moral necesaria para reclamar como propiedad los bienes que invaden. De ahí que la usurpación, basada en el uso de la fuerza o el fraude, no sea distinta al robo. ¡Y no hay forma racional de que el robo sea un derecho que deba ser protegido! Ni siquiera si el robo es “en mara”, como ocurre con las invasiones. ¿Ves lo descomunal de la pifia en El Estor?

La propiedad no se repiensa, como dijo un sinvergüenza relator de la ONU al sugerir que se debe imponer una moratoria a los desalojos en los casos de usurpaciones. Las autoridades (sin autoridad) y quienes normalizan las invasiones se pifian, del mismo modo en que nos pifiamos los chapines cuando minamos los principios morales que hacen posible la cooperación social y la prosperidad. No se puede vivir en sociedad, es decir, en paz y con base en acuerdos y contratos, si no se protegen los principios sobre los que se sostiene la sociedad: la vida, la libertad y la propiedad.

No debemos seguir pifiándonos. Si queremos prosperidad y justicia en Guatemala, debemos defender los derechos individuales con firmeza. La lección de El Estor no es solo una advertencia, es un llamado a actuar: sin respeto por la propiedad, no hay libertad ni futuro.

Columna publicada en República.


22
Ago 25

Guatemala y Tren Maya: ¿error?

 

En la mañana del 26 de octubre de 2019, un sábado alegre, el alcalde Ricardo Quiñónez y el presidente Jimmy Morales abordaron el vagón 917 del tren —conocido como La Chula— para supervisar los avances del tren urbano. ¿Te acuerdas qué pasó? Pues… a los pocos metros de salir de la estación de Fegua, el vagón se descarriló y dejó a los pasajeros ilustres y a sus invitados caminando sobre las vías férreas.

Grok me hizo esta ilustración que no es la más atinada del mundo; pero, ¿pillas la idea?

De aquello me acordé porque la Administración Semillera anunció que, como consecuencia de la reunión entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente chapín, Bernardo Arévalo, Guatemala se incorporará a dos proyectos ferroviarios impulsados por el país vecino: el Tren Maya y el Tren Interoceánico —conexión con Ciudad Hidalgo y Tecún Umán—, con trazos que contemplan conexión vía Belice.

El Tren Maya va a cruzar la selva con estándares ecológicos del primer mundo, sin causar daños, y ambos trenes atraerán inversiones y fortalecerán la competitividad regional, y bla, bla, bla. Ya sabes… una vez salvados algunos desafíos, todo será miel sobre hojuelas. Eso sí, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2024, México obtuvo una puntuación de 26 y Guatemala de 25, lo que coloca a México en el lugar 126 y a Guatemala en el 146 de 180 países. Just sayin’.

Aparte de eso, el 19 de agosto de 2025, el polémico proyecto insignia del gobierno socialista mexicano, el dichoso Tren Maya, se descarriló en el tramo Mérida-Cancún. No fue un pequeño percance como el de Quiñónez y Morales, sino un problema grave de infraestructura. No fue falta de mantenimiento, sino que fueron los pernos, dijeron las autoridades mexicanas.

Ahora, no vayas a creer que es el primer descarrilamiento que sufre aquel tren. El primero fue en marzo de 2024, hubo otro en enero de 2025, además del que hubo recientemente. ¿Vas a creer que es posible que haya sido porque los constructores metieron material de mala calidad? ¿En México? ¡Naaaaaa!

La aventura ferroviaria mexicana, además, es un money pit. Entre pérdidas y sobrecostos, va costando 594 mil millones de pesos, que equivalen a unos 291 mil 60 millones de quetzales. ¿Cuánta plata pierde el Tren Maya al día? Unos 37 millones de pesos, que equivalen aproximadamente a 18 millones 130 mil quetzales. ¡Al día! Por cierto, ¿sabes qué es un money pit? Es una pérdida constante de recursos financieros, como una casa que necesita frecuentes reparaciones, o mejoras costosas… o un tren que circula por estaciones a medio construir, con vagones vacíos… y que se descarrila.

Yo digo que el descarrilamiento del 19 de agosto de 2025 y las cifras millonarias que se desperdician en el Tren Maya son una red flag para los tributarios chapines.

