22
Nov 20

Hay un antes y un después del 21N

Hay un antes y un después de la manifestación del 21 de noviembre de 2020 porque mientras que unos nos hallábamos reunidos en la Plaza de la Constitución, de forma pacífica, otros llegaron al edificio del Congreso de la República y metieron fuego en el lugar. Y porque la administración reaccionó con violencia, donde no había motivo.

Haz clic en la imagen para ver más fotos.

¿Por qué es que lo ocurrido ayer es un punto de inflexión? Porque los chapines ya habíamos logrado generar una cultura de manifestaciones pacíficas y civilizadas en las plazas de la ciudad de Guatemala, muy distintas a las que vivieron nuestros padres y abuelos hasta los años 80.  En los Viernes de luto de principios del siglo XX, contra los impuestos y la corrupción, nunca se vieron actos de violencia.  En las jornadas de mayo de 2009 y en las jornadas de 2015 nunca hubo violencia.  Ayer también fue un punto de inflexión porque ni siquiera los sinvergüenzas de Alfonso Portillo y los Colom/Torres, o un general del ejército, como Otto Pérez usaron la fuerza contra una manifestación.

Para esto último hacía falta un trastornado (¿Trastornado es la palabra?) que puso A mi manera en su ceremonia de investidura presidencial. Uno que parece creer que todo se arregla con estados de excepción; y uno con la mecha corta, quizás demasiado propenso a dejar que sus emociones controlen su capacidad racional.  Uno que sin duda no vio el episodio en The Crown cuando la reina Isabel le dice a Margaret Thatcher: Todos debemos preguntarnos cuándo ejercer nuestro poder, y cuándo no.  Creo que su primer instinto como persona suele ser actuar.  Ejercer el poder.  Sólo pregunto si corresponde ejercer el poder sólo porque puede hacerlo.  El poder no es nada sin autoridad. Claro que siendo la Dama de Hierro quien era, entendió el mensaje de la Reina y optó por el camino sabio, y no por el del capricho. Hacía falta Alejandro Giammattei.

Esto último me lleva a las causas por las cuales estábamos en la Plaza de la Constitución.

Fui porque el Organismo Ejecutivo -desde el Ministerio de Finanzas, vía la Presidencia- le envió al Congreso un proyecto de presupuesto estatal criminal; y la mayoría de diputados lo aprobó rápidamente y en la nocturnidad?  Y porque la mayoría de los diputados que se opusieron, no no tuvieron las agallas de oponerse y sólo se salieron de hemiciclo, lo hicieron no por principios, sino porque la piñata no había sido repartida a su gusto.  Fui, también, porque apoyo la iniciativa de una reforma electoral que acabe con los listados para elegir diputados y una que permita que elijamos diputados individualmente.

¿Por qué es un presupuesto criminal? Para hacer la historia corta, porque no sólo es el presupuesto más alto de toda la historia, una carga que se perfila insoportable para la menguada economía de los guatemaltecos; sino porque está exageradamente desfinanciado y habría de ser cubierto con endeudamiento para tres generaciones.  Aunque el Presidente tiene la facultad de vetar lo aprobado por el Congreso, dispuso que este macho es mi mula y dejó claro que las cosas se harían a su manera.

Si te interesan los detalles te recomiendo que leas El gobierno que más ha endeudado a Guatemala en décadas, por Daniel Fernández.

Todo aquello ocurre en el contexto de un proceso de descomposición política de la Administración que no escapa al ineludible contexto de la pandemia y a los efectos del encierro de 6 meses y la destrucción de las economías de miles de familias.  Aquello ocurrió en el contexto de que el vicepresidente, Guillermo Castillo le pidió al Mandatario que vetara el presupuesto; y a señalar que si ambos no estaban en capacidad de gobernar, ambos deberían renunciar.  Para que te hagas una idea, la popularidad de Alejandro Giammattei se ha desplomado de 83% de aprobación en abril, a 36% en octubre pasado.  Y apuesto una ceja a que a partir de ayer, se acentuó la caída en picada.

Por todo aquello es que fui a la Plaza de la Constitución, de forma voluntaria y pacífica, de la misma forma en que suelo ir a actividades similares.  Fui acompañado por amigos con los que comparto muchos valores.  Ah, y también fui para poder decir que yo lo vide.

Pero otros fueron por otros motivos. Unos iban a pedir la renuncia de Giammattei, otros porque no les gustó como fue repartida la piñata del presupuesto, otros a exigir una asamblea nacional constituyente para refundar el estado, otros iban con la esperanza de hacer la revolución, y así, cada cabeza es un mundo. Unos iban con sus playeras del che Guevara y -a diferencia de otras experiencias similares, digamos las jornadas de mayo de 2009 y las de 2015- vi muchos jóvenes embozados y armados con bates y palos de golf.  Muchos vestidos de negro y rojo.

