02
Abr 21

¡Llegó el día del bacalao!

En el contexto de las fiestas del equinoccio de primavera, en casa comemos bacalao en este día.  No te imaginas lo mucho que disfruto al preparar este plato y más al comerlo en familia y/o con amigos.

Desde que yo era niño me gozaba mucho la textura, el sabor, el aroma y el color característicos de este pescado preparado hábilmente por mis abuelas y luego por mi madre, basadas en la receta de mi bisabuela, Mami.  Cada receta con su carácter propio, y está enraizada profundamente en una tradición de generaciones. Lo de comer bacalao el viernes es parte de las tradiciones chapinas de la semana santa.

Me gusta comerlo caliente, al tiempo y frío.  Acompañado por arroz (mejor si es arroz jazmín)  y este año, lo acompañamos con un encurtido de remolachas y verduras.  También este año lo acompañaremos con Hoegarden, una cerveza que nos gusta mucho.  Y si es de boca, en la noche, me gusta acompañar el bacalao con un buen whisky. Es una delicia remojar pan francés, de horno de leña, en esa salsa intensa, aunque este año lo hicimos con pan de masa madre.

En casa nos gusta que el de hoy sea un almuerzo ceremonioso, que subraye el carácter festivo de la  ocasión en la que se comparten los alimentos, el cariño y los buenos recuerdos. En el que se celebran la fertilidad y fin de las noches largas. Y porque el año pasado estuvimos encerrados de forma forzada, y porque resistimos y ahora no es así.

Quienes desde hace ratos visitan Carpe diem saben que asamos los tomates y el chile guaque y el chile pasa (este año asamos también la mitad de las cebollas y la mitad de los ajos).  Freímos en aceite de oliva las cebollas rodajadas finamente y los ajos picados, añadimos el pescado previamente desalado y desespinado.  Sumamos la salsa de tomates y chiles licuada; y agregamos los chiles del piquillo en tiritas, las aceitunas y las alcaparras (lavadas estas para quitarles lo salado) para luego dejar hirviendo el pescado durante por lo menos una hora en fuego lento.  Por último un toque de azúcar moreno, un toque; y aceite de oliva en cantidades generosas es recomendable.


31
Mar 21

Delicias de la temporada

En Guatemala esta temporada tiene sus características propias e intensas. Música propia, colores propios, texturas, aromas y sabores propios.  Estos últimos los disfrutamos mucho en casa cuando comemos y preparamos algunos de los platillos más característicos. En casa nos gusta celebrar el equinoccio de primavera con las comidas tradicionales chapinas.

Los mangos en dulce son unos de mis favoritos y nos gusta prepararlos con canela, clavo y pimienta (a veces pimienta gorda y a veces pimienta de Castilla).

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Nos encantan el dulce de garbanzos, tal y como lo hacía mi tía abuela, La mamita y mi tío Rony.  Con azúcar y canela.

Dulce de garbanzos que me hace viajar en el tiempo y en el espacio.

También la miel de garbanzos como se suele preparar en la costa sur.  Con panela y canela; y a veces (aunque no en esta ocasión) le agregamos frutas.

Miel de garbanzos al estilo de la costa sur.

Tradicionalmente la miel de garbanzos sirve, también para remojar el pan de yemas.  Nuestro pan viene de la costa y es preparado a mano con huevos de gallinas conocidas y leche de vaca conocida. Lo prepara Shalby  con mucho esmero.

Pan que nos envían de Coatepeque.

Este año mi prima, Claudia, nos envió salporas, un tipo de galletas que también son muy característica de la semana santa, que es la más chapina de todas las fiestas.

Salporas, pan de la costa y buen café.

El rey de los platos, sin embargo, es el bacalao a la vizcaína.  Amo nuestra receta de bacalao que viene de mi madre, Nora; mi abuela, Frances y mi bisabuela, Adela. Pero de ese voy a escribir el viernes porque es en ese día cuando se consume tradicionalmente.

En esta época también se comen moyetes y torrejas que nunca hemos hecho en casa, pero que a veces encargamos donde sabemos que los hacen bien y dan la altura; o bien los comemos en casa de nuestra querida doña Yoli cuando hacemos alfombra de aserrín.


25
Dic 20

Una nochebuena diferente, pero igual

Quienes visitan este espacio desde hace ratos, saben que lo que hace especiales las fiestas de fin de año -para mí- son los encuentros con la familia y los amigos, y los tamales; la cohetería, los fuegos artificiales, y los tamales; los recuerdos, las tradiciones, y los tamales. Ah, y los tamales.