A ratos, yo de verdad quisiera creer que bisnes así, como el del Tren Maya y el Tren Interoceánico de los gobiernos mexicano y chapín, van a estar a la altura de las promesas; pero en este espacio escribo desde el pensar y no desde el sentir. Veo que México es México y que la Administración Arévalo no puede poner unas gradas eléctricas con rapidez razonable, ni puede darles mantenimiento básico a las carreteras (ni siquiera puede chapear los camellones).

@luisficarpediem

Yo digo que el descarrilamiento del 19 de agosto de 2025 y las cifras millonarias que se desperdician en el Tren Maya son una red flag para los tributarios chapines #trenmaya #tren #biosferamaya #luisfi61 #corrupcion

♬ Keyboard_typing sound(894890) – keiichiro Akamine

El niño que hay en mí quisiera creer; pero… ¿cómo va el metro que ofreció Arévalo en mayo del 2025? ¿Cómo van los desastres de los puertos? La operación del aeropuerto va a salir costosísima para que la administre la organización en la que trabaja el hermano del presidente. La última vez que fui a Takalik Abaj me tomó siete horas para ir, y ocho para volver. ¡Pero va a haber Tren Maya!… y la Luna es de queso y Marte es de hule.

Columna publicada en República.


01
Ago 25

Agua a salvo, III

 

Recuerdas, ¿verdad? «Sin agua no somos nada» es la frase que inspiró esta serie de artículos sobre la legislación de aguas. Hoy voy a abordar las características que debería tener una legislación de aquella naturaleza para que respete la propiedad y la libertad, proteja el ambiente y favorezca el desarrollo social.

Pero no lo hago en un vacío filosófico ni práctico. Para ello me baso en principios como el de que el derecho surge a partir de las interacciones y conflictos entre individuos, no necesariamente de la intervención de un Estado, bien explicado en el libro «Fundamentos praxeológicos del derecho», de Ricardo Rojas; y en las experiencias del Property and Environment Research Center.

Lago de Amatitlán.

Una legislación de aguas alineada con aquellos principios y experiencia debería:

Definir claramente los derechos de propiedad:
Establecer derechos de propiedad transferibles sobre cuerpos de agua (ríos, lagos, manantiales) o derechos de uso específicos (por ejemplo, para riego, pesca o turismo). Estos derechos pueden asignarse a individuos, comunidades u otras formas de organización, según el contexto. Ejemplo: Similar a los mercados de agua en el oeste de los EE. UU., donde los agricultores pueden vender derechos de agua a municipios o empresas turísticas, una legislación en Guatemala podría facilitar que comunidades locales gestionen manantiales o ríos no navegables.

Mecanismos de mercado para la asignación:
Facilitar el surgimiento de mercados de agua donde los derechos puedan comprarse, venderse o arrendarse, asegurando que el agua se destine a los usos más valiosos (agrícolas, turísticos, domésticos). Esto fomenta la eficiencia y reduce conflictos. Ejemplo: Un agricultor podría vender parte de sus derechos de agua a una empresa turística que desee preservar un lago para actividades recreativas.

Responsabilidad por daños ambientales:
Establecer normas claras que responsabilicen a los propietarios o usuarios por la contaminación o degradación de las aguas. Esto incluye multas, compensaciones o la obligación de restaurar (por ejemplo, tratar aguas negras o reforestar riberas). Basado en «Los fundamentos…», los tribunales privados o sistemas de arbitraje podrían resolver disputas, evitando la burocracia estatal.

Incentivos para la conservación:
Podrían considerarse beneficios fiscales o económicos a los propietarios que implementen prácticas sostenibles, como sistemas de tratamiento de aguas negras, reforestación de riberas o mantenimiento de cauces. Ejemplo: PERC propone que las tarifas de entrada a parques nacionales se usen para financiar su mantenimiento. En Guatemala, los ingresos por el uso de aguas (por ejemplo, en turismo) podrían ser reinvertidos en la conservación.

Descentralización y participación comunitaria:
Facilitar que las poblaciones locales gestionen sus recursos hídricos mediante acuerdos voluntarios, como propone Rojas. Esto respeta el conocimiento local y fomenta la cooperación. Ejemplo: Comunidades indígenas en Guatemala podrían tener derechos sobre manantiales cercanos, gestionándolos según sus tradiciones y necesidades. Hay que entender mejor las experiencias en Totonicapán, donde las poblaciones han desarrollado sistemas comunales exitosos para la preservación de bosques y fuentes de agua, con comités de vigilancia y guardabosques que integran el manejo hídrico con la conservación ambiental. En La Fragua (y otras localidades de Zacapa) hay experiencias valiosas sobre la admnistración del agua por parte de los usuarios. 

