02
Feb 11

¡Hoy es el aniversario de Ayn Rand!

Hoy, para conmemorar el 106 aniversario del nacimiento de Ayn Rand, el Centro de Estudio del Capitalismo de la Universidad Francisco Marroquín realizará un cine foro sobre la vida y obra de aquella mujer extraordinaria, con la proyección del documental Ayn Rand: A Sense of Life.

¿Cuándo y dónde?

Miércoles, 2 de febrero de 2011

De  6:00 p.m.  a  8:15 p.m. el documental, seguido por 45 minutos de discusión.

Centro de Seminarios,  CS-102, Centro Cultural de la Universidad Francisco Marroquín

Entrada gratuita; pero se paga el estacionamiento.

El documental, realizado por el director Michael Paxton en el año 2004, recuerda su vida de sobreviviente a la revolución bolchevique en su natal Rusia, su llegada a los Estados Unidos y su deseo por conseguir el Sueño americano.  En la década de 1930, Ayn Rand publicó su primera obra de teatro exitosa y años después la editorial Bobbs-Merrill publicó El Manantial.  La novela se convirtió junto a La rebelión de Atlas en dos de las obras más leídas durante el siglo XX.

Ayn Rand es la creadora de la filosofía Objetivista que tiene como principios el reconocimiento de la realidad independiente de la mente del hombre, que los individuos están en contacto con la realidad a través de la percepción de los sentidos y que adquirimos conocimientos procesando los datos percibidos haciendo uso de la razón.  Según aclara Ayn Rand, el propósito moral de la vida es el de buscar el interés propio racional (la búsqueda de la felicidad) y esto sólo puede alcanzarse en el único sistema social moral que es el capitalismo “laissez-faire”.


28
Ene 11

“La virtud del egoísmo”, un obsequio apreciado

Un ejemplar de La virtud del egoísmo, editado en 1985 por la Biblioteca del Objetivismo en Buenos Aires, me fue obsequiado ayer por el cuate Ricardo Rojas.  En este enlace, por cierto, el lector inquieto podrá encontrar la primera sesión del seminario sobre Una visión comparativa, de la teoría moral de Ayn Rand, Ludwig von Mises y Adam Smith, que condujo Rojas el año pasado.

En esta obra, Rand explica que la ética objetivista sostiene que el actor siempre debe ser el beneficiario de sus acciones y que el hombre tiene que actuar en favor de su propio interés racional.  Pero su derecho a actuar así deriva de su naturaleza de ser humano y de la función de los valores morales en la vida humana; en consecuencia, es aplicable únicamente en el contexto de un código de principios morales racional, demostrado y validado de manera objetiva, que defina y determine sus auténticos intereses personales.  No es un permiso para “hacer lo que se le antoje”, y no es aplicable a la imagen del altruismo de un bruto “egoísta”, ni a cualquier hombre motivado por emociones, sentimientos, urgencias, deseos o caprichos irracionales.


30
Sep 10

El problema de conversar con Alvaro Velásquez

El problema de conversar con Alvaro Velásquez es que sus conclusiones no son consecuencia de sus premisas.  Hoy, por ejemplo, en su columna Del dinero, la virtud y la mezquindad,  quiere convencernos de que como el objetivismo estima que el dinero representa valor; ese reconocimiento es equivalente al amor por el dinero.   Y, además de eso, dice no compartir la idea de que la libertad es sinónimo de tener.  Cómo si el objetivismo sostuviera ese disparate.


Pero el columnista sólo hace esas afirmaciones gratuitas sin citar sus fuentes y sin establecer una relación lógica entre sus pretendidas premisas.  ¿Dónde dice algún autor objetivista que hay que amar al dinero, o algo parecido?  El dinero es es un medio para ahorrar y conservar valor, y para intercambiar.  Es una mera herramienta para guardar valor, o para obtener valores.  Si yo valoro la educación, por ejemplo, el dinero es el instrumento que me sirve para pagar mi educación.  Si yo valoro mis vacaciones que tomaré a fin de año, el dinero es el medio que usaré para ahorrar, para entonces, el valor del trabajo que produje durante todo el año.  En sentido figurado podría decirse que amo la educación y amo mis vacaciones; pero no el dinero que usaré para intercambiarlo luego.  Explíquenos, Alvaro, ¿cómo haría usted para intercambiar valor en una sociedad sin dinero?  ¿Cómo haría para guardar para mañana, el valor que produjo hoy con su trabajo, sin dinero?

