02
Jul 07

Otro ataque del Estado Niñera

“La Municipalidad de Nueva York ordenó a sus ciudadanos y visitantes comer más sano”. Desde ayer, los restaurantes, cafeterías y pastelerías de la ciudad ya no usan grasas trans para cocinar. El departamento de Salud de NYC cree que con la prohibición de esas grasas salvará de la muerte cardíaca al menos a 500 ciudadanos al año. Esta noticia, de DPA, la leí hoy, en Prensa Libre, en su página 64.

¡Aqui va, pues; los nazis de la alimentación al ataque! El Estado Niñera cree que debe decirnos qué comer y qué no. Ahora está sucediendo en NYC, pero ¿cuánto tiempo tardarán los políticos chapines en descubrir que pueden decirnos cuántas hamburguesas podemos comer, y qué debe haber en ellas?

15
May 07

Otro ataque del estado niñera

La Motion Picture Association of America ha decidido que las pelis en las que haya fumadores merecerán una clasificación R, de restringido. ¿Qué pasará proximamente? ¿La MPAA le pondrá R a las peliculas en las que la gente salga comiendo hamburguesas y pizza? ¿Cuál es el límite para el estado niñera?

La ilustración la tomé de Bureaucrash.


20
Abr 07

Mataheru se chupa el dedo

Un chupadedo o thumbsucker, en caló periodístico, es uno de esos expertos que acuden al uso de “lugares comunes” para el consumo de sus clientelas, y para el de los medios masivos de comunicación.

Marc Jean Mataheru, oficial de programas de la Fundación Internacional Bernard von Leer dijo que “los niños no son prioridad porque no votan”. ¡Duh!, diría uno de mis sobrinos. Adultos, o niños, aquí ni electores, ni tributarios somos prioridad. Los que sí son prioridad son los que somatan la mesa y los que exigen que se atiendan sus demandas mediante bloqueo de carreteras, sabotajes, huelgas y otros métodos parecidos. La democracia ha dejado de ser persuasión, para convertirse en combate.

La foto es de Prensa Libre.


02
Mar 07

La realeza: ¡A la Hola!

En siglos pasados el liberalismo clásico hizo posible el éxito de la lucha contra los privilegios de la aristocracia y de la realeza. Gracias a esa corriente filosófica la realeza está relegada a protagonizar las páginas de la Hola; y no a otras cosas más importantes.

Pensaba eso al leer que el príncipe Carlos, de Inglaterra, promotor del Estado Niñera, sugirió que la comida de Mc Donald´s debería ser prohibida. Esto confirma que el inbreeding no es una práctica saludable. Es bueno que la realeza esté confinada a las revistas del corazón.

La foto es de The Age.


24
Feb 07

¿Matrimonio? ¡NO!

El Congreso acaba de modificar el Código Civil; y las nuevas regulaciones referentes a los requisitos para contraer matrimonio permitirán “que se prohíban los matrimonios cuando existan enfermedades incurables”.

¡El Estado Niñera chapín está degenerando en un régimen nacionalsocialista de lo peor! Al estado guatemalteco no le basta con relevarnos de la responsabilidad de tomar nuestras propias decisiones en materia de seguridad social, en asuntos financieros, o en docenas de cosas más.

Según las nuevas normas, y antes de que se autorice un casamiento, hombres y mujeres estamos obligados a presentar una constancia de que no estamos enfermos de nada contagioso, incurable y perjudicial, o que imposibilite la procreación. Todos debemos hacerlo, dice la norma, excepto aquellos que viven en lugares donde no hay servicios médicos.

Las nuevas reglamentaciones son triplemente perversas. Primero, porque crean un grupo de personas privilegiadas: aquellas que están exentas del cumplimiento del requisito; y ya debería estar claro que multiplicar privilegios en una sociedad que está enferma por ellos es inmoral. Segundo, porque el privilegio de no tener que presentar constancia se lo da a los más pobres, porque los más pobres son los que viven donde no hay servicios de salud; o sea que a los legisladores les viene del Norte si los pobres se contagian entre ellos con enfermedades incurables. Tercero, porque ¡¿Quién jocotes se creen que son, los diputados, para prohibir que dos adultos capaces, que conocen sus defectos y que están dispuestos a unir sus vidas en matrimonio, se casen?!