Con todo y todo, a pesar de lo inquietante que es ver jóvenes embozados y armados, y a pesar de la estridencia y el jacobinismo que se respiraba por momentos, sobre todo al calor de los discursos en la tarima y en los altavoces, el ambiente en la plaza era de fiesta y era pacífico.   Como ocurría en las jornadas de mayo de 2009 y de 2015, en la plaza había de todo, incluidas familias con niños, e incluidas personas mayores.  Los chapines habíamos aprendido a confiar en las manifestaciones.  Creíamos que no habría violencia de parte de los manifestantes y que tampoco la habría de parte de quienes ejercen el poder.

Pero nos equivocamos.

Cuando se supo que había fuego en el Congreso (el Congreso queda como a 7 cuadras de la Plaza), el ambiente se puso tenso.  Sabiendo que habíamos llegado en Uber, una amiga ofreció irnos a rescatar a inmediaciones de la plaza; y yo le dije que gracias, que a pesar de la tensión, todo estaba ocurriendo en paz. Sin embargo, optamos por abandonar el lugar y nos enfilamos hacia la Quinta avenida con intención de caminar hacia el sur y pedir los Ubers correspondientes.

Creo que fue justo a tiempo antes de que Giammattei (o quien quiera que fuera) decidiera usar el poder contra quienes estaban reunidos pacíficamente en la plaza; y el caso es que las fuerzas del orden arrojaron bombas lacrimógenas. Hubo golpeados, capturados y ¿por qué fregados es que las fuerzas del orden actuaron no contra los violentos que habían asaltado y quemado el Congreso, ¡a siete cuadras de la plaza!, sino contra los manifestantes pacíficos que se hallaban principalmente al este y sureste de aquel espacio? ¿Qué necesidad había de tal despliegue de insensatez y de fuerza?

Todo aquello no fue del todo sorprendente porque ya habíamos visto una pinta que llamaba a quemar el Congreso, otra que llamaba a organizar la rabia y veríamos una mas que invitaba a matar al criollo.

Dicho lo anterior, la quema del Congreso (en realidad de una, o dos oficinas del Congreso, cerca de la entrada principal), ha despertado muchas dudas y les comparto cuatro: ¿Por qué es que no había suficientes policías resguardando el edificio? ¿Por qué hay fotografías que muestran extintores de incendios y espacios configurados como si se estuviera a la espera de un asalto incendiario? ¿Por qué es que los invasores pudieron ingresar con relativa facilidad al edificio? ¿Por qué es que, ante la amenaza, no llegó el escuadrón antimotines? El Vicepresidente, Castillo, pidió que haya una investigación a fondo de lo que ocurrió ahí, y la investigación le corresponde al Ministerio Público. ¿Cabe la posibilidad de que fuera razonable que en el Congreso se prepararan para una quema eventual?

A lo largo del viernes, dudé muchísimo sí ir, o no a la manifestación en la Plaza de la Constitución.  Ciertamente, no quería que mi presencia apoyara las demandas revolucionarias de algunos de los organizadores; pero tampoco quería dejar de hacer presencia y oponerme, ahí, al presupuesto criminal; y comparto, con mis amigos acompañantes y otros que estaban en la plaza, el deseo de que podamos elegir diputados sin necesidad de las listas nefastas.

Fui porque este país también es mío y porque la Plaza de la Constitución también es mía.  Fui porque igual que miles de personas que se hallaban en aquel espacio, quiero una mejor Guatemala para todos sus habitantes, sin privilegios.  Fui a pesar de lo incómodo que me siento con el jacobinismo, la iconografía y las motivaciones de muchos de los que se hallaban ahí.

A partir de ayer, para el presidente Alejandro Giammattei y su administración, así como para los guatemaltecos hay un antes, y un después.  Unos tendrán que plantearse si su tozudez vale tanto como para ejercer el poder con cada vez menos autoridad, o si mejor reconocen que se equivocaron, ofrecen disculpas e intentan rescatar la autoridad y apuntalar la república; y otros tendremos que plantearnos si dejamos que sigan siendo pisoteados nuestros derechos individuales (con presupuestos expoliatorios y criminales, así como con formas engañosas de representatividad), o si ponemos un ¡Hasta aquí! Sin acudir a la violencia, claro; y sin caer de la sartén a las brasas.

