14
Jun 21

Adiós a “Los Alpes”

 

¡Que coincidencia…y qué triste! El domingo, en casa, hicimos de desayuno huevos fritos sobre hashbrowns, con tocino bien dorado, frijolitos volteados, crema y tostadas con mantequilla…¡Cabal, lo reconociste!…es el desayuno campesino de Los Alpes.

Lo hicimos porque teníamos antojo y no teníamos ganas de ir caminando, como lo hacemos de cuando en cuando. ¿Quién iba a decir que hoy nos enteraríamos de que ese restaurante/pastelería/chocolatería tan institucional en la ciudad de Guatemala iba a cerrar operaciones.  Es más, la semana pasada refaccioné ahí con dos amigos cuya compañía disfruto mucho y uno de ellos llevó el célebre pastel de peras, para celebrar el cumpleaños de su hermana. La noticia del cierre de Los Alpes es triste para muchos, estoy seguro.

De aquel lugar, mis pasteles favoritos eran el de peras, las tartaletas de fresas, el milhojas, y el stollen. Su chocolatería era magnífica.

Conocí Los Alpes a principios de los 80.  En aquel tiempo mis amigos de la universidad y yo solíamos reunirnos en La Casona (¿Te acuerdas?) en las tardes; pero de vez en cuando íbamos a Los Alpes precisamente por el pastel de peras. Luego cerró La Casona, y Los Alpes tomó su lugar. En los años 90, por mucho tiempo desayuné ahí casi, casi todos los domingos, siempre un Disch, que en aquel entonces era mi desayuno favorito ahí. En los 2000 dejé de ir con tanta frecuencia; pero siempre era mi primera opción dominical y me aficioné a los desayunos campesinos. Sus batidos de zapote con leche y de guanaba con agua eran riquísimos. A mi madre, que vivía a 100 metros del lugar le gustaba mucho la sopa de lentejas y si almorzábamos ahí a mi me gustaba pedir ravioli.

Lo que quiero decir es que desde hace unos 35 años Los Alpes fue un lugar confiable, donde uno se sentía bienvenido y donde se comía sabroso.

Lo que quiero decir es que al personal y propietarios les agradezco todas las buenas experiencias y los buenos ratos que pasé en sus mesas.

Lo que quiero decir es que me van a hacer falta.

Adiós a Los Alpes y a su gente.


20
May 21

En el Día de las abejas

 

Hoy es el Día de las abejas; y como esos son unos de mis animalitos favoritos, pues lo celebro.

De vez en cuando una abeja cansada, o dos, caen en mi balcón y si tienen suerte me doy cuenta.  Me gusta prepararles agua con miel para que beban, se repongan y alcen el vuelo.  ¡Ni te imaginas lo alegre que me pongo cuando veo que vuela y se va!

En casa siempre hay miel y la usamos para comer waffles, panqueques y crepas, para comer con bananos, como golosina y para cocinar.  Siempre andamos en busca de mieles y tenemos preferncia por las que tienen sabor amaderado.  ¿Sábes qué es delicioso? Comer la miel con una astilla gruesa de madera recién cortada. ¡Que cosa rica el buen pan francés con miel!  ¿Has comido queso chancol, o queso manchego con miel?

El año pasado dos amigas nos regalaron cuatro mieles distintas, muy distintas, para catar y fue una experiencia encantadora.

Desde que en la Primaria estudié a las abejas, las colmenas y la miel -en la clase de Ciencias naturales, agropecuaria y salud y seguridad, con Miss Estercita- valoro mucho el trabajo de aquellos animalitos.  Pero ya antes, desde la preprimaria cuando mi abuelo Jorge volteaba la botella de miel y subía la burbuja y él decía que era el paracaidista, la miel llamaba mi atención y despertaba mi imaginación, y se me antojaba.

Cuando era niño, mi tía abuela, la Mamita hacía turrón a mano y cuando le ponía miel caliente a las claras de huevo para preparar aquel postre tradicional, a la cocina llegaba multitud de abejas que revoloteaban en el lugar; y a mí me fascinaba ese espectáculo.

