Vicente Chacón, abuelo de mi bisabuelo —Federico Chacón Ubico—, fue teniente foráneo del Consulado de Comercio en Salamá, Baja Verapaz, entre 1845 y 1847.
Los consulados de comercio eran organizaciones gremiales y mercantiles establecidas en el Imperio Español durante la época virreinal, diseñadas para regular, promover y proteger las actividades comerciales, especialmente el comercio transatlántico y local. En América, se consolidaron a partir del siglo XVI con la expansión del comercio global.
El Consulado de Comercio de Guatemala, fundado en 1793, fue uno de los últimos en establecerse en el continente. Su creación respondió al crecimiento económico de la región, impulsado por el auge de productos como el índigo, principal exportación de Guatemala en el siglo XVIII, y a la necesidad de los comerciantes locales de tener una organización que defendiera sus intereses frente al monopolio de Cádiz y los comerciantes peninsulares.
El consulado estaba compuesto por comerciantes prominentes. Su líder era el prior, asistido por cónsules y otros funcionarios. En tiempos de don Vicente, que fue teniente del consulado, el diputado en Salamá fue Francisco Infiestas. Un diputado era un miembro electo que representaba los intereses de los comerciantes y participaba en la toma de decisiones dentro del consulado. Los tenientes foráneos, como don Vicente, eran funcionarios designados para extender la autoridad del consulado en áreas periféricas del Reino de Guatemala, como otras provincias o puertos importantes.
En 1845, tras las elecciones de mayo, el prior era Gregorio Urruela; el primer cónsul, Manuel Larrave; y el segundo cónsul, Julián González. Los tenientes eran Juan Matheu, Camilo Idalgo y Joaquín Valdés.

La ilustración es del artículo El Consulado de Comercio, 1793-1821 por Ralph Lee Woodward en el tomo III de la Historia General de Guatemala.
Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.















