Tiempos difíciles para tu billetera

El presidente Alejandro Giammattei publicó, en el Diario de Centroamérica (que es el diario oficial), que el presupuesto del sector coercitivo de la economía, para 2021, ascenderá a ¡Q107.5 mil millones!  Esa cifra espeluznante no cuenta con financiamiento apropiado y adivina de dónde va a salir el dinero para cubrir la brecha entre gastos e ingresos.  ¡Acertaste, va a salir de tu trabajo y de tu billetera!

“La codicia rompe el saco”, por Leonardo Alenza y Nieto, donado a Wikimedia Commons como parte del proyecto del Metropolitan Museum of Art.

El financiamiento del abismo que hay entre gastos e ingresos no saldrá de la contención del gasto público, ni de la eliminación de programas innecesarios y duplicados, ni siquiera de la eliminación de plazas para fantasmas, ni de la erradicación de partidas que sirven para complacer a la clientela de los políticos y burócratas, ni para complacer a grupos privilegiados.  No saldrá de la eliminación del malgasto, de la corrupción, ni de la mala administración.  No saldrá de la eliminación de prebendas y canonjías para los pipoldermos.

Todo saldrá de los impuestos que los que detentan el poder político nos quitan ahora y de los que nos quitarán tan pronto como puedan, saldrá de inversiones productivas que no se harán; de cosas a las que tu, yo y nuestras familias tendremos que renunciar; y de los ahorros que no pudimos hacer, del plan de pensiones que no podemos pagar y de empleos que no se hicieron realidad, de las semanas y semanas que los tributarios trabajamos para pagar impuestos. Saldrá de el endeudamiento que tendrán que pagar tus hijos y tus nietos.

Encima, la Administración anunció que Q800 millones para la compra de vacunas contra el covid-19, saldrán de la emisión, negociación y colocación de Bonos del Tesoro…o sea: ¡De más endeudamiento!

Cuando en poco tiempo los pipoldermos del momento no puedan pagar las deudas en las que está metiéndonos a los tributarios, y caigan en impago, recordemos lo que está ocurriendo ahora mismo, frente a nuestras narices, y ¿con nuestro consentimiento?

Está claro que un presupuesto desfinanciado e incongruente con la producción nacional y la capacidad de pago de los tributarios es inconstitucional; pero ¿está claro que es inmoral?

Columna publicada en elPeriódico.

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