18
Jul 09

Alborotos, huevos chimbos y otros dulces chapines

Esta es una venta callejera típica de dulces guatemaltecos. Así, a simple vista, destacan a la izquierda unas barras de mazapán de pepitoria, y lo que creo que son conserva de coco, colochos de guayabas, bocadillos de pepitoria, panes dulces y alborotos.

Casi todos esos me gustan, con excepción de los alborotos, que recuerdo haber probado en el Mercado Central de Cobán, allá por finales de los años 70, sin que me quedaran ganas de volverlos a comer. Los alborotos, por cierto, son esferas de maicillo reventado (a modo de pop corn, poporopos o palomitas de maíz) y algún tipo de miel. A estos dulces los pintan de colores y los dientes de uno pueden quedar pegados en un alboroto. En Guatemala, por cierto, un alboroto también es un desorden o un relajo.
Mi favorito, entre todos los dulces chapines, es el huevo chimbo. Bocadillo dorado, sutil y magnífico que se hace sólo con yemas de huevo y se ahoga en una miel que, a mí, me gusta hacer con canela y un toque muy ligero de clavo y pimienta de chiapa. Los dioses dejarían de consumir ambrosía, si conocieran los huevos chimbos.
Además del huevo chimbo, también son mis favoritos los mazapanes de almendras y los de pepitoria, los africanos, las paciencias, las canillitas de leche, los encanelados, los citados conserva de coco y bocaditos de pepitoria, los colochos de guayaba, las tartaritas de almendras y los higos. Y de uno que no he sabido en décadas es el alfajor.
A los visitantes, y a los que recién son introducidos a este mundo encantador de los dulces chapines, los que más los intrigan son la chancaca, que es de panela; y el matagusano, que es de naranja.
Aunque los de La Antigua son famosos, se los consigue muy buenos en el Mercado Central de la ciudad de Guatemala, y hay un lugare legendario, que nunca he visitado, allá por la Avenida de los Arboles, en la zona 6. La venta de la foto está a la entrada del Cementerio General de esta ciudad, y fue tomada por mi amigo Raúl.

29
Jun 09

Deliciosos zompopos de mayo

Ayer fuí a San Juan Sacatepequez en busca de hongos de San Juan, y con lo que me encontré fue con zompopos de mayo. Como estos bichos son bocatto di cardinale esta fue una ocasión que no dejé pasar. Ahí estaban en un canasto, así que le pedí a la señora que los vendía que separara las partes traseras y comestibles de los zompopos y me traje media libra a casa.

Mediante soplidos y en un colador retiré las alas que habían quedado, luego los lavé cuidadosamente y los dejé secar durante un rato. Puse a calentar el comal y ahí los tosté lentamente. Cuando ya estaban tostados los puse en un cacito que tenía con mantequilla derretida y les añadí sal. Los comimos en tortillas y con guacamol. A mí me saben como a maní bien tostado, o como a la shinga de los chicharrones; pero hoy había opiniones encontradas en cuanto al sabor que pudieran tener.

Yo no los comía desde que estaba en Quinto año de primaria cuando un amigo llevó unos al colegio. A mí me gustaron entonces y me gustaron ahora; y me dió mucho gusto poder prepararlos en casa y que me slieran muy buenos.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala. Tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Eso de comer insectos y simlares no me es ajeno. Mis padres tenían caracoles en el jardín de la casa y mis hermanos y yo hacíamos carreras y apuestas poniendo a los caracoles a competir en el piso de la casa. Ya se imagina, usted, que no era una carrera de velocidad; pero para nosotros era emocionante ver a nuestros caracoles avanzando del extremo de un ladrillo a otro en el piso.

También los comíamos en la casa. A los caracoles se les pone en una jaula colgante y se les purga la baba dándoles lechuga para que coman. Una vez purgados son cocidos y aderezados con mantequilla, ajo, sal, perejil y un toque de jerez seco.

Nunca he comido saltamontes, ni me he tragado los gusanos del mezcal, pero cuando tuve la dicha de visitar a mis amigos Juan y Bellita, en México, en su casa comí escamoles, que son huevos de hormigas rojas. Ya se imaginará, usted, que cuesta mucho recolectar los huevecillos al pie de los magueyes y que al mortificado recolector lo deben morder miles de hormigas rabiosas.

Los escamoles son preparados con mantequilla, ajo, cebolla, chile serrano, apasote y sal; y se los come en tortillas. Según los expertos, los escamoles son el caviar mexicano.