Ya es bastante malo y triste que una persona sufra una enfermedad que le va a quitar la vida y que podría convertirla en paria durante el tiempo que le queda, como para que el Estado Niñera le prohíba unirse en matrimonio. Una disposición como esa sólo puede ser el fruto de una mente mareada por las pretensiones inconfesables de un ingeniero social.

Lo que conocemos como matrimonio es un acuerdo privado entre dos personas que deciden compartir sus vidas –generalmente porque se aman– y hacerlo en el marco de cierta formalidad. Esa formalidad subraya el carácter de compromiso y de permanencia en la unión, y busca el apoyo del prójimo para la pareja contrayente.

De la necesidad humana en cuanto a darle formalidad a un compromiso de tamaña naturaleza se aprovecha el estado para regular un acuerdo que es básicamente contractual e íntimo. Pero una cosa es regular los formalismos; y otra, muy diferente, es involucrarse directamente hasta el punto de decidir, de forma arbitraria, que una, o dos personas enfermas no pueden ni deben casarse.

Decisión política semejante sólo tiene cabida en una sociedad que supone que los individuos somos parte de una gran máquina, u órganos de un organismo superior a todos. Sólo es imaginable en un sistema colectivista en el que las valoraciones individuales deben estar sometidas a los requerimientos de aquella máquina, o de aquel organismo social.

En una sociedad abierta, en cambio, los adultos tienen el derecho a tomar sus decisiones y perseguir sus fines en libertad y de forma voluntaria (siempre que no violen derechos ajenos); y el Estado Niñera no tiene por qué relevarlos de la responsabilidad y de las consecuencias de sus acciones.

En nuestra sociedad cada vez más colectivista, hasta con tintes nazis, el matrimonio es un asunto de orden público, en desmedro de su naturaleza contractual. La supuesta función social de este pone de manifiesto la idea peligrosa de que el individuo y sus relaciones personales deben servir al Estado o a la sociedad; y, peor aún, que el interés social debe prevalecer sobre los derechos individuales.

En una sociedad abierta la normativa sobre el matrimonio debe tomar en cuenta que las personas son individuos, no aparatos reproductores, y que las mismas deben ser tratadas como seres racionales, no como medios ni como instrumentos.

Esta columna ganó un premio Charles L. Stillman para columnas de periódico, en 2007.

Publicada en Prensa Libre el sábado 24 de febrero de 2007


13
Feb 07

El estado niñera ataca de nuevo

El estado niñera ataca de nuevo: Las comisiones legislativas de Salud, Seguridad Alimentaria y Niñez y Familia, le pidieron al Ministro de Salud que vigile que se fortalezca la sal con yodo y fluor.
No hay duda de que la intención es buena: acabar con el bocio y con las caries; porque nadie querrá que haya por ahí un montón de gente con güegüecho, o con los dientes podridos. Sin embargo, lo que no está bien, ¡y no puede estarlo de manera alguna!, es que no haya opción y que toda la sal deba estar fluorizada y que sea ilegal vender sal sin fluor. Sabe por qué, porque hay gente que sufre de exceso de fluor en su organismo y esa gente necesita poder comprar sal que no esté fluorizada.
Y si toda la sal debe estar fluorizada, por ley, aquellos que necesitan consumir sal sin fluor deben violar la ley para conseguirla. Deben convertirse en delincuentes. La sal, para ellos tendría que entrar de contrabando, o tendría que establecerse un privilegio para que pudieran conseguirla sin violar una ley.
Aveces las buenas intenciones traen consecuencias insospechadas; y en este caso la consecuencia es la mengua ética de la vida de las personas que, sin necesidad alguna se pueden ver convertidas en delincuentes, sólo porque un grupo de políticos y a algún grupo de interés se le ocurrió que toda la sal debe estar fluorizada y que los individuos no debemos tener opción alguna.


