Si usted está escandalizado por la perspectiva de que en los Estados Unidos de América los empresaurios mercantilistas de Wall Street sean rescatados de sus malos negocios, usted no es el único. Ese rescate les costará a los tributarios gringos unos $700 mil millones, dinero que entrará al mercado y, además de indignación, causará inflación.
Monthly Archives: septiembre 2008
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Sep 08
¿$700 mil millones para rescatar empresaurios?
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Sep 08
La ley de la gorronería
Federico Bastiat, ¡El genial Bastiat!, definió al estado como una ficción por medio de la cual unos intentan vivir a costillas de otros. Explicó que la ley es pervertida cuando es convertida en instrumento de codicias, en hacedora de iniquidad y en herramienta para la expoliación.
Aaaaah, Bastiat debe haber estado pensando en la Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica y Visual, que es proyecto de los diputados guatemaltecos Rubén Darío Morales, Jorge Mario Vásquez, y Héctor Julio Pérez, en connivencia con…adivinen quiénes. En connivencia con un grupo de personas que viven del cine (o que pretenden vivir del cine).
La normativa en cuestión “declara de utilidad colectiva e interés nacional la promoción y el desarrollo de la actividad audiovisual y cinematográfica en Guatemala”. O sea que declara de utilidad colectiva e interés nacional una actividad específica, ejercida por pequeños grupos de interés y que puede ser muy lucrativa para quienes viven de ella. Es el equivalente a declarar de utilidad colectiva e interés nacional la crianza y venta de pollos, la producción de azúcar, o la comercialización de fertilizantes, de gas, o de aguas gaseosas.
Olvidan, además, que en una sociedad de personas libres, el interés colectivo no debe privar sobre los derechos individuales. En el análisis que sigue veremos cómo es que se hace evidente este olvido.
Los fines de la pretendida normativa son: fomentar el desarrollo y crecimiento sostenible y dinámico de una industria específica, que es la del cine; y propiciar su rentabilidad, o sea, procurar que quienes se dedican a esa industria específica tengan ganancias aseguradas.
La legislación esta, crea un ente burocrático, el Instituto del Audiovisual y la Cinematografía Guatemalteca para asegurar un clientelismo que defienda la normativa y sus consecuencias; y para garantizar el control político de los recursos destinados a proteger los intereses de quienes promueven esta aberración. Esto último es evidente porque una de sus funciones es formular y elaborar una política nacional para el cine.
La legislación crea una piñata privada para los cineastas: el Fondo del Audiovisual y de la Cinematografía. Dicha piñata es constituida con un drenaje mínimo de Q15,0000 que no serán usados para seguridad y justicia, sino para satisfacer la codicia de los promotores de la normativa en cuestión.
Pero FACINE no se limita a aquella desviación de fondos escasos. Aquí es donde la gorronería se hace más evidente, porque el Fondo sería alimentado con:
Un 5% de la tarifa cobrada a los usuarios por cable. Un 3% de la boletería cobrada en las salas de cine. Un 1% del precio cobrado por la venta de televisores, cañoneras, proyectores de vídeo y de discos compactos, computadoras y otros equipos conocidos, ¡o por conocerse en el futuro! Un 3% de lo cobrado por alquiler de audiovisuales. Un 1% de lo cobrado por cualquier sistema de almacenamiento o cualquier otro formato que sirva para grabar imágenes. Todo esto, ¡por supuesto!, será pagado por los consumidores (por ustedes y por mí), en beneficio directo de los promotores de esta ley inicua.
La normativa también establece privilegios fiscales para quienes inviertan y tengan la expectativa de obtener ganancias en la industria del cine.
“¡Ley Pervertida! ¡Ley –y con ella todas las fuerzas colectivas de la Nación– desviada de su objetivo legítimo y dirigida a un objetivo totalmente contrario! Ley convertida en instrumento de todas las codicias, en lugar de frenar las codicias! ¡Ley hacedora de iniquidad, cuando su misión era castigar la iniquidad! Ciertamente se trata de una situación grave y de su existencia se me debe permitir alertar a mis conciudadanos!”. Así fue como Bastiat puso la cuestión. ¡Y qué razón tenía!
