25
Abr 13

La necromanía y la política

La_recoleta

En la Guatemala soñolienta del siglo XIX y principios del XX se acostumbraba montar un altar en el que se depositaba el cuerpo del niño fallecido en los brazos de la imagen de un ángel.  Luego se tomaba una fotografía y se llevaba el difuntito al cementerio.  En mi casa hay fotos de la tumba floreada de una de mis tatarabuelas y había fotos del cortejo fúnebre de uno de mis abuelos.

Claudio R. Negrete escribió un libro que se titula Necromanía, historia de una pasión argentina.  En él cuenta que en tiempos anteriores a la Revolución de Mayo ya se practicaban excesos increíbles con la muerte, como dejar expuestos los muertos indigentes con una lata a un lado para que la gente pusiera su limosna y se reuniera la suma suficiente para darles sepultura. Después sucedería la común costumbre de dejar en lugares públicos los cuerpos de los ahorcados, o pasear las cabezas de los asesinados, llevadas como trofeos, o el periplo del cadáver de Juan Lavalle pudriéndose, que inspiraría al Sabato de “Sobre héroes y tumbas”. Una sucesión de hechos siniestros que llevan hasta los hechos más recientes, como la momificación y profanación y ocultamiento del cuerpo de Eva Perón; o el de Perón mismo, cuyo homenaje póstumo fue en medio de un tiroteo y mutilación del cadáver.

Sigue Negrete: De “los músculos del cuello de Alicia Muñiz que fueron robados para que no se culpara a Carlos Monzón de haberla asesinado” al robo del corazón momificado de Fray Mamerto Esquiú, o a la devoción popular por las tumbas de la Difunta Correa, de Gardel, Gilda, Rodrigo o el Gauchito Gil. No es casual que “en lugar de conmemorar nacimientos, solemos recordar siempre las muertes”.

Las repatriaciones de cadáveres (hasta el de Jorge Luis Borges intentó ser sacudido), la profanaciones de tumbas, la adhesión masiva a ciertos funerales (los de Hipólito Yrigoyen, Gardel, Eva y Juan Perón, Ringo Bonavena, Alberto Olmedo y Carlos Monzón, entre tantos otros), los desaparecidos y las exhumaciones en su búsqueda y todo lo que conforma ese espiral de la cultura necrómana nacional.

La foto que ilustra esta entrada es de el cementerio de La recoleta, por Así es la vida.  Allá, muchos ataúdes están expuestos y los gatos se pasean entre los nichos.

De lo anterior me acordé cuando leí que ataúdes con los restos mortales de Juan José Gerardi y Próspero Penados fueron exhumados y se hallan expuestos en la Catedral Metroponlitana donde volverán a ser sepultados este viernes.  Ambos obispos fueron exhumandos de las criptas de la parte trasera del templo y ahora estarán más al alcance de los visitantes. Puede ser que en este acto haya algo de la necromanía decimonónica chapina y algo de la necromanía argentina, así como la expresión de una tradicional afición a la posesión, exhibición y veneración de cuerpos y partes de cuerpos a modo de reliquias.  Sospecho,  que además, exposición de Gerardi tiene un toque político dadas las circunstancias de su asesinato y los acontecimientos recientes en la historia política y judicial de Guatemala.  La exhibición de Gerardi, y su recuerdo, son un buen instrumento de propaganda.


11
Ene 13

El interés propio y la política

James M. Buchanan, Nobel de Economía, visitó Guatemala en 2001; y lo conocí en un diplomado de Economía en el que él fue conferencista. Lo siguiente se basa en algo que escribí entonces.

Si les confías a los políticos los fondos para tu retiro, o la educación de tus hijos, te interesa conocer la obra de B.

La primera vez que leí de B yo era estudiante de ciencias políticas y buscaba una teoría política con pies y cabeza. Ya había pasado por las hipótesis románticas que suponen que los políticos hacen a un lado sus intereses propios cuando manejan la cosa pública. Yo ya había pasado por los marxistas y por los estructural–funcionalistas sin hallar respuestas.