12
Feb 07

Toda la gente te tiene loco…

A ver, ¿quién se acuerda de esta canción? Toda la gente te tiene loco/ porque estas gordo/ que gordo estas/ No comas tanto/ cuidate un poco/ si no parás vas a reventar/.

El estado niñera y sus fanáticos la han cogido contra los gordos, y quizás ninguno de nosotros se salve. En Panamá algunos de aquellos primueven una ley para evitar la venta de comida chatarra en los colegios; y aquí no faltan quienes sueñen con iniciativas legales que permitan tener “tiendas escolares saludables”.

Muchos creen que la obesidad es un problema grave de salud pública; pero eso es incorrecto. La gordura puede ser un problema para muchas personas, pero en modo alguno es un problema de salud pública. Al hacer que parezca un problema de salud pública, los promotores de tal enfoque propician dos cosas muy graves: Primero, que los tributarios paguemos por programas y burocrácias destinadas a “resolverles” los problemas particulares a otros; y segundo, que nos reconozcamos incapaces de tomar decisiones maduras y le sometamos nuestra libertad al estado niñera que sí sabe lo que es bueno para los votantes y tributarios ineptos.


09
Feb 07

¡Cualquier cosa, menos el mercado!

Leo que los planificadores del Palacio de la Loba “tienen ideas, pero están frustrados por la falta de dinero, incluso para comenzar a estudiarlas”. Leo que los jefes de las policías municipales de tránsito de todo el país se reunieron para buscar paliativos con qué desfogar el tránsito, que tienen planificado usar carriles reversibles, separar los autos livianos de los pesados, y otras ideas más para que el tráfico fluya con rapidez. Veo que los arrogantes planificadores están dispuestos a probar ¡cualquier cosa!, excepto lo único que verdaderamente resolvería el problema a largo plazo y sin acudir a la coerción: que el precio regule la circulación de vehículos por calles y avenidas. ¿Qué tal si usted pudiera decidir cuánto está dispuesto pagar por transitar en las calles? ¿Qué tal si el cobro se hiciera de forma electrónica en su tarjeta de crédito, o en una tarjeta de débito? ¿Qué tal si dependiendo de la hora en que usted se mueve, así fuera su opción de pago? ¿Qué tal si viajar en transporte colectivo costara menos, por cabeza, que hacerlo en automóvil individual? ¿Qué tal si los servicios de calles y avenidas fueran como los de los celulares: con opciones para todos los gustos y todos los presupuestos? Si el estado niñera dejara de tratarnos como ineptos, todos estaríamos mejor.

Para más información sobre aquellas posibilidades de verdad recomiendo: Street Smart, por Gabriel Roth.

La caricatura es por Fo, caricaturista extraordinaire de Prensa Libre.


07
Feb 07

Los efectos de la libertad

En Guatemala hasta los más pobre entre los pobres tienen teléfono al cinto. Hay teléfonos entre la gente que trabaja en el botadero de basura de la zona 3, hay teléfonos entre los chicleros de las esquinas, los hay entre los que venden muebles de madera en las calles, y los hay en todas partes. Eso no es por casualidad. Se debe a una ley que eliminó los monopolios, que abrió el mercado de telecomunicaciones y que hizo posible una forma de “propiedad” sobre las frecuencias radioeléctricas. ¡Se debe a una ley que liberó las telecomunicaciones! Por eso es que en 2000 había 856,831 abonados a telefonía móvil y en 2006 la cifra llegó a 5,763,236 abonados. Por eso es que ahora, en vez de que usted tenga que esperar 4 años y pagar mordidas para conseguir una línea fija, nomás sale a la esquina y se compra inmediatamente un móvil en el cual las llamadas le van a costar Q0.02 por segundo, o sea $0.002 por segundo. El estado niñera salí del mercado de telecomunicaciones, ¡y todos estamos mejor!

