En la consulta popular de ayer, 95.87% de los que acudieron a las urnas votó que Sí; y sólo 4.3% votamos que No.
Sí y No sobre ¿qué?
- ¿Está usted de acuerdo que cualquier reclamo legal de Guatemala en contra de Belice sobre territorios continentales e insulares y cualesquiera áreas marítimas correspondientes a dichos territorios sea sometido a la Corte Internacional de Justicia para su resolución definitiva y que ésta determine las fronteras de los respectivos territorios y áreas de las partes?
El resultado no me sorprendió; pero me llamó mucho la atención que -aunque la abstención fue elevada- el porcentaje de participación ciudadana (de 26%) fue muy superior al porcentaje que participó en la consulta de 1999 en la que el porcentaje de participación fue de 18.5%.
Cuatro ideas al respecto cruzan mi cabeza:
- Seguramente aquello de Belice es nuestro no está profundamente enraizado en los guatemaltecos. La mayor parte de gente no se molestó en ir a la consulta.
- Es cierto que entre 1999 y 2018 hay 19 años de diferencia; pero es posible que la gente se anime más a ir a una consulta sobre Belice, que a una para aprobar reformas constitucionales promovidas por la exguerrilla. De hecho, para la consulta de ayer la exguerrilla iba por el No (por las razones equivocadas) y el No sólo recibió 4.3%.
- Los arguementos sentimentales prevalecen sobre los argumentos racionales.
- Mucha gente está dispuesta a sacrificar los principios constitucionales, por ejemplo, en el altar de las necesidades políticas, las necesidades de corto plazo y el sentimentalismo.
- El abstencionismo, como no es voto a favor, tampoco es voto en contra. Es abstencionismo. El voto nulo es de rechazo, pero del abstencionismo no se pueden extraer una motivación. Lo hay por enfermedad, por viaje, por trabajo, en fin.
Es cierto que la consulta de ayer fue inconstitucional; pero es conmovedor el espíritu cívico de los que participan en las juntas receptoras de votos y en todo el proceso, que, en su mayoría no son burócratas sino voluntarios. Es conmovedor porque a mí me parece que la gente le pone feeling al asunto. Con todo y todo, voy a atreverme a afirmar que los procesos electorales y de consulta, en Guatemala, son ejemplares.
¿Qué otras cosas me llaman la atención? Según los datos publicados hoy en elPeriódico.
Que los porcentajes de votantes en los municipios de Petén, que son adyacentes a Belice, no son muy distintos a los de otros municipios, de otros departamentos, por lejanos que sean. En Melchor de Mencos el porcentaje de votantes fue 18.58, en Dolores fue 16.38, en Poptún fue de 26.36, y en San Luis fue de 20.83. En Quetzaltenango el promedio de participación fue de 18.24; y en Jutiapa fue de 21.92.
En los departamentos con mayores poblaciones indígenas, el porcentaje de abstencionismo no fue muy diferente al de los departamentos con menos poblaciones indígenas, aunque a ojo de buen cubero todo apunta a que hubo más abstencionismo en los departamentos mayoritariamente indígena: En Sololá, 70.63%; en Huehuetenango, 81.73% y en Quiché, 84.27% por mencionar tres; frente a El Progreso; 74.71; Jalapa 81.34 y en Zacapa, 68.96, para mecionar tres.
Con todo y todo, el tema era muy complejo. Por el lado de la fregadera, un diputado, un expresidente y el Presidente no estaban claros si el asunto era sobre Brasil, o sobre México; y por el lado de lo serio, ni siquiera gente léida entendía que no se trataba de recuperar Belice,o de autorizar una invasión, sino de someter el tema a la corte de La Haya. ¿Qué habrá entendido la gente más modesta?
A mí me lastimó el corazón el hecho de que algunos promotores del Sí, agitaran la bandera de que los promotores del No servían a los propósitos del narcotráfico al impedir que la frontera con Belice fuera fijada con certeza. ¡No frieguen! Como si la frontera con México, ¡fijada desde el siglo XIX!, no fuera un coladero parar la trata de personas, trasiego de drogas, y depredación de maderas preciosas y patrimonio cultural. Es como decir que todos los que defienden el debido proceso y la presunción de inocencia son parte de un pacto de corruptos.
Según el último dato que vi, la policía capturó más de 100 bolitos por infringir la ley seca; una ley decimonónica que seguramente persigue impedir que -al calor de las pasiones y del guaro- algunas personas se macheteen, o se agarren a tiros durante las elecciones. Pero no me digas que, sabiendo que va a haber ley seca, el que quiera no consigue, y el que quiera no se abastece con tiempo. Seguramente es buena idea evitar que los bolos armen escándalos, o quieran llegar a votar…haciéndo escándalos. Pero, ¿por qué capturar bolitos pacíficos? Además, supongamos que a cada uno de los capturados le aplican la pena menor, que es 15 días de cárcel; ¡somos los tributarios los que vamos a pagar por esos días!, y los bolitos sólo van a ir a agravar el hacinamiento en los centros de detención, y a agravar el cuello de botella en los tribunales. Yo digo que esa es una ley mala.
Quizás aprendamos algo de esta consulta popular. Mientras tanto, mi conciencia está tranquila al no haber sido cómplice. Al no haberlo sido de la inconstitucionalidad. Eso sin contar con que la consulta escondía la amenaza de que si no se respondía como los gobernantes querían, es decir como respondió la mayoría de la gente, la repetirían hasta que ganara el Sí.