23
Abr 07

Soplar y hacer botellas

Una parte importante de la dirigencia popular chapina está descubriendo, o está por descubrir, que ser empresario no es sólo cuestión de sentarse a soplar y hacer botellas.

“En estos tres años de alianza entre Guatemala y las Farmacias Similares, muchas cosas han pasado. La cadena cuenta con 102 sucursales, pero Rigoberta ya no tiene ninguna relación con la administración. Su fotografía y el nombre de su Fundación fueron retirados de los locales. Las farmacias de su propiedad atraviesan problemas financieros y sus acciones en la sociedad disminuyeron. Al menos una docena de inversionistas han devuelto sus franquicias y la meta de llegar a 500 locales en Guatemala antes de 2007 no fue ni por asomo alcanzada”, reporta El Periódico.

Muchos creen que el empresario lleva una vida fácil en la que desde un escritorio se dan ordenes y al final del día todo se reduce a contar cuantiosas ganancias. Muchos olvidan que un verdadero empresario (distinto al empresaurio) asume riesgos, tiene que hacer cálculos precisos, trabaja duro, tiene que lidiar con trabajadores y con proveedores, y que encima de todo tiene que servir a sus consimidores.

El empresaurio, en cambio, se sirve de las leyes y de los privilegios para alcanzar ganancias que, de otra forma, quizás no conseguiría.

No es lo mismo verla venir, que bailar con ella, dirán Rigoberta Menchú y Helen Mack (que invirtió US$ 50 mil en la aventura empresarial que tienen con Víctor González), ahora que han pasado por la experiencia de tratar de generar riqueza y han encontrado que no es fácil.


09
Mar 07

Los mayas verdaderamente gigantes

Mis respetos y mi admiración para el emprendedor Mariano Canú, de Labradores Mayas. Hoy, Prensa Libre informa que “La Asociación Labradores Mayas considera que está lista para competir en el mercado estadounidense, si le brindan una oportunidad. Mariano Canú, presidente de esa entidad, no le teme a la entrada en vigor de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Al contrario, lo considera un reto para incursionar en otros mercados.

Nuestros productos cumplen con todos los requisitos para exportar, y contamos con la experiencia para hacerlos competitivos, dijo. En la visita que el presidente George W. Bush hará a la comunidad de Chirijuyú, Canú no perderá la oportunidad para solicitarle que les permita exportar a EE.UU.

¡Así se habla, don Mariano! El objetivo debería ser Trade, not aid.

La actitud de Canú contrasta con la de la dirigencia indigenista que no hay modo que supere las consignas antiyanquis y antiglobalizadoras extraídas de manuales del siglo pasado; pero contrasta más con actitudes como la de los empresaurios de la leche que, en el mismo diario, claman por protección estatal para el crecimiento de sus negocios particulares.

Claro que ellos no lo ponen así. Los empresaurios mercantilistas hablan de leyes de fomento, de contribuciones, de la salud del pueblo y de otras cosas aparentemente inocuas. Pero usted y yo sabemos, porque no es fácil darnos atol con el dedo, que lo que quieren es maximizar sus ganancias al amparo del presupuesto del Estado. ¿Será que despues, los tributarios también seremos partícipes de aquellas ganancias obtenidas a nuestro costo?

La foto es de los cultivos a los que se refiere Canú. La foto es por Erlie Castillo, de Prensa Libre.


14
Oct 06

Tres remedios

Hace años dos amigos y yo tuvimos una empresa. Al poco tiempo de iniciar operaciones, llegó al negocio uno que había sido mi jefe y a quien le tengo muchísimo respeto y cariño. En la entrada puso su mano sobre mi hombro, me vio a los ojos y me dijo: “Luis, ahora su única responsabilidad es obtener utilidades”.

La frase y la mirada me golpearon duro porque tenía toda la razón del mundo. No sólo tenía que pagar la renta, cumplirle a mis proveedores, pagar los salarios de mis empleados y satisfacer y mantener contentos a mis clientes. También tenía que obtener utilidades para mis socios y para mí. ¡Muchas personas se beneficiarían del éxito de la empresa! Y muchos perdieron cuando fracasé en generar utilidades.

Les cuento esto porque la semana pasada escribí sobre la responsabilidad social empresarial, concepto que es el Caballo de Troya al que muchos empresarios de buena fe, y algunos empresaurios vergonzantes, le han abierto las puertas. Yo digo que de dicho caballo saldrán impuestos y barreras no arancelarias; pero lo peor de es que ya ha salido la creencia de que el empresario exitoso no es un beneficiario de la humanidad, sino un saqueador que debe “devolver” algo de lo que ha tomado.

Una de las primeras objeciones que leí, acerca de la idea de que la única responsabilidad del empresario es generar utilidades es que eso de las ganancias es aceptable a duras penas y que definitivamente no debe hacerse a costa de otros, o del bien común.

Olvidan, quienes sostienen aquellas objeciones, que una empresa exitosa en una economía de mercado, sólo puede serlo si opera con honestidad y si cumple sus contratos. Una empresa exitosa, en una economía de mercado, sólo puede serlo si basa sus operaciones en normas de recta conducta; y en una economía de mercado, la única forma en que el empresario puede tener éxito es satisfaciendo las necesidades de sus clientes y produciendo algo que los demás quieran y que prefieran comprárselo a él, en vez de comprárselo a alguien más.

Por eso es que todo empresario que da empleos y que tiene contentos a sus clientes, ¡y que encima tiene utilidades!, sin acudir al Legislativo, o a la casa de gobierno, debería ser un héroe, y no un penitente.

¿Y sabe usted qué? Que con sus utilidades, yo no conozco un solo empresario exitoso que no tenga por lo menos una obra de caridad favorita. Toda sociedad protectora, toda fundación y toda liga recibe generosas donaciones de personas que deciden compartir sus utilidades en lo individual y de manera voluntaria (y por eso es que también en forma virtuosa). ¿Se da cuenta? No habría nada que dar, si primero no hubiera ganancias. Y si la caridad no fuera voluntaria, ¿sería virtuosa?

Yo propongo tres remedios para aquellos empresarios que se sienten presionados para caer en la trampa de la RSE: el libro La buena empresa, que venden en el Centro de Estudios Económico-Sociales (teléfono 2338-7828); el libro Virtues in Verse: The Best of Berton Braley (que se consigue en Amazon); y el discurso de John Galt, en La rebelión de Atlas (que también se consigue en el CEES).