Flexibilidad para diferentes tipos de aguas:
Es necesario reconocer que cada tipo de agua (marítimas, lacustres, ríos navegables, no navegables, manantiales, aguas negras) requiere enfoques específicos. Por ejemplo: Aguas marítimas: Gestionadas mediante derechos de pesca o navegación, como las cuotas transferibles individuales propuestas por PERC. Lagos y ríos: Asignar derechos de uso a comunidades o empresas, con obligaciones de reforestación y mantenimiento. Aguas negras: Promover sistemas privados de tratamiento, incentivados por beneficios económicos.

Minimización de la intervención estatal:
Limitar el rol de políticos y burócratas a garantizar los derechos de propiedad y resolver disputas graves, dejando la gestión diaria a los propietarios y usuarios. Evitar regulaciones uniformes que ignoren las particularidades de cada cuerpo de agua, como se critica en «Los fundamentos…».

Promoción del desarrollo social:
Explorar la conveniencia de que los mercados de agua incluyan mecanismos para proteger a las poblaciones vulnerables, como subsidios cruzados o derechos prioritarios para el consumo humano. Fomentar la inversión privada en infraestructura hídrica (por ejemplo, sistemas de riego o plantas de tratamiento), lo que impulsa no solo la conservación del agua, sino la creación de riqueza.

En última instancia, una legislación de aguas anclada en la propiedad privada y la libertad no es solo un marco teórico: es la clave para transformar un recurso disponible en un motor de prosperidad compartida, donde cada gota cuente para un futuro sostenible y justo para los guatemaltecos.

Columna publicada en República.


25
Jul 25

Agua a salvo, II

 

La semana pasada expliqué cuatro motivos por los cuales las aguas no deben ser estatizadas, con base en la frase Sin agua no somos nada. Argumenté que no hace falta una legislación de aguas que estatice el líquido vital y expuse la perspectiva praxeológica del derecho de aguas, así como otras experiencias.

Lago de Amatitlán de noche.

Prometí que hoy comentaría por qué la estatización de las aguas y su manejo son peligrosas para la conservación del líquido vital, para su buena administración, para el ambiente y para el desarrollo social.

La estatización de las aguas sería perjudicial por las siguientes razones, a partir de las aportaciones del libro Fundamentos praxeológicos del derecho y del Property and Environment Research Center:

Conservación del agua: La falta de derechos de propiedad claros lleva a la sobreexplotación y contaminación. Por ejemplo, los ríos en Guatemala, como el Motagua, sufren contaminación por aguas negras y otros desechos debido a la falta de responsabilidad directa. El PERC argumenta que los propietarios privados, al tener un interés económico en el recurso, invierten en su conservación (por ejemplo, al limpiar un lago para turismo). La gestión estatal a menudo no logra monitorear ni sancionar eficazmente a los contaminadores, menos aún si la contaminación proviene del propio Estado (como desde las municipalidades), lo que degrada la calidad del agua.

Buena administración: La centralización estatal, como se desprende de la praxeología, ignora el conocimiento local y las necesidades específicas de las comunidades. Por ejemplo, un manantial en una población rural podría gestionarse mejor por los habitantes locales, que conocen sus necesidades, que por un ministerio en la capital. El PERC señala que los mercados de agua, basados en derechos de propiedad, permiten una asignación más eficiente. En contraste, la gestión estatal en Guatemala es lenta y politizada, lo que dificulta responder a crisis como sequías o contaminación.

Ambiente: La estatización desincentiva la reforestación y el mantenimiento de riberas, a pesar de las obligaciones constitucionales. Los usuarios, al no ser propietarios, carecen de motivación para invertir en estas tareas. El PERC ha documentado casos en los que poblaciones con derechos de propiedad sobre recursos naturales (como bosques, o ríos) implementan prácticas sostenibles, como la reforestación, porque obtienen beneficios directos. La contaminación de aguas negras, un problema grave en Guatemala, se agrava por la falta de sistemas de tratamiento efectivos, que podrían desarrollarse más rápido mediante inversiones privadas incentivadas por derechos de propiedad. Aquí, los edificios están obligados a tratar las aguas, pero luego las aguas tratadas se mezclan con las negras.

