15
May 09

Blogs unidos por la paz

Por Guatezona me enteré de que el bloguero Julio Flores ideó un logo para fortalecer los lazos, en la blogosfera chapina, entre blogs y blogueros comprometidos con mejorar Guatemala.

¡Esta es una iniciativa atinada y oportuna! 

21
May 08

¡Paz!, paz, paz, pas, pas, pem, pem, rat a tat tat

Cándido no entiende: los chapines tenemos una moneda que conmemora la paz, todas las semanas se arma un sainete en el Palacio Nacional de la Cultura para cambiar la rosa de la paz; y se firmaron los acuerdos de apaciguameinto entre la exguerrilla y la administración Arzú. Y ahora resulta que Guatemala es uno de los países menos pacíficos del mundo. Cándido no entiende y está confundido.

El Indice Global de la Paz 2008, dice que Guatemala se encuentra en el número 103 de 140 países evaluados y es considerado como uno en el que la paz es relativamente baja. Islandia, en el número 1 es el país más pacífico e Irak, en el número 140 es el menos pacífico.

Cándido no entiende porque ha oído a la administración socialdemócrata afirmar que la inseguridad ciudadana es cuestión de percepciones; y claro, el percibio bien clara la delincuencia cuando la semana pasada lo asaltaron allá por el edificio Géminis y lo obligaron a ir al cajero automático a sacar su quincena.

Cándido ha percibido a los mareros que amenazan a sus vecinos en su barrio y en el colegio de sus hijos ; y ha percibido a los narcos que operan abiertamente en su pueblo, en Petén.

Cándido está confundido porque se pregunta ¿cuándo firmaremos la paz con las maras y los narcos? ¿Antes, o después de que empeore la cifra de muertos? Cándido quisiera paz, pero lo que oye es ¡Pas, pas, pas, rat a tat tat!


10
Mar 08

¿Derecho a ser feliz?

De entrada, les cuento que simpatizo con la lucha de las mujeres por la igualdad ante la ley y por la eliminación de privilegios. Dicho lo anterior, me llamó mucho la atención -de forma negativa- que en el Día Internacional de la Mujer, la marcha fuera “por el derecho a ser feliz”.

Una de mis definiciones favoritas de derechos es que son facultades que pueden ser ejercidas sin que su ejercicio sea a expensas de otro; o sea, que se ejercen sin dañar a otro. Por eso es que todo derecho lleva una única obligación: la de no infringirle cargas a nadie.

Cuando en una sociedad unos tienen derechos y otros deberes, esa sociedad vive bajo un doble estándar moral que desequilibra las relaciones y hace difícil la cooperación social pacífica. Por eso creo que es malo que haya un estándar para hombres y otro para mujeres. Y por eso me parece equivocado el eslógan de la marcha del 8 de marzo. Estoy de acuerdo con que todos tenemos derecho a la búsqueda de la felicidad; pero me parece muy desatinado que exijamos un supuesto derecho a ser felices. Podemos exigir que los demás no impidan que busquemos la felicidad (sin dañar, ni gravar a otros); pero, ¿a título de qué podríamos exigir que otros nos hagan felices, o que nos den la felicidad? ¿A quién se le asignará el deber de hacernos felices?

Creo que este es un buen punto para meditar en beneficio de la efectividad de cualquier reivindicación de derechos, y en beneficio de la paz.

La foto la tomé en la feria de Panajachel; y me pregunto si esa niña podrá vivir algún día en una sociedad en la que todos seamos iguales ante la ley sin importar el sexo, la étnia, la religión, o la capacidad económica, por ejemplo. O bien, si tendrá que seguir viviendo en una sociedad en la que los privilegios se reparten entre grupos de interés, según sea su capacidad de usar la ley en beneficio propio.


03
Dic 06

La pantomima y la indignidad

Algunos políticos, muchos exguerrilleros y un montón de buscadores de rentas parasitarias (relacionados con ONG) celebran 10 años de la firma de los inconstitucionales e ilegítimos Acuerdos de Paz.
Por eso lamento que hoy, en un remedo de festejo, un grupo de jóvenes soldados haya sido puesto a desfilar en la Avenida de las Américas. Yo creo que el Ejército no debería prestarse a pantomimas como la de esta mañana ya que perjudican la dignidad de la institución armada y de los jóvenes que prestan sus servicios en ella. ¡Va mi saludo para el Ejercito victorioso de Guatemala!
Claro que no estoy contra la paz, ni a favor de la guerra; pero aquellos acuerdos debieron haber sidosometidos a referendum, como manda la Constitución. En vez de eso fueron impuestos. Lo bueno de eso es que muy pocos son los que los toman en serio; pero lo malo es que minan la institucionalidad del país y contribuyen a que aumente la falta de autoridad moral de parte del sector gobierno. La única forma de tener una paz firme y duradera es respetando el estado de derecho y la Constitución.