Velásquez suelta que no comparte la idea de que la libertad es sinónimo de tener; y con esa frase mañosa implica que que para el objetivismo sí existe tal sinónimo.  Empero, de acuerdo con el objetivismo, las personas actúan libremente cuando actúan voluntaria y pacíficamente, en ausencia de coacción por parte de terceros.  En una sociedad libre lo que importa es que la coacción quede reducida al mínimo y que, en el peor de los casos, la coacción esté sometida a leyes generales y abstractas para ser usada sólo contra aquellos que violan los derechos individuales de otros.  Nada tiene que ver con tener, o no tener.  Niente.

Una persona podría tener mucho dinero y muchos bienes; pero si sus acciones estuvieran sometidas a presión autoritaria por parte de otras y si para evitar males mayores se viera forzada a actuar en desacuerdo con sus propios planes y/o al servicio de terceros, esa persona no sería libre por más riquezas que tuviera.  Ese es el caso de muchos ricos en sociedades sometidas a dictaduras.

Pero si una persona no tiene mucho dinero, ni bienes; pero puede actuar conforme a sus propios planes sin someterse a la voluntad y a los caprichos de otros, ni tuviera que temerle a la presión autoritaria de otros, esa persona sería libre, aunque no tuviera riquezas.  Ese es el caso de muchos pobres en sociedades que no están sometidas a dictaduras.

Velásquez dice que no es exégeta de Ayn Rand; pero que no se pase.  Por lo menos debería leer su obra para no verse en necesidad de inventar cosas acerca del objetivismo. 


Esta entrada fue parcialmente publicada por Siglo Veintiuno.

23
Sep 10

El dinero y Alvaro Velásquez

En su columna de hoy, Alvaro Velásquez asegura que la filosofía objetivista, que él llama randismo, le rinde culto al dinero personificado en el dios Mamón. Yo creo que eso pasa porque Velásquez talvez no ha leído el discurso sobre el dinero, por Francisco D´Anconia, uno de los personajes de La rebelión de Atlas. Cuando lo lea se enterará de que el dinero es un instrumento de cambio, que no puede existir a menos que haya bienes producidos y hombres capaces de producirlos. El dinero es la forma material del principio según el cual, los hombres que quieran tratar entre sí deben hacerlo a través del intercambio dando valor por valor. El dinero no es instrumento de mendigantes que piden regalado a base de lágrimas ni de los saqueadores que arrebatan a la fuerza. El dinero se hace posible sólo por los hombres que producen. Por eso es que el dinero es valorado en el contexto liberal en general, y objetivista en particular. Porque representa valor. Y por eso es que el dinero es valorado en casi todos los contextos. Por eso es que Velásquez cobra por su trabajo; y seguramente cobra en dinero. Porque ese dinero que cobra representa el valor de su trabajo. Sabiendo esto, ¿cómo puede uno despreciar lo que representa el dinero? Y valorar, ¡por supuesto!, no es lo mismo que rendir culto. Valorar el trabajo, por ejemplo, no es vivir para trabajar, sino trabajar para vivir.


Como el objetivismo explica expresamente que el dinero es una instrumento o un medio, resulta evidente que no es el fin que Velásquez y otros pretenden hacer que el lector crea que es. Tampoco puede ser un dios porque el objetivismo es ateo. Esas ideas de paja, que Velásquez pretende hacer pasar por objetivistas, se caen solitas.


Esta entrada fue publicada por el diario Siglo Veintiuno.

16
Sep 10

¿Un "faux pas" de Armando de la Torre?

El recurso de la creación del hombre de paja o de la idea de paja es la falacia que consiste en fabricar una imagen del oponente, o de una idea -débil y a conveniencia- para luego atacar y desprestigiar a esa imagen haciendo creer a los demás que ese es en realidad el oponente, o la idea que se pretende refutar. Es un golpe bajo; pero abundante en el debate de ideas chapín.

El columnista Armando de la Torre incurrió en ese recurso cuando en El futuro religioso del hombre (VI) escribió que Las “ideologías”, por su parte, supuestamente ateas militantes, y que arrasaron con buena parte de la humanidad durante los siglos XIX y XX (el nacionalocialismo, el socialismo, el fascismo, y hasta el anarquismo en su última versión, la randiana), han girado en torno a dogmas “infalseables” y, por lo tanto, nótese bien, ni religiosos ni científicos.