Una de mis tradiciones familiares favoritas es la de desayunar tamales el día 25 de diciembre.  De hecho, el de hoy es mi desayuno favorito en todo el universo mundo! ¡Y me gusta comer un tamal negro, un tamal colorado, café con leche y algún pastel y dulce propio de la temporada.  Este año el acompañamiento fue el insuperable ponche de frutas que hacen en casa; y Mincemeat pie, el pay favorito de mi padre, cuya pasta elabora mi madre, que es la diosa viviente de los  pays.

Amo mi desayuno tradicional del 25 de diciembre.

¡Soy tan feliz cuando cuando abro las hojas de mashán  y me encuentro con los colores brillantes de los tamales!  Y al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden mi cuerpo y mi mente y me llevan por un torbellino de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando la masa gentil y el recado complejo y delicioso llegan a mi paladar.

Los que visitan este espacio, con frecuencia, saben que valoro mucho las tradiciones como formas de mantener puentes con los recuerdos, el pasado y con quienes nos precedieron; así como con el futuro y quienes nos sucederán.

Tengo la dicha de recordar los tamales de mi bisabuela, Mami, y los de mi tía Baby.  Y los pequeños, de 2 x 2 pulgadas y perfectamente doblado que  mi tía abuela, La mamita, nos hacía a los niños.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate y anís. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo e incluso de res.   Eso sí a mí me gustan más los de cerdo, y los de pato.  En ciertas regiones -especialmente en la Costa Sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole. También hay diferencias entre los tamales que se cuecen sobre leños y los que se cuecen sobre estufa de gas.

Los tamales tienen raices precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de Occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de maxán en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las almendras y supongo que también las ciruelas y las pasas.

La gracia de los tamales no está sólo en la masa y en el recado, sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentido.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado elegante y apropiadamente pierde algo de su encanto.  A mí, por cierto, me gustan más grandes que pequeños, y me gusta que la masa no sea muy espesa.

Hacer tamales es algo muy elaborado. Hay que lavar y asar las hojas. La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con mucho talento.

Desde mediados de los años 80, en casa comemos los de doña Estelita de Alburéz que son basados en  la receta de su madre en San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo.  El teléfono de doña Estelita  es 2474-0260.

Sostengo, que la nochebuena y las fiestas de fin de año chapinas, en general, son particularmente intensas y espectaculares.  Cuando los chapines nos ponemos en navidad mode, es en serio.

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Por eso me alegro que en este año difícil, duro y para algunos muy triste, el espíritu guatemalteco de la cohetería y los fuegos artificiales no haya menguado.  Toda la noche de anoche hubo fuegos artificiales en la ciudad de Guatemala y sus alrededores, y los fuegos de la media noche no tuvieron nada que envidiarles a los de otros años.   Cuando veo las luces y disfruto de los cohetes, el niño que hay en mi grita -para mis adentros- ¡Cuanto “cuete” Venado!, como  cuando yo tenía tres, o cuatro años y aquella era la marca de petardos más conocida.

¡Que ricos son los abrazos y el buen vino envueltos en nubes y aromas de pólvora fiestera!

Pero no todo es alegría, en esta ocasión.

Ayer, un amigo -entrado en años- por poco y pasa la noche en el hospital y a sus amigos y familia nos tuvo muy preocupados.  Hoy amaneció en su casa; pero habrá que tenerle el ojo puesto.

Triste, también es que hoy me enteré de que un amigo -gente buena, y con una familia de gente buena- fue asaltado y se halla en situación muy, pero muy delicada.

¡Ah, la vida es precaria y preciosa!, por eso hay que vivirla, digo yo.  Y por eso es que me gusta celebrarla en compañía de las personas que amo, con cohetes, tamales y buen vino.

L´chaim y Carpe diem.


01
Nov 20

¡Celebramos la vida con fiambre!

En chapinlandia, la fiesta del fiambre es el Día de gracias.  Es una celebración que festeja la vida (como en el Día de los muertos), los frutos del trabajo productivo y la dicha de tener con quienes compartirlos. Hace unos años leí, en Twitter, que la verdadera soledad es no tener quién te regale un buen plato de fiambre.

Fiambre, tradición chapina para celebrar el Día de los muertos, en el que se celebra la vida.

No es posible un buen fiambre sin trabajo y sin productividad, sin ahorros, sin productos y sin familia, ni amigos para compartirlo. Sin amor, como dijo mi cuata, Carmen.