Desarrollo social: La estatización limita el acceso equitativo al agua, ya que el Estado puede favorecer a ciertos grupos (por ejemplo, grandes empresas agrícolas) sobre poblaciones locales. La perspectiva praxeológica argumenta que los acuerdos voluntarios entre individuos, basados en derechos de propiedad, generan un orden social más justo. El PERC destaca que los mercados de agua permiten a las poblaciones negociar derechos, lo que favorece que el agua llegue a quienes más la necesitan (por ejemplo, para riego en poblaciones rurales), fomentando el desarrollo económico y social.

La semana próxima abordaré qué características debe tener una ley de aguas que respete la propiedad y la libertad, proteja el ambiente y favorezca el desarrollo social.

En conclusión, la estatización del agua no solo amenaza su conservación y manejo eficiente, sino que también frena el desarrollo social y ambiental. Solo a través de la libertad y la propiedad privada podemos garantizar un futuro donde el agua, que es un recurso precioso, sea protegido y aprovechado con justicia.

Columna publicada en República.


18
Jul 25

Agua a salvo, I

 

Sin agua no somos nada, dice un eslogan de poray; y por eso es que los guatemaltecos no necesitamos más ley de aguas, que las disposiciones constitucionales y las del Código Civil [artículo 124, transitorio] que ya existen. No necesitamos la estatización de las aguas, porque ya sabemos cómo van la estatización de la educación, la salud, los puertos y las carreteras; y porque recordamos muy bien cómo iban la estatización de las telecomunicaciones y la de la energía eléctrica.

El lago de Amatitlán es asesinado todos los días porque es de todos.

La experiencia de Totonicapán —para citar un ejemplo— nos recuerda que el derecho no depende intrínsecamente de la intervención de una autoridad pública. Ricardo Rojas, en su libro Fundamentos praxeológicos del derecho, explica que desde la perspectiva de la ciencia que estudia la acción humana podemos entender el derecho como parte de los procesos de intercambio social. Entonces, el derecho surge a partir de las interacciones y conflictos entre individuos, no necesariamente de la intervención de un Estado. El derecho en general y el derecho de las aguas en particular pueden ser estudiadon como fenómenos que surgen de las decisiones y acciones individuales, en lugar de ser vistos sólo como conjuntos de normas impuestas por una autoridad estatal, según explica Rojas.

En esa dirección, la experiencia y estudios realizados por el Property and Environment Research Center evidencian que los derechos de propiedad y los mercados son herramientas efectivas para mejorar la calidad ambiental, en contraposición a las regulaciones gubernamentales invasivas. El PERC ofrece investigaciones valiosas sobre mercados de agua para asignaciones más eficientes, como flujos en ríos; y concluye que los derechos de propiedad privada fomentan la gestión responsable de los recursos; los subsidios gubernamentales a menudo dañan el medio ambiente; los incentivos de mercado motivan a los individuos a conservar recursos y proteger la calidad ambiental; y que los contaminadores deben ser responsables por los daños que causan.

Dicho lo anterior, te comparto cuatro motivos por los cuales las aguas no deben ser estatizadas; y la semana entrante te contaré por qué es que la estatización de las aguas y la de su manejo son peligrosas para la conservación del líquido vital, para su buena administración, para el ambiente y para el desarrollo social.

PERC enfatiza que los recursos de acceso público, como las aguas estatizadas, tienden a sobreexplotarse porque nadie tiene incentivos claros para conservarlos. Por ejemplo, el lago de Amatitlán ha sido asesinado porque es de todos (y no es de nadie), los usuarios han abusado de él sin considerar los costos a largo plazo.

Desde la praxeología, Rojas argumenta que las decisiones estatales no reflejan las preferencias individuales, ni las necesidades locales. El Estado, al gestionar las aguas desde la política, impone regulaciones uniformes que ignoran las particularidades de cada cuerpo de agua (un río navegable vs. un manantial). Esto reduce la eficiencia y desincentiva la innovación en la gestión.

¡Sorpresa! La gestión política de las aguas, como señala PERC, a menudo está sujeta a ineficiencias burocráticas y decisiones de poder. En Guatemala, la falta de recursos y la corrupción pueden impedir una administración efectiva, resultando en ríos contaminados, o lagos (como Amatitlán) que no se recuperan pese a la intervención estatal.