El doctor de la Torre no es cualquier cosa, así que hay que ponerle atención a las cosas que dice y escribe. La primera parte de su idea de paja es la de calificar de ideología a una filosofía: específicamente a la filosofía objetivista, que él califica de randiana en alusión a su autora, la filósofa Ayn Rand. Por un lado, eso es como llamar misianismo a la Praxeología; y es el mismo Ludwig von Mises quien nos explica que las ideologías son doctrinas sobre la forma de comportarse, es decir, sobre los fines últimos a que el hombre debe aspirar durante su peregrinar por la tierra. En tanto que a las ideologías les importa mucho dirigir los fines individuales de las personas hacia los mismos fines de quienes las promueven, al objetivismo qua filosofía de la libertad, los fines no le interesan. Cada quién tiene los suyos. Eso sí; como filosofía, el objetivismo propone un código de valores para guiar las elecciones de las personas y sus acciones; elecciones y acciones que determinan el curso de sus vidas. Pero a diferencia de el nacionalsocialismo, el socialismo, y el fascismo que sí son ideologías, por ejemplo, el objetivismo no fusila, ni recluye en campos de concentración, ni en manicomios, ni quema en hogueras a quienes no están de acuerdo con su propuesta. Mientras que aquellas ideologías persiguen la revolución, esta filosofía contribuye a la evolución por medio de la persuasión. No busca cambiar la naturaleza humana, sino aprovecharla y no le impone fines a nadie. Una idea básica de la filosofía objetivista se expresa muy bien en la frase que dice que la naturaleza, para ser gobernada, debe ser obedecida.

El objetivismo entiende que una ideología política es un conjunto de principios dirigidos a establecer, o a mantener un cierto sistema social; es un programa de acciones de largo plazo en el cual los principios sirven para unificar e integrar los pasos particulares en un curso de acción consistente. Sólo mediante los principios es que los hombres pueden proyectar el futuro y elegir sus cursos de acción. Pero una ideología política es sólo una parte de una sola de las ramas de la filosofía que son: la metafísica que estudia la naturaleza fundamental de la realidad y del hombre; la epistemología, que es la teoría del conocimiento; la ética, que es la ciencia de los valores morales; y la política, que no sólo se ocupa de la teoría general del poder, sino que se ocupa de políticas públicas concretas. Reducir toda una filosofía, a una pequeña parte de una de sus ramas, es crear una idea de paja.

¿Qué clase de filosofía es la filosofía objetivista? Rand, al igual que Aristóteles, considera al hombre como un ser racional que, para descubrir lo bueno y lo malo para sobrevivir, debe usar la razón. Pero igual que el estagirita, identifica que el proceso de pensamiento del hombre no es automático, ni instintivo, ni infalible. Por eso aconseja usar las leyes de la lógica para dirigir sus pensamientos. Así lo explicó, ayer, mi amigo y maestro, Warren Orbaugh.

La otra idea de paja que fabricó de la Torre es hacer creer a sus lectores que el objetivismo es anarquismo. ¡Pero si Ayn Rand escribió de forma clarísima contra el anarquismo! De la Torre está como esos socialistas que critican al liberalismo porque según ellos persigue la desaparición del estado; como si Ludwig von Mises, o Friedrich A. Hayek no hubieran explicado casi hasta el cansancio, que el estado tiene la función importantísima de salvaguardar la propiedad, la libertad y la convivencia pacífica; y que el único camino para impedir la coacción derivada de la voluntad arbitraria de otros es la amenaza de coacción bajo la ley, tema que la sociedad libre ha resuelto confiréndole al estado el monopolio de la coacción. Rand dice, del anarquismo, que es un concepto político ingenuo, expresa que sin un gobierno organizado la sociedad podría caería en manos criminales y de pandillas, y que aún si aquello no ocurriera, una sociedad necesita de leyes objetivas y de un árbitro que dirima desacuerdos. ¡No hay posibilidad alguna, si uno lee acerca del objetivismo, de confundir a este con el anarquismo! Eso lo se bien porque yo quisera ser anarquista y en eso del gobierno bajo la ley siempre me terminan convenciendo Rand, Mises y Hayek.