29
Jun 09

Mua chi, dulces chinos de arroz

Mi amiga, Carmen, trajo Mua chi. Deliciosos dulces taiwaneses de harina de arroz glutinoso, con sabores de ajonjolí, maní, y té verde. Venían en empaques que parecían tamalitos chinos y a mí me gustaron mucho su sabor y su textura.

Carmen también trajo historias encantadora sobre la costumbre china de que, cuando un niño, o niña nace enfermizo, se le pone un nombre que no atraiga la envidia de los dioses (o de los demonios) y que haga que ni la mala suerte se fije en él. Esa es la razón por la que su bisabuela, se llamaba: No; y por eso hay niños que se llaman Le daremos de comer, y a ver qué pasa.
Los nombres son muy importantes en la cultura tradicional china; y por eso, cuenta que si una familia tiene una hija, y desea tener un hijo (ya que los hijos son más valiosos que las hijas), a la niña le ponen un nombre como: La que traerá un hermano.
Así que de todo eso nos reímos mientras disfrutábamos de los Mua chi.

28
Jun 09

Riquísimo chocolate de Oaxaca

¡Ah!, me estoy desayunando con una deliciosa tasa de chocolate de Oaxaca, México! Espeso, espumos, cremoso y sazonado con canela, esta bebida ciertamente es digna de los dioses. De los dioses mayas y similares, claro; porque los dioses de allende la mar océana, comen y beben otras cosas.

A mí me gusta mucho el chocolate con pan francés. Me gusta en la mañana y me gusta caliente. El chocolate chapín me gusta con agua; pero el mexicano y el europeo me gustan con leche.
No recuerdo haber tomado chocolate antes de mi Primera Comunión, cuando estaba en Primer grado de Primaria. Sin duda lo había tomado y no veo razón por la cual no haya sido así; pero sin duda no le puse atención. En Guatemala, es costumbre que luego de la primera comunión se sirva un desayuno que incluye tamales, chocolate y pan francés.
La costumbre es un poco desatinada porque sin duda tenía sentido cuando la gente se levantaba a las 6 de la mañana, asistía a la ceremonia y volvía para desayunar a las 7; pero en tiempos modernos, las primerascomuniones se hacen como a las 9:00 o 10:00 a.m. y el desayuno es servido un mínimo de hora y media después. Y claro…aunque se llame así, no es desayuno.
En casa no me gusta que falte el chocolate y ahora generalmente compro el mío en el Museo Popol Vuh, o a un niño que lo vende en el estacionamiento de Paiz Las Américas. Este de hoy, sin embargo, me lo trajo mi amiga Carmen, que conoce bien mis debilidades alimenticias.

13
Jun 09

Están como cabras

A mí siempre me caen en gracia los rebaños de cabras que recorren las calles de la ciudad de Guatemala. Me divierten las cabras y me divierte el contraste entre la ciudad y los rebaños.

Allá por los años 80, un rebaño parecido al de la foto pasaba por mi casa y mi padre solia comprarnos leche que tomábamos al pie de la cabra. Ahora me sienta muy mal la leche de cabra; pero recuerdo con mucho cariño la ilusión que nos daba tomar aquella leche. Lo que no recuerdo con cariño alguno eran los latigazos que daba el que llevaba las cabras; esto es porque, en tiempos de vacaciones, cuando uno podía dormir hasta bastante más tarde que lo normal, el sujeto pasaba chasqueando con tanta fuerza que generalmente me despertaba innecesariamente.
No se por qué nunca ordeñé cabra; pero mi padre nos enseñó a mi hermano y a mí a ordeñar vacas. Recuerdo que fue en una finca encantadora que quedaba en camion al lago de Amatitlán, luego de Villa Canales. En lo que in illo tempore había sido la iglesia de la finca, ahí había un establo donde se ordeñaba a las vacas. Recuerdo muy bien la mezcla de sentimientos con los que tomé la ubre y la emoción de sentir y de ver el líquido que salía caliente y con fuerza. Recuerdo el aroma, la espuma y el sabor intenso…a vaca. Pero me gustaba porque a mí siempre me ha gustado la leche.
Ahora ya no hay muchos animales -que no sean perros, gatos, o ratas- que recorran la ciudad; pero yo todavía ví carretas de bueyes; y de hecho, yo no lo recuerdo, pero me contaban que así era, mi abuelo Jorge salía con una pala y carretilla a recoger el estiércol que usaba para sus rosales y para otras sus siembras en la casa.
A las cabras de la foto me las encontré en la 18 calle, entre Octava y Novena avenidas de la zona 1, a inmediaciones de la Plaza Barrios y del Museo del Ferrocarril.

