28
Nov 08

¿Cómo no celebrar algo así?

Este es el pavo que preparó anoche mi amiga Anna María.  La foto con mi movil no le hace justicia; pero el dorado estaba magnífico, como lo estaba la carne jugosa y el relleno de arroz y queso provolone, que, según dijo, era de orígen mediterráneo.

A mí me gusta celebrar el Thanksgiving Day porque, ¿a quién no le gusta una comilona conla familia y con amigos queridos?  Pero, además, aprecio muchísimo su significado profundo.  El Día de Gracias, festeja el exito de la libertad, del  individualismo, de la propiedad privada.  
Antes de que el gobernador William Bradford y los pilgrims abandonaran el colectivismo, no tenían más que escasez y hambre.  Pero una vez que optaron por que cada quién fuera responsable de sus propias siembras y de sus propias necesidades; y una vez que optaron por un sistema que proveyera los incentivos necesarios para mejorar la productividad y evitar la hambruna.
¿Cómo no tener respeto por una celebración así?  Este festejo de la vida y de la productividad contrasta con el tipo de cosas que celebramos en otras culturas.  Por ejemplo, aquí le damos prioridad al Día de los Muertos y al Viernes Santo (vis a vis el Domingo de Resurrección).  Y eso, seguramente, dice mucho de nosotros.
La abundancia, la alegría y el optimismo que caracterizan al Día de Gracias, junto a la compañía de amigos viejos, y amigos nuevos, hacen que esta fiesta sea una de mis favoritas.

21
Oct 08

El dogma de Colom

Alvaro San Nicolás Colom, presidente socialdemócrata de Guatemala, ha hecho una notable contribución a las ciencias sociales, quizás del tamaño de la que conocemos como El Dogma de Montaigne.


El citado dogma apunta a que los ricos son ricos, a costa de los pobres; y Colom ha disparado que No vale la pena ser millonario en un país de hambrientos, frase que pronunció en el Encuentro Nacional de Empresarios, 2008.  No estuve ahí; pero apuesto a que los asistentes aplaudieron el discurso y el ingenio presidencial.  ¡Más de uno debe haberle dado un apretón de manos en señal de felicitación!
En este espacio, sin embargo, no se acostumbra celebrar ese tipo de dislates.  Es más, sostengo que en un país de hambrientos, los millonarios son más necesarios que en ninguna otra parte.  En el supuesto, claro, de que los millonarios lo son porque tienen fábricas, comercios, fincas, bancos y demás, con lo que sirven a las personas -y dan empleos-; y no porque tienen acceso al manejo arbitrario y abusivo del dinero que toman de los tributarios.
Los millonarios que no valen la pena ¡y son una vergüenza! son los que se hacen ricos mediante el saqueo del Congreso de la República, del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, o del Crédito Hipotecario Nacional, para mencionar sólo tres ejemplos.  
Antes de poder jugar a San Nicolás, Colom era uno de esos que creaban riqueza y creaban empleos; tan es así que presidió la Asociación Gremial de Exportadores de Productos No Tradicionales.  Desde esa perspectiva, ha de ser interesante saber por qué es que ahora afirma que no vale la pena ser creador de riqueza.   ¿Será que el hambre y la miseria pueden ser eliminados sin creación de riqueza?
A mí se me hace que Colom se creyó el Dogma de Montaigne y se creyó que las relaciones sociales pacíficas y voluntarias son un juego de suma cero en el que las ganancias de unos son posibles sólo gracias a las pérdidas que sufren otros.  A mí se me hace que Colom se quedó atascado en la Historia, en los tiempos de cuando sólo se podría adquirir riqueza tomándola de otros.  Situación que cambió hace añales -pero añales-, cuando el capitalismo nos enseño que la riqueza no sólo eran el oro y la plata que alguien atesoraba en un cofre, sino que podía ser creada y multiplicada mediante el espíritu emprendedor.  De ahí, creo, es que el Presidente socialdemócrata cree que no vale la pena ser millonario en un país de hambrientos.  
Los ricos son indispensables para el desarrollo de la economía y para el bienestar de las personas. En primer lugar porque los ricos obtienen sus riquezas como consecuencia de su emprendedurismo y de su productividad; en segundo lugar porque -como los ricos no guardan su dinero bajo el cholchón- mientras más fábricas, comercios, fincas y bancos tienen, más puestos de trabajo hay, y mientras más puestos de trabajo hay, menos personsas hay desempleadas y más mejoran los salarios.; en tercer lugar porque para los ricos se hacen los teléfonos móviles, los hornos de microhondas, los CD players, y toda esa multitud de cosas que luego, cuando se abaratan, nos hacen la vida más cómoda y agradable a los que no somos millonarios.
Irónico es, también, que Colom desprecie a los millonarios ya que sin ellos su administración no tendría tanto de dónde esquilmar.  
Sostengo que, si en Guatemala hubiera más ricos propietarios de fábricas, de comercios, de fincas y de bancos, también habría más empleos para los chapines, y menos gente sería pobre.  Pero claro, en esas condiciones, ¿qué utilidad tendrían gentes como Alvaro San Nicolás?