Una vez, cuando tenía unos 14 años estaba viendo un documental de abejas en casa de mis padres y me entró un deseo irresistible de comer miel.  Fui a la despensa y me llevé la sorpresa de que no había miel de abejas.  Había de maple y de caña en el refrigerador, ¡Pero no había miel de abejas!  Lo que se me ocurrió fue dirigirme a la casa vecina de una amiga de mi abuela, y pedir que me regalaran miel.  ¡Así me quité el antojo!…y decidí que nunca debe faltar aquel producto en mi casa.

Gracias a mi amigo, Bobby, cuyo padre tenía colmenas en Amatitlán, una vez –ca. 1979- participé en el proceso de sacar las colmenas, ponerlas en la extractora centrífuga y extraer el producto precioso y dulce elaborado por las abejas.  Me gocé lamer y chupar trocitos de colmena.

¿Cuándo fue la última vez que me picó una abeja? Creo que fue cuando estaba en Quinto año de primaria, minutos más, minutos menos, y fue en la finca Florencia durante un día de campo con mi familia, durante la temporada en la que mi papá corría en moto. Creo recordar que mi abuela me puso tabaco en la picadura, luego de sacar el shute de la abeja que me picó.

En otro orden de ideas, las abejas eran el símbolo personal de Napoleón I, emperador de los franceses.  Las abejas son símbolos muy antiguos relacionadas con la dinastía merovingia, símbolos del trabajo y de la inmortalidad.

Hoy celebro a las abejas y al magnífico producto de sus afanes.


17
Abr 21

Adiós a Lee Aaker, el “cabo Rusty”

Lee Aaker -que falleció el 1 de abril de 2021- fue el cabo Rusty, y ¿quién de mi generación no quiso tener un Rin tin tin?

El cabo Rusty, Rin tin tin, el teniente “Rip” Masters y el cabo Randy Boon. Foto por Robert R. Blanch, dominio público, vía Wikimedia Commons.

Rinti, era el perro del cabo Rusty, un niño huérfano a causa de una incursión de indios en el oeste de los Estados Unidos de América.  Rusty fue criado por los soldados del Fuerte Apache y él y su perro pastor alemán ayudan a los soldados a mantener el orden en la frontera. Ya sabes…siempre había entuertos y Rin tin tin siempre salvaba la situación con compañía del pequeño cabo, al grito de ¡Ahora, Rinti!  Aunque la serie es de los años 50, yo la veía en los años 60 y posiblemente en los primeros de la década de los 70.

La historia de Aaker es menos alegre. El actor murió víctima de un infarto, y falleció sólo y sin reclamar, listado como un indigente fallecido.

Cuando vivíamos en Costa Rica, mi familia tenía una pastor alemán a la que mi padre llamó Mandy, en recuerdo de una perra homónima que él había tenido cuando niño.  Yo era muy chico y nunca establecí una relación con Mandy; pero la recuerdo bien y fue lo más cerca que estuve de tener un Rin tin tin en mi vida.


15
Abr 21

En la terraza del Palacio Nacional

En 1974 me bajaron tres veces de la terraza del Palacio Nacional y ayer se me hizo conocer ese espacio y pasear por él.

Hace 47 yo solía visitar el Palacio con frecuencia y me paseaba por los corredores y salones a gusto.  Me encantaban su arquitectura y sus detalles.  Disfrutaba de sus patios y fuentes.  Mi imaginación andaba suelta y sin correa en es edificio histórico. Pero la terraza me estaba vedada.  A veces andaba por ahí sólo, y a veces llegaba acompañado, porque buscaba turistas para guiarlos por el Guacamolón y por la Catedral. Cuando el guardia de alguno de los accesos se distraía, yo subía rápidamente sólo para ser invitado a bajar por alguno de los soldados que se hallaban en la terraza. ¿Por qué?

En 1974 estudié en el English American School que quedaba en la décima calle y cuarta avenida de la zona 1 y todavía había dos jornadas, uno iba al colegio de ocho a 12, luego se iba a almorzar a casa y volvía a clases de dos a cuatro; y ahí está que, siempre que podía, me capeaba en las tardes y me iba a pasear por el centro de la ciudad, o por el Centro Cívico y me gustaba explorar edificios.  Del Banco de Guatemala me sacaron dos veces los policías que cuidaban el lugar.

