En presencia del equipo de procónsules que se hacen pasar por embajadores en Guatemala; y bajo la presión de representantes de distintos grupos de interés, 109 diputados guatemaltecos aprobaron la nueva ley de adopciones. Y sólo uno de los asistentes tuvo la decencia de razonar su voto en contra.
Al respecto, tengo algunas preguntas:¿Cómo evitarán, los políticos chapines, que el monopolio que han creado en el Consejo Nacional de Adopciones sea diferente al que tenía Guatel, o al que tiene el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social?
¿Qué harán para que el CNA no sea un foco de inhumanidad como es el Centro de Atención Médica Integral para Pensionados?
¿Por qué es que los burócratas y políticos que medrarán en el CNA no cometerán las mismas canalladas que sus colegas, “servidores públicos”, han perpetrado en el IGSS, en el Crédito Hipotecario Nacional, en el Instituto de Previsión Militar, o en las compras de medicinas para el Ministerio de Salud, por mencionar sólo unos casos?
Cuándo dar en adopción un hijo no querido deje de ser una opción deseable, ¿cuál va a ser la siguiente posibilidad?
Dentro de cinco años, ¿quién va a tener las agallas de publicar cifras comparativas de, digamos: cuánto se tarda, ¡de verdad!, un proceso de adopción; cuánto cuesta en términos reales y cuánto cuesta en términos de “mordidas”; cuánto ha crecido el número de abortos; y cuánto cuesta el CNA por cada niño que logre ser adoptado?
¿Cómo van a ser los hospicios del Estado para los niños que no sean abortados? ¿Algún lector tiene idea de cómo era la vida de los niños los orfanatos espantosos que estaban a cargo del gobierno? ¿Van a ser como el “magnífico” hogar que Oscar Berger les dio a los “jóvenes en riesgo” en la Finca Santo Tomás?
Para ese entonces, los Berger, Rodolfo Quezada, y los embajadores de los “países amigos”, ¿cuánto tiempo tendrán de no dormir tranquilos?
Si es cierto que algunas adopciones han sido hechas de forma anómala, ¿por qué es que no hay notarios presos? ¿Quién los encubría? ¿Cómo reaccionará la fiscalía ahora que las adopciones estarán en manos exclusivas de un grupo selecto de consejeros nacionales?
He aquí algunos hechos que son convenientemente omitidos cuando se discute este tema:
Nueve de cada diez casos de adopción son para los EUA. De aquellos, el 96% son niños a quienes sus padres los entregan voluntariamente, lo que se comprueba por medio de dos pruebas de ADN. El otro 4% es de niños declarados en abandono, lo cual lleva un proceso judicial largo.
De 150 denuncias de “sustracción de menores” que tenían las autoridades hasta agosto de 2007, se comprobó que sólo 5 de ellas eran verdaderas. El resto era de padres separados que quitaban los niños a la madre, o de madres que habían dado sus hijos en adopción y que luego se arrepentían y los declaraban como que se los habían robado.
Rosa María de Frade, ex vocera de la Presidencia, declaró en el programa de radio Todo a Pulmón que no estaba comprobado que fueran ciertas las denuncias de que se robaban niños para darlos en adopción.
A los de la Casa Quivirá se les acusó de “traficar con menores robados” y se les cerró el hogar y se les “confiscaron más de 40 niños”. Se hizo un gran aspaviento al respecto pero al final, todo resultó ser un espectáculo para los medios de comunicación. Para ahora, ya varios de esos niños han terminado el proceso de adopción ¡que estaba en regla!, y el resto se los han tenido que ir devolviendo al hogar porque los procesos no estaban viciados. Pero más importante aún es que, si los niños eran robados, ¿dónde están las madres que los están reclamando?
¿Por qué es que el monopolio de las adopciones en manos de los burócratas y políticos que siempre criticamos por corruptos e ineptos, es bueno? ¿Le confiaría usted un hijo a esa gente? ¿Qué va a hacer, usted, al respecto? ¿Dormirá tranquilo, hoy en la noche?
Publicada en el diario Prensa Libre el sábado 15 de diciembre de 2007