Mientras tanto, este seguramente es un buen momento para leer Resistencia no violenta a regímenes autoritarios de base democrática, por Ricardo Rojas. En esta obra,  mi cuate, Ricardo Manuel Rojas, aborda un tema de una inusitada vigencia: cómo evitar que gobiernos originalmente­ constitucionales, elegidos de acuerdo con procedimientos legales, se conviertan en autoritarios a través del uso de las atribuciones que la propia ley les otorga, pero puestas al servicio de la acumulación de poder y de la neutralización de la oposición política. Si te interesa, en este enlace hay una conversación que sostuve con Ricardo, al respecto.


20
Nov 20

¡No, al presupuesto criminal!

Podríamos empezar con los planes para el próximo presupuesto. Dada la urgente necesidad de controlar la inflación y el endeudamiento del sector público el gobierno se embarcará en un programa audaz y profundo de corrección fiscal, dijo Margaret Thatcher en The Crown, al anunciar límites estrictos para gastos del gobierno.

Sus ministros la acusaron de no tener sentido común y de ir contra lo que representaba el Partido Conservador (Everything that we stand for); y la Dama de Hierro contestó: ¿Qué es lo que representamos? (What is it we stand for?).

De esa escena me acordé cuando los diputados estatistas de casi todos los colores aprobaron el saqueo de Guatemala y el asalto a los guatemaltecos mediante un presupuesto estatal desfinanciado de Q99.7 millardos. Hubo diputados que son normalmente estatistas que se opusieron; pero tengo la impresión de que fue sólo porque la piñata no es para sus proyectos consentidos, ni para los pueblos, y sólo porque vieron la oportunidad de perfilarse como oposición contra una administración peligrosamente endeble.

En Guate y cuando se trata de que gobernar es gravar para gastar, el espectro político va de estatistas a extremadamente estatistas y de oportunistas a extremadamente oportunistas.  Cuando se trata del saqueo y del asalto, el espectro político chapín es un caso paradigmático de análisis económico de las decisiones públicas, en el sentido de que quienes participan en la toma de aquellas decisiones tienden a buscar sus propios intereses; y de que cuando se trata de gobernar, gravar, gastar y endeudar, casi nadie representa a nadie, ni a nada (No one stands for nothing), como no sean sus ambiciones propias de parásitos.

Aquel presupuesto criminal se originó en el Ejecutivo y en el Minfin; pero tendría que haber sido modificado en el Congreso, cosa que no ocurrió. ¡Urge acabar con las listas como forma de elegir diputados!… y mañana, cuando tu sueldo no alcance, si tienes suerte de tener sueldo todavía, no olvides a los buitres que dispararon la inflación y te endeudaron. ¡Urge derogar el presupuesto criminal!

Columna publicada en elPeriódico.


07
Dic 18

El presupuesto y la quema del diablo

Si el presupuesto del gobierno fuera el diablo habría que quemarlo por partes.  Comencemos por las plazas para fantasmas, los convivios y canastas navideñas, y los privilegios y canonjías para funcionarios y burócratas. ¡Todos a la pira! Y luego habría que seguir con toda asignación presupuestaria que beneficie y privilegie a individuos y grupos de interés particulares. ¡Nada que viole el principio de igualdad de todos ante la ley debería tener una partida en aquella piñata! ¡Todo a la lumbre!

…pero claro, eso no va a pasar porque, ¿quién está dispuesto a pagar el costo de quitarles la teta a quienes viven del dinero que le es quitado a los tributarios?  Seguramente, eso sí, podemos aspirar a que el presupuesto del gobierno fuera congelado durante 10 años. ¿Por qué? Porque es demencial lo que está ocurriendo con el presupuesto; y adivina quiénes van a pagar los daños. Sí, tu entre otros; pero más, los más pobres.

A finales de noviembre, el Centro de Estudios Económico-Sociales presentó un análisis del presupuesto del gobierno y las cifras espantan.

Los tributos que pagas (si no están sobreestimados) sólo financian el 71.7% del total del presupuesto, lo que significa que 28.3% del mismo habrá de ser financiado de otra forma.  Normalmente por endeudamiento. ¿Quién crees que va a terminar pagando ese endeudamiento? ¡Adivinaste!, tú y los más pobres.  La maldad que hay en este arreglo es digna de Satanás.

El 64% de egresos va a servir para funcionamiento.  Es decir que para sueldos y para la mala administración, el desperdicio y los privilegios de los funcionarios y burócratas.  La maldad de esto es digna de Belcebú.

El endeudamiento se hará 70% mediante bonos, lo que quiere decir que un platal, se irá a la economía de papel, en vez de a la economía real y productiva. ¡Esto es digno del diablo!

Hoy, cuando quemes al diablo, recuerda que tu sueldo se va como humo cuando los políticos y burócratas toman tus tributos y los convierten en mala administración, desperdicio, corrupción y prebendas.  ¡Eso tiene que parar!, ¿o no?