En su apología de la religión, de la Torre acude una vez más a la falacia de la idea de paja; y escribe que han abundado en ellas los cultos desenfrenados “a la personalidad”, aún a las de los más brutales y entonces todavía vivos (a las de Marat, Napoleón, Lenin, Stalin, Hitler, Musolini, Mao, Pol Pot, Perón, Castro o el “Atlas” presuntamente empresarial, seguidos de un largo etcetera).

Esta me costó entendérsela al columnista. ¿De verdad cree, de la Torre que Atlas no es un héroe digno de admiración y respeto (que no de un supuesto culto a la personalidad)? Atlas, en la filosofía objetivista, representa a los seres que con sus mentes, su espíritu emprendedor y su determinación contribuyen a desarrollar la civilización. En vez de, por ejemplo, contribuir a destruirla. La civilización no es hecha por los Napoléon, los Stalin, los Hitler, y los Castro guerreros y destructores; sino por los Aristóteles, los Newton, los Darwin, los Edison, y los Rockefeller, entre otros de esta talla. Esos Atlas, no merecen ser puestos en la canasta en la que los puso de la Torre. Son los filósofos, los científicos y los empresarios los que cargan al mundo en sus hombros y merecen el título de héroes.

Yo creo que, como el doctor de la Torre ha estado escribiendo una serie de artículos sobre un supuesto futuro religioso del hombre, a la altura de esta sexta entrega sintió la necesidad de darle una puya al objetivismo. Y como yo he tomado clases con él y le he oído genialidades, sospecho que quizás se hubiera desempeñado mejor si le hubiera entrado a lo que es el objetivismo, y no a lo que quería hacernos creer que es.

Esta entrada fue parcialmente publicada por Siglo Veintiuno.


18
Ago 10

Objetivismo y distorsiones. A Alvaro Velásquez

Hace ratos, el columnista Jorge Jacobs se refirió al fenómeno del hombre de paja y lo explicó de la siguiente forma: La falacia del hombre de paja consiste en fabricar una débil imagen del oponente, que no necesariamente refleje sus argumentos pero que por lo menos se le parezca en algo, para luego atacar y desprestigiar esa imagen, haciendo creer a los demás que ese en realidad es el oponente. El uso de la falacia del hombre de paja es uno de los vicios del diálogo más socorridos entre muchos de los que se oponen a la filosofía de la libertad.

Por ejemplo: el 5 de agosto pasado, el columnista Alvaro Velásquez hizo uso de ella en su artículo La utopía randiana en la que caricaturizó la filosofía objetivista, de Ayn Rand, para criticarla por lo que no es, ni dice.

Según Velásquez que lo que él llama rand-ismo es una doctrina económica. Empero, lo que Ayn Rand llamó Objetivismo no es una doctrina económica, sino una filosofía con componentes metafísicos, epistemológicos, éticos, políticos y estéticos. Limitarla sólo a la economía –como una supuesta ala radical del liberalismo económico clásico– es una simplicidad que impide apreciarla en su justa dimensión.

Luego, el autor trata de ningunear al pensamiento liberal y al objetivismo acusándolos de jóvenes. Cómo si fuera válido agitar así una falacia ad verecundiam que, encima, hasta es bien fácil desvirtuar si se toma en cuenta que, así como la tradición del pensamiento colectivista tiene sus raíces en Platón, la individualista los tiene en Aristóteles. Y claro que el pensamiento del segundo es más nuevo que le del primero; pero eso no es argumento de nada. Una idea y una filosofía, no son peores, ni mejores, porque sean nuevas, o viejas.

Hablando de Aristóteles, Velásquez descontextualiza el concepto objetivista de egoísmo racional y hasta se atreve a decir que Rand desprecia la fraternidad; para hacer ver como si el individualismo extremo fuera algo malo. Pero, ¿qué es el individualismo extremo? El individualismo es la corriente filosófica que sostiene que las personas poseen derechos inalienables que no le pueden ser arrebatados por otras personas, ni tampoco por cualquier número, grupo o conjunto de personas. Por lo tanto, cada hombre existe por su propio derecho y para sí mismo, no para el grupo. Y para apreciar mejor la importancia del individualismo –y por qué es bueno que sea extremo- vale la pena compararlo con la corriente que se le opone, que es la del colectivismo. Este sostiene que las personas no tienen derechos; que su trabajo, su cuerpo y su personalidad le pertenecen al grupo y que este puede hacer con las personas lo que les plazca, en la forma que quiera, por cualquier motivo que el grupo haya decidido que es su propio bien. Por consiguiente, cada hombre existe sólo con el permiso del grupo, y en beneficio del grupo.

