La estrategia es tan rudimentaria, como efectiva. Primero metes miedo; y luego, cuando la gente está asustada, con toda facilidad renuncia a su libertad y se entrega a la dependencia, a la servidumbre y a la dictadura.
Libertad
17
Mar 10
¡Ya se viene la censura!
13
Mar 10
Pelis inspiradoras: Tucker, The Man and his Dream
05
Mar 10
Hipocresía en políticas migratorias
Recién nos enteramos de que 43 personas de origen chino fingieron que participaría en un encuentro mundial cafetero que se celebró en Guatemala, y que así consiguieron visas para entrar al país. Luego resultó que sólo 31 de ellos llegaron a tierras chapinas; y 10 de estos fueron capturados en México cuando se dirigían a los Estados Unidos de América.
Como para venir al encuentro cafetero necesitaban del aval de la Asociación Nacional del Café, la Dirección Nacional de Migración se apresuró a echarle el muerto a aquella organización. El director general de la DGM, Enrique Degenhart, dijo que lo que sucede es que Anacafe los valida… son validados ante nosotros como entidad migratoria para poder entrar. Cuando no se presentaron al evento, los dimos automáticamente como personas de alto riesgo; los fuimos a buscar a su dirección registrada que es un hotel capitalino, y ya no estaban. Y el presidente de la Asociación, Ricardo Villanueva, tuvo palabras muy duras contra los chinos, al decir que esta es una mafia armada a saber con cuántas personas de afuera… Uno hace seminarios, cosas que son importantes para el país, y la gente se aprovecha.
Desde hace ratos, he sostenido que los guatemaltecos tenemos políticas hipócritas en cuanto a migración; porque cuando se trata de nuestros connacionales, lamentamos y clamamos al cielo por lo mal que son tratados en México y en los Estados Unidos. Pedimos y exigimos tratos preferenciales, amnistías y ventajas cuando se trata de que a nuestros hermanos chapines se les permita viajar, trabajar y vivir en México, los EUA, España y otros lugares. Empero, ¿cómo tratamos nosotros a los migrantes que pasan por la Tierra del quetzal?
Imagínese usted que la historia hubiera sido diferente: 43 personas de origen guatemalteco fingieron que participarían en un encuentro mundial cafetero, bananero, o maquilero que se celebró en Los Angeles y así consiguieron visa para entrar a los EUA. Imagínese que 10 de ellos hubieran sido capturados. ¿Cuál sería la reacción de las organizaciones de migrantes? ¿Cuál sería el papel que se le exigiría al Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala? Usted, ¿reaccionaría igual a como reaccionó cuando leyó lo de los chinos?
En diciembre pasado un estudio presentado por la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala expuso que en Guatemala existe poca voluntad política para erradicar el abuso contra extranjeros indocumentados. El informe puso en evidencia que la Administración prolonga la situación violatoria de los derechos humanos de los migrantes en tránsito, y que han ocurrido casos donde los extranjeros han sido asesinados, violados sexualmente o detenidos por tiempo indefinido en los albergues de migración, añadió.
Nosotros, ¿tratamos a los salvadoreños, nicaragüenses, hondureños, peruanos, colombianos, ecuatorianos, chinos y otros migrantes que pasan por Guatemala, igual, mejor, o peor de lo que se trata a los migrantes chapines en otros países? ¿Por qué? Yo creo que es por hipocresía.
Simpatizo mucho con la causa de los migrantes en el sentido de que me da rabia que haya gente que tenga que dejar su familia y su tierra para ir a buscar una vida mejor; y en el sentido de que me indigna la forma en la que aquí y en otras tierras se trata a los migrantes. Simpatizo en el sentido de que así como creo que habría más posibilidades de bienestar para todos si hubiera libre movilidad de capitales, también las habría si hubiera libre movilidad de personas.
Si a mí me preguntaran yo votaría por eliminar las restricciones fronterizas y todas esas trabas artificiales contra la libre movilidad de las personas. Y me quitaría los prejuicios hipócritas contra la migración de las personas.
