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Ayer nos enteramos de que los daños que ocasionó la competencia de Moto Enduro, organizada por la Municipalidad capitalina en los jardines, graderíos y caminamientos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias -que no en el Teatro propiamente dicho- podrían alcanzar un costo de alrededor de Q 100 mil. La cuestión, ahora, es que esos costos los pagarán los tributarios. Se ha hecho un merecido escándalo a causa de estos daños en un conjunto monumental que es patrimonio cultural y todo eso. Pero…¿quién recuerda otros atentados culturales más…ofensivos…criminales y hasta macabros?
En septiembre de 1981 la guerrilla destruyó el Museo de Tikal, años de trabajo arduo y acucioso fueron perdidos y nueve piezas fueron robadas de aquel lugar. Entre las piezas robadas se cuentan una mascarilla, un broche de cabeza de jaguar y una figura danzante de jade. Piezas de cerámica, dibujos, osamentas, mapas, fotografías y documentos de incalculable valor cultural fueron devorados por el incendio que ocasionaron los atacantes en las oficinas y en el laboratorio del museo. Los arqueólogos lloraron cuando vieron la destrucción. En templos y palacios -incluido el templo del Gran Jaguar- los atacantes armados pintaron las siglas de las Fuerzas Armadas Rebeldes, una de las organizaciones marxistas-leninistas que integraría la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. Los atacantes llegaron con fusiles y metralletas. Obligaron a mujeres, niños y hombres a caminar en fila india y a participar en un mitin antigobiernista, de protesta contra el imperialismo yanqui y de apoyo a la independencia de Belice. En El remate, un autobús con turistas recibió disparos y fueron heridos un guía de turistas, una mujer y su hija de dos años. Los guerrilleros dijeron que no querían que las piezas fueran sacadas de Guatemala…y se las llevaron. Los detalles puedes verlos en las fotos, según lo reportó Prensa Libre.
A ver…los dirigentes de las FAR y de la URNG, ¿devolverán aquellas piezas? ¿Las tienen, todavía? ¿Dónde están? Si no las tienen, ¿pagarán por ellas? ¿Pagarán por aquellos crímenes contra la cultura? Porque perdonen ustedes; pero si romper gradas en el Centro Cultural es feo, punible y costoso, ¿no lo es más lo que hicieron los guerrilleros en Tikal?
Aquel desprecio por el patrimonio cultural no fue aislado.
Un año antes, también en septiembre, la guerrilla puso dos bombas en el Parque Central de la ciudad de Guatemala. Aquel atentado les costó la vida a seis adultos y a un niño, dejó numerosos heridos y esparció partes humanas en el área. En aquella ocasión los vitrales del Salón de banquetes y del Corredor central del Palacio Nacional fueron masacrados.
A ver…ya hace 34 años de aquella bomba y de aquellos daños que superan -por mucho- a los causados en las inmediaciones del Teatro. ¿Quedarán impunes? La exguerrilla, ¿asumirá la responsabilidad moral y económica de aquellos crímenes?
¡Veamos la indignación, pues!
Gracias a mi cuata, Reny, que está escribiendo una novela sobre aquel acto terrorista contra la cultura.