Velásquez dice que el Rand desprecia la fraternidad; pero, ¿qué puede ser más radicalmente fraternal ¡y benévola!, que una filosofía radical que excluye radicalmente la posibilidad de que unas personas puedan usar a otras y que considera moralmente bueno que todas y cada una de las personas –sin distingo alguno– puedan perseguir sus propios fines pacíficos? Maligna y antifraternal es una filosofía que anula los derechos individuales y sanciona la posibilidad de que unas personas puedan usar y sacrificar a otras.

El egoísmo racional de Rand es, pues, lo que Aristóteles llama phronēsis; que no es más que el uso de la razón para identificar lo que es bueno y lo que es malo para uno, con el fin de elegir lo bueno y evitar lo malo. Una persona ejerce el egoísmo racional cuando actúa con prudencia, que le dicen. Cuando un padre le dice a su hijo que se cuide, lo que le aconseja es que actúe de forma prudente, que lo haga de acuerdo con el egoísmo racional.

Finalmente, en La rebelión de Atlas, Rand no propone una utopía platónica. Primero, porque una utopía es un plan irrealizable; y segundo, porque la filosofía Objetivista tiene sus raíces en Aristóteles, no en Platón. Lo que Rand propone, en su novela es una república; tan realizable, como la que fue constituida en 1787 en Filadelfia.

Gracias a mi amigo, Warren, por la pista y por sus ideas que usé para esta entrada.


13
Ago 10

"Read Ayn Rand" es el texto más grande con GPS

Read Ayn Rand es el texto más grande del mundo escrito con GPS. Un hombre llamado Nick Newcomen condujo 19,695 kilómetros a lo largo y ancho de los Estados Unidos de América para escribir el texto que se puede ver en Google Earth.

Rand es mi filósofa favorita y es la autora de La rebelión de Atlas y de El manantial. Para más información sobre Rand y su obra, visite objetivismo.org
Gracias a los amigos Mayra, Oscar y Peter por la pista.

10
Jul 10

Entre Richelieu y tres verdades evidentes

Sostenemos que estas Verdades son evidentes en sí mismas: que todos los Hombres son creados iguales, que su Creador los ha dotado de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad. Que para asegurar estos Derechos se instituyen Gobiernos entre los Hombres, los cuales derivan sus Poderes legítimos del Consentimiento de los Gobernados; que el Pueblo tiene el derecho de cambiar o abolir cualquier otra Forma de Gobierno que tienda a destruir estos Propósitos, y de instituir un nuevo Gobierno, Fundado en tales Principios, y de organizar sus Poderes en tal Forma que la realización de su Seguridad y Felicidad sean más viables. La Prudencia ciertamente aconsejará que Gobiernos establecidos por bastante tiempo no sean cambiados por Causas triviales y efímeras; y como toda Experiencia lo ha demostrado, la Humanidad está más dispuesta al sufrimiento mientras el Mal sea soportable, que al derecho propio de abolir las Formas a las que se ha acostumbrado. Pero cuando una larga Sucesión de Abusos y Usurpaciones, todos ellos encaminados de manera invariable hacia el mismo Objetivo, revelan la Intención de someter a dicho Pueblo al absoluto Despotismo, es su Derecho, es su Deber, derrocar a tal Gobierno y nombrar nuevos Guardianes de su futura Seguridad. Este es el párrafo, de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, que estudiamos ayer en la clase de The Enlighment and the American Founding, por C. Bradley Thompson, en la foto.


Thompson explicó que hay cuatro principios de libertad que justifican una revolución. Los primeros dos son de carácter ético y los últimos dos son de carácter político:

1. Que todos los hombres somos creados iguales.
2. Que todos tenemos ciertos derechos inalienables.
3. Que los gobiernos son instituidos para asegurar aquellos derechos y que los gobiernos derivan su autoridad del consentimiento de los gobernados.
4. Que el Pueblo tiene el derecho de cambiar o abolir cualquier forma de gobierno que tienda a destruir aquellos propósitos, y de instituir un nuevo gobierno, fundado en aquellos principios.