02
Mar 10
El fútbol: ¡Por la Libertad y la Razón!
01
Mar 10
Carlos Fajardo, la prosperidad y la benevolencia
Don Carlos Fajardo no cree que el individualismo mejore la calidad de vida de las personas porque no ha podido establecer la relación que hay entre un ambiente propicio para la creación de riqueza, la riqueza, y el bienestar. Y quizás estas evidencias nos ayuden en ese asunto.
Hola don Carlos. Si usted chequea cuáles son los países en los que hay más libertad económica (y en general mejor respeto a los derechos individuales) y luego chequea en qué países hay un mejor índice de desarrollo humano, va a encontrar con que la gente vive mejor en los países donde hay más libertad. La gente goza de mayor bienestar, de más desarrollo y de mejor nivel de vida, en aquellos países donde hay una tradición de respeto a la libertad y a los otros derechos individuales.
Se va a encontrar con que la gente vive mal, o peor, en aquellos países donde la libertad, la vida y la propiedad, así como el derecho a la búsqueda de la felicidad, no son, ni han sido respetados.
No me crea; véalo en: el Indice de Libertad Económica y véalo en el Indice de Desarrollo Humano.
De verdad creo que si aspiramos a ayudar a los pobres, lo mejor que podríamos hacer es fundar un sistema que no los haga depender de la caridad y menos, aún, de los favores políticos. Yo digo que sería mejor fundar un sistema en el que hubiera oportunidades. Oportunidades para tener mejores empleos, mejores salarios y hasta para fundar y multiplicar sus propias empresas. La idea sería crear riqueza, en vez de sólo repartir lo que hay. Honestamente, creo que es mejor ayudar a los pobres con oportunidades, que con limosnas y con caridades. Lo cual no excluye la benevolencia, ¡para nada!, especialmente en casos de emergencias, desastres naturales y otras calamidades. La gente del corredor seco, en Guatemala, por ejemplo, necesita desesperadamente que les echemos una mano.
Usted pone en duda que la gente sea más generosa cuando le sobran más recursos. Y si bien es cierto que la benevolencia no es exclusiva de ningún grupo social, o es cierto que aún en la miseria más desesperante la gente comparte y es generosa con los más necesitados, también es cierto que más tiene la gente, más puede dar. Eso es sólo cuestión de aritmética.
No conozco rico alguno que no tenga por lo menos una obra de benevolencia favorita. Los ricos apoyan fundaciones para combatir enfermedades, para combatir el analfabetismo, el hambre, la mendicidad, el abandono, y muchas otras cosas indeseables.
Por cierto, ¿sabía usted que las mujeres ricas dan más que los hombres ricos? Ricos como Bill Gates y Warren Buffett – además de crear riqueza y hacer nuestras vidas más cómodas– dan millones y millones para todo tipo de causas artísticas, científicas, y de lucha contra la pobreza. Lo mismo hicieron Rockefeller, Mellon, Carnegie, Vanderbilt y otros Y aquí en Guatemala es lo mismo. Busque una obra de benevolencia significativa y en su junta directiva encontrará a los ricos locales.
A nivel de países, los países pobres reciben millones y millones de dólares en ayuda de los ricos en los países ricos. Esa ayuda llega directamente por medio de individuos, fundaciones y clubes de servicio; e indirectamente por medio de la cooperación internacional. Las víctimas de tsunamis en Asia, sequías en Africa, huracanes en Honduras, Guatemala y Nueva Orleans, terremotos en Turquía y en Haití y otros desastres naturales reciben generosas ayudas monetarias, tecnológicas y científicas de parte de los ricos en los países ricos. Y aunque los terremotos sean más fuertes en los países prósperos (y libres) como Chile; hacen menos daño que en países pobres (y no libres) como Haití. Y en muchos países ricos existe una cultura de benevolencia. No me crea a mí; por favor, vea las cifras.
