Mi amigo Carlos acaba de llamarme con una cuestión parecida a algo que plantee en este espacio el año pasado: ¿Qué hace uno, cuando ve un acto criminal?, o, en el caso que voy a comentar, ¿Qué hace uno, cuando ve un posible acto criminal?
Como me lo contaron, se lo cuento. Poco antes de las diez de la noche de hoy, Carlos volvía a su casa en compañía de su hermano. Antes de doblar en una esquina vio venir un carro rojo (el hermano dice que era gris) en el que iban por lo menos tres personas. Los dos de enfrente eran como de 20 años de edad y llevaban gorras. Carlos le dijo a su hermano: Vos, esos tienen cara de criminales. Al terminar de decir eso y de doblar la esquina los hermanos vieron un carro blanco estacionado a mano izquierda; y de inmediato se abrio una de las portezuleas del carro y de él salió un muchacho. Con cara de angustia, el muchacho empezó a agitar los brazos para llamar la atención.
Carlos le dijo a su hermano: No paramos, ¿verdad? A lo que el hermano contestó: No, pero apurémonos y llamamos a la policía.
Al llegar a su casa, a unos 70 metros del lugar donde estaba el auto blanco, Carlos y su hermano llamaron a la policía y una patrulla se hizo presente en el área a los pocos minutos.
Al ver pasar la patrulla Carlos y su hermano me llamaron: Vos, te llamamos por dos cosas. Primero, porque a lo mejor te interesa esta historia para tu blog; y dos, porque, ¿qué teníamos que haber hecho? ¿Debimos habernos detenido? ¿Y si era una trampa? ¿Y si de verdad estaba en apuros?
Las preguntas están abiertas.