28
Sep 08

Sid y el movimiento nulo

En buen haitiano, un movimiento nulo es un esfuerzo que no lleva a ningún lado.

Desde hace varios meses, este espacio es visitado por Sid. Sid manda enlaces a artículos, deja comentarios, se identifica plenamente y entretiene; pero consume demasiada energía porque ocasiona muchos movimientos nulos.

Me explico:

Sid no ve diferencia alguna entre el capitalismo y el mercantilismo. Para él son la misma cosa y no le importa que Aristóteles haya explicado hace añales que A es A; y que A no puede ser No A.

Una discusión en esas condiciones no puede ser sino un esfuerzo que no lleva a ningún lado porque pasa por encima de las reglas más elementales de lógica.

Uno puede hacer un análisis burdo y medir el tiempo sólo entre día y noche. Que no está mal si uno va a ser superficial. Pero si uno quiere ser más preciso puede medir el tiempo en horas. No es lo mismo decir que es de día, que decir que son las 9 de la mañana. Ambos pueden ser verdad; pero si son las 9 de la mañana, la segunda observación es más precisa.

No es lo mismo decir que son las 9 de la mañana, que decir que son las 9:15 de la mañana. Ambos pueden ser verdad; pero si son las 9:15 de la mañana, la segunda observación no sólo es más precisa, sino que pone en evidencia que aunque 9 y 9:15 comparten algunos elementos: definitivamente no son lo mismo. Como no sería lo mismo una observación más precisa que distinguiera entre las 9:15 y las 9:15:01.

Aquello es lo que le pasa a Sid. Sid sólo puede ver capitalismo, donde los instrumentos de la ciencia económica son capaces de ver con más precisión. Y ¡hombre!, capitalismo o laissez faire, no es lo mismo que mercantilismo.

Para poner sólo una diferencia básica: Toda la literatura capitalista aboga por la eliminación total de privilegios; en tanto que el mercantilismo se trata de empresaurios utilizando la ley para obtener privilegios. Es cierto que en ambos casos hay mercados y actividad empresarial involucrados; pero es obvio que son éticamente distintos.

Me explico, otra vez:

Si escribo una entrada sobre la crisis actual del mercantilismo, y cito al economista Ludwig von Mises, Sid pregunta que si me apoyo en Rothbard, Rand, Friedman, o Paulson. Para seguirle el juego…no le contesto directamente, pero lo invito a leer la frase de Mises.

Pero Sid comete un vicio que cometen muchos cuando no leen, o leen con prejuicios: Sid ve lo que quiere y argumenta contra lo que él dice que uno dijo, no contra lo que uno dijo. De modo que Sid vuelve a hacer caso omiso de Mises, vuelve a preguntar “en qué altar rezo”, y ¡se tira contra Rothbard y contra Paulson!

¿Lleva a algo este círculo vicioso? ¿Qué sentido tiene tanto movimiento nulo?

Sid entretiene -y como se identifica y envía lecturas interesantes, yo supongo que es un caballero-; pero atenderlo consume demasiados tiempo y energía. Too high maintenance.

Hago, aquí, un último esfuerzo con Sid y le recomiendo, a él y a cualquiera otro que desee información seria y profunda sobre la crisis financiera; este estupendo análisis de Juan Ramón Rallo, del Instituto Juan de Mariana.