Columna publicada en elPeriódico.


01
Dic 17

El Presupuesto es un crimen

No hay que engañarse.  El llamado Presupuesto del Estado en realidad es un instrumento para la redistribución de recursos, con criterio político.  Es decir, desde el poder.

Por ejemplo, los políticos y burócratas que controlan el Presupuesto toman dinero de los individuos no organizados en la sociedad (o mal organizados) y se los entregan a los individuos organizados.  Normalmente la entrega no es del 100 por ciento de lo tomado, porque un porcentaje significativo suele quedarse en el camino.  Aquel reparto es político porque el dinero tomado de los tributarios (así nos llamamos los somos forzados a pagar impuestos) se le entrega a aquellos individuos y grupos que tienen influencia en el poder, o tiene poder.  Tal es el caso de Joviel Acevedo y su hueste, los grupos que piden resarcimientos, y una miríada de intereses bien específicos y particulares, ajenos a los de los legítimos propietarios de los recursos que se convirtieron en tributos. ¿Sabes que los que administran el Presupuesto pretenden repartir más de lo que expolian?

Dicho lo anterior, si las cosas siguen como van, el reparto para 2018 subirá más de 13 por ciento comparado con el de este año.  Más de Q18 mil millones serán financiados con endeudamiento, que vamos a tener que pagar con tributos y con desempleo productivo.  El 64% del reparto será para empleos y gastos, muchísimas veces improductivo. Sólo el 20 por ciento de la redistribución será para inversiones, que no necesariamente resultan productivas, y que muchas veces son de calidad cuestionable.  Te recomiendo el informe del Centro de Estudios Económico-Sociales sobre este tema, que puedes ver en cees.org.gt

En un país donde las posibilidades laborales productivas para la población de entre 15 y 29 años de edad son entre decepcionantes y nulas (si es que se puede confiar en los datos del INE), aquella redistribución política y arbitraria (y el desperdicio) de recursos necesarios para crear riqueza es un crimen.   Sobre todo, cuando el Indice de Confianza de la Activiad Económica apunta a que casi 9 de cada 10 encuestados considera que la economía no está mejor que el año pasado.

Columna publicada en elPeriódico; y la ilustración la tomé de Facebook.

Actualización: ¡El Presupuesto 2018 no fue aprobado!


20
Nov 15

Lo que no te dicen de los impuestos

12227681_10153744635887162_8313653240209821835_n

El Bono revolucionario que se asignaron en la Corte de Constitucionalidad tuvo un costo de Q3.2 millones para los tributarios.  Ese dinero salió de impuestos que estaban destinados a la justicia. Si el bono para un magistrado es de casi Q73 mil, ¿cuánto será para la Presidenta que se auto recetó aquel privilegio?

Como aquel bono salió de impuestos quiere decir que los tributarios trabajaron para producirlo y que les fue quitado.  Aquel dinero no salió de la nada y  cuando el tributario promedio imagina que el fruto de su trabajo va a ser usado en mejorar el sistema de justicia, no se imagina que el fruto de su trabajo va a ir a servir para que la Presidenta de la C.C. ¿compre carro nuevo, amortice su casa nueva, o se vaya de viaje a fin de año?

Como aquel bono salió de impuestos quiere decir que los que produjeron el dinero para pagarlos –o sea sus legítimos propietarios– no lo pudieron usar para reparar su pichirilo, pagar el alquiler de la casa, ahorrar para la cuesta de enero, o invertirlo en mejorar la fábrica, ampliar inventario, o abonar cultivos.

El dinero que los políticos y funcionarios toman de la gente como tú –a quien le quitan los impuestos antes de que recibas el cheque de fin de mes– no lo puedes usar para tus necesidades porque en gran porcentaje sirve para satisfacer las necesidades de los que tienen acceso a él por medio del presupuesto del estado.  Algo sirve para pagar puentes que se caen, escuelas con maestros que no llegan a clases y hospitales sin medicinas; pero la mayoría de lo que pagas de impuestos sirve para sueldos, bonos, y prebendas, muchas veces para plazas fantasma, o para funcionarios que ganan Q73 mil al mes.

Recientemente nos están dando atol con el dedo al decirnos que si no se paga un impuesto adicional, la justicia no va a mejorar. ¡Hasta mi cuate, Carlos M., me escribió diciendo que prefiere pagar un impuesto más, a tener que sufrir a las maras!; pero ese es un dilema falso.  Deliberadamente elimina la opción de sanear la administración pública y eliminar privilegios antes de entrar a –siquiera–considerar el impuesto extra.

Que no te digan, que no te cuenten.

Columna publicada en elPeriódico; y la ilustración la tomé de Facebook.