26
Sep 08
Los chapines no son apáticos
¿Quién dice que los chapines son unos apáticos? Hoy leo esta opinión de Raúl Avalos Palma: “Cómo es posible que el Gobierno de los “tiempos de solidaridad” no se dé cuenta del tsunami financiero que se nos viene encima con las quiebras diarias que se están dando en EE.UU. Acaso cree este Gobierno que nosotros somos una isla ajena a las mareas financieras que estas quiebras están causando. Rechacemos tajantemente el incremento y creación de cualquier impuesto y exijamos que el Gobierno se apriete el cinturón y abandone la idea de estar regalando a manos llenas, que lo único que va a crear es hambre para el día de mañana. Exijamos una depuración del Congreso y la PNC que al parecer están en una competencia para ver quién hace más daño”.
26
Sep 08
Sorpresa en casa: tamalitos de viaje
Hoy me encontré con la sorpresa de que en casa habían hecho tamalitos de viaje. Antiguamente, la gente hacía este tipo de tamales de masa de maíz cuando emprendía un viaje. La idea era llevar consigo alimento en caso de que, en el camino, no se encontrara qué comer.
Esto era particularmente cierto durante la Semana Mayor porque, antes, durante los días principales de esas fiestas, no se encontraba nixtamal. El nixtamal es la masa de maíz que es usada para hacer tortillas, o tamales.
En casa, los tamalitos de viaje no son exactamente como eran antes; porque aquí les ponen un sofrito de zanahoria y de chile pimiento que eleva aquella comida tradicional a un nivel superior. Además, en su elaboración se usa margarina con aceite de oliva. Aveces los hacen envueltos en tusa, pero hoy los hicieron envueltos en hoja de maxán. La tusa es la hoja que envuelve el elote (pero seca) y el maxán es una hoja aromática que se usa para envolver tamales.
Total…los tamalitos se convierten en un complemento magnífico que alegra cualquier comida. En rodajas, y asados al carbón, alcanzan su máxima expresión.
23
Sep 08
No hizo falta una ley
La gente es más lista de lo que los legisladores creen; y gracias a Wicho, he aquí un ejemplo: “Los guatemaltecos ven con otros ojos la factura de consumo de energía eléctrica y optan por sustituir los tradicionales focos incandescentes, o lámparas, por bulbos ahorradores, con lo cual propician un mercado que apenas empieza a ver la luz”.
No hicieron falta Consejos Nacionales para el Ahorro de Energía, ni hizo falta una Ley de Racionalización del Consumo Energético. No hicieron falta reglamentos, ni cuotas, ni nada. Como la gente sabe, el mercado sabe. ¿Qué hacemos los chapines cuando suben los costos de las cosas? Priorizamos, elegimos, cambiamos.
No sólo ocurre el ahorro que aprovechan los que ahorran; sino que, con el cambio en los hábitos de los ahorradores, nuevas personas “ven la luz”. ¡Así es el mercado!
23
Sep 08
La obligación de leer y la de disfrutar de la lectura
La hemorragia es el flujo de sangre incontrolado, fuera de su continente normal que es el sistema cardiovascular. Así, la legislorragia es el flujo incontrolado de normativas y reglamentaciones, más allá de las leyes propiamente dichas. La palabra viene de legis o leyes; y ragia o flujo violento.
Las leyes, propiamente dichas, son generales y abstractas, contrario a las normativas y reglamentaciones, que son particulares y específicas, aveces hasta con nombre y apellido, y generalmente excluyentes. Las leyes no fijan fines u objetivos, las normativas y las reglamentaciones sí.
Un ejemplo de legislorragia es la Ley de fomento para la lectura y la comprensión lectora, opus del diputado Roberto Villate y compañeros.
La exposición de motivos está plagada de una erudición pomposa, arrogante, decimonónica y pretenciosa en la que se hace alusión a la Biblioteca de Alejandría, y en la que se hace uso de frases como que “el libro acompañará al hombre hasta el último día de su vida sobre la tierra. Sencillamente porque ha sido la más alta representación de la presencia del hombre en el universo”; o como que “una lectura disfrutada con riqueza y plenitud es la conquista más plena que puede hacer un hombre en su vida”; o como esta otra: “la lectura debe causarnos placer”.
Reconozco que la lectura es un placer, al menos para mí; pero nunca me atrevería a legislar basado en que la lectura debe ser un placer. La riqueza y plenitud de una buena lectura son maravillosas, al menos para mí y para mucha gente que conozco; pero…¿se atrevería usted a legislar basado en que esa es la conquista más plena que puede hacer un hombre en su vida? ¿No es eso como imponer los valores de uno, en otros? ¿No eso, arrogancia pura?