En la foto, el muchacho de la izquierda habla por medio de su teléfono móvil mientras él y su compañero se preparan para impermeabilizar la pared.


27
Ene 07

¿Banco, o colchón?

La gente cree que un banco y un colchón son intercambiables. A lo largo de la crisis bancaria que se vive en Guatemala, no son pocos los comentaristas que –en diarios y en bitácoras– dicen que es mejor tener el dinero en el colchón, que en una organización bancaria.

Pero yo digo que si usted tuviera su dinero en el colchón, hay alguna posibilidad de que se lo lleve su primo, el calavera; y que se fugue con plata, colchón y todo.

La gente también cree que la función principal de un banco es tener el dinero ahí, guardadito, bajo siete llaves. Por eso es que los de entendimiento más modesto se sienten cómodos con el concepto del colchón como forma aceptable para guardar el dinero; y de ahí que la dirigencia popular atice con entusiasmo toda esta mitología sencilla, que supone que los bancos son, cuanto menos, un mal necesario, si no un engendro del mismísimo Chamuco. O del capitalismo rapaz, que para ellos viene a ser lo mismo.

Pero, ¿qué pasaría si todos guardáramos nuestro dinero bajo el colchón? En primer lugar, como el emisor monopolista es incapaz de mantener el valor de la moneda, nuestro capital disminuiría más rápido que si está en el banco, porque nadie nos pagaría intereses. En el colchón, la inflación devoraría nuestros ahorros.

En segundo lugar, no habría dinero para que otras personas pusieran fábricas, comercios, fincas y demás. Y en consecuencia, habría desempleo y empobrecimiento general.

¿Qué hacen los bancos que no haga el colchón? Los bancos son organizaciones financieras cuya función más importante es tomar el dinero de las personas, de las empresas y de otras organizaciones para dárselo –por medio del crédito– a otras personas, otras empresas y otras organizaciones que lo necesitan. Captan plata y luego la colocan. Y por esas operaciones de crédito pagan y cobran intereses. Los intereses son el precio del crédito, no el precio del dinero. El precio del dinero es lo que usted compra con él.

Todas aquellas operaciones de intermediación, y la administración de dicha intermediación, implican riesgos. Y de esos riesgos debe estar conciente aquél que le da crédito a un banco, a cambio de los intereses que este está dispuesto a pagarle.

Como explica mi amigo Pedro, cuando usted compró su casita, ¿preguntó quién era el constructor? ¿Averiguó si este cumple con los proyectos y si no ha dejado a alguien bien clavado? ¿Indagó acerca del estudio de suelos? ¡Seguramente sí! No hizo falta que fuera ingeniero, ni experto en construcciones para informarse aceptablemente sobre la casa que iba a comprar. De igual forma no hace falta ser experto en dinero y banca para informarse si el banco en el que va a poner su plata es razonablemente seguro, o no.

Pero claro, en el caso de los bancos el estado niñera lo releva a usted de la responsabilidad y luego, cuando las cosas salen mal, la Super y el Super se hacen los suecos.

Es cierto que los bancos publican sus estados financieros a cada rato en los diarios; pero ¿quién entiende esa jerga y quién tiene la paciencia para descifrar tantos números? Allá por 1996, cuando yo dirigía una importante sección de economía en un diario guatemalteco, publicábamos una completa calificación de bancos con gráficas y todo. Entendibles para cualquiera porque, aunque uno no supiera de números, si veía que las gráficas de su banco iban para abajo, pues…al entendido, por señas.

No se analizaban tres, o cuatro aspectos de cada organización bancaria, sino varios. Y por eso es que a muchos no les gustaba, porque hacía transparente la información que, por razones políticas, ellos preferían manejar a su conveniencia.

Lo que hace falta para proteger a los ahorristas no son más leyes y más inspectores. Lo que hace falta es competencia, información y transparencia. Y muchísima menos irresponsabilidad de parte de la dirigencia popular que medra en el caos y en la confusión.

Publicada en Prensa Libre el sábado 27 de enero de 2007