Si las personas individuales son importantes, entonces el proceso político no puede ser muy diferente del proceso económico. Si la acción humana es importante, el propósito también. No es extraño, pues, que el homo politicus sea homo agens y que el hombre político actúe con el interés propio como su estrella polar.

¿Por qué es eso importante? Porque existe el mito generalizado de que los políticos actúan desinteresadamente, siempre en busca del bien común, o del beneficio colectivo. Por eso es que mucha gente está tan dispuesta a abandonar sus asuntos en manos de políticos; y por eso es que el seguro social, la salud, y el transporte, entre otras cosas están a merced de decisiones de poder.

Si algunos desconfían de los empresarios, porque actúan descaradamente de acuerdo con sus intereses, ¿por qué no desconfían de los políticos, que hacen lo mismo; pero encubiertos?

Al desarrollar una teoría del comportamiento individual en el proceso político, B hizo por la política, lo que Ludwig von Mises hizo por la economía con su Acción Humana. Y a ti y a mí, que no somos expertos en aquellos asuntos, pero que sí nos interesa en qué se van nuestros impuestos, nos ayuda a explicar hechos cotidianos como la búsqueda de rentas parasitarias, que es tan característica de las decisiones políticas.

James M. Buchanan, doctor honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín, falleció el miércoles pasado; no sin antes arrojar luz sobre el tema del interés propio, no solo como instrumento científico; sino como herramienta para el elector y el tributario. Es decir, para ti y para mí.

Publicada en El periódico.


08
Ene 13

Más sobre el “transfuguismo”

Cincuenta y seis diputados se han cambiado de bancada desde que la actual legislatura tomó posesión.  Sostengo que el llamado transfuguismo no sólo no es intrínsecamente malo, sino que es bueno y útil.  Es bueno y útil porque está íntimamente relacionado con la libertad de conciencia de los diputados; y es bueno y útil porque a los electores les facilita saber quién es quién.

A aquellas apreciaciones les sumo una más que escuché ayer en una reunión de colegas: el llamado transfuguismo es una brújula electoral que apunta en dirección a los partidos que tienen más posibilidades de ganar la próxima elección.  Esto es porque los actores políticos tienden a moverse -y a apostar sus fichas- hacia las organizaciones que más posibilidades tienen de permitirles conservar el poder.  Desde otra perspectiva, tienden a abandonar las organizaciones que menos posibilidades tienen permitirles conseervar el poder.


04
Ene 13

En defensa del “transfuguismo”

No nos engañemos. Los partidos políticos chapines no son las organizaciones que median entre mandatarios y mandantes, ni las plataformas filosóficas y programáticas que describen los textos. Son máquinas electoreras que sirven para llegar al poder; y sus diputados ni siquiera son miembros de los partidos.

¿Sabes, sin esfuerzo, a quiénes les diste tu voto en las planillas de diputados? Si conocías a algunos de aquellos candidatos, ¿tenías idea de qué piensan acerca de las reformas constitucionales, la eliminación de privilegios, o la ley de telecomunicaciones?

Dicho lo anterior, la prohibición del llamado transfuguismo sirve para conservar aquel estado de cosas en beneficio de una clase política inepta y corrupta que requiere del uso de la fuerza para mantener su poder e influencia. Y además, ¿qué tal si hay un buen candidato, o un buen diputado que ya no soporta la corrupción y la farsa que hay en la organización a la que está vinculado? Yo digo que esa persona debería tener la facultad de decir Hasta aquí, e irse sin pena.

Como ciudadano debes tener la posibilidad de ver que el actual sistema es insostenible. Deberías poder ver a qué clase de gente eliges. Y el transfuguismo facilita estos dos procesos. Si la libertad de conciencia para los diputados fuera bien vista, como elector podrías ver qué uso hacen de ella los que dicen representarte. Opino que, para la educación cívica de mandatarios y mandantes, es más provechoso que haya libertad de conciencia y de movilidad, que se fuerce una permanencia artificiosa y disfrazada de lealtad. Es mejor que los arrimados y los camaleones sean fácilmente identificables, que amarrarlos y crear un espejismo de solidez y confiabilidad del sistema político.