¡Me encantó la experiencia de la terraza!…y me trajo recuerdos de mis días de estudiante capeado.  Actualmente, aquel espacio -como otros- del hermoso edificio, están siendo restaurados.  Fue alegre haber llegado a la terraza, al fin, y me alegra de que esté en uso.  Me gocé la vista de la Plaza de la Constitución.  En ese espacio, en 1974 también pasé tiempo ejerciendo el arte antiguo de people wacthing y leyendo sobre mitología griega.

Es una lástima que la Municipalidad de Guatemala esté construyendo un lunar de pelos en aquel espacio histórico.


15
Mar 21

Adiós a Henry Darrow

Henry Darrow fue Manolito Montoya en El Gran Chaparral y falleció el 14 de marzo de 2021. Enrique Delgado, ese era su nombre real, interpretó al hermano de Victoria Montoya Cannon y cuñado de John Cannon.

Haz clic en la foto para ver escenas de “El gran chaparral”.

Yo no me perdía un capítulo de aquella serie a finales de los años 60 y principios de los 70.  De El gran chaparral, Wikipedia dice que se destaca por sus hermosas localizaciones naturales y también por sus abundantes situaciones divertidas, en las cuales los personajes lucen con naturalidad tantas virtudes como defectos. Otra de las características únicas de esta serie es que no se trata del héroe vaquero, indomable, amigo de todos e incorruptible que solo es leal a sí mismo, sino que son un grupo de personas que funcionan bien entre sí y conforman una familia real en el entorno duro que es el desierto de Sonora. En la serie, las relaciones familiares están caracterizadas por un realismo pocas veces visto en este tipo de series.

El Gran Chaparral y Bonanza eran dos series que me gustaban mucho y son del mismo autor David Dortort.

En este enlace encontrarás muchas de las series que veía cuando niño y preadolescente.


14
Ene 21

Adiós a “La Canche”

En otra vida, y durante varios meses, desayuné panes con frijoles de la tienda de La Canche, en La Antigua. La Canche falleció el 13 de enero de 2021.

La foto es de elPeriódico.

En la mañana me levantaba, me bañaba, y caminaba unos 100 metros saboreando mi pan con frijoles y deseando no encontrarme con El Coyote en aquel célebre establecimiento antigüeño.  Al volver a casa les ponía un chorrito de aceite de oliva a los frijoles y un toque de chile de Cobán, me servía mi café con leche y me aprestaba a empezar el día. Nunca comí nada más, pero la cocina de doña Zoila Urizar tenía fama. En su tienda, también compraba bolitas de miel y paciencias, que son unas galletas tradicionales, delgadas y muy ricas.

El Coyote, por cierto, era un indigente y visitante regular de la tienda.

Adiós, doña Canche.


11
Ene 21

Adiós a Bob Porter

El nombre del músico, Bob Porter, es inseparable de los recuerdos que tengo de algunas de las mejores fiestas de los años 80; y Porter falleció el 7 de enero pasado.

La foto la tomé de elPeriódico.

La última vez que bailé con la Orquesta de Bob Porter, le rompí una uña a mi cuata, Lilian, por hacerme el que sabía bailar tango. Y ya sabes…yo no bailo ná.  Eso, claro, no impedía que disfrutara de las fiestas y de la orquesta.  De hecho, poco tiempo antes del incidente de la uña, una de mis tías abuelas observó -en una boda- que yo no bailaba mucho…ni bien.  Hecho que motivó que comentara, que lamentaba que yo no hubiera heredado el talento de mi abuelo, Luis, para el baile.
El compositor y director, trompetista y arreglista musicalizó series televisivas como El Pájaro Loco y Lassie en Estados Unidos y durante varios años colaboró con Ray Conniff y sus coros antes de venir a Guatemala.  Aquí trabajó con varios conjuntos musicales, incluidos la Orquesta Sinfónica Nacional y las bandas Jazz Time y Jazz Train, dirigida esta última por el maestro Lester Godínez.  Escribió jingles para anuncios para Volkswagen, Toki, y Pantyhose corazón.
Adiós, Bob Porter.