24
Sep 08

El mercantilismo en crisis

¿Será casualidad que al capitalismo se le conozca como laissez faire? ¿Por qué es importante llamar la atención sobre este hecho?

La frase laissez faire, laissez passer, es de Jean-Claude de Gournay, que la usó en el siglo XVIII en una argumentación contra el intervencionismo del gobierno en la Economía. ¿Sabe qué quiere decir? Dejad hacer, dejad pasar; o sea: No te metas; y desde otro ángulo, quiere decir libertad en la economía, impuestos bajos o inexistentes, libertad laboral y gobierno mínimo.

¿Cuál es la esencia del capitalismo? El imperativo moral de que el hombre, para vivir qua hombre, necesita de libertad; o sea, que necesita que otros no ejerzan coacción arbitraria en su vida y su propiedad.

Nada que implique multitud de regulaciones y controles de le economía, impuestos altos o abundantes, tutelaridad o paternalismo laboral, y un gobierno omnipresente puede ser llamado capitalismo. Quien hiciera algo así incurriría en una contradicción lógica, razonablemente inaceptable en una discusión seria. Buena para la barricada y buena para desinformar; pero lógicamente insostenible.

¿Cómo, entonces, es que la crisis financiera que enfrenta el mundo le es atribuida al capitalismo?

Mucha gente cree que todo lo que tiene que ver con dinero, finanzas, Wall Street y los ricos, también tiene que ver con el capitalismo. Pero no es así.

El mercado financiero, que tiene mucho que ver con los elementos citados arriba, es uno de los mercados más regulados del mundo. Y ya vimos que la regulación abundante no es una característica del capitalismo.

Los gobiernos están presentes a todo lo largo y todo lo ancho del mercado financiero. Hay todo tipo de comisiones y de contralores involucrados en las actividades que tienen que ver con la intermediación financiera. Y ya vimos que la intervención estatal no es una característica del capitalismo.

Así nos podemos ir de característica en característica; pero dejémoslo aquí, para no hacer esto cansino.

Entre el extremo de un sistema capitalista o de laissez faire, y uno de intervencionismo totalitario, hay lo que se conoce como sistema mixto. Técnicamente el sistema mixto no existe porque sólo hay de dos: O hay libertad, o no la hay. Sin embargo, para efectos de afinar pinceladas –no en el campo filosófico, sino en el campo político– existe una pléyade de posibilidades que van, desde el mercantilismo, hasta el socialismo carnívoro, pasando por el socialismo vegetariano y otras variantes cuantitativas de regulaciones e intervencionismos.

La existencia de tantas variantes del sistema mixto tiene que ver, no con la ciencia económica, ni con la filosofía, sino con el ejercicio del poder; o sea, con el uso de la fuerza para conseguir lo que no se conseguiría de otra forma. Esa, por supuesto, no es una característica de un sistema capitalista, o de laissez faire. Este último se basa en el intercambio voluntario y en los contratos.

Los males que en estos días le son atribuidos al capitalismo o laissez faire, son males propios del carácter mixto del mercantilismo y del socialismo; y a menos que uno haga un análisis muy burdo, no hay forma de confundir las cosas.

Es un hecho que la crisis empezó a desencadenarse por la manipulación política de la Reserva Federal, en los Estados Unidos de América. La Fed redujo los costos de los créditos para viviendas. Eso aumentó la cantidad de dinero prestable. Muchas personas que no hubieran calificado en un sistema capitalista, obtuvieron créditos baratos. Aumentó la cantidad de vivienda. Mucha gente compró casa. ¿Tutti contenti? No.

Hasta aquí lo que vemos es un alud de intervencionismo impropio del capitalismo; y característico de un sistema mixto, mercantilista o socialista. La Fed es intervencionista y reguladora. La manipulación de tasas de interés es intervencionista y reguladora. La aspiración de que muchas personas tengan acceso a casa propia, a costos bajos es intervencionista y reguladora. El impulso a una industria específica, como la de la construcción, es intervencionista y regulador. ¿Dónde está el capitalismo o laissez faire?