Si entendemos que los partidos chapines son lo que son, es difícil y es moralmente inexplicable que les pidamos lealtad a los candidatos y funcionarios vinculados a esas organizaciones. Más bien, como en el jiu-jitsu, habría que utilizar el sistema contra sí mismo y exponer la realidad. La responsabilidad, entonces, sería de los electores. Así es en el mercado. Tú no compras donde te dan libras de 14 onzas, ni regresas a donde te metieron tomates podridos entre los tomates buenos. ¿Por qué es que sí haces eso en el terreno del poder?

Columna publicada en El periódico.


22
Dic 12

En defensa del “transfuguismo”

No nos engañemos.  Para comenzar, los partidos políticos guatemaltecos no son las organizaciones que median entre mandatarios y mandantes; ni son las plataformas filosóficas y programáticas que describen los textos de ciencias políticas.  Aquí son maquinarias electoreras y roscas que sirven para llegar al poder.

Cuando fuiste a sufragar, ¿conocías a todos, o a la mayoría de los candidatos a los que les diste tu  voto?  ¿Sabes, ahorita y sin tener que pensarlo mucho, a quiénes les diste tu voto en cada una de las planillas de diputados?  Si conocías a dos, o tres de aquellos candidatos…¿tenías idea de qué piensan de asuntos tan importantes como las reformas constitucionales, la reforma política, la eliminación de privilegios, o  la ley de telecomunicaciones?

Dicho lo anterior, la prohibición del llamado transfuguismo sólo sirve para conservar aquel estado de cosas en beneficio de una clase política inepta y corrupta que requiere del uso de la fuerza para mantener su poder e influencia.  Sólo sirve para blindar un sistema podrido.  Y además…¿qué tal si hay un buen candidato, o un buen diputado que ya no soporta la corrupción y la farsa que hay en la organización a la que está vinculado?  Yo digo que esa persona debería tener la facultad de decir Hasta aquí e irse sin pena.

En mi opinión, los ciudadanos deberían tener la posibilidad de ver -con claridad- que el actual sistema es insostenible.  Deberían poder ver -con claridad- a qué clase de gente eligen.  Y el transfuguismo facilita estos dos procesos.  Si la libertad de conciencia para los diputados fuera bien vista, los electores podríamos ver que uso hacen de ella los que dicen representarnos.  Yo opino que para la educación cívica de mandatarios y mandantes es más provechoso que haya libertad de conciencia y de movilidad, que que se fuerce una permanencia artificiosa y engañosa disfrazada de lealtad.  Es mejor que los desleales y los camaleones sean fácilmente identificables, que amarrarlos por la fuerza y crear un espejismo de solidez y confiabilidad del sistema político.

Si entendemos que los partidos chapines son lo que son, es difícil y es moralmente inexplicable que tratemos de pedirles lealtad y coherencia a los candidatos y funcionarios vinculados a esas organizaciones.  Más bien, como en el jiu-jitsu, habría que utilizar el sistema contra sí mismo y exponer la realidad.  La responsabilidad, entonces, sería de los electores, a quienes les correspondería separar la paja del grano y no darle su voto a los que no lo merecen.  Así es en el mercado.   Tu no compras donde te dan libras de 14 onzas, ni regresas a donde te metieron tomates podridos entre los tomates buenos.  ¿Por qué es que sí haces eso en el terreno del poder?

Finalmente…¿te acuerdas de aquel derecho individual que se conoce como libertad de asociación? Pues, eso.  Nadie debe ser obligado a asociarse con quienes no quiere. La libertad de asociación debe prevalecer sobre el interés político.