Aunque la Constitución dice que el aprovechamiento de las aguas debe servir a la comunidad, la gestión estatal suele priorizar intereses políticos, o económicos de corto plazo (por ejemplo, otorgar concesiones a industrias contaminantes). Esto contradice el principio praxeológico de Rojas de que el orden social surge de acciones individuales coordinadas, no de imposiciones centralizadas.

En conclusión, la estatización de las aguas no es solución. Confiar en los derechos de propiedad y los mercados, como demuestra la experiencia, fomenta una gestión responsable y eficiente. Si queremos preservar el agua, el camino es dejar que las acciones individuales, guiadas por incentivos de mercado y responsabilidad, lideren el cambio, no las burocracias estatales que han fallado una y otra vez.

Columna publicada en República.


11
Jul 25

Temblores y caprichos tuiteros

 

En el contexto de la seguidilla de temblores del martes pasado, varios medios de comunicación reportaron que el presidente, Bernardo Arévalo, dijo que se suspendía el trabajo presencial en el sector privado y en el gobierno. Como el Presidente no tiene facultades legales para hacer eso, sin acudir a una declaratoria de estado de excepción, me apresté a preguntar en X: ¿Desde cuándo puede un Presidente hacer eso sin declarar estado de emergencia?.

Hay mucho «brainrot poray». La ilustración la tomé de Facebook.

Un tuitero me contestó, rápidamente, que Desde hoy. Ahora métase su legalismo por donde le quepa. Otro escribió: Desde que la constitución le da el poder para procurar a los ciudadanos de una nación. Ignorante. Uno más acusó: Desde ayer, netcentero. Otro más espetó: Ni mierda les gusta. Sentido común le llamo yo. Todo esto suena como Traralero Tralalá y Bombardino Cocodrilo.

El primero es el mismo que, hace unos días, cuando escribí que No es cuestión de que haya un estatismo bueno, un estatismo malo, comentó que todos los países tienen Estado, al confundir Estado con estatismo. Evidencia de que desconoce que estatismo es una doctrina política que defiende la preeminencia del gobierno sobre otros ámbitos de la sociedad, incluyendo la economía y la cultura. El estatismo implica una exaltación del poder y la importancia del Estado, a menudo por encima de los individuos. Pero claro, su gatillo feliz lo hizo disparar desde el sentir, y no desde el pensar. Este individuo cree que la protección a los derechos individuales y el estado de derecho son meros legalismos que pueden ser ignorados desde la Presidencia. Cree que el Título II, Capítulo I de la Constitución es un legalismo cualquiera y que una ocurrencia presidencial tiene más valor que la ley constitucional.

En cuanto al segundo… ¿qué quiere decir la frase poder para procurar a los ciudadanos? Ni me detengo aquí. El tercero va como el primero, cree que la ley está de adorno y que aquí se debe hacer lo que el Presidente quiere (¿cualquier presidente, o solo el de su preferencia?). ¡Un dictador es lo que quiere esta gente! El cuarto confunde el sentido común con la imprudencia y la arbitrariedad, y sospecho que cree que respetar la legislación de orden público es cuestión de gustos, preferencias, caprichos y ocurrencias. Es cierto que esa legislación es anticonstitucional, pero es legislación vigente. Esto da para otra columna.

¡Menos mal que, al rato de la conferencia de prensa, el Presidente y su equipo se dieron cuenta del error! Y se aclaró que la suspensión no era general. A pesar de los tuiteros la Administración aclaró que la suspensión de actividades se dejaba a discreción de cada organización, en la medida de sus necesidades.

Estas meditaciones vienen al caso porque da alguito de miedo que haya una opinión pública ruidosa que sea tan entusiasta en la defensa de la arbitrariedad, el capricho y el desatino cuando se trata de defender al Presidente (sobre todo si es el de su preferencia) y cuando se trata de imponer sus criterios de seguridad sobre los demás.

A Benjamin Franklin se le atribuye la frase: Quien renuncia a su libertad por seguridad, no merece ni libertad ni seguridad; y es lo que ocurre cuando hay gente que cree que hay que encerrar a los demás porque tiembla, y hay que prohibir que las personas velen a sus muertos porque hay un virus que se transmite por la vía respiratoria.

