El 1 de mayo unos pobladores de Santa Cruz Barillas generaron disturbios, porque la gente cree que una hidroeléctrica que está por ser construida allá es, en realidad, una mina. Y ya sabes…si a la dirigencia popular no le gustan las hidroeléctricas, menos le gustan las minas. Quieren electricidad barata, pero no quieren hidroeléctricas; sus obispos usan anillos de oro, pero no quieren minas.
La dirigencia popular, además, tiene experiencia en manipular gente sencilla. ¿Te acuerdas de la vez que un grupo de campesinos detuvo, en una carretera, una pieza industrial enorme porque les habían dicho que serviría para secar el lago de Atitlán?
En fin. Los disturbios empezaron porque la dirigencia de los revoltosos aseguró que una persona había sido asesinada por personal de la hidroeléctrica; y acto seguido la turba agredió a comerciantes de la zona y se dirigió a la base militar del lugar de donde sustrajo armamento. La turba tomó de rehenes a policías y soldados. Y la Administración decretó estado de sitio. Esto es lo que cuentan los diarios.
Rápidamente la dirigencia popular gritó: ¡Racismo!, y no falta quien alegue que la gente tiene derecho a manifestarse. ¡Y claro que todos tenemos derecho a manifestarnos!; pero lo que no es admisible es que las manifestaciones organizadas por la dirigencia popular incluyan actos de violencia, vandalismo y delitos como tomar rehenes, robar armamento y agredir a otros de buenas a primeras.
Esto no sucede a menudo; pero le creo al Presidente cuando dice que en esto hay intereses oenegeros que se financian con dinero de tributarios extranjeros; y hasta le creo que hay algún tipo de mafia involucrada. El modus operandi de aquellos grupos de interés es by the book. Primero la turba, el bloqueo, el saqueo, la toma de rehenes y el caos; para luego organizar la victimización.
En un estado de derecho, el estado de sitio es una herramienta extraordinaria para controlar situaciones de extremo peligro social. Si hay vídeos, testimonios y pruebas confiables acerca de quiénes podrían ser los responsables intelectuales, financieros y materiales de lo que ocurrió en Barillas, estos deben ser capturados, procesados y sancionados; con respeto absoluto a los derechos de las personas, pero sin tolerancia para los delitos.