23
Oct 12

Científicos condenados por no advertir terremoto

Esto es de verlo y no creerlo:  Un tribunal italiano declaró culpables de homicidio involuntario a siete científicos y especialistas en sismos, por no haber dado la alerta pertinente a la ciudadanía en el terremoto que el 6 de abril de 2009 azotó la ciudad de L’Aquila,  y en el que murieron 309 personas.   El juez condenó a los científicos a seis años de prisión; y  científicos de todo el mundo lamentaron la sentencia, porque la ciencia no tiene un método infalible para pronosticar los terremotos.  Según el fallo del juez Marco Billi, los acusados dieron información inexacta, incompleta y contradictoria sobre si los pequeños temblores sentidos por los residentes de la localidad en las semanas anteriores deberían haber justificado una alerta generalizada.

Una semana antes del terremoto, la Comisión visitó la región e informó a la población que no existía un peligro concreto. Que la tierra se mueva, dijeron, es la señal de que el terremoto está perdiendo energía.  Debido a este informe muchos de los pobladores no salieron de sus casas el día del terremoto, como venían haciendo usualmente en semanas anteriores debido a los temblores. Guido Fioravanti, hijo de una de las víctimas, afirma: mi padre murió porque creyó al estado.  Para la comunidad internacional, los expertos son el chivo expiatorio de los políticos. Las casas se cayeron porque estaban mal construidas. No se les puede condenar por no prever algo imposible de prever.

Después de este fallo, ¡a ver qué experto se atreverá a hablar sobre terremotos!

Es un hecho que la ciencia no tiene, todavía, un método infalible para pronosticar terremotos.  Y, al final de cuentas, como las agencias científicas suelen ser estatales, la decisión de qué es lo que se hace con la información que proveen los científicos y expertos es de orden político.  Tiene razón Fioravanti al quejarse de que su padre murió por creer en el estado -particularmente del estado niñera-; y este peligro es mayor en sociedades altamente estatizadas.  Sociedades cuyos políticos y funcionarios -y ciudadanos y tributarios- creen que el estado (o sea los políticos y funcionarios que lo admistran) deben proveer, decidir, informar, autorizar, regular y prohibir, entre otras cosas.

En ciencia económica, William H. Hutt advirtió que los economistas no deben someter sus principios, su conocimiento y su retórica para adaptarse a las realidades políticas, ni deben adaptarlos a la política cultural existente.  El mejor consejo científico que puede y debe recibir un político es el consejo científico honesto.  Y es al político al que le corresponde decidir que uso le va a dar al consejo que recibe.  Las decisiones políticas deben ser responsabilidad de los políticos.  Si algo es políticamente posible, o imposible; o conveniente, o inconveniente no les concierne a los científicos.  Eso es cosa de los políticos…y de las personas que confían en ellos.

La lección de Hutt les viene bien a los científicos italianos y a los científicos de todo el mundo.  Muy especialmente a aquellos que sirven a los que ejercen el poder y creen que deberían tomar decisiones sobre la vida, la libertad y la propiedad de otros.

Dicho lo anterior…¿alguien me puede decir si eso de que si la tierra se mueve es señal de que el terremoto está perdiendo energía es cierto? Yo sospecho que no.  Sobre todo en un país como Guatemala en el que hay más de una placa tectónica.  Esto es porque el movimiento de una placa podría estar perdiendo energía…en tanto que otra placa podría estar acumulando energía, simultáneamente, y producir un terremoto que nada tendría que ver con la primera placa.  Además, aunque fuera cierto que dos, o tres movimientos podrían hacer perder energía a una placa, ¿qué nos asegura que el cuarto movimiento no tendría suficiente energía como para producir un terremoto, a pesar de los tres movimientos previos?  A mí, aquella explicación me parece un disparate, pero a lo mejor estoy equivocado.  Ojalá que un experto nos pudiera dar una perspectiva científica.

 


26
Sep 12

Meditaciones sobre los “dipukids”

Con ocasión del Campus Fades/UFM, estuvo por aquí la diputada española Cayetana Alvarez de Toledo.  Ella sostiene que la política es un instrumento para defender ideales y proyectos; y estoy de acuerdo con ella.  Sostiene, también, que no todos los políticos son iguales y que no todas las políticas (en el sentido de policy) son iguales; y también estoy de acuerdo con ella.