A veces son chistosas las opiniones ocurrentes en redes sociales -pero cuando los autores de esas opiniones no ven mal que se violen la vida, la libertad y la propiedad de otros para conseguir objetivos que los tuiteros consideran valiosos (como no ir a trabajar porque tiembla, en un país sísmico) y encima presumen un nivel casi nulo de conocimiento sobre el rol de la ley y del uso moral del poder político- pues… eso da grima y es peligroso. Ese es el caldo de cultivo de las dictaduras.

Columna publicada en República.


04
Jul 25

Mayas cosmopolitas

 

La primera vez que fui a Kaminaljuyú fue cuando estaba en Segundo Básico, con el colegio, y recuerdo muy bien que el guía nos metió por los túneles. Incluso pasamos por una tumba en la que vimos un esqueleto aplastado, como de papier mâché. Regresé años después y ya no era posible visitar aquel enterramiento.

Tojín en la nueva excavación de Kaminaljuyú.

Llevé a mis sobrinos cuando eran niños y voy allá de cuando en cuando  con visitantes extranjeros, y me sorprende que haya mucha gente que, o no sabe de su existencia, o no se motiva a ir. Es un paseo muy agradable en medio de la ciudad de Guatemala.

Hace ocho días volví en compañía de la economista Deirdre McCloskey y mi amiga Lissa. ¡Y tuve la dicha de que nos guiara la mismísima Bárbara Arroyo, arqueóloga del proyecto! También nos acompañaron Gloria y Tojín, miembros de su equipo.

Estructura con ventanas en Kaminaljuyú.

Aprendí novedades de El Cerro de los Muertos. Resulta que muchos de los saqueos de tumbas son precolombinos y se pueden atribuir a rebeliones. En algún momento de esa ciudad importante, la élite religiosa dejó de cumplir con su función de hacer que lloviera y fue sustituida por dirigentes más seculares. Recientemente, mucho se ha aprendido del sistema hidráulico de la ciudad, que es fascinante.

En su mejor momento, los habitantes de aquella ciudad maya controlaban rutas comerciales y toda la meseta que actualmente ocupa la capital chapina; además, la ciudad era importante por el comercio de obsidiana.

Piscina para el espejo de agua en La Palangana.

Los habitantes de Kaminaljuyú tenían una conexión fuerte con los de Teotihuacán, y era una ciudad cosmopolita. Estructuras arquitectónicas de talud/tablero (propias de Teotihuacán) fueron construidas alrededor del año 400 e. c., y para doscientos años después debe haber habido un cambio político de tales dimensiones que aquel estilo arquitectónico fue cubierto. Los teotihuacanos «conquistaron» parte de la costa sur de Guatemala, porque querían cacao; en Kaminaljuyú, la relación era más comercial y a nivel de élites.

El viernes pasado visitamos una nueva estructura, que está siendo excavada y pronto estará disponible para el público. Ahí, uno de los arqueólogos estaba limpiando tres esqueletos de perros o coyotes, que recientemente había descubierto junto a navajas de obsidiana y pezuñas.

En esta nueva excavación hay un edificio con «ventanas», algo que es único en la arquitectura maya. Hay estructuras similares en Tajín, pero allá son del Clásico Tardío, mientras que las de Kaminaljuyú son del Clásico Temprano. Todavía falta excavar más para entender cuál era la función de estas estructuras.

En el sitio hay un espacio conocido como La Palangana. Nunca me ha llamado la atención, pero en esta ocasión nos ofreció una sorpresa. Durante el apogeo de la ciudad, ahí había un espejo de agua y se puede ver claramente la «piscina». Debe haber sido magnífico ese espacio en aquella gran ciudad habitada por gentes de varias ciudades mayas.

Me encanta que en aquel sitio arqueológico todavía se encuentren novedades y se responda a preguntas sobre los mayas; y me encanta que se abran nuevos espacios para que los guatemaltecos puedan visitar el área y entender mejor la historia de sus habitantes y la de la meseta que ocuparon desde 1200 a. e. c. hasta después del 900 e. c.

Yours Truly, Lissa, Deirdre McCloskey y Bárbara Arroyo en Kaminaljuyú.

Kaminaljuyú no es solo un montón de montículos; es un testimonio vivo de nuestra historia, un lugar donde el pasado susurra actos y hechos que aún nos sorprenden. ¡Visítalo y déjate maravillar por la complejidad de los mayas en el corazón de la capital!

