El paquete de reformas constitucionales de la Administración Pérez-Baldetti no es peligroso solo por su contenido –que no se ciñe a leyes generales y abstractas, ni a limitar el ejercicio del poder– sino porque, como el Congreso puede modificarlas, uno sabe lo que entra pero no puede tener idea de qué es lo que va a salir. Eso sí, tu ya conoces aquel principio elocuente de programación de computadoras: GIGO, que quiere decir Garbage in, garbage out, o sea que si entra basura, sale basura.
Toda reforma constitucional que contenga normas específicas y concretas, y/o que amplíe las facultades de aquellos que ejercen el poder, o de su clientela –sobre todo facultades que invadan la esfera de acción privada de las personas y sus derechos individuales– debe ser repudiada de plano.
Por eso es valioso y oportuno que la cúpula empresarial guatemalteca haya reiterado su rechazo al plan del Organismo Ejecutivo. Es bueno que la dirigencia de ese sector esté aprendiendo de sus errores pasados, y de la experiencia en Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia, para citar ejemplos de aquí por el vecindario. En su oportunidad, personajes importantes de aquella dirigencia no apoyaron ProReforma porque temían que abriera una caja de Pandora; y ahí está que la caja fue abierta sin que ellos tuvieran una contrapropuesta. Ahora lo que cabe es impedir que el daño se concrete y crezca en el Congreso. ¡No!, es no, porque es cuestión de principios.
Muchá… aparte del Ejecutivo, ¿de verdad hay 10 sectores que apoyan la propuesta que el Presidente quiere recetarnos? ¿Qué son sectores, así ya en serio?
Y ya que estamos metidos en este camote, no está de más recordar que en todo proceso político se debería tomar en cuenta a algo que escribió Ayn Rand en La antatomía del compromiso: En todo conflicto entre dos hombres (o grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, es el más maligno, o irracional, el que gana. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos, difusos, eso obra en ventaja del lado irracional.
Columna publicada en El Periódico.