25
Feb 10
ProReforma y el Hayek de Alvaro Velásquez
Alvaro Velásquez, en su columna de hoy sobre ProReforma, asegura que para Friedrich A. Hayek el enemigo a vencer es la democracia en tanto soberanía popular…
23
Feb 10
Carlos Fajardo y sus inquietudes sobre ProReforma
En el contexto de mis artículos sobre ProReforma, el lector, Carlos Fajardo pregunta que, cuando hablo sobre privilegios, concretamente, ¿a qué me refiero? Pues bien, un privilegio es una prerrogativa, o una exención que tiene su origen en una ley particular (o ley privada y de ahí su etimología). Por su naturaleza, los privilegios no son para todos en general, sino para unos en particular. Los privilegios son discriminatorios y excluyentes porque le les dan a unos, y no a otros. Se oponen, pues, a la igualdad de todos ante la ley. Donde hay privilegios no hay igualdad de todos ante la ley y, por lo tanto no hay estado de derecho. Lo que hay es estado de arbitrariedad. Por eso es que los privilegios son repugnantes.
Fajardo señala que así como suena, los niños, embarazadas y en general la gente pobre y no tan pobre que usa los servicios públicos basados en los impuestos de todos, son un sector privilegiado. Y Fajardo tiene razón. Todos aquellos que usan, o usamos servicios por los cuales aparentemente no pagamos; pero que están a nuestra disposición porque otros han sido forzados a pagar por ellos, podríamos parecer privilegiados. Empero, esos servicios están ahí para ser usados y son parte de las reglas del juego y de las condiciones dadas. Sería absurdo rehusar su uso. Lo malo no es jugar de acuerdo con las reglas del juego dadas; lo malo es pedir los privilegios, perpetuar el sistema de privilegios, y no hacer nada para acabar con esas desigualdades.
Lo cierto es que todos pagamos impuestos. ¡Todos! Unos pagan más y otros pagan menos. Unos pagan directamente y otros…los más pobres, pagan con falta de oportunidades. El dinero que los que pagan más no invierten en más fábricas, más comercios, más fincas, y más empresas, porque tienen que entregárselo a los políticos para que luego lo redistribuyan, es el dinero que sirve para satisfacer las demandas de los grupos de interés que viven del presupuesto del estado y ahí se diluye en corrupción, mala administración y desperdicio. Los más pobres pagan impuestos de la forma más cruel, porque lo hacen en términos de subempleo, y de desempleo.
Un profesor al que respeto mucho escribió una vez que el amor por la libertad es el amor por los otros; y esa frase se me viene a la mente cuando pienso en el tema que Fajardo trajo a este espacio. Actualmente, como los políticos tratan con los niños, las embarazadas y los pobres es que los hacen hacer cola, los hacinan, los humillan, los someten a privaciones en hospitales sin medicinas, en escuelas sin escritorios, o en sistemas de seguro social que sólo sirven para el enriquecimiento ilícito de quienes los administran. Y, por si eso fuera poco, los someten a la dependencia no sólo perpetuando el sistema de miseria y de falta de oportunidades, sino que acostumbrándolos a recibir lo que ha sido tomado de otros por la fuerza.
En un sistema de libertad, la mejor política social es un buen empleo. En un sistema de libertad, la idea es que las personas puedan pagarse el médico, la previsión social, el colegio, la casa y todos lo demás con el salario que reciben, o con las ganancias que obtengan. Que no tengan que depender de caprichos políticos, ni de la expoliación, ni conformarse con pitanzas. Pero para eso es inevitablemente necesario que en la sociedad haya ahorro y formación suficiente de capital. Para eso es necesario que abunden más las ofertas de trabajo, que los trabajadores en busca de empleo. Para eso es necesario que el dinero de las personas no sea desperdiciado por políticos y funcionarios venales e ineptos.