Pero la vorágine no para aquí. La Fed se asustó porque la economía se le recalentó, o sea que se le fue de sus manos reguladoras e intervencionistas. ¿Y qué hizo? Elevó las tasas de interés. Más intervención y más regulación. ¿Y qué pasó? Las personas que tenían casas adquiridas con créditos políticamente baratos se vieron arrinconadas, no pudieron pagar las nuevas tasas de interés y tuvieron que devolver los inmuebles. Los bancos que daban préstamos políticamente baratos, a causa de la intervención estatal por medio de la Fed, enfrentaron pérdidas y la burbuja estalló.

Porque en todo este asunto hay bancos, financieras, mercados y empresas involucradas, los análisis burdos se imaginan que la crisis es una consecuencia del capitalismo o laissez faire. Convenientemente, este tipo de análisis pasa por alto la omnipresencia de la regulación y de la intervención estatal encarnadas en la Fed y en docenas de agencias y comisiones propias del gobierno, y ajenas al mercado libre. ¡Hace décadas y décadas que no hay un mercado libre en el sistema financiero! Todo en él está regulado, controlado y supervisado por el poder político encarnado en el gobierno.

Los que claman por regulación olvidan que todo aquello no hubiera ocurrido si la Fed no hubiera manipulado las tasas de interés para beneficiar a los pobres que no podían comprar casa. Los que claman por regulación hacen caso omiso de que la política que desató la crisis es de carácter mercantilista y hasta socialista, no capitalista o de laissez faire. La crisis esta es un fracaso del intervencionismo, no del capitalismo.

El capitalismo no hubiera manipulado tasas. El laissez faire no hubiera promovido créditos malos. Y en cuanto al rescate de bancos en problemas –tema que da para más– el capitalismo no los hubiera rescatado, y hubiera visto el asunto como una necesaria, aunque dolorosa depuración. Son los empresarios y los políticos mercantilistas y socialistas los que se resisten a aceptar que el mercado sabe más que ellos. El capitalismo no tiene problema alguno de conciencia cuando los que administran mal su riesgo deben enfrentar las consecuencias de sus decisiones; pero los empresarios y los políticos socialistas no aguantan la idea de tener que enfrentar las consecuencias de sus actos.

Y aquí es donde entra el concepto de incentivos. Los actores económicos reaccionan a los incentivos que hay. Y todos aquellos papeles e instrumentos financieros que ahora son vistos como consecuencias de una supuesta libertad excesiva, no son sino producto de los incentivos existentes en un mercado que no es libre, ni tiene nada que ver con el laissez faire capitalista; sino con uno en el que las regulaciones, la intervención, las políticas de fomento, y las comisiones de esto y de aquello, tienen todas las características de ser un mercado mercantilista, y hasta socialista.

Los socialistas más rabiosos y los mercantilistas perdularios proclaman que este esta crisis financiera es consecuencia del capitalismo; cuando, en realidad, lo es del socialismo y del mercantilismo. Es consecuencia de la connivencia entre empresarios y políticos para beneficiarse de los mercados. Es consecuencia del paternalismo y de la fatal arrogancia de creer que se puede hacer propietarios a la fuerza, o de que la economía puede ser manejada como si se tratara de subir y bajar palancas.

Los socialistas rabiosos y los mercantilistas perdularios pueden seguirle dando palos al capitalismo o laissez faire; pero sus manos huelen a pólvora. La baba del intervencionismo y las regulaciones está en la génesis de todo este asunto. Uno puede ignorar este hecho, puede engañar a las masas y puede sentarse a esperar la próxima crisis; o puede aprovechar las lecciones de la ciencia económica y aprender de los errores cometidos.

Para eso, los dejo ahora con algo del gran Ludwig von Mises: “El cúmulo de conocimientos de la ciencia económica es pieza fundamental de la civilización: es la base sobre la cual se han erigido el industrialismo moderno y todos los logros morales, intelectuales, tecnológicos y terapéuticos de los últimos siglos. Queda a los hombres decidir si aprovechan el invaluable tesoro que este acervo supone o si, por el contrario, lo dejan de utilizar. Si deciden prescindir de tan espléndidos hallazgos y menospreciar sus enseñanzas, no se limitarán ciertamente a eliminar la economía, sino que destruirán también la sociedad y al género humano”, frase extraída del capítulo 39, parte 7, de Human Action.