Cayetana cambió el periodismo por la política, y ahí nos distanciamos. Y en una conversación que tuve con ella habló de la partcipación de jóvenes y estudiantes en la política.   Tema que viene al caso ahora que se discute el papel de uno de los dipukids más notorios de la actual legislatura.

En este tema vuelvo a coincidir con Cayetana: Los jóvenes primero deben prepararse y concluir sus estudios antes de meterse de cabeza en la política.  Y si lo hacen, deberían nacerlo bien.


21
Sep 12

Los pipoldermos

La Ley contra el Enriquecimiento Ilícito o Ley Anticorrupción está entrampada en el Congreso. ¿Te sorprende? Cabal; no debería sorprenderle a nadie.

No nos sorprende; pero existe, entre nosotros, mucha gente que cree que hay ciertos seres humanos que, cuando actúan en el sector público (que es el sector coercitivo de las relaciones sociales), lo hacen de una forma romántica tal, que –de forma benévola y omnisciente– o por lo menos con buenas intenciones, pueden ejecutar “el interés público” y mantener al margen sus propios intereses. Esas personas creen que los políticos y sus funcionarios actúan de forma distinta a la naturaleza humana.

Pero hay gente más viva. Tú por ejemplo. Tú sabes que los políticos y sus funcionarios son personas de carne y hueso; y que la mayoría de ellos no tiene incentivo alguno para aprobar una ley que le impediría enriquecerse a costa de los tributarios. Tú lo sabes, porque vivimos en una sociedad en la que mucha gente cree que “es baboso el que llega al Gobierno y no aprovecha las comisiones, como mínimo”.

Es curioso cómo es que la gente se queja de que la mayoría de políticos y funcionarios son venales e ineptos; pero aun así quiere que esos mismos personajes controlen su dinero, su educación, su salud, su transporte y otras cosas… y encima espera que lo hagan bien.

El genial Manuel F. Ayau propuso un ejercicio para ver este fenómeno desde otra perspectiva. Sugirió que cuando nos refiramos al Gobierno (o a los políticos y sus funcionarios) sustituyamos la palabra Gobierno por la palabra pipoldermos. Entonces diríamos: los pipoldermos velarán por la juventud; o los pipoldermos van a proveer salud, educación, transporte, bono seguro, y otras necesidades. ¿Y qué quiere decir pipoldermos?, dirás tú. Pues quiere decir: Los pícaros políticos que por el momento detentan el poder. Este ejercicio sencillo nos pone los pies sobre la tierra, ayuda a ver las cosas como son, y a entender por qué es que, a los pipoldermos no les conviene una Ley Anticorrupción; pero sí una que registre a los usuarios de teléfonos móviles, y otra que le dé al banco central la facultad de echar a andar la maquinita e imprimir quetzales a discreción, solo para mencionar dos asuntos de actualidad. ¡Vivo, pues!

Columna publicada por El Periódico.


06
Ago 12

Impostura y arbitrariedad tras el triunfo de Erick Barrondo

Erick Barrondo obtuvo una medalla de plata en Londres y ya es un objetivo político.  ¿Oíste la conversación del presidente Otto Pérez Molina con Bernabé Barrondo, padre del campeón?  Si no la has oído, escúchala y agárrate de la silla.

Hace poco se comentó  el hecho de que el Presidente andaba a caballo y se lo comparaba con el general Jorge Ubico.  En ese momento pensé que la crítica era exagerada y con mala leche.    Pero en esta conversación es evidente que el Mandatario siente que tiene la facultad de actuar como un dictador de principios del siglo pasado y dar ordenes para que con un chasquido de sus dedos se cumpla su voluntad aunque para ello haya que pasar encima de la ley, de los procedimientos y de lo que sea.

