No se por qué, desde hace semanas andaba con la gana de hacer salmorejo. Seguramente que el calor de esta temporada contribuye al deseo por esa sopa fría; pero también un poco de nostalgia por los días en que, al volver a casa, había gazpacho, o sopa de banano para el almuerzo en casa de mis padres.
En casa nos gusta interpretar las recetas ya sea que preparamos un clásico como el salmorejo, o que preparemos una receta familiar, o de amigos. Es normal que le quitemos, o le pongamos ingredientes para que el resultado sea nuestro, aunque basado en receta ajena.
De ahí que al salmorejo que preparamos el lunes le hayamos añadido el adjetivo guatemaltensis. Ya que a los ingredientes tradicionales: Tomates pelados y sin semillas, buen pan de ayer, aceite de oliva virgen, ajos asados y sal, le añadimos…le añadimos…chile guaque asado. MI mamá preparaba el gazpacho con chiles guaques y como no teníamos vinagre de Jeréz, usamos un toque, un toquecito de vinagre de manzanas. El chile guaque le da mucho carácter al salmorejo. Lo servimos bien frío.
Los tropiezos fueron el clásico huevo duro; y sustituimos el jamón serrano por tocino sólo porque eso es lo que había en casa. También sustituimos los trocitos de pepino por trocitos de uvas verdes, práctica que aprendí con mi amiga, Maite y que nos gusta mucho en casa.
La verdad es que quedamos contentos con el resultado y con ganas de volverlo a hacer.
Esto me lleva a la tradición del almuerzo frío.
Cuando pasaba la fiesta de Pascua en el Hotel Cacique Inn, en Panajachel (gracias a la generosidad de mi tía Adelita) era tradición que el jueves se sirviera un plato frío para el almuerzo. Práctica atinadísima para los calores y el espíritu relajado de la temporada. La semana pasada, en casa, hicimos una interpretación de aquella costumbre y preparamos platos con pastrami, jamón de York y jamón prensado, acompañado por huevos endiablados, chucrut, ensalada de papas, y mostaza a la antigua o mostaza de grano. Acompañado por buena baguette fue un éxito.
¿Y la sopa de banano?
Cuando yo estudiaba la primaria había dos jornadas en el colegio: de 8:00 a 12:00 y de 14:00 a 16:00 horas. Uno llegaba a casa, con calor justo antes de la hora del almuerzo, y en esta temporada mi madre a veces servía sopa de banano.
Aquella no era más que un batido de banano con leche servido bien frío en un plato sopero con un cubito de hielo flotando. A los niños nos caía en gracia la ocurrencia y siempre era motivo de alegría que hubiera aquella sopa fría. Luego se servía el almuerzo normal.
¿Te animas a preparar alguno de estos tres platos antes de que se termine la temporada de calor?