Columna publicada en República.


20
Jun 25

Derogatoria y triunfo moral

 

Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre están a salvo cuando el Legislativo está reunido, dijo Mark Twain, y por eso no es bueno que se mida la efectividad de un Congreso por la cantidad de legislación que aprueba. Eso sí, de cuando en cuando, los diputados tienen la oportunidad de hacerse grandes y aprobar leyes que protegen la vida, la libertad y la propiedad contra la voracidad del gobierno y la de la sociedad.

La herencia no debería ser castigada con impuestos. La imágen la hizo Grok.

La derogatoria de la legislación sobre el impuesto de herencias, legados y donaciones es una de esas oportunidades que se pintan calvas … es decir, que hay que agarrarlas de frente y por los pocos pelos que tienen. ¿Por qué? Porque la derogatoria protege la economía de las familias guatemaltecas; elimina totalmente aquel impuesto castigador; exonera de impuestos, multas, intereses y recargos generados previamente al entrar en vigor la derogatoria. Por supuesto, no será aplicada a los impuestos pagados previamente, por eso urge su aprobación, para que no cause más daños. La derogatoria facilita y hace transparente la transferencia de bienes entre generaciones, y evita que las personas se vean motivadas a simular aquellas transferencias. Desde muchas perspectivas, la derogatoria es una ley de carácter moral.

Solo en ambientes muy perjudicados no hay acuerdo en que la familia es deseable como instrumento para la transmisión de la moral, la educación, los gustos y el conocimiento. Tus preferencias musicales, y de lectura, la religión, el agnosticismo o el ateísmo, tu afición por la historia, los deportes o la naturaleza, y tus convicciones en materia de vida, libertad y propiedad, seguramente vienen en buena parte de tu familia. Pero la herencia tiene detractores, aunque sospecho que es porque no se entiende su naturaleza, que mi estimadísimo Friedrich A. Hayek describe muy bien en Los fundamentos de la libertad.

La función familiar de transmitir patrones y tradiciones está íntimamente ligada a la posibilidad de transmitir bienes materiales, dice Hayek. Y agrega que los individuos deben ser libres para hacer llegar a sus descendientes o a otras personas los indicados bienes de carácter material. Hayek explica que es la mejor forma de encauzar el instinto natural de los padres de dotar lo mejor que puedan a las nuevas generaciones, y que parece que no existe razón sensible para limitar la acción a los beneficios no materiales.

Agrega el maestro que, si queremos hacer el máximo uso de la natural parcialidad de los padres por sus hijos, no debemos impedir la transmisión de la propiedad. Parece cierto que, entre las muchas fórmulas existentes para que ganadores de poder e influencia provean a sus descendientes, la más barata, en el aspecto social, con gran diferencia, es la transmisión de la fortuna. De no existir dicho expediente, los hombres buscarían otras maneras de proveer a sus hijos, tales como colocarlos en una situación que les proporcionara la renta y el prestigio que una fortuna les hubiera dado, originando con ello un despilfarro de recursos y una injusticia mucho más tangible que la que causa la transmisión del patrimonio familiar.

A aquellas ventajas, añade que la herencia constituye un medio básico para mantener el capital e inducir a su acumulación. ¡Y por supuesto que quieres mantener e inducir a la acumulación de capital! Porque el capital no es dinero en una bóveda como el de Rico McPato. Capital son aquellos recursos que las personas utilizan en procesos productivos para satisfacer necesidades de manera más indirecta, por medio de métodos que requieren tiempo y un proceso productivo.

@luisficarpediem

¡Bienvenida la derogatoria de la legislación sobre el impuesto de herencias, legados y donaciones! Que los diputados no dejen pasar esta oportunidad de proteger la libertad y el esfuerzo de las familias guatemaltecas, porque la herencia no es un privilegio, ¡es un derecho! #impuestos #herencia #legado #donacion #patrimonio #libertad #derecho #diputados #luisfi61 #legislacion

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En fin… ¡Bienvenida la derogatoria de la legislación sobre el impuesto de herencias, legados y donaciones! Que los diputados no dejen pasar esta oportunidad de proteger la libertad y el esfuerzo de las familias guatemaltecas, porque la herencia no es un privilegio, ¡es un derecho!

Columna publiada en República.