Y, ¿qué pasa con los más, más pobres y vulnerables? Pues en una sociedad próspera, es más fácil y más posible que abunde la benevolencia. Los individuos ricos, en las sociedades más ricas del planeta, son los que más contribuyen a todo tipo de obras de benevolencia no sólo en sus propios países, sino que alrededor del globo. Mientras más riqueza tiene la gente (aún entre la clase media más modesta), más tiene para compartir con otros. Y si esas obras de benevolencia no están en las manos de los políticos y burócratas que constantemente criticamos por sinvergüenzas e incapaces, pues tienen más posibilidades de beneficiar, de verdad, a aquellos que más las necesitan. ¿Quién que puede no tiene una obra de benevolencia favorita?
No estoy de acuerdo con que tengamos que aceptar inevitablemente eso de que los diversos grupos intenten promulgar leyes que los beneficien, como dice Fajardo. Creo que esa resignación es parte de la raíz del mal y que hay que acabar con ella cuanto antes. Todos los males que nos trae ese fatalismo no se componen multiplicando los privilegios, ni perpetuando la competencia por beneficios particulares a costa de los demás. Opino que –aunque no lo hagan ni en Inglaterra, ni en los Estados Unidos de América– lo hagamos nosotros. ¡Acabemos con los privilegios y con la exclusión que generan! Probemos con un sistema que favorezca la creación de riqueza (que es lo contrario a la pobreza). Confiémosle a la benevolencia y a la voluntariedad, lo que ahora hacemos por la fuerza y de forma arbitraria.
Fajardo cree que sólo los ricos podrán ser electos para el senado porque cree que sólo ellos podrán tener la publicidad necesaria para conseguir votos; pero si eso fuera cierto, también lo sería en cualquier sistema que dependiera de contribuciones voluntarias para las elecciones. La experiencia, sin embargo, nos dice que los que tienen poder económico les reparten dinero a todos; y si continúa el sistema de privilegios, lo que ocurre es que le reparten más a aquellos que les pueden garantizar sus privilegios, si es que sus fortunas dependen de aquellos Lo que sería interesante, don Carlos, es que nos contara cuál es la opción frente a las donaciones voluntarias, sin recurrir al uso de la fuerza para extraer fondos de los tributarios y redistribuirlos entre los políticos. Esto es porque creo que deberíamos desterrar el uso de la fuerza en todas nuestras relaciones sociales, y especialmente en las relaciones políticas.
Fajardo habla de los que tienen poder económico y de los ancianos de la misma forma en que los economistas clásicos se planteaban aquello de que por qué es que valen más los diamantes que los panes. No hay tal cosa como los que tienen poder económico, ni los ancianos, como no hay tal cosa como los diamantes y los panes. Hay estos ricos o este rico y estos ancianos o este anciano; de la misma forma en que hay estos diamantes y estos panes, aquí y ahora. Si se colectivizan este tipo de planteamientos –y no se reconocen las diferencias y las preferencias individuales, espaciales y temporales de los individuos– es como tratar de pintar La Gioconda con brocha gorda. De verdad no creo que alguien serio diga que las personas mayores tengan más valor que las de menor edad, ni que los ancianos no se equivoquen. ¿Qué de bueno puede salir de criticar a ProReforma usando estas generalizaciones inútiles, y de criticarla por lo que no dice? El supuesto en el que se basa esa propuesta es el de que las personas mayores de 50 años –si son bien escogidas, como uno escogería si sólo va a tener una oportunidad de hacerlo en la vida– van a tener más experiencia que las personas más jóvenes, y van a tener más ejecutorias de vida demostradas. ¿O no?
