¿Habrá quien no esté consciente de lo necesaria que es una buena reforma al sistema de justicia? En un país donde la impunidad echó raíces, uno donde miles de víctimas de crímenes no tienen más que resignarse y uno donde quién sabe qué cantidad de gente inocente está en prisión sólo porque sus procesos no caminan, en uno donde no se entiende que piedad para el culpable es traición para el inocente, pocas cosas son más importantes que la reforma del sistema de justicia.
Por eso es irresponsable utilizar aquella necesidad fundamental para colar legislación de carácter ideológico; y para satisfacer a cuanto grupo de interés tiene la posibilidad política de incluir sus temas en la propuesta de reforma. Por eso es irresponsable darle rienda suelta al constructivismo racionalista que, por medio de normativas específicas y concretas –y el uso de la política– busca diseñar la sociedad a su antojo.
Aunque la iniciativa 5179 de reforma constitucional al sistema de justicia tiene aspectos positivos, hay elementos negativos que –de permanecer tal cual están en la reforma– la invalidarán, la deslegitimarán, la convertirán en fuente de conflictos y todo el talento y recursos invertidos en la reforma serán un desperdicio. ¿Cuál es la prisa?
En el CEES hemos discutido la propuesta; y el miércoles asistí a una reunión sobre el tema, organizada por la ATAL. Mi conclusión es que la iniciativa 5179 no debe ser discutida en el Congreso sin que antes haya una reflexión profunda y sin que se modifiquen los elementos negativos.
¿Cuáles son estos? Te señalo cuatro porque se me acaba el espacio: El Consejo Nacional de Justicia no debe tener igual, ni mayor jerarquía institucional que la Corte Suprema de Justicia. Nada tiene que hacer el mal llamado principio de equidad en esta reforma. La aplicación racista de las leyes es una aberración. Es un desatino que una legislatura le ordene a las siguientes, qué tipo de leyes deben emitir y cuál debe ser el contenido de esas leyes.
En conclusión, sin una reflexión profunda y sin modificaciones sustanciales, esta iniciativa no debe ser aprobada por el Congreso.
Columna publicada en elPeriódico.
La ilustración es por Deval Kulshrestha, CC BY-SA 3.0