30
May 25

Burócratas contra los niños

Antes de discutir cualquier merecimiento que los maestros del sector estatal crean que tienen, todo elector, tributario y, especialmente, todo padre de familia que depende de ellos para la formación de sus hijos debe tener en cuenta el siguiente dato: solo dos de cada diez estudiantes de secundaria del sector estatal tienen las habilidades esperadas en matemáticas y escritura; y en lectura, solo tres de cada diez de aquellos estudiantes tienen las habilidades esperadas.

La ilustración la tomé de Facebook.

¿Quieres otro dato? En primaria, solo cuatro de cada diez estudiantes del sector público tienen las habilidades esperadas en lectura, escritura y matemáticas. ¿Viste? Mientras más tiempo pasan en la escuela, más se deterioran sus habilidades?

Dicho lo anterior, ¿qué méritos reclaman los burócratas miembros del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala? Digo burócratas porque el Ministerio de Educación es el mayor empleador de trabajadores en toda Centroamérica (eso oí el martes, 28 de mayo, en Emisoras Unidas a las 3:10 p. m.). Con excepciones honrosas —de maestros con vocación, para quienes la educación y los niños son prioridad—, lo que hay en el magisterio estatal es una costra nostra de burócratas para los cuales lo más importante es el depósito de fin de mes y cualquier privilegio que puedan conseguir por medio del pacto colectivo, a cambio de la menor cantidad de horas trabajadas al año.

Nos engañamos si creemos, de verdad, que la educación en manos de políticos y burócratas forma personas integrales, capaces de florecer en un mundo tan cambiante, ¡tan cambiante y retador! como el que estamos viviendo.

Por lo pronto, entre 100 y 150 miembros del STEG están acampando en la Plaza de la Constitución junto a un tiradero de cruces que ya tiene años de estar ahí. El motivo inmediato es que no están conformes con el aumento del 5 % que —con dinero tomado de los tributarios— les otorgó su empleador, el Ministerio de Educación. Y, por supuesto, los sindicalistas quieren más (¡15 %!) y no quieren que el aumento se dé al margen del pacto colectivo que no están negociando, sino intentando imponernos a quienes pagamos los costos de sus caprichos.

Como el pacto está atorado, te recomiendo que veas el programa de Emisoras Unidas citado; ahí, el licenciado Rony Linares explicó claramente cuál es el procedimiento legal para desentrampar la discusión de aquel pacto y seguir adelante sin perjudicar a los padres de familia y a los niños que no tienen otro palo en qué ahorcarse que el sistema estatal de educación.

La administración semillera (¿todavía se le puede llamar así?) hace bien en no acceder al chantaje del sindicato. Está monitoreando 35,922 centros educativos para evaluar los efectos de las protestas. Supuestamente, hay 700 denuncias por ausencia de los trabajadores de la educación, y Mineduc ya podría empezar a levantar las actas correspondientes para sancionar a los sindicalistas que no cumplan con el calendario escolar y la protección del interés superior de los niños.

Independientemente de todo aquello, ¿no te parece fascinante que los semilleros tengan que lidiar con el tipo de movimientos que la izquierda alcahuetea tradicionalmente? La educación controlada por políticos y burócratas, así como el sindicalismo en el sector estatal, son joyas preciosas en el estuche de monerías del lado más colectivista del espectro político.

@luisficarpediem

Nos engañamos si creemos, de verdad, que la educación en manos de políticos y burócratas forma personas integrales, capaces de florecer en un mundo tan cambiante, ¡tan cambiante y retador! como el que estamos viviendo #educacion #magisterio #estatismo #burocracia #luisfi61 #peligro

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En un mundo ideal, y esto se aplica también a los maestros en el sector privado, todo padre de familia debería conocer bien qué es lo que le están enseñando (metiendo en la cabeza) a sus hijos en la escuela o en el colegio. Debería leer sus libros y sus apuntes. Conversaría con ellos acerca de los temas y abordaría a los maestros y directores. Tal vez los odiarían en la escuela o en el colegio, pero los padres no deberían entregarles así nomás las mentes de sus hijos. No deberían entregarles sus espíritus para que los deformen, los uniformen y los aplasten. Porque, si puede ocurrir en colegios privados, ¿qué crees que sucede en las escuelas que manejan los trabajadores del STEG?

Columna publicada en República.