Para más información, le recomiendo:

La crisis financiera. Por Juan Ramón Rallo

Who is behind the financial crisis? Por Antony Mueller

¿Falta de regulaciones? No, solamente regulaciones poco efectivas. Por Tyler Cowen

El fiasco del rescate de Fannie y Freddie. Por Gerald O´Driscoll

Podcast: Shiller on housing and bubbles. Por Russ Roberts

Bailouts will lead to rough ride. Por Ron Paul


01
Ago 08

Enjoy capitalism

Mi amiga y exalumna, Lucía, me trajo esta calcomanía que es una producción de los chicos chispudos de bureaucrash.com

¡Muchas gracias, usté, que buena onda!


27
Jun 08

¡Rumbo a la Objectivist Conference 2008!

Dentro de unas horas iré en camino a la Objectivist Conference 2008. El año pasado la Conferencia fue una experiencia intelectual enriquecedora y muy agradable; y el programa de 2008 amenaza con no quedarse atrás.

La Conferencia es organizada por el Ayn Rand Institute, que es dirigido por Yaron Brook. En esta conversación, Brook habla sobre el capitalismo, sobre la importancia de la defensa moral del capitalismo, sobre el interés propio, sobre los emprendedores como héroes y sobre otros temas.


19
Jun 08

Mansueti habla sobre el neosocialismo del siglo XXI

En esta conversación, Alberto Mansueti, del movimiento Rumbo Propio, de Venezuela; y del Instituto de Libre Empresa, en Perú habla sobre el neosocialismo del siglo XXI.

Este se basa en el socialismo del siglo XIX de los socialistas utópicos y de los socialistas cristianos ; en los héroes nacionales como Bolivar, Martí, o Sandino; en los neomarxistas como Gramsci y Marcuse; y en lo políticamente correcto como el indigenismo, el feminismo y el ambientalismo.

Distingue entre los socialistas practicantes y los no practicantes; que Alvaro Vargas Llosa llama socialistas carnívoros y los socialistas vegetarianos.

Mansueti también habla sobre la defensa moral del capitalismo, y distingue entre quienes se hacen ricos sirviendo a los consumidores y satisfaciendo las necesidades de la demanda en un mercado libre competitivo; y entre quienes se enriquecen gracias a los favores de los gobiernos, por ejemplo.


22
Jun 07

"La guerra es un programa del gobierno"

En una entrada anterior, un lector de este espacio pretende hacer pasar a la guerra en Iraq como un “producto” del capitalismo, del mismo modo en el que los 100 millones de muertos por el comunismo son consecuencias de aquella ideología.

Sheldon Richman, un liberal reconocido, explica que La guerra es un programa del gobierno (en inglés), aquí van un par de párrafos, pero el artículo completo, enlazado en este párrafo, de verdad pone las cosas en perspectiva.

“June 1 is the 227th anniversary of the birth of Carl von Clausewitz, the influential Prussian military theorist and historian. Clausewitz is best known for writing in his book, On War, War is not merely a political act, but also a real political instrument, a continuation of political commerce, a carrying out of the same by other means.

These words come to mind whenever I hear conservative enthusiasts for the Iraq occupation complain about political interference with military operations. They don’t understand the most basic fact of war: it is a government program. So why aren’t people who claim to be suspicious of other government programs suspicious of war? I can see only two reasons, neither of them flattering: power lust or nationalistic zeal”.


09
Mar 07

¿Cada vez más pobres?

Carlos Marx estimaba que los proletarios, cada vez más empobrecidos a causa del capitalismo, iban a iniciar la revolución y a establecer la dictadura del proletariado. Como nunca hubo tal empobrecimiento, nadie se animaba a iniciar una revolución; entonces, a Lenin se le ocurrió que la vanguardia del proletariado (él y sus cuates) harían la revolución y establecerían la dictadura.

Años mas tarde, los socialistas estimaron que la globalización ha empobrecido a las masas; y cómo donde hubo fuego, cenizas quedan, no falta quién crea que se aproxima el momento para la revolución.

La pregunta, sin embargo, es: ¿Es cierto que cada vez hay más pobres? Para contestar, sugiero que le echemos un ojo a la realidad, basándonos en los hechos.

Gracias a Juan Carlos, por la pista.