A mí me place mucho leer, y de alguna manera puedo decir que me gano la vida gracias a lo que leo (y a lo que escribo) y ciertamente que la mejor herencia que me dejó mi abuela fue aquel amor por la lectura; pero, ¿tengo derecho a exigir que sea igual para los demás? Creo que no. Creo que es tan arrogante, como alguien que se quejara de que “la gente prefiere comprar teléfonos móviles, en vez de libros”, como si la gente fuera menos, porque tiene otras necesidades, o porque goza de otros placeres.
Es snob pretender que la gente es menos porque su conquista más plena es algo que nosotros no apreciamos, o porque encuentra placer en gozos que nosotros despreciamos.
La norma parece buena; pero en el fondo es perversa porque pretende cambiar a la gente a fuerza de legislación. Eso es maligno y propio de las mentalidades totalitarias. Ya lo dijo Hannah Arendt: “A lo que aspiran las ideas totalitarias no es a transformar el mundo exterior o a transmutar revolucionariamente la sociedad, sino a transformar la propia naturaleza humana”.
La norma en cuestión pretende crear Consejos para el Fomento de la Lectura, que “establecerán los tipos de lectura que convengan” a los estudiantes. O sea que se leerá lo que manden los sabios de los consejos. Y todo lo que interese a los chicos, será excluido. ¡Ah, chispas! Si así hubiera sido conmigo, yo nunca hubiera conocido muchos de los autores que influyeron y enriquecieron mi vida.
La norma manda a establecer una hora de lectura que deberá ser coordinada a lo largo y lo ancho de todo el sistema educativo. Pretende que en cada aula (de esas que no tienen escritorios, ni pizarrones, ni nada) haya un rincón revistas, obras literarias, periódicos, libros de lectura, bibliotecas de la paz y demás. Esto último da un poco de risa (en medio de lo absurdo) porque, eso de los periódicos, ¿habrá una suscripción a cada diario nacional por aula, o una por escuela? Los chicos, ¿leerán diarios del día, o diarios viejos? ¿Serán diarios nacionales, o extranjeros, o ambos?
La norma pretende que los estudiantes del Ciclo Básico lean por lo menos cinco libros durante el ciclo escolar. Y la pregunta aquí es que esos cinco libros, son adicionales a los que ya hay que leer de acuerdo con los curricula existentes? Y si no lo son, ¿de qué sirve esta disposición en particular?
Repito que no me opongo a la lectura (lo cual es necesario aclarar para anticiparme a los chillarán que sí); repito que considero que la lectura enriquece y da placer (lo cual es necesario aclarar para anticiparme a los que no saben que soy un eudaimonista, un hedonista y un epicureo). Lo que no se vale es usar la ley para imponer valores, ni placeres, ni nada. No se vale usar la ley para imponer que la lectura sea comprendida. No se vale usar la curul para contribuir a la legislorragia. No se vale usar la facultad legislativa para normar y reglamentar hasta si uno debe disfrutar de los libros, o no.
23
Sep 08
¿Quién dice que los chapines no comprenden?
Vea usted lo que dicen hoy, Gilmar Castro y Ana Oliva:
“Cuando era candidato, Álvaro Colom dijo que viajaría a la provincia, pero no fue así, pues hubiera visto que las carreteras están hechas un desastre y que vivimos en un atraso cada vez más preocupante. ¿Hasta cuándo devolverán todo el dinero que se han robado? ¿Hasta cuándo estarán satisfechos? No más corrupción, por favor”.
“Es el colmo que el Gobierno quiera incrementar los impuestos, cuando el Congreso derrocha parte de su presupuesto, y el resto se lo roban, como los Q82 millones. ¿Por qué no utilizar ese dinero para el presupuesto del próximo año? Una persona que roba dinero tiene que reponerlo; lo mismo tendrían que hacer los ladrones de la patria, y no sacarnos más dinero, si apenas nos alcanza para el gasto”.
22
Sep 08
¡Este no es momento para subir impuestos!
Hoy leemos que “Las estadísticas de la Superintendencia de Administración Tributaria son irrefutables, la caída del consumo de los hogares se ha agudizado a partir del mes de abril y la economía ha sufrido un frenazo en la medida que los consumidores y las empresas se aprietan cada día más el cinturón para sobrevivir.”
¡Este no es el mejor momento para subir impuestos!; y Cándido pregunta: “¿Con quién debería negociar los impuestos el gobierno, con el Cacif que tiene ejércitos de contadores y de abogados para defenderse de ellos, o con la gente como usted y como yo que nos apretamos cada día más el cinturón para sobrevivir y no tenemos quien nos defienda?
Talvez tenemos que defendernos a nosotros mismos.