12
Jun 09

La paloma, el mico y el corpus

Ayer se celebró la festividad del Corpus Christi; y aunque dos diarios locales hicieron mención de la fiesta, ninguno hizo alusión a la parte chapina de esta conmemoración.

En Guatemala, en esta fecha, se acostumbra que los hombre compren un membrillo adornado con una paloma, y que las mujeres compren una pera adornada con un mico. Si tienen novia, o novio, el hombre le da la paloma a su novia, y la mujer le da el mico a su novio.
Las frutas y los adornos solían venderse en la Plaza de la Constitución frente a la Catedral; y yo tengo añales de no ir a un Corpus; pero la última vez que fui, allá por los años 80, todavía se veían parejas comprando sus palomas y sus micos.
Aaaaaaah, como hubiera querido ir ayer a tomar una foto; pero se me olvidó y bueno…les cuento la historia porque a mí me cae en gracia.

11
Jun 09

Historias de almohadas

Cuando uno viaja durante el verano, a los iunais, suelen verse grupos de jóvenes que vienen a Centroamérica en misiones; y a mí siempre me causa gracia ver que muchos de los chicos vienen con sus almohadas.

Yo creo que esa es una práctica muy atinada y si las almohadas no ocuparan demasiado espacio en las maletas, y si no fuera tan incómodo acarrearlas a mano, ¡yo viajaría con las mías!  Cuando duermo fuera siempre me cuesta una noche, o dos acostumbrarme a otras almohadas.  
Cuando era niño, mi amigo Carlos tenía su almohada favorita y su nombre era Robertía; y en casa, tengo una a la que bauticé con el nombre de mi amiga Lucy.  Esto es porque Lucy es shute, y yo la molesto con que la almohada citada es como ella.  Que se aparece aquí y se aparece allá, y que se mete por aquí y se mete por allá.  
Hubo un tiempo…en otra vida, en el que si me ponía una almohada sobre la cabeza, que protegiera mis oídos y mis ojos, yo podía dormir hasta el medio día.  

31
May 09

Meón pillado

La de orinar en la calle es una de las costumbres chapinas más deleznables, comparable con la impuntualidad, con la de no confirmar invitaciones y con la manía de no contestar directamente a preguntas directas.  


Esta sección existe para llamar la atención sobre la fea maña de mear en la calle.

26
Abr 09

Meón entre los ficus

La de orinar en la calle es una de las costumbres más feas de los chapines; comparable a la de ser impuntual y a la de no contestar directamente a preguntas directas.   Esta sección existe para llamar la atención sobre ese habito tan desagradable.


23
Abr 09

En el Día de San Jorge o Día del libro

Hoy se celebra el Día de Sant Jordi o Día del Libro, ocasión en la que, en Cataluña, la gente obsequia libros y rosas; así que si alguien quiere regalarme un libro y una rosa…pues bienvenidos sean.  Según mi amiga, Adelaida, hoy también es 12.19.16.5.0; 3 ahau, 3 pop…para lo que sirva.

Filosofía, quién la necesita, por Ayn Rand; Meltdown, por Thomas E. Woods; El sueño de los justos, por Francisco Pérez de Antón; The Evolution of Civilizations, por Carrol Quigley; o A Conflict of Visions, de Thomas Sowell, son buenas opciones. Que no quiere decir que no agradezca otras posibilidades.

Coinciden en esta fecha la celebración de aquel personaje que venció a un dragón; y la conmemoración de los fallecimientos de Miguel de Cervantes, de William Shakespeare, y de Garcilaso de la Vega (con algunos ajustes muy convenientes debido a las diferencias entre los calendarios juliano y gregoriano).  Igual da la cosa, porque lo importante es celebrar los libros.
Yo aprovecho para homenajear a las personas que más tuvieron que ver con mi gusto por la lectura:  Mi padre, cuya figura sentada al atardecer en la sala de la casa, con un libro en una mano (y un trago en la otra), me inspiró para imitarlo y tratar de leer Hamlet; Mi abuela, Frances, y mi tía Baby, que me obsequiaron muchísimos libros, y me introdujeron al mundo de Ayn Rand y al de las novelas históricas; y a Conchita de Castellanos, que me regaló Corazón, de Edmundo de Amicis, que fue mi primer libro propio.