07
Oct 20

Adios a Eddie Van Halen

Jump es una de esas canciones que me hace viajar en el tiempo; y ayer falleció Eddie Van Halen, cantante, guitarrista y líder de la banda que me hacía brincar.

Imagen de previsualización de YouTube

No es posible recordar mis años 80 sin Jump y sin Van Halen en el escenario, en la Tele y en fiestas y pistas. Es la canción que me lleva a la discoteca El jaguar, en el Hotel Camino Real.

Adiós, Eddie Van Halen.


01
Oct 20

Celebración del salsifí

Si digo que tenía 40 años de no comer salsifíes no es una exageración; y a mí siempre me gustaron, desde que era niño.

Salsifíes recién lavados.

Los salsifíes son hortalizas y en casa de mis padres se comían de tres formas: migados, rodajados finos en tortitas como blinis, y en salsa bechamel.  Mi forma favorita para comerlos era la primera, creo que porque así se lucía más el sabor delicado de esas raíces.

De repente, los salsifíes escasearon, o desaparecieron.  Como que pasaron de moda y pues…en casi cuatro décadas no me encontré con ellos ni en el mercado, ni en la verdulería, ni en el super.  De cuando en cuando oía el rumor de que había salfifíes aquí y allá; pero no es como que uno pudiera salir a comprarlos como sale a comprar zanahorias.

En fin, para hacer la historia corta, el martes llevaron unos a casa y ayer los preparamos migados, y viajé en el tiempo, y me gocé su sabor delicado.

Salsifíes migados, listos para alegrar el almuerzo.

Cuando era niño me parecían colitas de perro; pero que eso no te desanime si alguna vez te encuentras con ellos.  Definitivamente son bocatto di cardinale, como diría mi padre.


21
Jul 20

En el Día del Perro

Ve pues, hoy es el Día del Perro y quiero celebrar a los canes que ha habido en mi vida.

El más notable, genial y fabuloso de todos fue Simón, cuyo nombre completo era Monsieur Simón. Era un french poodle que llegó a casa cuando era un cachorro pequeño y sobre un cojín.  Fue obsequio de Guiselita, la madrina de mi hermano, Gustavo; y para mí es el estándar de perro en cuanto a inteligencia y nobleza y era el perro de la familia.

Manix, Simón y yo.

Uno de los hijos de Simón fue Manix y era digno hijo de su padre.  Técnicamente era perro de mi hermano, Juan Carlos.

Simón y Manix murieron envenenados por un vecino criminal (¡Que un mal rayo lo parta!); pero vivieron muchos años con nosotros y nos hicieron muy felices.

Una perra importante en mi vida fue la Chiqui, que tenía algo de chihuahua.  Era perra de mi abuela, Frances; pero durante la última temporada que viví en su casa me agarró mucho cariño y me seguía a todas partes.  La Chiqui murió de un parto mal atendido.

La Chiqui.

Luego llegó a casa la Panchita; la señorita doña Maria Panchita que murió virgen y mártir.  Fue contemporánea de Manix y lo sobrevivió.  Murió atropellada en una de sus escapadas. La Panchita también tenía algo de chihuahua y era muy pegada a mí.

La señorita doña María Panchita que murió virgen y martir.

Luego de aquellos perros tuvimos una ensarta de canes que no dieron la altura.  También hubo perros de paso fugaz que dejaron buenos recuerdos: Helga, la pastor alemán de Gustavo; y Azúcar, un perro callejero que yo alimentaba en Panajachel. ¿Cuáles han sido los más misteriosos y sorprendentes? Uno callejero que, una noche en la que yo caminaba para mi casa, me acompañó durante todo el recorrido. ¿Qué fue lo misterioso y sorprendente? Que no me seguía, sino que iba adelante de mí y me esperaba; y sabía dónde habría de doblar la esquina.  ¿Vas a creer?  Eso mismo me ocurrió con otro perro en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, una noche del 7 de diciembre. No se veían como el Cadejo legendario, pero me gusta pensar que me estaban cuidando.

La primera perra que tuvimos en casa, cuando vivíamos en Costa Rica, se llamaba Mandy; y era una pastor alemán hermosa que mis padres tuvieron que dejar allá cuando volvimos a Guatemala ca. 1966.

En el Día del perro, celebro a los perros que han alegrado mi vida.