Finalmente voy a decepcionar grueso a Fajardo –que ha militado en las Fuerzas Armadas Rebeldes y en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca–porque resulta que aunque no soy randiano, Ayn Rand sí es una de mis filósofas favoritas y tengo un respeto profundo por la ética objetivista. Y lo que definitivamente no soy, ni por asomo, es neoliberal. Más bien soy liberal clásico o libertario. Para ilustrar el asunto se los pongo así: Los neoliberales favorecen los tratados de libre comercio, en tanto que los de mi persuasión preferimos la apertura unilateral de fronteras y la eliminación de aranceles; los neoliberales recomiendan el flat tax, mientras que los míos recomiendan el poll tax; los neoliberales apoyaron la dolarización, en tanto que los liberales y libertarios nos decantamos por la libre elección de monedas y por el oro; los neoliberales privatizaron monopolios, mientras que nosotros optamos por liberar mercados y por permitir que la gente pudiera elegir; los neoliberales siguen las recomendaciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, en tanto que los otros preferimos que cierren esas dos organizaciones.
¿Por qué? Porque el liberal clásico o libertario tiene como principios el respeto de los derechos individuales de todos, y la igualdad de todos ante la ley. No por cuestiones utilitaristas, sino por razones éticas.
Si a los chapines se nos niega la oportunidad de cambiar el sistema y de acabar con los privilegios, una vez más nos dejará el tren.
21
Feb 10
Ataques contra la libertad de expresión
Este es el editorial de El Periódico, del viernes 18 de febrero, el cual reproduzco porque creo que es de mucha importancia.
Desde hace algún tiempo, se ha venido orquestando una campaña negra contra periodistas y columnistas que publican sus opiniones a través de los distintos medios de comunicación escritos, con la intención velada de descalificarlos, denigrarlos y desprestigiarlos.
La última etapa de esta campaña de desinformación ha sido la distribución de volantes apócrifos en distintas zonas de la capital, elaborados por cobardes y canallas, atacando a miembros de la prensa nacional, al igual que ocurrió durante el gobierno eferregista (2000-4) para denigrar al Presidente de la Cámara de Comercio, Jorge Briz.
Asimismo, en el Congreso se suceden iniciativas de ley para revivir el delito de desacato y censurar a los medios de comunicación radiales y televisivos. La adquisición de medios de comunicación, al igual que ocurre en Nicaragua, también es parte de una estrategia de silenciamiento mediático.
A su vez, la Municipalidad de Guatemala está atacando a periodistas y columnistas que se atreven a cuestionar la gestión municipal o que emiten opiniones contra el irregular y opaco manejo de los fideicomisos municipales, los arbitrarios reavalúos inmobiliarios, el ilegal cobro de la tasa de alumbrado público, así como la delegación de la recaudación y administración del IUSI a un fideicomiso sin la autorización de DICABI, entre otros.
Sin duda, hacer periodismo en Guatemala sigue siendo peligroso, debido fundamentalmente a nuestra tradición de intolerancia, irrespeto a los derechos humanos, abuso de poder y opresión. Los poderosos simplemente se resisten a someterse al imperio de la ley y a abandonar las prácticas de fuerza, a base de las cuales se aseguran las respectivas posiciones dominantes.
Una vez más los periodistas enfrentamos el sempiterno y endémico acoso, que atenta contra nuestra vida, integridad personal y libertad, que ha estigmatizado la historia de la expresión de ideas en Guatemala. Nuevamente, los enemigos de la libertad de pensamiento y de prensa, están al acecho, buscando, por todos los medios, aterrorizar y atemorizar a quienes nos dedicamos a informar y a denunciar la problemática que no nos permite despegar hacia un verdadero régimen de legalidad.
Ante la posibilidad de que los ataques contra la prensa cuajen o de que se organicen nuevamente Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (CIACS), como el que allanó la casa del periodista Jose Rubén Zamora, a mediados de 2003, pedimos la inmediata intervención del Procurador de Derechos Humanos, de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a través de la Relatora para la Libertad de Expresión.
05
Feb 10
El licor entre los indígenas
20
Ene 10
El maravilloso mundo de las ideas
Ah, si el mundo de las ideas es maravilloso; imagínese usted cómo es de extraordinario el mundo de las ideas de la libertad. Para los apasionados de las ideas, The Goodrich Seminar Room ofrece un paseo extenso, profundo y enriquecedor. Advertencia: Este sitio puede causar adicción, y es beneficioso para su salud.