Mi parte favorita de la conversación es cuando Pérez Molina le dice a don Bernabe que va a mandarlo a él y a doña Dora para apoyar al campeón (a pesar de lo antitécnica que es esa decisión arbitraria del Presidente).  Y luego de oír todas las ofertas presidenciales, el señor Barrondo le dice a Otto Pérez que a ver si se va a poder porque su señora es salvadoreña y no tiene papeles.  ¡Plop!, diría Condorito.

El presidente casi que se queda sin habla y empieza a repetir que tienen que hablar, y que van a revisar que hacer en Migración y en el Registro Nacional de Personas, y que va dar ordenes aquí y allá para resolver el asunto.  De orden superior, digo yo.

Y todo esto es lo que me recordó lo que me contaban mis abuelas acerca de los tiempos de Ubico.  Se hacía lo que Ubico quería y ordenaba.  Bastaba una orden presidencial para que los nudos más apretados se desenredaran.  No había ley, ni procedimiento que resistiera una orden presidencial .  ¿Podrá Otto Pérez Molina sacarle al Departamento de Estado dos visas rapiditas y sin mal modo? ¿Podrá obtener una para una señora que no tiene papeles?  Vamos a ver hasta donde llega el poder del Señor Presidente.

Por cierto que yo no digo que don Bernabé y doña Dora no deban ir a Londres…sólo objeto el modo; y los alcances que tiene el capricho presidencial.

Otra joya de la conversación es cuando don Bernabé le dice a Otto Pérez Molina que mejor sólo se van él y doña Dora porque no hay quien cuide la casa, y usted ya sabe que los ladrones andan por ahí.  ¡Plop!, otra vez.

¿Qué es lo que se le ocurre al Presidente? Que va a darle la orden (oigase chasquido de dedos) al Gobernador para que se haga cargo del asunto.  ¿Te sientes como en tiempos de Ubico, o no? ¿Cuándo fue la última vez que el Presidente ofreció cuidarte tu casa, tu automóvil, tu teléfono, o a tus hijos?

Reitero mis respetos y admiración para Erick Barrondo, y se me enchinan los brazos cuando veo lo alegres que están sus padres.  ¡Que dicha, la verdad!  Y por eso me indigna mucho que el triunfo del atleta esté siendo convertido en un objetivo político y demagógico.

Empero, y para ser justos, la culpa no es sólo del Presidente, sino de las miles y miles de personas que están colectivizando el triunfo de Erick Barrondo.  Se dice, por ejemplo, que le dió a nuestro país la primera medalla olímpica; que consiguió la medalla olímpica para Guatemala; que es nuestra primera medalla olímpica; hay quien se atrevio a decir que ¡anhelamos otra medalla!, como si Erick u otro de los deportistas chapines que están en Londres nos la debieran, o tuvieran algún tipo de obligación con nosotros.  Y así puede seguir la lista.  ¡Aramos, dijo la mosca!

Erick Barrondo y su triunfo son un objetivo político porque todo el que puede y quiere está colectivizando su éxito.


01
Ago 12

Otro No para las reformas constitucionales

Politólogos, sociólogos y diputados señalan que la propuesta del Ejecutivo, que promueve la distribución de 60 distritos para elegir congresistas fomentaría el bipartidismo. El Ejecutivo también propone que el número de legisladores se reduzca a 120, lo que, a juicio de expertos, complicaría aún más la representatividad de los partidos.  Este fue otro ¡No! para la reforma propuesta por la Administración Pérez-Baldetti.

Los analistas, sin embargo, hacen sus cuentas como si las cosas fueran a permanecer estáticas.  Creen que con estadísticas pueden pronosticar el futuro.  Es como cuando los economistas tratan de hacer ciencia económica con fórmulas y cábalas.

Yo no creo que la existencia de partidos pequeños y bancadas minúsculas deba ser un objetivo político.  Creo que si los votantes no apoyan con sus votos (y con su dinero) a ciertas organizaciones políticas, estas deberían hacer mutis por el foro y ya.  Tampoco creo que el bipartidismo deba ser un objetivo político.  Reitero que los votantes son los únicos que deberían decidir a quién apoyan y a quién no.