Cada familia guatemalteca tiene su propia receta de fiambre, y ¿sábes cuál es el mejor fiambre? El que sabe como el de la casa de tus padres, o como en la de tus abuelos; pero también es el que tiene tu toque personal.  El que te recuerda tu niñez, tu adolescencia y tu proceso de maduración, y el que tiene tu carácter.  El mejor fiambre es el que es acerca de tus raíces y acerca de tus ramas…para usar una metáfora como cualquiera otra.  El que hacemos en casa tiene su origen en por lo menos cuatro generaciones.  Es la receta de mi madre, Nora; que la recibió de mi abuela paterna, Frances; basada en la receta de mi bisabuela, Adela que, a su vez, la recibió de su cuñada, Elisa.

Hay fiambres rojos, blancos y verdes; y en casa el caldillo de nuestro fiambre es rosado tirando a rojo.  El fiambre es un plato tradicional de la cocina guatemalteca y es muy complejo por lo que requiere de todo el buen juicio, la pasión y la sazón que puedan tener quienes lo preparan.  Las claves de un buen fiambre son la armonía de los sabores, de sus formas, sus texturas y sus colores, así como la calidad de los ingredientes y tener con quién compartirlo.

La preparación del fiambre lleva semanas de planificación y de ejecución.  La fiesta del fiambre no es sólo acerca de comerlo (que ya es bastante bueno); sino acerca de la expectativa de seleccionar las carnes, los embutidos y los adornos; es sobre la compra de las verduras y sobre el proceso de hacerlo en familia, con amigos y en buena compañía. Es sobre lo que se goza haciéndolo y sobre recordar y recordar las anécdotas relacionadas con su elaboración. Por ejemplo, este año fuimos a seleccionar y a comprar una gallina gorda al Mercado Colón y fue toda una experiencia. Nosotros siempre usamos los embutidos de La puerta del Sol, preparados por Virgilio y su equipo, basados en la receta del legendario Abel.

A mí me gusta el fiambre desde niño, y recuerdo muy bien la emoción que sentía cuando llegaba este día y nos dirigíamos a casa de mi abuela, para almorzar.  Recuerdo muy bien lo feliz que estaba el primer día que mi madre preparó el fiambre en casa y la ilusión con la que preparamos nuestro primer fiambre, en mi casa.

Este año -que en casa decidimos resignificar las fiestas en medio de un año difícil y para no olvidar que a pesar de que la vida es frágil el universo es benevolente, hubo otro plato estelar: el pan de muerto de Tradición culinaria.  Un pan de muerto, relleno que elevó la barra y fue aplaudido por todos los que tuvimos la dicha de probarlo.

Pan de muerto, tradición mexicana y adoptada por los chapines.

Ahora que empezaron las fiestas de fin de año, en Guatemala, les deseo a todos lo mejor.  Felicidad y paz al lado de quienes aman.


06
Oct 20

¡El primer fiambre del año!

Hoy vino a casa el primer fiambre del año, fiambre de Doña Mela; y te digo que está delicioso.

Haz clic en la foto para conocer lo que ofrece Doña Mela.

Debido a que el fiambre es una mezcla de muchas carnes, verduras y embutidos, una de las claves para que este platillo tradicional guatemalteco sea bueno es que sea armonioso.  Una característica que no es fácil de conseguir, dada la diversidad de ingredientes. El fiambre de Doña Mela es armonioso.

Otra clave es que cada ingrediente esté bien preparado por sí mismo, de modo que la suma de todos los ingredientes resulte en sabores complejos y ricos por sí mismos.  Eso ocurre con el fiambre de Doña Mela.

El caldillo de este fiambre es muy diferente al que hacemos en casa; y donde Doña Mela consiguieron hacer una combinación perfecta de especias e ingredientes, de tal manera que lo ácido, especiado y dulce de un buen caldillo acarician el gusto y el olfato.

¡Estoy feliz de haber probado este fiambre! ¡Muchas gracias a Carmen y a su familia por mantener vivas las tradiciones culinarias chapinas!

Hoy, por cierto, preparamos el encurtido de remolachas y cebollas que servirá para adornar y sazonar el caldillo y el fiambre que hacemos en casa.  Vamos tres días atrasados, pero estará listo a tiempo.  Bien sazonado con laurel, tomillo, pimienta gorda, vinagre de manzanas y miel de abejas.


23
Jul 20

¡Comenzó la temporada de anacates!

