Me tomo la libertad y le ruego que tenga la amabilidad de ordenar al tesorero nacional que me pague las primas que obtuve en las carreras de diciembre pasado. He gastado una gran cantidad de dinero en la compra de estos caballos y, como tengo que hacer varios pagos importantes en el banco, no puedo afrontarlos a menos que reciba alguna ayuda. Con la esperanza de que perdone mi intrusión, siempre seré su muy humilde servidor. Así dice la carta que mi tatarabuelo, Emilio Schuman le dirigió al presidente José María Reyna Barrios el 26 de marzo de 1897.
Traduje the premiums por las primas, pero ¿Alguien sabe a qué se refiere exactamente? ¿Es primas, o premios?
El caso es que don Emilio no sólo tenía un negocio de carruajes, artículos para carruajes, herrería, carpintería, tapicería y pintura; sino que criaba caballos de carreras. Mi bisabuela, Adela, hija suya, continuó en ese negocio hasta la Gran Depresión. Antes de ese evento, por ejemplo, su yegua Lucky Lester competía en Cuba y no recuerdo si en Nueva Orleans, con mi tío abuelo Jorge de jockey.
Alguna vez, seguramente a finales de los años 60, fui a ver carreras de caballos al Hipódromo del Sur en la ciudad de Guatemala, ubicado al lado del Aeropuerto La Aurora. Todavía se pueden ver restos de aquel lugar en el área, se ven la pista y no recuerdo si se ven las ruinas de la tribuna. Fui con mis padres y estoy seguro de que en la visita, por supuesto que estuvo involucrado mi tío abuelo, Jorge.
Este hipódromo, el del sur, fue obra de José María Orellana y data de 1923 aunque, don Jorge Ubico mejoró sus instalaciones sustanciamente para que formaran parte de la Feria de Noviembre. Antes de 1923 existió el Hipódromo del Norte ubicado al final de la Avenida Simeón Cañas. Este hipódromo, el del norte, fue construido en 1881 y tuvo relevancia durante las Minervalias de don Manuel Estrada Cabrera.
Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.