La Declaración reconoce el derecho que tienen las personas a defenderse a sí mismas y reconoce el respeto que hay que tener por los derechos ajenos. Acuerda vivir bajo las leyes hechas por los legisladores; siempre que aquellas leyes protejan los derechos de las personas. El consentimiento es necesario, para que el gobierno sea legítimo, porque cada persona individual es independiente, cada persona individual es soberana y cada persona individual tiene derecho a autogobernarse.

¿Qué clase de gobierno responde a los principios enumerados en el segundo párrafo de la Declaración? Uno que no tienda a convertirse en vehículo para la tiranía, uno que sea sabio y frugal y que esté limitado en sus propósitos y en sus poderes. ¿Cómo no enamorarse de principios así?

Por su parte, Andrew Lewis, para su curso de The Reformation and the Religious Wars, llegó disfrazado del Cardenal Richelieu. Lewis abundó sobre el reinado de Isabel I y luego comparólos procesos de reforma de Inglaterra y Alemania. Habló de Richelieu y de los Habsburgo y de la situación política en Europa luego del cisma. Explicó algo de la Masacre de San Bartolomé y de las guerras de los hugonotes en Francia, así como de la Guerra Anglo-Española. Otros temas de la clase fueron la destrucción de Alemania, el papel de los refugiados religiosos y la separación de la Iglesia y del estado.

10
Jul 10

Entre Enrique VIII y la Declaración de Independencia

Disfrazado como Enrique VIII, Adrew Lewis ofreció la segunda sesión de The Reformation and the Religious Wars. Expuso sobre Inglaterra al principio del siglo XVI y sobre los primeros años del reinado de Enrique VIII; habló sobre Catalina de Aragón y Ana Bolena, así como sobre las otras esposas del monarca. Lewis Expuso sobre el legado de Enrique y sobre los reinados breves de sus sucesores Eduardo y Lady Jane Gray. Esta clase incluyó, también a María I, conocida como Bloody Mary; e Isabel I. La época de los Tudor fue la época del cisma de la iglesia de Inglaterra.

Por su parte, C. Bradley Thompson, en su clase titulada The Enlightment and the American Founding, inició la introducción a la Declaración de Independencia.

Más tarde, Michael Berliner y Yaron Brook ofrecieron una sesión de preguntas y respuestas acerca de los primeros 35 años de historia del Ayn Rand Institute. Relataron cuáles fueron las circunstancias en las que se decidió fundar el instituto y en qué condiciones empezaron a trabajar. Contaron anécdotas e historias. Señalaron momentos decisivos y destacaron a personas clave.

Durante la mañana visitamos el Freedom Fest, que también se celebra en Las Vegas.


08
Jul 10

Ilustración y Reforma, y propiedad intelectual

Vestido como monje agustino del siglo XVI, Andrew Lewis comenzó su clase titulada The Reformation and the Religious Wars 1517-1648, predicando vehementemente contra el vicio y el pecado. Llamó la atención sobre el hecho de que el Renacimiento fue interrumpido por un movimiento religioso reaccionario -La Reforma- que pretendió devolver a Europa al misticismo y al ascetismo de la Edad Media. En la primera clase Lewis expuso los efectos de La Reforma en la Historia, y en sus lecciones filosóficas. Habló del Renacimiento, de la Revolución Científica y de la razón y la fe en la culture europea. Expuso sobre Martín Lutero y sus 95 tesis, así como sobre la Dieta de Worms, la Guerra de los Campesinos y la Confesión de Augsburgo. Lewis es un magnífico profesor de Historia, no sólo por la forma en que integra su clase, sino por su extraordinario sentido del humor.

La otra clase que comenzó ayer fue la de The Enlightment and the American Funding por C. Bradley Thompson. Esta fue una clase que me recomendaron muchos que ya la habían tomado la semana pasada. Con Thompson empezamos a explorar el pensamiento de John Locke; y a lo largo de ella analizaremos la Declaración de Independencia como el fundamento moral de la República. Thompson expondrá sobre los pensadores de la Ilustración en Francia, Gran Bretaña, Alemania y Europa.

En la mañana, Adam Mossoff habló sobre Intellectual Property Rights: Securing the Values of the Mind. Basado en la idea de que básicamente, toda propiedad tiene sus raíces en la propiedad intelectual, su conferencia explicó por qué es que los derechos de propiedad son fundamentalmente importantes; apoyándolos en los valores que el hombre debe concebir y producir si quiere vivir y prosperar.