Es tradicional que, en mi casa, el segundo semestre del año no empieza hasta que los anacates llegan frescos a la cocina…y  la mesa.  Este año la temporada comenzó hoy con aquellos deliciosos hongos sobre spaghetti. ¡En casa es fiesta cuando disfrutamos de los anacates!

Sobre spaghetti los hacemos con la receta original de mi abuela, Frances.

Los anacates se cuentan entre mis hongos favoritos desde que era niño.  Y me gustan mucho por su sabor característico, por su textura que ofrece resistencia a la mordida y su forma, así como por su color anaranjado vivaz. Ahora son muy abundantes y se los encuentra en las calles; pero antes eran escasos y siempre eran considerados como bocatto di cardinale.

La forma tradicional de comerlos en casa de mi abuela, Frances, era como bocas calientes; pero luego aprendimos a comerlos con frijoles colorados (gracias a Rodolfo, un amigo de mis padres) y luego en cacerola de tallarines con crema de pollo… y más tarde sobre pizza y sobre spaghetti.  En casa de un cuate los probé en pulíque, una vez, y esa es la forma chapina tradicional de disfrutar estos hongos.

Sobre spaghetti los hacemos con la receta original de mi abuela: mantequilla, cebolla, sal, pimienta, perejil, maicena y jerez; o con crema, sal y pimienta.  Siempre con queso parmesano esparcido generosamente.


11
Abr 20

¡Y hubo dulce de garbanzos!

Sin duda alguna el dulce de garbanzos es mi favorito de la temporada.  La tradición de prepararlos en mi familia empezó con mi tía abuela, La mamita y siguió con mi tío Rony.  Mi madre y yo seguimos la costumbre durante bastante tiempo, y ahora los hacemos en casa.  En casa hacemos dos versiones: la de La mamita, y los de la costa sur.

¡Amo el dulce de garbanzos!

El sabor delicado de los garbanzos se combina deliciosamente con la miel y la canela; y me transporta a mi niñez.  Me encantan su sabor y su aroma, su textura y su color.  Me divierte verles sus caritas de pollito a los garbanzos; y por eso es que se llaman chickpeas en inglés. Cuando los como pienso en Cicerón porque cicer significa garbanzo.

En la antiguedad estas delicias fueran asociadas con la frugalidad e incluso con la rudeza. Los griegos comían garbanzos en los banquete fúnebres, y me pregunto si es por eso que este dulce es tradicional de esta temporada chapina tan retorcidamente asociada con la muerte; o si bien, el hecho de que la receta de la costa sur incluya frutas alegres se relacione con el aspecto más hermoso de la temporada que es el equinoccio de la primavera, la fiesta de Easter  y el retorno de los día soleados (frente al largo invierno del hemisferio norte).

En la ciudad de Guatemala, los garbanzos en dulce se preparan en un jarabe de agua, azúcar y canela. La noche anterior se dejan en agua,  y en la mañana se pelan laboriosamente, muy laboriosamente. Luego se cuecen y cuando están cocidos se cuelan y se apagan inmediatamente en la miel para que calen bien. Así se hacían estilo old school; pero esta año cambiamos el procedimiento.

Este año cocimos primero los garbanzos y luego los pelamos y fue una maravilla.  Asi que de ahora en adelante lo haremos de ese modo.


10
Abr 20

La fiesta esperada del bacalao

Espero el día de almorzar bacalao como espero todos los días en los que se come algo muy especial que no se come normalmente: como el día de almorzar fiambre, el día de cenar pavo.  Fiestas todas que son celebraciones de la vida.

En casa nos tomamos en serio este plato que preparamos el día anterior con mucho cariño y cuidado porque no sólo nos gusta comerlo nosotros; sino que nos da mucha alegría compartirlo.

“El lenguado es alabado, y el bacalao es alabao” Les Luthiers

Quienes visitan este espacio desde hace algún tiempo saben que asamos los tomates y los chiles guaque (este año no le puse chile pasa).  Freímos en aceite de oliva las cebollas rodajadas finamente y los ajos picados (que también asamos), añadimos el pescado previamente desalado y desespinado.  Sumamos la salsa de tomates y chiles licuada; y agregamos los chiles del piquillo en tiritas, las aceitunas y las alcaparras (lavadas estas para quitarles lo salado) para luego dejar hirviendo el pescado durante por lo menos una hora en fuego lento.  Por último un toque de azúcar moreno, un toque; y aceite de oliva en cantidades generosas es recomendable.

Desde que yo era niño me gozaba mucho la textura y el sabor característicos de este pescado preparado hábilmente por mis abuelas y luego por mi madre, basadas en la receta de mi bisabuela, Mami.  Cada receta con su carácter propio, y está enraizada profundamente en una tradición larga.

(Bacalao a la vizcaína, arroz y encurtido de remolachas.

Me gusta comerlo caliente, al tiempo y frío.  Acompañado por arroz  (y este año, lo acompañamos con un encurtido de remolachas que habíamos preparado en noviembre para el fiambre).  Este año un buen Carmenre/Merlot le hizo compañía.  Y si es de boca, en la noche, me gusta acompañarlo con un con un buen whisky. Es una delicia remojar pan francés, de horno de leña, en esa salsa intensa.

En casa nos gusta que el de hoy sea un almuerzo ceremonioso, que subraye el carácter festivo de la  ocasión en la que se comparten los alimentos, el cariño y los buenos recuerdos. En el que se celebran la fertilidad y fin de las noches largas. Y porque estamos encerrados de forma forzada, con la certeza de que el año entrante no será así.

Es cierto que en casa comemos pavo cerca del solsticio de invierno; pero es en ese contexto festivo específico.


10
Abr 20

No habrá conejo, ni huevos escondidos

Este domingo que viene, cuando en casa celebramos la pascua o Easter no habrá conejo de chocolate, ni huevos escondidos.

Venus, Isthar o Easter brilla sobre la ciudad de Guatemala.

La del domingo es una de mis fiestas favoritas porque celebra la fertilidad y la vida, de ahí que su símbolo sea un conejo; y porque festeja -con el arribo de la primavera- el fin de las noches largas, de ahí los colores propios de esta fiesta que son los del amanecer. No importa que no haya conejo, ni huevos; porque lo que de verdad importa, ¡siempre!, es celebrar la vida (aunque sea en forma virtual) con las personas que amamos y admiramos.  Lo que siempre importa es celebrarla con quienes están vivos para acompañarnos. Y lo que menos importa son los medios.

Eso sí, durante la temporada habrá miel de garbanzos (al estilo de la costa sur) y dulce de garbanzos (al estilo de mi tía abuela La Mamita y mi tío Rony).  Este año no habrá pan de la costa; pero, ¿qué importa si podemos compartir lo que hay? Qué importa, si guardamos la alegría de cuando sí lo ha habido, y la esperanza de que el año entrante lo remojaremos en la miel de garbanzos.

En casa, hoy almorzaremos bacalao con la receta de mi madre, de mi abuela y de mi bisabuela.  Y agradeceremos las manos y el emprendimiento de todos los que han hecho posible que cocinemos y comamos ese plato tradicional.  Gracias a los que lo pescaron, lo salaron y lo trajeron desde el otro lado del océano. Gracias a los que cultivaron los olivos y cortaron las aceitunas e hicieron el aceite.  A los que cultivaron los tomates, las alcaparras, las cebollas y los ajos, y a los que los trajeron desde lejos con la ilusión de venderlos.

Y en medio de los buenos momentos, nos detendremos para dedicarles nuestro compromiso a los que han perdido sus trabajos, o sus negocios.  A quienes han perdido seres queridos y no han podido despedirse apropiadamente de ellos. A quienes nunca han tenido conejo y a quienes no podrán poner pescado en su mesa.  Nuestro compromiso de defender la libertad y la razón. L´chaim.

Columna publicada en elPeriódico.


09
Abr 20

¡Miel de garbanzos!, esta es la temporada

Aún confinados tratamos de mantener las tradiciones en casa; y una de ellas es la preparación de miel de garbanzos al estilo de la costa sur.

Miel de garbanzos al estilo de la costa sur.

Este dulce antiguo, en la costa se hace con panela y frutas (aunque esta año dispusimos no ponerle frutas y usar panela oscura para hacer la versión más roots de este postre) y la mejor forma de comerla con pan remojado; pero no cualquier pan, sino las tortas de yemas, o las tortas de queso que también son tradicionales en esta temporada. Te recomiendo las de Pan Victorias.

Ayer fue el día de preparación de este postre delicioso que disfrutamos mucho.  Es un postre elaborado porque hay que pelar los garbanzos de uno en uno para procurar que su forma de cabeza de pollito permanezca intacta (de ahí su nombre en inglés: chickpeas). Y luego hay que dejarlos caer en la panela hirviendo con canela para que calen.

Hoy fueron parte del desayuno y nos alegrarán durante varios días en compañía de otras delicias propias del equinoccio de primavera y la pascua o easter que celebramos en casa con las tradiciones familiares; tradiciones que siempre involucran comida.